Debes tener claro que, al terminar la relación con tu ser amado, atravesarás por un proceso difícil y cambiante que te puede hacer pensar que nunca podrás superarlo; sin embargo, debes tener la certeza de que tarde o temprano lo conseguirás con éxito.
Me gustaría mencionar distintas etapas que podrías atravesar al enfrentarte a una ruptura. Éstas no tienen por qué darse en un orden determinado, ni durar cada una la misma cantidad de tiempo, incluso pueden llegar a solaparse.
- Estado de shock o impacto: durante estos momentos atraviesas una sensación de paralización e incredulidad a lo sucedido. Te cuesta definir realmente cómo te sientes, puede aparecer una dificultad para conciliar el sueño y pérdida de apetito. Otro de los síntomas posibles es la ansiedad o intranquilidad que te impide concentrarte en tus actividades.
- Negación: te cuesta aceptar que la relación realmente ha terminado y mantienes una fuerte esperanza de que las cosas podrán solucionarse.
- Tristeza profunda: aparece un fuerte sentimiento de vacío, desánimo y se tiene la sensación como si te faltara una parte del cuerpo. Esta tristeza no solo la provoca el extrañar a la persona sino también el sentimiento de fracaso del proyecto que se tenía como pareja. En esta etapa debes estar al tanto de si tu tristeza comienza a convertirse en depresión, ya que en este caso es mejor buscar ayuda profesional.
- Culpa: comienzas a pensar acerca de qué fue lo que falló y sueles hacer un juicio poco objetivo culpándote a ti mismo y teniendo remordimiento por todo aquello que hiciste mal o todo aquello que dejaste de hacer. El aspecto positivo que puede dejarte la culpa es que contribuye a que reflexiones sobre aspectos a mejorar como persona, pero la parte negativa es que puedes llegar a culparte de manera poco ecuánime.
- Enojo: el que aparezca este sentimiento es totalmente normal e incluso hasta sano, siempre y cuando no te lleve a actuar con venganza o violencia.
- Aceptación y reconstrucción: se acepta definitivamente que la relación se ha terminado y se comienza a invertir toda esa energía que estaba concentrada en el duelo de la relación hacia uno mismo. La persona nuevamente centra la atención en sí misma y en sus necesidades, mejorando su autoestima y confianza en sí misma.
Psicología de Pareja
Licda. Psicología Clínica
Magister en Terapia Familiar y de Pareja (España)