viernes, 8 de febrero de 2013

La envidia

La envidia es una sensación natural y es normal padecerla siempre y cuando no domine nuestra vida y sentimientos. Puede hacer sufrir a mucha gente (tanto al envidioso como a la víctima) Ya sea oculta o visible, la envidia es un sentimiento de frustración con respecto al bien de otra persona, a la cual lo único que se le desea es herirla. Pero, ¿por qué?

La persona envidiosa es alguien que no está satisfecha (por inmadurez, frustración, cualquier motivo que ni él mismo sabe). Por eso lo único que siente hacia otras personas – de manera consciente o inconsciente – es rabia, mucha rabia porque tienen algo que ellas no tienen (ya sea dinero, belleza, éxito, libertad, personalidad, etc.), algo que él desea realmente pero no quiere o no puede conseguir.


En lugar de aceptar su situación, lo que hace es odiar e intentar destruir a toda persona que tenga lo que ella anhela; así es como se defienden las personas fracasadas y acomplejadas.

Este sentimiento va muy relacionado con el egocentrismo, pues la persona envidiosa tiene ansiedad por destacar, quiere ser el centro de atención: ganar, quedar por encima,etc. Su único objetivo es el de ser mejor en cualquier situación. Por esta razón, son muchas las personas que se sienten continuamente amenazadas con cualquier éxito ajeno. Viven en una permanente competición contra todo el mundo. Ya no se trata de desear algo que tienen otros, sino dedesear lo que los demás tienen como forma de incrementar su autoestima.Esta manera de sufrir es muy triste ya que esclaviza a la persona.

Desgraciadamente, existen varias formas de expresar la envidia, a través de: críticas, calumnias, dominación, ofensas, rechazo, rivalidad, venganza, agresiones,etc.

Normalmente, una persona envidiosa lo será de aquellas personas más cercanas a su entorno, es decir, entre iguales ( hermanos, primos, vecinos, etc).

La envidia no tiene porqué ser siempre un sentimiento malo; algunas veces, cuando deseamos algo que otro tiene, podemos generar un impulso para así superarnos e ir en la dirección de conseguir nuestros objetivos. En este sentido, la identificación y la imitación serán habilidades de maduración personal.

A continuación, si eres envidios@, te ofrezco algunos consejos para superar la envidia:

- Acéptala como algo natural y quítale la parte negativa.
- Manipula todos los sentimientos que procedan de la envidia.
- Conócete y acéptate con todos tus defectos y virtudes.
- Perdona tus propios obstáculos.
- Ajusta tus deseos a tus posibilidades.
- Aprende a que te guste todo lo que puedes hacer con lo que tienes.
- Reconoce que hay personas que provocan envidia.
- Evita todas las comparaciones inútiles durante la niñez.
- Educa a los niños para que sean solidarios y se alegren del bien ajeno.

Por último y para concluir, creo que cuanto más insatisfecha o débil es una persona, más envidiará a la gente. La envidia tiene cura, mediante un tratamiento de crecimiento y desarrollo personal, pero ésta es posible solamente si resuelves y tomas conciencia de tus propias carencias.

LAS PERSONAS MADURAS NO ENVIDIAN A NADIE!!

Vanessa Arjona

El aseo personal

La higiene y aseo personal son aspectos de la intimidad de una persona. Pero no debemos olvidar que esa higiene tiene una gran repercusión en la vida social y la relación con las demás personas.

Una persona desaliñada, con mal aspecto, que no se ha bañado puede sufrir el rechazo de terceros, causando malestar. Las prácticas higiénicas deben desarrollarse en la intimidad, salvo causa de fuerza mayor. Por lo tanto, nada de usar la seda dental o los palillos en público, tampoco limpiarse las uñas con cualquier objeto y otros comportamientos similares igual de incorrectos y repugnantes.

La higiene es una tarea diaria y no solo para hacerlo de vez en cuando. Es decir, no podemos pasar por alto asearnos de pies a cabeza. La higiene forma parte de la educación básica de la persona y los buenos hábitos se aprenden desde pequeños. Un niño que se asea a diario y se ducha todos los días, difícilmente sea un adulto descuidado en su aseo personal.

Recoredemos que este tema no se debe tratar en conversaciones públicas ya que es un tema muy personal e íntimo. Para estar limpios y bien aseados conviene recordar:

- La cara y las manos deben estar SIEMPRE limpias. Las lavaremos las veces que hagan falta, por supuesto sin caer en la obesión...

