lunes, 31 de marzo de 2014

Pilares en una relación de pareja

Las relaciones de pareja se basan en siete pilares importantes. Es bueno compartir estos pilares con la pareja y evaluarlos constantemente para lograr así una interacción más sana, mejor comunicada y, sobre todo, feliz:
  1. ATRACCIÓN FÍSICA: Es necesario e importante cuidar tu apariencia física. Ponerle atención a tu cuerpo y al cómo te ves será esencial para seguirle gustando a tu pareja y poder, al mismo, tiempo gozar de una buena salud.
  2. ATRACCIÓN INTELECTUAL: Tener actividades, gustos o algunos temas en común ayudará a mantener una mayor comunicación y confianza. Sin embargo, es importante también que veles por tu propio crecimiento intelectual individualmente.
  3. ATRACCIÓN AFECTIVA: Demostrar cariño a través de toques físicos (caricias, besos, abrazos) puede ser una de tantas muestras de amor. El bienestar en la pareja aumenta si existen el perdón y la confianza.
  4. COMUNICACIÓN: Comunicarnos el uno con el otro es importante para disminuir los problemas. Recordemos siempre que a través de la comunicación se puede llegar a un acuerdo. Tampoco podemos olvidar escuchar lo que te diga nuestro compañero o compañera y tomar responsabilidad de nuestros actos, nuestro humor y nuestro carácter.
  5. EMPATÍA: Ponerte en los "zapatos" de tu pareja, te ayudará a comprender su contexto, su pensamiento y su sentimiento. Recordemos que no estamos solos en la relación.
  6. RESPETO: Es necesario tomar en consideración que tu pareja tiene un valor por sí mismo, tiene dignidad y tiene el derecho de ser tratada con amabilidad y cortesía.
  7. ACTUALIZACIÓN: Es el último, pero no el menos importante. Se recomienda preguntar: "¿Cómo te sientes conmigo? ¿Cómo te sientes conmigo como pareja? ¿Cómo sabes que te quiero?". Esto ayudará a especificar en qué sentido la pareja se siente cómoda y en cuáles aspectos debería mejorar. También puede darte luz en cuanto a dónde va la pareja.
Ahora que conoces los siete pilares, examina cada uno y cómo está funcionando tu relación de pareja. Recuerda que el buen humor, el positivismo y el amor se pueden poner en práctica entre dos. ¡Inténtalo y verás que tendrás una mayor armonía!

Mayori Carrera
Psicología General
Licenciatura en Psicología Clínica, Cum Laude
Consteladora Familiar y Programación Lingüística

¿Y qué de las amistades en pareja?

La relación de pareja es una relación que se escoge libremente, es la más especial de todas y con más potencial de hacer crecer y enriquecer al otro. Su secreto específico es el compromiso entre dos personas que la forman para ser compañeros de vida, es decir formar un frente común "ante cualquier circunstancia externa". Contar con el apoyo incondicional de nuestra pareja, saber que cree en nosotros antes que en cualquier persona, que nos va a proteger y a defender... todo esto es un sentimiento que hace pensar a cualquiera que valió la pena la decisión de estar en pareja.

La confianza y la protección de la pareja solo pueden lograrse a través del amor y la lealtad de una unión sincera con respecto al resto del mundo, dando el lugar principal que le corresponde.

Cuando una pareja vive en armonía, confianza y respeto mutuo, su pareja lo considerará la persona más especial e importante de su vida. Esto no significa que él/ella sea la única persona de su vida, porque también otras personas son importantes y especiales en diferentes niveles.

Una forma de enriquecerse en pareja es la aceptación de la existencia de los amigos de la pareja y los amigos individuales de cada uno, sin que esto sea considerado como una amenaza para la estabilidad de la relación.

Por más que una pareja se ame y confíen el uno en el otro, puede haber un momento en que se dé la necesidad de compartir con una persona amiga, ya sea para divertirse juntos, para compartir hobbies o para discutir algún problema personal o de trabajo desde otro punto de vista o sencillamente para compartir como una necesidad propia del ser humano.

En los primeros años de casados es natural desear estar solos para disfrutar del nuevo hogar, asumiendo -en muchos casos- que no se necesita a nadie más. Sin embargo, es conveniente ir cambiando esta norma de vida, hacer planes de salidas en parejas, invitar a los amigos a casa y hacer que se sientan cómodos en ella, siempre seleccionando a las parejas de manera que sean del agrado de nuestra propia pareja, que tengan algo en común, que sean aceptantes de la pareja. Y, por supuesto, estableciendo los límites, evitando todo mal entendido por coquetear o hacer bromas en doble sentido, ni humillando o rebajando a ninguno. Por eso, el saber seleccionar quiénes serán las amistades de la pareja debe ser asunto consensuado entre ambos. Ya que nuestra pareja es la persona más importante, será fácil brindar respeto, aprecio, validación a sus pensamientos y sentimientos. Incluso, si fuera necesario, conviene frecuentar menos algunas amistades si nuestra pareja no se siente cómoda.

La relación social siempre ayuda a enriquecer, porque a través de los amigos se pueden conocer otras de formas de vida y otros gustos, y éstos serán ejemplos que, como pareja, pueden adoptar o desechar según convengan, lo cual a su vez facilita sentirse cómodos y unidos en el núcleo de la pareja en todo momento y situación.
A continuación algunos consejos finales:
  • Crear siempre un espacio de privacidad en pareja sin que esto signifique aislarse del mundo.
  • Evitar que las amistades en pareja tengan influencia en sus decisiones, pues la pareja debe conservar su autonomía y su intimidad.
  • Intercambiar encuentros con amistades en común ya que esto significa ser social, que se sabe compartir y convivir, muestra además una apertura al prójimo en la generosidad.
  • Conservar las antiguas amistades personales, porque existen amigos en pareja que surgen a partir de la elección de la pareja, pero otras que llegaron antes. Con estos amigos, también es conveniente reunirse, elegir un espacio para seguir cultivando la amistad.
  • Huir de la rutina, estar activo, buscar nuevas fuentes de interés en pareja: hacer ejercicio, la música, el baile, la lectura y el cine, entre otras. Esto permite un alto grado de enriquecimiento y unión en la pareja que además puede compartirse con otras parejas.
  • Ser cuidadosos en el balance entre el tiempo que se va a compartir con la pareja y entre los amigos, para no restar el tiempo de intimidad en la pareja, es decir, de conversar, tener relaciones sexuales, hacer planes de dos.
  • Cuidar el presupuesto, no sobregirarlo con salidas innecesarias que alteren el presupuesto básico de la pareja.
Tanto a nuestra pareja como a nuestros amigos, les da alegría compartir con otras personas por el bienestar que esto brinda, por lo que estarán dispuestos a estar con personas que sepan relacionarse con amabilidad y balance emocional. Solamente las personas negativas demuestran sentirse incómodas con personas que son amables y bien intencionadas. ¡Recuerde que sentirse bien es contagioso!

Claudia Cuyún
Psicología Familiar y de Adolescentes
Terapeuta en Audición y Lenguaje
Licda. Psicología Clínica

jueves, 27 de marzo de 2014

Tiempo vs trabajo, ¿qué hago? (Parte 2)

La importancia del tiempo compartido con nuestros hijos está en el aprovechamiento del mismo haciendo algo con ellos, no necesariamente en estar todo el día con ellos. Muchas veces se está en el cuerpo pero la mente puede estar en otro lado o se puede estar frustradas por no lograr nuestras metas personales y profesionales, a la cuales también tenemos derecho a aspirar.

Por eso, aquí las invito a aplicar algunas formas de cómo optimizar el espacio que vamos a programar para llevar a cabo ese "tiempo especial con cada hijo":

Debe incluir elementos como el dedicarse contacto visual que muestre sincero interés. Hay evidencias de que muchos padres emplean el contacto visual casi solo cuando van a disciplinarlo o darle instrucciones, pero olvidan que también los hijos necesitan reafirmación personal y expresión de aceptación y amor a través de la mirada de sus padres.

Otra forma de sacarle el partido al tiempo compartido con nuestros hijos es enseñándoles una destreza. Por ejemplo: lavar el carro, una receta de cocina, compartir un deporte y entrenar juntos. Cuando se enseña, por ejemplo, cuáles son los ingredientes de la receta y a integrarlos se tiene una oportunidad de hablar de otros temas más profundos.
Los niños abren su corazón fácilmente si nosotros extendemos nuestra confianza a ellos contándoles algo de nuestra vida cuando éramos niños o adolescentes. Ellos verdaderamente disfrutan de imaginar cómo era el ambiente del tiempo en que crecimos, cómo fueron nuestros padres y hasta nuestras travesuras. La comunicación de esta forma le envía un mensaje al niño de que confiamos en él y, como consecuencia, el hará lo mismo, nos tendrá confianza de contarnos sus experiencias. Es algo así como "dando y dando".

