miércoles, 8 de julio de 2015

¡Alto! ¿Dónde vas sin metas? (I)

¿Cómo es que usualmente caminamos por la vida dando tumbos aquí y allá? ¿Será que no nos hemos planteado en serio la vida o, sencillamente, no le hemos dado un verdadero sentido a nuestra existencia? ¿O será, tal vez, que nos asusta pensar en por qué vivimos; en por qué estamos aquí y adónde vamos; en qué queremos ser en la vida y otras tantas interrogantes más? O, simplemente, que no encontramos respuestas, porque hasta ahora no nos habíamos hecho un planteamiento serio a este respecto. Sin embargo pongámonos a pensar: ¿qué puede esperar del futuro una persona que vive sin ilusiones, sin metas; qué balance podrá hacer al final de su vida?

Pues bien, para remediar esta situación y ser mejores, así como para darle un verdadero significado a nuestra vida, debemos fijarnos metas y objetivos precisos. Tener metas es tener razones para vivir, triunfos que conquistar y propósitos para luchar.

Examinando cuidadosamente cada aspecto de nuestra vida, podremos determinar los vacíos que deben ser llenados; pero no debemos hacernos un planteamiento superficial del problema. Tenemos que combinar razonablemente los aspectos materiales y espirituales y proponernos metas que abarquen todas las facetas de nuestro propio ser. Metas espirituales, humanas y materiales; una globalidad que abarque muchos fines, pues subestimar alguno de estos aspectos nos llevaría a una vida vacía e incompleta.

Mons. R. Emiliani.

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