- El pelo debe estar limpio y bien peinado. A los más pequeños les mantendremos bien protegidos de los bichitos y con el pelo corto y bien peinado.

- Uñas limpias y cortas. Las mujeres, si las llevan pintadas, deben cuidar de llevar el esmalte en perfectas condiciones.

- Los dientes limpios, buen aliento.

- La ropa arreglada, sin rotos ni descosidos y limpia.

- La ropa blanca debe estar impecable y ni hablar de medias y zapatos que deben relucir.

Violencia Doméstica Contra la Mujer

¿QUÉ ES?

La violencia de género, especialmente la que se produce dentro del ámbito del hogar, es una realidad que esta presente en todos los países, en todas las culturas, en todos los niveles sociales y se ha dado durante todas las épocas históricas, generalmente, ha quedado silenciada en el ámbito de la privacidad.

La violencia contra las mujeres tiene su origen en un sistema de relaciones de género que mantiene la preeminencia de los hombres sobre las mujeres.

La violencia de género es definida por las Naciones Unidas como aquellos actos contra las mujeres y niñas que "puedan tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer así como las amenazas de estos actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen a la vida pública como la privada". Según las Naciones Unidas, se entiende por violencia doméstica cualquier acto de agresión que tiene como resultado daños o padecimientos físicos, sexuales o psicológicos, incluyendo las amenazas de estos actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la privada, y cuando estos actos son realizados por miembros de la familia o persona de relación de afectividad.


Modelo de la infancia

La figura de los padres a la hora de desarrollar la autoestima es esencial, ya que los niños perciben a través de su apoyo y afecto su capacidad y su valía. "Cuando el niño es maltratado, puede intentar compensar su inmadurez a través de sentimientos de omnipotencia que se manifiestan en la edad adulta en forma de conductas auto-afirmativas rígidas o desafiantes, pero que esconden a una persona insegura e hipersensible, recelosa, posesiva o controladora, que duda de su propia valía"

Los niños aprenden a relacionarse y a resolver los conflictos viendo cómo lo hacen los adultos. Cuando las necesidades biológicas y emocionales están cubiertas, los niños comienzan a desarrollar el sentido de seguridad en sí mismos y en los demás. Si, por el contrario, estas necesidades básicas son ignoradas, tienden a adoptar un talante desconfiado y temeroso.

Estudios realizados en Estados Unidos, Inglaterra, Escocia, Francia y Holanda indican que la violencia es un comportamiento aprendido. El 81 por ciento de los hombres mal tratadores fue testigo o víctima de malos tratos en la niñez. En la edad adulta tienden a repetir el mismo modelo de comportamiento que han observado de niños, por lo que es esencial prevenir 
los comportamientos violentos.

Una de las principales actuaciones de prevención va dirigida a los hijos de matrimonios en los que se han producido malos tratos con el fin de que no repitan el modelo de conducta que han aprendido en su hogar. "Los niños creen que la agresión es una conducta normal y la han internalizado como el patrón de comportamiento habitual entre hombres y mujeres. Es entonces cuando hay que ayudarles a identificar una conducta de malos tratos.


TIPOS DE MALOS TRATOS:

Físicos: Son los más evidentes daños en el cuerpo de la persona (bofetadas, empujones, golpes, palizas, asfixias, quemaduras, retenciones...) que pueden dar como resultados fracturas, heridas, contusiones, hematomas o, incluso, la muerte.

Psíquicos: Son todas aquellas conductas que producen desvalorización y sufrimiento en la mujer. Son las amenazas, las humillaciones, exigencias de obediencia, intentar convencer a la víctima de que ella es culpable de cualquier problema. Son también los insultos, el control de las salidas de casa, humillaciones en público, descalificar siempre a la mujer, retener el dinero, destrucción de bienes de la mujer, maltrato físico de mascotas, aislamiento...

Sexuales: imposición de una relación sexual contra la voluntad (agresión, abuso, tocamientos, inducción a la prostitución...) El artículo 15 de la Constitución española garantiza el derecho fundamental a la integridad física y moral. Los maltratos físicos o psíquicos están tipificados como delito de lesiones.