Con los niños pequeños se pueden utilizar los cuentos para conversar, pues a través de los personajes ellos se ponen en situación y dicen: "A mí me pasa lo mismo que al conejo que estaba muy enojado", por ejemplo. Éste es el momento que tenemos para hablar de la palabra enojo, cómo encausarlo, cuáles son los pensamientos que trae la palabra enojo y así poder desahogarse a nuestro lado y recibir comprensión y orientación. Cuando los padres aprovechan estos años de infancia para compartir historias y cuentos están estableciendo un fuerte cimiento de comunicación que les ahorrará muchos de los problemas por los que pasan algunos jóvenes que no saben qué hacer con sus emociones y pensamientos, y por lo que optan por decisiones que no convienen.

Como mamás, es recomendable establecer prioridades y hacer una separación entre lo que es urgente e importante, sin dejar de vista que es importante que nosotras, como mujeres, nos sintamos realizadas en lo que hacemos en nuestra vida personal y profesional. Una mamá feliz es una mamá que va a compartir tiempo de calidad con sus hijos y que no estará cobrándoles facturas emocionales de todo lo que ha sacrificado por ellos. Esto genera admiración, buen ejemplo y salud mental en nuestros hijos y en nosotras mismas.

Recordemos que lo más probable es que lo que hoy es urgente para nosotras en el futuro no sea lo importante, mientras que siempre será importante el tiempo que compartamos e invirtamos en nuestros hijos.

Claudia Cuyún
Psicología Familiar y de Adolescentes
Terapeuta en Audición y Lenguaje
Licda. Psicología Clínica

Tiempo vs trabajo, ¿qué hago? (Parte 1)

El tiempo, irrecuperable e invaluable, es el recurso más valioso que tenemos los seres humanos y es el mejor regalo que podemos dar a los que amamos y, por supuesto, entre ellos están nuestros hijos. Dedicar tiempo a nuestros hijos nos llena de alegría y de una satisfacción interna que no se puede comparar con nada; no solo nos nutrimos de su frescura y naturalidad de ver la vida sino tenemos la oportunidad de construir vínculos afectivos profundos que los acompañarán en su camino.

Como parte de las recomendaciones en el asesoramiento educativo familiar, he indicado a todos los padres de familia que han llegado a consulta que dediquen un tiempo especial a cada hijo por separado y también un tiempo con todos los hijos. Estudios evidencian que una de las mayores quejas de los niños es, en la infancia, que sus padres no juegan con ellos y, en la adolescencia, aunque quieren libertad, también continúan quejándose del poco tiempo con sus padres; además de que los padres no manifiesten interés en lo que ellos disfrutan.

Personalmente el tiempo especial lo empecé a experimentar y a aplicar con mis propios hijos a una edad muy temprana de su vida, 3 y 5 años.

En ese tiempo vivíamos cerca de un pequeño centro comercial, en el que había un cine y en el recorrido hacia el cine había una tienda de mascotas que a ellos les gustaba mucho. Recuerdo que llevábamos una mochila con pedazos de manzana verde que había preparado, una bolsita de pasas, un chocolate y agua pura. Ése era nuestro ¡Día Especial! La verdad, no necesitábamos mucho dinero para pasar esta tarde tan alegre, incluso nos íbamos a pie.

Actualmente continuamos haciendo un tiempo especial, porque es una forma de seguir nuestra vida juntos, aun cuando cada uno tiene responsabilidades propias, disfrutamos la compañía el uno del otro y la buena conversación. Por ejemplo, recientemente tuve un tiempo especial con mi hijo mayor y me sorprendí de la fuerza y destreza que tiene al escalar paredes, un nuevo deporte que yo no conocía. De tal manera que sigo disfrutando de explorar y conocer el mundo actual a través de ellos, continuo descubriendo sus intereses, aprovechamos para conversar y eso nos hace ser unidos, apoyarnos, reírnos y hacer familia como debe ser. No importa cuántos miembros somos en la familia, ni dónde estemos, todos sabemos que nos tenemos y que nuestro vinculo afectivo es fuerte, estable e inquebrantable.

Sin embargo, como la mayoría de madres, he trabajado fuera del hogar y eso me ha generado ese sentimiento de culpa y he pensado: Tiempo con mis hijos versus trabajo, ¿qué hago? Una lucha interna que me inquietaba y me hacía dudar de estar haciendo lo mejor y de los vacíos que esto podría dejar durante su crecimiento.

Como mujeres en nuestro rol de madres somos por naturaleza dadoras. Por eso, hemos creído que somos responsables de la felicidad como de los fracasos de cada uno de los miembros de nuestra familia, cuando, en realidad, nuestra tarea se basa en formar con amor y disciplina sólidos valores, y priorizar lo que es determinante en nuestra vida familiar. Además, no se trata de sobreprotegerlos sino de enseñarles autocuidado y juicio crítico, y confiar en que, si lo hemos hecho en la infancia, podrán hacer uso correcto de su propia libertad.

Claudia Cuyún
Psicología Familiar y de Adolescentes
Terapeuta en Audición y Lenguaje
Licda. Psicología Clínica

lunes, 24 de marzo de 2014

Violencia intrafamiliar

La violencia intrafamiliar (VIF) es una violación a los derechos humanos. Son todas acciones u omisiones que de manera directa o indirecta causan daño físico, sexual, psicológico o patrimonial, tanto en el ámbito público como en el privado, a persona integrante del grupo familiar, por parte de parientes, cónyuge o pareja.

La violencia puede manifestarse de diferentes maneras, tales como: insultos, ofensas, empujones, maltratos, golpes, patadas o el uso de objetos como armas contra ti, relaciones sexuales en contra de tu voluntad, no te dan dinero suficiente para cubrir tus gastos o los de tus hijos o tu pareja te obliga a que le entregues todo tu dinero, cuando no puedes ver a alguien que deseas ver o no ves a tu familia o amigos.

Existen varias señales de aviso cuando nos encontramos en una relación abusiva, especialmente para las mujeres:
  • Insultos, críticas, humillaciones en público o en privado.
  • Golpes, lesiones.
  • Amenaza en hacerte daño a ti o a tus hijos.
  • Te echa la culpa de todo.
  • Se pone furioso de una manera que asusta a los demás o a ti misma.
  • Controlador (pregunta dónde estas, te llama todo el día, escucha tus llamadas telefónicas, revisa el millaje de tu carro).
  • Celos exagerados.
  • Te obliga a que te quedes en casa, sin visitar a familiares o amigos.
Si tú no estás pasando por esto, pero observas las siguientes situaciones en alguna amiga o conocida, puedes invitarla a recibir ayuda profesional para que pueda salir del círculo de la violencia.
  • Tu amiga parecerá nerviosa, atemorizada o no habla cuando su esposo está presente.
  • Sus hijos son tímidos, retraídos o agresivos y no se llevan bien con los demás niños.
  • Tu amiga tendrá a menudo golpes o lesiones que no puede explicar o da alguna excusa poco creíble.

Mayori Carrera
Psicología General
Licenciatura en Psicología Clínica, Cum Laude
Consteladora Familiar y Programación Lingüística

La puerta para salir del bullying

Si ya identificaste y reconociste que tu hijo se encuentra en el papel de víctima o agresor dentro del fenómeno "bullying", es importante que sigas leyendo. En este artículo encontrarás algunas pautas para saber cómo abordarlo:

Padres de familia con un hijo en el papel de víctima:

  • Préstale atención a tu hijo, míralo a los ojos, platica con él y, sobre todo, escúchalo.
  • Dile que lo amas o exprésale tu cariño.
  • Aumenta su autoestima, diciéndole sus cualidades y sus habilidades.
  • Ayúdalo a expresar sus emociones y pensamientos.
  • Juega con él.
  • Enséñale a marcar límites y a decir no.
  • Enséñale a que merece ser respetado.
  • Coméntale que tiene derecho a tener buenos amigos y el derecho a alejarse de quienes le hacen daño.
Padres de familia con un hijo en el papel de agresor:
  • Normalmente la conducta agresiva es aprendida; por lo tanto, evite pelear frente del niño.
  • Controlar los programas de televisión, especialmente los de mensaje agresivo.
  • Enseñarle a controlar sus impulsos y preguntarle para que tome conciencia de los mismos, acerca de las consecuencias que le traerá tal acción.
  • Preguntarle cómo cree que se siente la otra persona que está agrediendo y si a él le gustaría que lo tratarán así.
  • Colocarlo en equipos de deporte (futbol, basquetbol, natación) para canalizar su energía de manera positiva.
Nunca es tarde para cambiar y empezar a hacer cambios en tu área familiar para brindarle a tu hijo (ya sea en el papel de víctima o de agresor) un ambiente donde aprenda el respeto y la empatía hacia las otras personas.

