Pues bien, para remediar esta situación y ser mejores, así como para darle un verdadero significado a nuestra vida, debemos fijarnos metas y objetivos precisos. Tener metas es tener razones para vivir, triunfos que conquistar y propósitos para luchar.
Examinando cuidadosamente cada aspecto de nuestra vida, podremos determinar los vacíos que deben ser llenados; pero no debemos hacernos un planteamiento superficial del problema. Tenemos que combinar razonablemente los aspectos materiales y espirituales y proponernos metas que abarquen todas las facetas de nuestro propio ser. Metas espirituales, humanas y materiales; una globalidad que abarque muchos fines, pues subestimar alguno de estos aspectos nos llevaría a una vida vacía e incompleta.
Mons. R. Emiliani.