Sociales: El mal tratador va alejando, cada vez más, a la mujer de su familia y de sus amig@s llevándola a vivir lejos de ell@s, no permitiéndole que vaya a verl@s o que mantenga contacto con ell@s.

Económicos: La víctima no tiene acceso al dinero, porque el agresor se lo controla, incluso aunque ella sea independiente económicamente.

Nota:

Es difícil que se de un solo tipo de maltrato, generalmente nos encontramos con varios de ellos unidos, ya que siempre que hay malos tratos físicos hay malos tratos psicológicos (no es necesario explicar que una paliza por parte de su pareja siempre es humillante y desprecia la integridad y autoestima de la mujer), en cuanto a los sexuales, obvia decir que a nadie le apetece irse a la cama con su torturador.


CICLO DE LA VIOLENCIA:

Este ciclo tiene varias fases:

Fase de manipulación:

Como signo de amor, te dice: ponte esto, haz esto, quédate conmigo y no salgas con tus amigas... Se muestra como tu protector y no comparte responsabilidades.

Fase de acumulación de tensión:

El hombre mal tratador empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de enfado. La mujer sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa, pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como excesivamente dependiente y empalagosa. La mujer, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá “bronca”, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase de inmovilidad, pero esto tampoco salva a la mujer, ya que el hombre la acusará de ser casi un “mueble” que no hace nada, que es una persona anodina y aburrida.

Si la mujer se queja él lo niega todo y vuelca la culpabilidad en ella, y esa desigualdad que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la relación es utilizada para callar a la mujer. La intenta convencer de que él tiene razón y no ella, que su percepción de la realidad es equivocada, y como ya hemos dicho, la desigualdad creada permite al hombre este comportamiento. Ella acaba dudando de su propia experiencia y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del hombre.

El se distancia emocionalmente, la mujer se asusta pensando que lo va a perder y que si esto ocurre será culpa de ella puesto que no ha sabido conservar su amor. El hombre ya no siente ningún amor y se distancia y cada vez está más irritable. Ella se disculpa una y otra vez, confiando en solucionar así la situación, pero el hombre se harta y siente necesidad de castigarla verbal, físicamente, o de ambas formas a la vez.

Fase de explosión violenta:

Como su nombre indica, el hombre acaba explotando, pierde el control y castiga muy duramente a su pareja, verbal o físicamente. La insulta, la golpea, rompe cosas, amenaza con matar a los hijos y a ella, la interrumpe el sueño, la viola...

La mujer, que sólo intentaba salvar la relación, se ve ahora impotente y débil, la desigual balanza que se ha establecido a lo largo de los años la paraliza. No toma represalias, todo el poder está en él, eso lo ha aprendido muy bien y la mujer entra en una “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.

Fase de “Luna de Miel”:

El agresor se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase se convierte en el hombre más encantador del mundo, la lleva el desayuno a la cama, la cura las heridas, incluso se hace cargo de las tareas domésticas, le cede todo el poder a ella. La mujer en esta situación se siente en éxtasis, tiene el poder y a su hombre detrás responsbilizándose y amándola. Él deja de ponerla tantas restricciones, se relaja un poco y la permite las salidas. Si bebía deja de beber, incluso puede ir a terapia. La mujer al ver estos cambios piensa que si ha podido dejar la bebida puede dejar de pegarla y piensa de verdad que no volverá a ocurrir, ya que equivocadamente ella relaciona (en un porcentaje muy alto) el maltrato con la ingestión de alcohol, sin pararse a pensar que cuando bebe él no maltrata a todo el mundo, sino sólo a ella.

Escalada de la violencia de género:

Una vez que ha conseguido el perdón de su víctima, se siente de nuevo seguro en la relación, ya la ha recuperado y no tiene que seguir complaciéndola, empieza de nuevo la irritabilidad y los abusos y cuando ella quiere ejercer su recién conseguido poder la castiga duramente. Cada vez la mujer es más dependiente, cada vez tiene menos energía para luchar . Es el marido o pareja, y no ella, quien controla estos ciclos y el que decide cuando se acaba la Luna de Miel. Ella empieza a darse cuenta de que haga lo que haga no puede controlar el comportamiento de su marido, los malos tratos son arbitrarios e indiscriminados. La mujer sólo tiene energías para intentar mantenerse con vida dentro de la relación o para que no se implique a l@s hij@s.


Continuara...