Mayori Carrera
Psicología General
Licenciatura en Psicología Clínica, Cum Laude
Consteladora Familiar y Programación Lingüística

viernes, 21 de marzo de 2014

Papás, ¡ustedes son muy importantes! (Parte 2)

A esta edad el niño decide que le gustaría crecer y ser como papá, por lo que es normal que se observe que los niños imiten los gestos, palabras y modales de papá. El padre debe ayudar en este proceso involucrándose con el hijo en los juegos. Cuando el niño se ve identificado con la alegría de compartir juntos, descubrir actividades que ilusionan a los dos y reconocer que estas actividades les dan energía y fuerza, está reforzando su masculinidad. Los hijos observan mucho al padre, por lo que su comportamiento será el modelo a seguir; por ejemplo, si usted trata a su esposa con respeto, le está enseñando que a las mujeres se les respeta y considera. Si usted es deportista, es posible que su hijo guste del deporte; si usted fuma, su hijo tendrá una inclinación al cigarro.

Dos formas principales en que, como padre, puede influenciar a su hijo son: ser un modelo de cómo ser y cómo actúa un hombre, y las instrucciones específicas que usted le da a su hijo a seguir. Por ejemplo: trasladarle a su hijo su fe, comportarse con consideración con los demás, practicar los buenos modales, ser generoso, hablar bien de las personas y sino mejor guardar silencio, tratar bien a las mujeres. En los adolescentes, la instrucción en la educación sexual, el valor del esfuerzo y su recompensa, hablar con la verdad, no tomar algo que no le pertenece, la libertad de escoger una profesión de acuerdo a sus intereses y seguir sus propios sueños... usted puede enlistar muchos más.

El trabajo profesional del padre es muy importante y valioso, es el medio por el cual se brinda sustento al hogar; sin embargo, no debe ser una barrera que lo lleve tan lejos de sus hijos que usted se convierta únicamente en un proveedor y un "papá de lejos".

Aproveche el tiempo para enseñarles a sus hijos todo aquello que para usted es importante que ellos sepan, todo aquello que usted quiera que recuerden con el paso del tiempo.

Recuerde que los está preparando para ser hombres y mujeres autónomos; mientras tanto, necesitan y esperan que usted les dé las herramientas para conducirse. Llene los espacios que le correspondan. Sus enseñanzas estarán con sus hijos e hijas siempre como lo expresa Pontón:

"Para ser padre primero es necesario reconocer que heredamos algo de nuestros padres, no en el sentido biológico, sino más bien algo que nos ha sido transmitido y que a su vez nosotros trasmitimos a nuestros hijos."

Claudia Cuyún
Psicología Familiar y de Adolescentes
Terapeuta en Audición y Lenguaje
Licda. Psicología Clínica

miércoles, 19 de marzo de 2014

Hijos adultos de padres alcohólicos (parte 1)

Muchas personas llegan a la clínica sin saber por qué sufren. En varias ocasiones me he encontrado con que en su familia inmediata padres, tíos, hermanos, abuelos, vivieron o convivieron con alguien alcohólico dentro de su familia, durante el periodo de desarrollo.

El alcohólico y el co-dependiente son personas con defectos de carácter e inmadurez, entre otras cosas. Entonces, a los hijos de ellos, les toca adoptar las responsabilidades del hogar y pasan a ser padres o madres de sus propios padres. Debido a ello, tienen estas características que necesitan desarrollar para sobrevivir en el ambiente tóxico de las adicciones en sus adultos significativos.

Este tipo de dinámicas familiares no se dan únicamente cuando los padres son alcohólicos, aunque sí hay disfunción familiar. Por ejemplo; la muerte temprana de uno de los padres, personalidad neurótica, cambios de país, mudanzas, quiebra económica, existen muchas posibilidades para atentar contra la estabilidad dentro del hogar, que el niño necesita para crecer, desarrollarse y vivir sanamente.

Tuve una paciente, que sus padres viajaron a vivir el sueño americano y la dejaron al cuidado de su hermana. Ella tenía 10 años y su hermana 15, se quedaron a vivir solas y los padres les mandaban dinero. Con el dinero, la hermana de 15 se compraba lo que se le antojaba y le daba de comer al novio; a mi paciente, no la dejaba comer. Vivieron así por varios años, los padres nunca volvieron y ella tuvo que buscar ayuda de sus amistades e iniciar una vida laboral a temprana edad.

A continuación, les daré 20 puntos o características de estas personas, de los cuales pueden encontrar información y respuestas a sus dudas. Tomado de "Another Chance, de Sharon Wegscheider-Cruise".

Adivinan lo que es normal.
Como en casa no han tenido experiencias "normales", cuando se enfrentan afuera al mundo, necesitan adivinar la conducta esperada, porque no la conocen.

Tienen dificultad para seguir los proyectos desde el principio hasta el fin.
Debido a que al convivir con el o la alcohólica, en el hogar reina el caos, se acostumbran a vivir en desorden. Por ejemplo, en ocasiones deben faltar a la escuela, porque el día anterior ocurrió alguna pelea entre los padres. En otras ocasiones deben dejar de hacer las tareas.

Mienten cuando sería más fácil decir la verdad.
Cuando niños, se aventuraron a decir la verdad, sin buenos resultados. Aprenden a mentir para salvarse de regaños o castigos; además, ven a los padres mentir como una forma de ocultar su adicción. La mentira es parte del día a día. Por ejemplo; cuando mamá miente para cubrir en el trabajo a papá que está de goma.

Se juzgan severamente y sin piedad.
Están acostumbrados a la personalidad hiriente del alcohólico, han crecido recibiendo críticas porque una característica de los adictos es el perfeccionismo. Lo imitan, juzgándose severamente a sí mismos y a los demás.

Tienen dificultad para divertirse.
Están acostumbrados a una vida de tragedia y dramas, muy diferente a la vida de los niños comunes. No han aprendido a divertirse porque no lo aprendieron, no tuvieron una infancia feliz.

En el próximo artículo, estaremos revisando otros puntos que comparten los hijos adultos de padres alcohólicos, o de hogares disfuncionales.

Lo importante de conocer las causas, es que nos permite trabajar en nosotros mismos.

Dagmar Polasek
Psicología General
Licenciada en Psicología Clínica
Socia Fundadora de Colegio de Psicólogos

sábado, 15 de marzo de 2014

Cómo detectar si tu hijo sufre bullying

El bullying o acoso escolar es una forma de maltrato reiterada que se produce entre escolares. Se trata de un hecho muy grave que, en el caso de algunas de las víctimas, puede llevar hasta el suicidio. Por eso es importante detectarlo, aunque en muchos casos sea difícil.

Siempre que tengamos un indicio de que se está produciendo un caso de acoso escolar en la escuela de nuestros hijos, aunque estos no estén implicados, deberemos ponerlo inmediatamente en conocimiento de la escuela.

Las víctimas preferidas
Los estudios sobre el bullying dicen que hay unos rasgos que hacen que algunos chicos y chicas tengan más riesgo de sufrir acoso. En general todos los adolescentes que se salen un poco de la norma, lo tienen. Aquellos que son más inteligentes, más brillantes o que destacan más en alguna de las actividades académicas están entre ellos. También los chicos y las chicas a los que les cuesta más hacer amigos, los más tímidos o los más retraídos estarían entre las potenciales víctimas. Pero los padres no deben olvidar que esa es una norma general por lo que cualquier chico o chica puede llegar a sufrir bullying.

Cómo saber si mi hijo está siendo acosado en la escuela
Las víctimas del bullying suelen ocultarlo a sus padres y maestros. Por eso es importante estar atentos a lo que les ocurre a nuestros hijos. Además hay una serie de indicios que pueden ayudarnos a descubrir una situación de acosos escolar en la vida de nuestros hijos:
  • Cambios en el estado de ánimo. Si advertimos que nuestro hijo o hija está más triste de lo habitual sin que haya una causa aparente y que esa tristeza dura un tiempo, deberemos hablar con él para averiguar si se debe a una situación de acoso.
  • Se niega a ir a la escuela. Si de pronto un chico o chica se niega a ir a la escuela, inventa enfermedades para quedarse en casa o pone objeciones absurdas.
  • Cambia su comportamiento. Si comienza a mostrarse miedoso, nervioso, distraído o huidizo y no consigue explicarnos por qué le ocurre eso.
  • Tiene moratones o heridas frecuentes.
  • Le desaparece dinero u objetos personales y tampoco es capaz de explicar dónde están o da explicaciones absurdas.
No siempre es acoso
Si a nuestros hijos les pasan una o varias de estas cosas, no es seguro que la causa sea que esté siendo sometido a abuso escolar pero tendremos que hablar con él o ella e indagar qué está ocurriendo. Aunque no siempre es fácil hablar con los adolescentes debido a sus continuos cambios de humor y a su necesidad de autonomía, los padres que adviertan uno o varios de estos signos no deben abandonar el intento de conocer la razón. Y si es necesario hablar con sus maestros y con sus amigos hasta descubrir qué le está ocurriendo a su hijo.

Qué hacer si nuestro hijo es acosado
Los padres de chicos que están sufriendo bullying deben entender que su hijo está atravesando por una situación dificilísima en la que va a necesitar mucha ayuda. Hay algunas cosas que se pueden hacer, primero para terminar con esa situación y, además, para ayudar a los chicos y chicas a superarla:
  • Ponerlo inmediatamente en conocimiento de la escuela para que intervenga en la detención de la situación. Hablar con la dirección, con los maestros y con los consejeros para que establezcan un plan de actuación.
  • Mantenerse en contacto continuo con la escuela para seguir la evolución de ese plan de actuación. Y notificar cualquier cambio que se produzca en la actitud de nuestros hijos sea para bien o para mal.
  • Hablar con los chicos o chicas. Es muy importante que las chicas o chicos que están sufriendo maltrato sepan que cuentan con la confianza y el apoyo de su familia. Por ello es necesario dedicarles tiempo suficiente.
  • Reforzar su autoestima. Generalmente la autoestima de las víctimas de bullying resulta muy dañada así que será imprescindible que ayudemos a nuestros hijos a recuperar la suya. Incluso podremos hablar con su médico por si fuera necesaria la intervención de un terapeuta.
  • Proponerle actividades fuera de la escuela con las que pueda crear un nuevo círculo de amigos que refuercen su autoestima y le ayuden a salir de la situación.
  • En el caso de que la intervención de la escuela nos parezca inadecuada existen en casi todas las ciudades asociaciones encargadas de proteger a la infancia y en muchos casos, dedicadas especialmente a las víctimas del bullying y en ellas nos ayudarán a decidir qué pasos dar.
Victoria Toro

jueves, 13 de marzo de 2014

¿Es posible recuperar la confianza de mi pareja?

La confianza es uno de los pilares fundamentales de una relación de pareja. Sin ella la relación entre dos personas no avanza; al contrario, se estanca e incluso puede terminar. Por esta razón, es sumamente importante reconocer cuanto antes si la confianza se ha perdido y actuar inmediatamente.

La confianza puede perderse por dos razones principales:
  • Una de ellas es no cumplir algún acuerdo al que se ha llegado con el otro. Es decir, romper alguna promesa, por ejemplo, tener una relación extramatrimonial.
  • La otra razón es la acumulación de pequeñas heridas que no han sido sanadas, las cuales al ser vistas de manera aislada parecen insignificantes, pero cuando se van acumulando pueden hacer que se pierda la confianza en la relación. Muchas veces pensamos que la confianza solamente puede perderse con algo como la infidelidad, pero en realidad existen situaciones del día a día que pueden lastimar a nuestra pareja y si no las hablamos y solucionamos dan lugar a la pérdida la confianza.
Frente a estas situaciones, ¿qué podemos hacer?

Cuando la confianza se ha perdido porque se ha roto alguna promesa, como primer punto la persona que falló debe reconocer y asumir su responsabilidad. Después de que haya hecho esto, es más probable que su pareja la escuche. Una vez asumida la responsabilidad, es necesario pedir perdón. Cuando nos sentimos lastimados, muchas veces deseamos escuchar del otro una disculpa sincera y, debido a que pedir perdón no es nada fácil, por lo general su pareja lo valorará.

Luego, enfóquese en lo que su pareja siente y desea, pregúntele si hay algo que pueda hacer para que él/ella se sienta mejor. Escuche atentamente su respuesta y haga todo lo que esté a su alcance para satisfacer la petición que su pareja le haga. Muchas veces cuando nos sentimos traicionados lo que necesitamos es estar un tiempo a solas, llorar, descargar de alguna forma el enojo, etc. y es importante que nuestra pareja lo entienda y nos acompañe en este proceso.

Por último, debe crearse un nuevo acuerdo con la pareja, renovar las promesas rotas, enfatizando su compromiso con éstas, lo cual le hace ver a la otra persona que él/ella está realmente deseoso de cambiar.

Por otro lado, cuando la confianza se ha perdido por la acumulación de heridas sin sanar, lo que sucede es que algo aparentemente insignificante provoca un caos en la relación, e incluso, puede suceder que uno de los miembros ni siquiera se percate de que ha transgredido la confianza. En este caso, primero debe reconocerse el dolor del otro, validar al cien por ciento lo que su pareja está sintiendo, permitir que él/ella se exprese, pues lo que desea es ser escuchado.

Un buen ejemplo de algo que provoca la acumulación de heridas en una pareja son los malos entendidos. Para terminar con ellos es bueno preguntar "¿a qué creíste que me refería yo con...?" Por lo general, asumimos que los demás reaccionan ante nuestras palabras del mismo modo que nosotros lo haríamos, pero esto no necesariamente es así. Al conocer cuál fue la interpretación que le dio nuestra pareja, podremos comprender sus sentimientos y reacción más fácilmente.

Toda vez que los malos entendidos se hayan aclarado, lo siguiente es recordarle a su pareja cuánto le importa y la ama. Cuando nos sentimos heridos, una de las cosas que más nos duele es el pensamiento de ser rechazado o sentir la indiferencia por parte de nuestra pareja, mientras que al darnos cuenta de cuánto nos ama el otro la confianza puede restaurarse más fácilmente. 

Debido a que la confianza es uno de los principales aspectos en una relación de pareja, vale la pena evaluar constantemente cómo está el nivel de confianza dentro de mi relación y, en caso de que se encuentre dañada, actuar rápidamente para reparar el daño lo antes posible.

Regina Vides
Psicología de Pareja
Licda. Psicología Clínica
Magister en Terapia Familiar y de Pareja (España)

viernes, 7 de marzo de 2014

El rol de los padres en la crianza de sus hijos: ¿Actores o Espectadores?

Algunas claves que os ayudarán a ser unos excelentes padres actores:
  • Proteger no significa sobreproteger. Una de las cosas más importantes para los niños es sentirse en un ambiente seguro, donde son cuidados, protegidos y amados; esos tres factores permitirán al niño desarrollar su autoestima, su seguridad y su independencia. Lamentablemente son muchos los padres que confunden la protección con la sobreprotección, coartando así las posibilidades de estos niños de aprender a desarrollar mecanismos propios de defensa ante los eventos de la cotidianidad, incidiendo esto directamente sobre su autoestima y seguridad. Cuando los padres hacen las cosas por ellos (darle la comida, hacerles las tareas, bañarlos, vestirlos, no dejarlos ir al parque a correr, no dejar que se ensucien jugando, entre otros) el mensaje que les transmiten es que ellos no son capaces de hacer estas cosas por si mismos, cuando la realidad es que si pueden hacerlo y es importante que comiencen a hacerlo para que vayan ganando seguridad y autoestima.
  • Escuchar, hablar y respetar. Como adultos tendemos a ser extremistas con los pequeños, o minimizamos lo que ellos nos dicen o lo magnificamos, pero pocas veces les prestamos la atención necesaria para saber realmente que esta sucediendo con ellos, sacamos nuestras propias conclusiones y ellos quedan excluidos casi totalmente de ellas: si un amigo le pegó en el colegio las respuestas rápidas suelen ser “no importa seguro fue sin culpa” (y no se pregunta nada más allá porque estamos manejando o preparando una presentación importante para el trabajo) o “la próxima vez te defiendes y le pegas más duro” (sin indagar qué sucedió y como pudo resolver el conflicto). Cuando nuestros hijos nos cuentan algo es el momento perfecto para afianzar es vínculo emocional tan importante y hermoso entre padres e hijos, escuchemos que nos dice, sin adelantarnos a finalizar rápidamente la historia con consejos que quizás no son necesarios en ese momento, conversemos con él acerca de esa historia, abramos el espacio para una comunicación hermosa y real, dejando de lado nuestro apuro, nuestras preocupaciones o nuestras reacciones exageradas ante la historia. Es en casa donde enseñamos a nuestros hijos a escuchar al otro, a resolver adecuada y pacíficamente los conflictos, a hacer valer sus ideas así como a respetar las de los demás. En casa los enseñamos a escuchar, hablar y respetar al otro como así mismo.
  • Ser Padres NO amigos. Cuando hablamos de la importancia de tener una relación cercana con los hijos, de conversar con ellos, de estar pendiente de sus necesidades para orientarlos y acompañarlos a crecer, son muchos los padres que con una sonrisa orgullosa dicen “yo tengo una relación hermosisima con mi hijo/a, somos los mejores amigos/as”, y cuando les decimos que esa no es la relación adecuada son muchos más los que dicen “¿pero cómo que no? Si a mi me parece lo mejor que seamos amigos”. No es fácil de entender para un padre que quiere que sus hijos confíen plenamente en él y que le cuenten todo lo que sucede en sus vidas que su rol debe ser de padre y no el de amigo; porque un amigo esta a la par de ellos, tiene la misma “jerarquía”, no existe diferencia entre ellos, a los amigos se respeta y se quiere pero no se les reconoce como figuras de autoridad, cosa que se hace indispensable en las figuras paternas. Los padres son la autoridad en la familia, mamá y papá son quienes establecen los limites y las normas del hogar, son ellos quienes marcan la pauta de lo que es correcto o incorrecto, y los que hacen ver a los hijos que todos sus actos tienen una consecuencia (positiva o negativa).
  • La Disciplina, con Amor, como principio básico de respeto en la familia. La disciplina con amor no es más que el adecuado establecimiento de limites y normas en el hogar, las cuales deben ser claras, y tener una consecuencias acorde a la transgresión de alguna de ellas. Para que la disciplina con amor sea realmente efectiva es indispensable que ambos padres manejen el mismo discurso y que no se contradigan ni se desautoricen el uno al otro en frente de los niños, las diferencias que puedan tener la deberán solucionar en privado, lejos de las miradas y los oídos de los niños.
  • Padres Presentes NO ausentes. Calidad Vs Cantidad. Los niños de hoy se enfrentan a la dura realidad de tener padres ausentes por causa de los trabajos; sus padres suelen llegar tarde a casa, estar siempre cansados o apurados porque tienen que cocinar, lavar, arreglar la casa o terminar un trabajo urgente para el día siguiente, es así como los niños van creciendo sin jugar metras, muñecas, carritos, sin armar rompecabezas, leer o colorear con sus papá porque nunca hay tiempo. Es indispensable que para ser padres actores y no espectadores busquemos el tiempo para jugar con ellos, sin teléfonos móviles sonando, sin ordenadores encendidos, sin trabajo pendiente ni ropa en la lavadora o platos en la cocina, no es necesario que pasemos 2 horas jugando únicamente, podemos pasar poco tiempo pero con ellos totalmente, con la cabeza y el alma allí y no en el trabajo ni en los quehaceres pendientes. Es más importante la calidad que la cantidad.
María Alejandra Grigorescu
Psicóloga-Psicoterapeuta especialista en niños, adolescentes y familia
Integrante del Equipo de Avalon Zenter

jueves, 6 de marzo de 2014

El rol de los padres en la crianza de sus hijos: ¿Actores o Espectadores?

Ser padres no es una tarea sencilla, el tener a cargo, no solo el cuidado físico, sino todo el desarrollo socio-emocional de un niño es un trabajo que muchas veces genera angustia y temor, por esa razón es frecuente escuchar a padres comentando a modo de broma “los niños deberían traer un manual”o, “a mí nadie me ha enseñado a ser padre, lo hago lo mejor que puedo”. Y es que ciertamente no existen ni manuales de “uso” ni materias en la universidad especialmente diseñadas para enseñar a los padres a ser padres, lo que se traduce en criar a los hijos desde la experiencia, los valores de cada familia, las orientaciones que nos brindan los allegados.

En este punto muchas serán las personas que se preguntaran ¿y cuál es el problema en criar a nuestros hijos desde la experiencia propia y la sabiduría ajena, si así nos criaron a todos nosotros y resultamos buenas personas?

La respuesta la encontramos en nuestra cotidianidad, donde nos debemos enfrentar a una sociedad convulsionada, que nos demanda tiempo, trabajo y esfuerzo en exceso para poder lograr aquello que nos hemos propuesto en nuestra vida: “tener una familia feliz a la que no le falte nada”.

Sin embargo, en esta busqueda de la felicidad, no nos damos cuenta de quecada vez son menos los momentos donde podemos sentarnos a reflexionar acerca de cómo estamos haciendo las cosas, de cómo estamos educando a nuestros hijos, y, sin quererlo, vamos simplemente sobre la marcha, dejando que el afuera marque el ritmo de esta crianza que, en estos tiempos, es tan dificil y complicada.

Bajo este panorama se impone un cambio en las estructuras familiares, y por ende en la manera de criar: los padres tienen poco tiempo y mucho trabajo, los niños estan saturados de actividades académicas, deportivas y culturales, así que el tiempo en familia se reduce a las tareas pendientes, a las comidas que logran hacer juntos, y a alguna que otra reunión familiar obligada; las horas de juego, los ratos de esparcimiento, los momentos para enseñar y aprender en casa son un lujo en estos días, y no porque los padres no quieran hacerlo sino porque el tiempo, y muchas veces la paciencia, escasea; es así como nos encontramos con unos niños sustancialmente distintos a los de antes, nos encontramos con unos niños retadores, oposicionistas, altaneros, a los que pareciera “no importarles que le quiten los juguetes” “ni que los manden a su cuarto castigados”, es decir, nos encontramos con unos niños que responden de otra manera, o mejor dicho, que no responden a las formas tradicionales de disciplina.

Es el momento de reflexiónar como padres, de detenernos y aprender a leer realmente qué nos dicen nuestros hijos con sus acciones: ¿por qué hace pataletas o contesta mal?, ¿por qué no obedece en la escuela?, o ¿por qué en la escuela sí y en la casa no? ¿por qué no duerme solo? ¿por qué debo decirle las cosas 300 veces antes de que las haga? es que pareciera que le gustara que le gritara! son preguntas que suelen quedar sin respuesta, hasta que entendamos que cada una de esas conductas que nos preocupan, que nos desesperan, que nos irrita, son mensajes para nosotros los adultos, son una advertencia de que algo estamos haciendo mal, de que algo no estamos viendo, pero ellos si lo estan sintiendo, lo estan viviendo y muchas veces padeciendo.

Para poder aprender a leer estos mensajes es importante que comencemos mirandonos en nuestro rol de padres, y la primera pregunta es ¿Soy ESPECTADOR o Soy ACTOR en la crianza de mi hijo?, a la cual todos se apresurarán a contestar ACTOR por supuesto, pero ser actor en la crianza de los hijos no es simplemente cuidar de ellos, brindarles amor y comprensión, esinvolucrarse en todo lo relacionado a su desarrollo socio-­emocional, brindandole las estructuras necesarias para poder crecer seguros, independientes, capaces de resolver sus conflictos adecuadamente, felices, con capacidad de autocritica, de reconocer sus errores y de apoyarse en el otro cuando así lo requieran; ser un padre actor requiere de un compromiso extra porque muchas veces tendremos que hacer un gran esfuerzo por buscar tiempo en donde creemos que no existe para poder compartir pequeños momentos importantes para ellos, deberemos asumir posiciones que nos harán sentir con el corazón arrugado y muchas otras tendremos que abrir los ojos ante realidades que pueden ser duras de admitir, pero que son indispensables de ver para poder salir adelante y garantizarle a nuestro hijo un futuro. Ser un padre actor no es dificil, es simplemente asumir el reto y comenzar a descubrir cuales son las necesidades de cada niño para dar una respuesta real y adecuada.

Continuará....

María Alejandra Grigorescu
Psicóloga-Psicoterapeuta especialista en niños, adolescentes y familia
Integrante del Equipo de Avalon Zenter

5 claves para una pareja feliz

Formar una pareja sólida y duradera es un hermoso desafío que requiere de una inversión emocional a diario. Hay algunos aspectos fundamentales para cimentar esta relación que tanto deseas. No existen soluciones mágicas puesto que cada pareja es un mundo, pero sí ciertos consejos generales que pueden ayudarte. ¡¡Merece la pena el esfuerzo!!

1. Cada pareja tiene su modo
Una vez que sientes que la persona que amas es aquella con la que deseas compartir el resto de tu vida, llega el momento de dar un paso más allá. Una vida en común, un mundo de a dos en el que habrá que conjugar tu historia y la del otro para comenzar un "nosotros".

Es un momento importante pero debe ser natural. Puedes sentarte con tu pareja y hablar seriamente de cuáles son las perspectivas para vuestra relación . ¿Un noviazgo largo cada uno en su casa? ¿Una convivencia sin papeles de por medio? ¿Una boda para compartir con familiares y amigos?

No es necesario tomar decisiones apresuradas ni bajo presión. No importa lo que digan los otros, es lo que la pareja siente lo que es fundamental. Si sientes que el momento que vives te hace feliz, ese es el paso correcto.

2. Decidir juntos cuándo ser padres
Hay una emoción especial cuando una pareja se plantea si tener hijos, o cuándo tenerlos. Primero es un interrogante personal, que nace de uno mismo. Te das cuenta de que miras niños por la calle, empiezas a percibir cosas a las que antes no dabas importancia. Madres con sus pequeños, padres con caritos de bebé, familias con niños... la pregunta:"¿Y cómo sería...?" es natural e inevitable. Todos tenemos un reloj biológico y emocional que nos lleva a considerar la paternidad como una posibilidad. Después llega el momento de compartir la inquietud con el otro y ver si los momentos de ambos están en sintonía. Tener un bebé es un asunto de pareja; el más serio de todos, ya que la pareja podrá disolverse eventualmente, pero un hijo mantendrá a ambos integrantes de la relación vinculados para siempre.

3. Discutir sin pelear
Estar en pareja no significa ser hermanos siameses. No todo lo que el otro piensa, siente y dice es una verdad absoluta. Venimos de diferentes hogares y crianzas, no todo puede ser compartido del mismo modo, es más, las visiones diferentes del mundo enriquecen la pareja. Afianza tus opiniones y exprésate con libertad y respeto. No te puede gustar absolutamente todo de tu pareja, del mismo modo que hay en ti cosas de las que el otro no es fanático. Lo importante al cambiar pareceres, al discutir, es hacerlo de una manera que mantenga el respeto por el otro. Se puede discutir sin pelear, de esa manera la relación crece sin dejar profundas cicatrices que más tarde puedan abrirse.

4. Reconciliarse sin rencores
Reconciliarse. Hacer las paces. Volver a acercarte a tu pareja con la intención de renovar la intimidad entre los dos. Se trata de volver a confiar plenamente y de restablecer los códigos privados entre los dos. Esta distancia impuesta por una rencilla es lo más doloroso de una discusión. Volver a ser uno es una necesidad y un deseo. Es buena idea asegurarse de que la reconciliación es total y no quedan conos de sombra y reporoches que más tarde en la relación vuelvan diez veces aumentados. Además hay una verdad en aquello de que el sexo de reconciliación es excelente, está lleno de ganas de fusionarse de nuevo con el otro, de una intensidad superior a la regular debido al deseo de demostrar y recibir afecto de nuevo.

5. Mantener la pasión caliente
Tu pareja no es solo tu mejor amigo, o la persona que amas profundamente. Han pasado muchas cosas en el tiempo juntos, es difícil imaginar una vida sin esa persona que te acompaña en todos los momentos de tu vida; pero además de eso, tú y tu pareja necesitan excitarse mutuamente, buscarse y disfrutar de una sexualidad plena. Los años de convivencia no deben terminar ni aplacar esas ganas del otro , para eso, lo primero es sentirte sexy y bien contigo mismo y entonces seducir a tu pareja de todas las formas que se te ocurra.

Veronique de Miguel

martes, 4 de marzo de 2014

El amor obsesivo

Hasta cierto punto, el amor va siempre acompañado de obsesión, al menos en las etapas iniciales, pero para algunas personas la obsesión es tan intensa que la relación se vuelve destructiva y tremendamente dolorosa.

La antropóloga Helen Fisher divide el amor en tres fases en función de las sustancias químicas cerebrales que se ven implicadas. La primera fase se produce cuando conoces a alguien y sientes principalmente una fuerte atracción física y deseo sexual; esta fase está regulada por los estrógenos y andrógenos.

La siguiente fase, el amor romántico, aparece cuando empiezas a sentir amor por esa persona. En esta fase se produce un fuerte vínculo emocional, piensas a menudo en él o ella, a veces de manera obsesiva, durante gran parte del día, y sientes un fuerte deseo de estar a su lado. Se caracteriza por un aumento de los niveles de dopamina y norepinefrina y un descenso de los niveles de serotonina. Un estudio realizado por Fisher, mostró que algunas personas llegan a pensar en la persona amada hasta el 95% del día.

Lo más curioso de esta fase obsesiva es la similitud que guarda este estado cerebral con el de las personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo o depresión. En todos estos casos, los niveles de serotonina son especialmente bajos, según un estudio realizado con un grupo de 20 participantes y 20 sujetos control (Marazziti, Akiskal, Rossi, & Cassano 1999).

La tercera fase es la que podríamos llamar el amor verdadero, por ser unos sentimientos muchos más realistas, que aparecen poco a poco, cuando se ha establecido un compromiso y un vínculo afectivo estable con esa persona. Está mediada por las hormonas oxitocina (llamada también la hormona del amor e implicada en el amor entre padres e hijos) y vasopresina.

Las fases del amor obsesivo

En su libro Confusing love with obsession, el Dr. John Moore describe el desarrollo del amor obsesivo en cuatro fases:

Fase de atracción

Se produce una intensa y repentina atracción por la otra persona y un deseo de establecer una relación de inmediato, sin tener en cuenta su personalidad o posible compatibilidad. Confunden la atracción física inicial con amor y piensan que sus intensos sentimientos indican que están ante el amor de su vida, a pesar de que no conocen aún a esa persona.

Fase ansiosa

Si se ha logrado establecer dicha relación, ésta se caracteriza por una gran ansiedad, con miedo al abandono, celos y pensamientos de infidelidad. Existe un deseo intenso de estar en contacto frecuente con esa persona, ya sea personalmente o mediante llamadas o mensajes. El miedo a la pérdida y la desconfianza generan sentimientos de tristeza, depresión o ira, de manera que las emociones son variables y extremas, con sentimiento de intensa alegría cuando todo va bien y miedo, ansiedad, ira, celos, etc., cuando percibe algún problema o sucede algo que hace aflorar sus muchos miedos e inseguridades. La persona obsesionada intenta controlar la conducta de su pareja y no desea que mantenga contacto con otras personas, de manera que se corre el riesgo de que se produzca un maltrato psicológico. A veces se producen reacciones violentas si la otra persona empieza a negarse a las exageradas demandas obsesivas.

Fase obsesiva

Se produce una total pérdida de control, la obsesión llega a su punto máximo, así como las conductas de control obsesivo. La persona víctima de la obsesión se siente mal y empieza a alejarse, lo cual crea más ansiedad y deseo de control en su pareja. La persona obsesionada no puede dejar de pensar en la otra persona y demanda una atención constante, sus llamadas son muy frecuentes y envía numerosos mensajes a lo largo del día. Pueden producirse acusaciones infundadas de infidelidad, y conductas obsesivas como seguir a la persona al trabajo para asegurarse de que no va a otro lugar, registrar sus objetos personales, revisar sus mensajes, etc. Deseo de saber todo lo que hace la otra persona, donde está en cada momento del día y con quien. Puede llegar a producirse maltrato emocional y físico.

Fase destructiva

En esta fase tiene lugar la destrucción de la relación, que hace que la persona obsesionada se deprima tremendamente, con pérdida de autoestima, sentimientos de culpa, desprecio y odio hacia sí misma, así como ira o deseos de venganza. A veces, puede recurrir al alcohol, las drogas o el sexo como forma de consuelo o sentir deseos de suicidarse.

Características de las personas que llegan a una obsesión patológica
  • A menudo, han tenido infancias en las que se sintieron abandonados o fueron víctimas de abuso emocional, físico o sexual. Estas relaciones disfuncionales en la infancia les han podido impedir aprender patrones sanos de relación de pareja.
  • Tienen un miedo extremo a ser abandonados, reaccionando con gran miedo y ansiedad ante el más mínimo indicio, real o imaginado de abandono. Este miedo les hace aferrarse con fuerza a su pareja.
  • Se enamoran con mucha rapidez, de manera que nada más conocer a alguien pueden creer que es el amor de su vida y desear estar con esa persona para siempre.
  • Pueden tener problemas para controlar sus emociones y tener emociones muy intensas, que varían con gran facilidad. Esto hace que el amor que sienten sea muy intenso, pero también la ansiedad, el miedo al abandono y otras emociones negativas que, dada su intensidad, se vuelven difíciles de controlar.
  • Algunas de estas personas pueden tener un trastorno límite de la personalidad.
Qué puedes hacer si sientes un amor obsesivo

Si la obsesión que sientes es algo más que la obsesión típica y normal que casi todo el mundo experimenta al inicio de una relación, lo primero que has de pensar es que tu forma de relacionarte a nivel de pareja no es sana y necesitas aprender modos más constructivos de relacionarte tanto contigo como con los demás. Probablemente tienes diversos temas emocionales que solucionar, tal vez relacionados con el abandono, abuso o maltrato en la infancia, problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima, etc.

Por tanto, si tus relaciones se han caracterizado por este patrón obsesivo, acude a un psicólogo para solucionar estos problemas antes de entrar de nuevo en una relación. Ten en cuenta que todas tus relacione acabarán mal mientras no aprendas a relacionarte de un modo más sano y superes esta tendencia a la obsesión, miedos, inseguridades o viejos traumas que te impiden conseguir lo que más deseas: poder tener una relación estable con alguien que te ame de verdad.

Ana Muñoz

lunes, 3 de marzo de 2014

7 hábitos para ser una mamá feliz. Para disfrutar de la maternidad, cuídate y cultiva tus relaciones


1. Acepta que no eres perfecta

Si estás cansada, puedes saltarte párrafos o incluso páginas enteras cuando leas un cuento a tu hijo antes de dormir. ¡Nadie te vigila!

Tampoco pasa nada porque una noche tu hijo no se bañe o por servir un plato pre-cocinado en lugar de hacer una comida casera.

Eres humana y tus hijos te quieren porque eres su mamá, no porque seas perfecta. Lo mejor para ellos es que seas una mamá feliz.

2. Siéntate o túmbate en el piso a jugar

Los bebés y niños de corta edad disfrutan teniéndote a su altura. Procura pasar tiempo cada día sentada o tumbada en el piso con tus pequeños, ya sea leyendo libros, jugando o relajándote con ellos.

Procura dedicarles toda tu atención en esos momentos, y así cuando tengas que hacer otras cosas no te sentirás culpable.

3. Renuncia a tener la casa impoluta

Es prácticamente imposible tener todo reluciente y perfectamente organizado cuando tienes niños pequeños. Es preferible dedicar tu tiempo libre a tus hijos que a limpiar, aunque con algunos trucos de limpieza la labor doméstica te resultará más fácil.

4. No tengas prisa en que tus hijos crezcan

Sobre todo con el primer bebé es frecuente desear que crezca deprisa. Quieres que tu bebé gatee pronto, sueñas con el momento en que diga sus primeras palabras y con el día en que sea capaz de comer alimentos sólidos. Luego deseas que camine ya, que monte en bicicleta, que nade y así hasta que es adolescente y de pronto te encuentras con que tiene novia y añoras sus primeros años de vida.

Disfruta cada etapa de su crecimiento porque es única e irrepetible.

5. No olvides a tus amigas

No te limites a relacionarte con tus amigas que también son mamás. Procura mantener el contacto también con las que no tienen hijos. Así podrás hablar de cosas diferentes y no perder tu identidad. Usa las redes sociales en Internet y el teléfono, pero no te limites al contacto virtual. De vez en cuando pide a tu pareja, a tu suegra o a una canguro que cuide de tus hijos para poder salir con tus amigas.

6. Cuida tu relación de pareja

No permitas que tus quehaceres y el cansancio hagan que te distancies de tu pareja. Procura ser cariñosa, tener buena comunicación y pasar tiempo juntos. Además de reforzar vuestra relación, los niños cuyos padres se muestran cariñosos, comunicativos y cómplices se sienten más seguros.

7. Encuentra tiempo para ti

No te sientas mal por desear dormir la siesta, ponerte una mascarilla o leer un libro. Permítete hacerlo y comprobarás que después tienes más energía para dedicarte a tus hijos. Si te esfuerzas en encontrar tiempo para ti, serás una mamá más relajada y feliz.


Lorraine Ladish

domingo, 2 de marzo de 2014

Encuentra la felicidad en tu interior sin depender de tu pareja

En los últimos años se han multiplicado los libros de autoayuda y métodos de crecimiento personal que nos enseñan la importancia de tener una buena autoestima y ser felices independientemente de las circunstancias externas e incluso de nuestra relación de pareja.

El mensaje que se repite es que solo cuando tú eres feliz contigo misma y tienes una autoestima sólida puedes establecer una relación de pareja feliz y saludable. Millones de personas devoran estos libros buscando las claves para soltar sus mochilas y cerrar las heridas del pasado, ansiosas por "arreglarse" a sí mismas cuanto antes y estar listas para encontrar la felicidad perfecta en una pareja.

Qué significa tener una buena autoestima

Sin embargo, las personas no somos máquinas que se pueden arreglar utilizando unas herramientas, ni existen técnicas infalibles. Cada uno de nosotros somos el resultado de nuestras circunstancias, educación, temperamento, genética, etc. Y cuando el deseo de ser felices se tiñe de impaciencia y perfeccionismo, el resultado es una autoestima frágil que puede romperse en cuanto se produce una crisis de pareja.

Tener una autoestima saludable no significa ir por la vida repitiendo "¡Porque yo lo valgo!" a golpe de melena. Cuando niegas tus sentimientos dolorosos (miedos, inseguridades, heridas) bajo una imagen de supuesta felicidad y seguridad en ti misma, ocurren dos cosas. Una, que los demás ven tu coraza aunque tú creas que es invisible. Y dos, que te abandonas a ti misma, puesto que no estás en contacto con tu vulnerabilidad.

Aprende a ser independiente emocionalmente

En ese punto, es muy probable que busques en tu pareja la seguridad y el amor que no puedes darte a sí misma. Y aunque es lógico esperar apoyo, amor y aliento de tu compañero, ten presente que él no puede llenar ese vacío interno. En primer lugar, porque él no lo ha causado. Y sobre todo, porque tu pareja es una persona con sus debilidades y carencias, igual que tú, y también lleva a cuestas su propio "agujero interior". Por eso, depender emocionalmente de tu pareja (o que él dependa de ti) es un camino que solo conduce al desgaste, el distanciamiento y la pérdida de la atracción mutua.

En otras palabras, tu pareja no puede ser la única fuente de tu felicidad y tu autoestima, ni tú la suya. Porque si él no te responde de la forma que crees que debería, si no te dedica todo el tiempo y la atención que crees necesitar, si te deja por otra persona o incluso fallece, tú te sentirías infeliz e incompleta. Y desde ahí no puedes atraer a una persona con la que establecer una relación que les nutra a los dos, ayudándoles a crecer y a sacar lo mejor de sí mismos.

4 formas de llenar tu vacío interior
  • Presta atención a tu niña interior. Así es como los psicólogos y terapeutas llaman a esa parte de nosotros que conserva los recuerdos de la infancia. La raíz de todas nuestras desdichas actuales se encuentra en experiencias infantiles dolorosas de maltrato, abandono, miedo, inseguridad, etc., que en su día no pudimos asimilar ni afrontar, porque no teníamos las herramientas necesarias. Han dejado un poso de dolor y sobre todo de miedo, pero es hora de que te des cuenta de que, como adulta, estás sobradamente capacitada para encender la luz de esos recuerdos y darte cuenta de que ya no pueden afectarte o de que solo eran sombras que, en la oscuridad, parecían monstruos. En internet existen multitud de meditaciones, libros o talleres con los que aprender a retomar el contacto con esa niña herida.
  • Conócete a ti misma. Descubre qué te motiva, qué te apasiona, qué te mueve y cuáles son tus valores y tus metas en la vida y en el amor. O, dicho con otras palabras, cuál es el mundo en el que te gustaría vivir y qué estás dispuesta a hacer para contribuir a crearlo. Aprende también a saber qué es lo que te disgusta, te hiere, drena tu energía y te hace sentir mal. Es importante tenerlo claro para poder abrir o cerrar la puerta a las personas y experiencias que se presenten en tu camino, protegiendo tu bienestar y tu autoestima.
  • Constrúyete una vida que ninguna pareja te pueda quitar. Llénala de amigos, de afectos, de hobbies, de pequeños detalles que te hacen sentir bien y ni siquiera cuestan dinero. Busca una pasión y entrégate a ella, no por desesperación ni por que te sientes sola sino por puro placer. Y recuerda que es agradable recibir afecto, atenciones y mimos, pero es mucho más satisfactorio ofrecérselos a los demás. Son los niños quienes continuamente necesitan recibir. Como adulta, tú te conviertes en una fuente de amor hacia ti misma y hacia los demás cuando dejas de esperar que los demás estén pendientes de ti y empiezas a generar ese bienestar.
  • Acepta tu sombra. Recuerda que la verdadera autoestima no es una pose de seguridad y autosuficiencia, sino la aceptación de todo lo que tú eres, incluyendo todos aquellos rasgos o comportamientos que te hacen sentir vergüenza, odio hacia alguien o enfado hacia ti misma. No se trata de que te felicites por ellos, pero sí de que estés de tu parte, incondicionalmente, sabiendo que siempre existe un motivo para actuar como lo hacemos. Procura que dentro de ti no exista solo ese juez implacable que casi todos llevamos dentro, sino también una voz compasiva que te acoja con amor, para que no tengas que buscar la aceptación, el amor o el perdón fuera de ti, en tu pareja actual o en las futuras.
Paloma Corredor

Qué significa relacionarse desde la aceptación

Aceptar a los demás tal como son no siempre resulta fácil, sobre todo en las relaciones de pareja. Tenemos una idea preconcebida de cómo debe ser una persona y cómo debe comportarse o nos guiamos por nuestras propias opiniones, deseos, formas de hacer las cosas y normas y esperamos que los demás sean iguales que nosotros. Eso no solo es imposible sino que se acaba convirtiendo en una importante fuente de conflictos innecesarios.

Aceptar a la otra persona como es significa dejar de culparla por no ser como tú, y significa tener presente que tienes una relación con esa persona para disfrutar juntos de dicha relación, no para cambiar o arreglar al otro o convertirlo en ti.

Existe una gran diferencia entre ejercer cierta influencia en alguien (por ejemplo, pedirle que cambie algo) y exigir que tiene que cambiar porque esos son tus deseos. Pedir y exigir no son la misma cosa en absoluto.

La aceptación…

Es normal que haya cosas en los demás que no te gusten, pero es muy importante diferenciar dos aspectos: si eso que no te gusta es realmente una conducta indeseable o si es simplemente un modo de ser, pensar, actuar o comportarse diferente al tuyo.

Cuando en los demás (ya sea tu pareja, familiares, amigos o compañeros de trabajo) observas demasiadas cosas que no te gustan, es muy posible que no estés estableciendo esta diferencia y pretendas que los demás hagan las cosas a tu manera, piensen como tú, trabajen a tu ritmo y, en definitiva, que sean como tú. Esto te creará conflictos con los demás con frecuencia, ellos sentirán que no los aceptas como son, tendrán la sensación de que los ves defectuosos, inferiores o incompetentes y pueden incluso llegar a sentirse incómodos a tu lado. Por eso es muy importante que diferencies estas dos cosas y aceptes a los demás como son, con todas sus diferencias respecto a ti, ya sea en su modo de pensar, sentir, comportarse, vestir, trabajar, ver la vida, o en sus opiniones, prioridades, sentimientos, etc.

Esto no lo conseguirás si estás demasiado pendiente de todo lo que hacen y dicen los demás, en vez de centrarte simplemente en compartir el momento con ellos, en lo que estáis viviendo juntos.

…Y la influencia

Por el contrario, cuando realmente la otra persona realiza un comportamiento indeseable, inaceptable para ti o que te perjudica de algún modo, no hay ningún motivo para no hablar de ello y pedirle que cambie. Pero, ¿cómo pedir que cambie a otra persona? Hay muchos modos de hacerlo, y algunos producen exactamente el efecto contrario al deseado.

Si esperas que esa persona cambie por sí misma, si consideras que debería leerte la mente y saber que debe cambiar sin que digas nada, solo conseguirás empezar a sentir una ira que vaya creciendo hasta que estalles. Cuando le dices a esa persona que cambie algo en un tono enfadado o despreciativo, hay muchas probabilidades de que se sienta dolido y no te haga caso.

No esperes a que la otra persona lea tu mente (nadie es adivino), simplemente dile que eso que hace te molesta, te hace sentir mal y pídele amablemente lo que te gustaría que hiciera. Por ejemplo: "cuando haces eso me siento me siento mal, ya sé que tú lo ves de otro modo y no hay nada malo en eso, pero cada uno es como es y a mí me afecta. Te agradecería mucho que dejaras de hacerlo." Al hablar de este modo, no estás insultando ni despreciando su comportamiento, lo estás reconociendo como un comportamiento válido (a no ser que realmente sea un comportamiento no ético) pero al mismo tiempo estás diciendo a esa persona que no compartes ese punto de vista o modo de actuar, que te hace sentir mal, y le estás pidiendo que te haga el favor de cambiar. La mayoría de las veces se trata de cosas sin demasiada importancia, que pueden cambiarse sin dificultad.

La otra persona también te pedirá que cambies algunas cosas que no le gustan y, si lo haces, tendrás más probabilidades de que esté también dispuesta a cambar. No entres en el juego del "tú primero". Hay muchas cosas que no cuesta ningún trabajo cambiar o hacer de modo diferente por complacer al otro. Empieza por hacer esos cambios y verás que la otra persona está también más dispuesta a complacerte.

Ana Muñoz

sábado, 1 de marzo de 2014

Cómo reaccionar ante las críticas

Las críticas forman parte de toda relación y, por muy bien que te lleves con alguien, tarde o temprano recibirás alguna crítica por su parte, pero el modo que tenéis de manejar esas críticas puede influir mucho en la calidad de vuestra relación.

Existen dos formas de responder ante una crítica: la defensiva y la constructiva. Son muchas las personas que responden de una manera defensiva porque se sienten atacadas. Dado que es una respuesta muy típica, es también la que más has visto desde tu infancia en los demás y, por tanto, la que más probabilidades has tenido de aprender. Pero nunca es tarde para empezar a aprender otros modos distintos de responder.

La respuesta defensiva

Hay varios tipos de respuestas defensivas:

1. Niegas completamente lo que la otra persona dice. Esto hace que la otra persona piense que no tienes en cuenta su punto de vista u opinión y es muy probable que se enfade.

2. Evitas o ignoras la crítica, actuando como si no hubiera sucedido o no la hubieras oído, cambias de tema y evitas hablar de eso, o dices que lo hablaréis otro día. Esto hace que el problema se quede sin resolver y que la otra persona sienta que no la escuchas y que sus necesidades no se tienen en cuenta. Con el tiempo hace que se acumulen emociones negativas y que haya un distanciamiento ente ambas personas.

3. Atacas a la otra persona con críticas. Una reacción muy habitual ante una crítica consiste en criticar cualquier otra cosa de esa persona, como algo que hizo mal en el pasado. Por ejemplo, si alguien te dice que deberías haberte dado más prisa porque vais a llegar tarde, respondes recordándole todas las veces que has tenido que esperarle. Esta es una estrategia muy utilizada porque con ella puedes desarmar con facilidad a la otra persona, pero suele dañar mucho las relaciones porque, además de no reconocer la opinión de la otra persona, le estás atacando, tal vez sacando a relucir de nuevo sus errores del pasado. Además, le transmites la idea de que ni olvidas ni perdonas y dejas a la otra persona con la sensación de que tendrá que estar pagando sus errores del pasado de por vida (tal vez en cada nueva discusión que tengáis). Este tipo de contraataque suele dar lugar a discusiones y conflictos más fuertes y deteriora mucho la relación.

4. Pones excusas y restas importancia a lo sucedido. Esta es otra forma de no aceptar las críticas de los demás. Las excusas suelen hacer que la otra persona se enfade, que piense que no tienes en cuenta su punto de vista, que no pidas perdón cuando quizás deberías hacerlo y te impiden reconocer cuándo la otra persona tiene razón o al menos parte de razón o simplemente valorar y entender su punto de vista.

Continuará...

Ana Muñoz