miércoles, 10 de abril de 2013

Urbanidad y buenos modales. La buena educación.

Hay personas que con su sola presencia siembran alegría y paz porque con su propio ser y su elegancia interior contribuye al bienestar y al bien-ser de los demás. Nuestro comportamiento ha de caracterizarse siempre por una buena educación, por el afán de servir, la elegancia, la cordialidad y la simpatía; cualidades que nacen de la caridad: del amor de Dios y del amor al prójimo. 

Por desgracia, en la actualidad se ha difundido un equívoco que identifica la naturalidad y la autenticidad con el desprecio de las formas sociales. Así se dice que cada uno ha de manifestarse como es, sin dejarse uniformar por normas de urbanidad, corrección en el modo de vestir, de hablar, de comportarse en la mesa, etc., que serían reglas artificiales o postizas.

A veces se da un proceso que inicia por hacer a un lado los buenos modales, y se manifiesta por el desorden, los gritos y risotadas, la incorrección en el lenguaje, la suciedad y la falta de respeto a los demás. De esto, fácilmente se pasa a la vulgaridad y al uso de palabras hirientes. Y de allí suele resbalarse a la obscenidad, que es la expresión verbal o corporal de lo sexual en forma burlona o provocativa: los chistes, las descripciones eróticas, los albures y los bailes provocativos. En este proceso, la violencia asoma en casi todas sus manifestaciones. "A la humanidad le ha costado mucho salir de la barbarie", dice Lorenzo Servitje, hemos de esforzarnos por no regresar a ella.

La urbanidad ayuda a que las relaciones entre personas sean más fáciles, más justas y más humanas. Se trata, en definitiva, de comportarse con corrección. Podemos descender a detalles básicos:

a) En el trato con los demás: pedir las cosas "por favor", y dar las gracias ante cualquier servicio; hablar mirando al interlocutor. Si se usa celular y suena cuando se está hablando con una persona, no interrumpir la conversación, o al menos pedir disculpas; saber presentar a las personas: no interrumpir las conversaciones sin necesidad.

b) Comportamiento en la mesa: comer con serenidad, sin ansiedad, sin escoger lo mejor; aprender a coger los cubiertos y a usar la servilleta; esperar a que 2 ó 3 comensales se hayan servido antes de empezar a comer. No es correcto masticar con la boca abierta o hablar con la boca llena, o sorber el agua o la sopa, ni hablar de lo que se está comiendo.

c) Otros detalles: Modo de sentarse; evitar bostezos y, desde luego, cuidar taparse la boca al bostezar, al toser y al estornudar. Evitar lo que pueda disgustar a los demás: gritos o un tono demasiado alto; ruidos al bajar la escalera; evitar bromas que pueden molestar; evitar motes, etc.

"La buena educación ayuda a que las relaciones entre personas sean más fáciles, más justas y más humanas"

La voz humana, la palabra, tiene un gran peso en el ánimo de los demás. La palabra puede ser bálsamo, luz, poesía, gozo, compañía, ilusión, cariño ... y sólo eso debería de ser. El silencio también puede ser eso mismo, ante el que el alma se siente abrigada por pensamientos de paz. Para que haya paz en el mundo se necesita también la paz de las palabras.

De nosotros no sólo hablan las palabras, sino también nuestro porte externo: la forma de andar y movernos, la expresión del rostro y la mirada. Un lenguaje, sin duda, distinto al verbal, pero muy contundente (1).

Nota (1). Cfr. Miguel Ángel Martí García, La Serenidad, Ed. Internacionales Universitarias, Madrid 2003, página 178.

Las incorrecciones en el hablar, la falta de educación, suelen revelar una ausencia de finura espiritual, de calidad en el amor.

La delicadeza en el trato, la sonrisa, la amabilidad, hacen olvidar las preocupaciones y sentirse bien en familia. Hemos de vivir una caridad que no rechaza nunca, aunque alguna vez nos encontremos incómodos, heridos o preocupados.

d) En el vestir: Hay que evitar llevar la ropa descuidada, el calzado abandonado... Cuánto amor se puede poner en unos zapatos viejos, pero limpios, o en un traje muy usado, pero bien planchado. No se trata de presumir ni de mirarse cada vez que se pase delante de un espejo, sino de estar correctamente vestidos, porque conviene que mostremos la dignidad de la persona humana, también en el porte externo.

Con vuestro ejemplo podemos hacer que la gente descubra la grandeza de la familia y del hogar; es donde se aprende a ser personas normales, a vivir las virtudes... Por desgracia, en muchos sitios la casa está completamente abandonada.

Con frecuencia la moda, lejos de fomentar la personalidad, nos hace masa, número. Son precisamente las mujeres de una pieza, las que luego son punto de referencia para otras personas. Si sabemos custodiar nuestra alma y vuestro cuerpo, no seremos una más: seremos las que saben distinguirse por su elegancia.

Este caos cultural, este vivir sin sentido, no se queda en el marco frío de las elucubraciones filosóficas, si no que se plasma, infelizmente, en la vida social. En expresión de Ortega y Gasset, el caos cultural insufla esa "vulgaridad dominante" que desemboca en una general fatiga, en la saturación del placer y en el tedio existencial: es la globalización de la vulgaridad, el gregarismo de la pobreza cultural y moral, en detrimento de la cualidad de vida, de la dignidad humana.

Fuente: Protocolo


Chichén Itzá

Ciudad arqueológica maya del estado mexicano de Yucatán. El nombre de Chichén-Itzá tiene raíz maya y significa "en la orilla del pozo de los itzáes". Se estima que Chichén-Itzá se construyó alrededor de los años 435 y 455. La decadencia de los centros mayas del Clásico ocurrida a lo largo del siglo IX no llegó al norte de Yucatán sino hasta 150 años más tarde, de manera que en este reducido momento de tiempo se desarrolló el pujante estilo Puuc en ciudades como Uxmal, Sayil, Kabah o Chichén Itzá; sin embargo, estas urbes decaen hacia el año 1.000 d.C. a excepción de Chichén Itzá, que inicia una etapa de poderío político que culmina con el primer Estado centralizado de la historia maya, afectando al norte de Yucatán. 

La Historia de los mayas se ha estado escribiendo por espacio de más de 1,600 años, prácticamente desde la primera parte del siglo IV de la era cristiana, cuando los mayas antiguos comenzaron a grabar en monumentos de piedras aquellas de sus más viejas inscripciones conocidas hoy día.

Esta contribución puramente maya a la historia de aquel pueblo abarca alrededor de doce siglos de la era cristiana, y si bien muy pocos detalles históricos, tales como nosotros los entendemos, han sobrevivido, en cambio, las inscripciones jeroglíficas mayas nos proporcionan un fondo cronológico más exacto que el que puede encontrarse en otro lugar de la América indígena.En la Historia de Chichén Itzá se refleja un pasado glorioso, propio de un centro ceremonial donde la mayor parte de la vida de una civilización tomaba un curso decisivo.

Ideología y Pensamiento de los Mayas

Los mayas concebían el cosmos como una estructura dividida en tres niveles. En la parte superior se encontraba la bóveda celeste, sostenida por los Bacabs, donde tenían lugar los principales fenómenos astronómicos, en particular el recorrido diurno del sol. En el nivel intermedio se asentaba el mundo de los hombres, en el que se desarrollaban todos los aspectos de su vida cotidiana; en este sentido, la tierra era concebida como una gran superficie cuadrada, cuyas esquinas se orientaban en la dirección de los puntos cardinales, donde se situaban los pauahtunes. El nivel inferior, situado bajo el agua, era ocupado por el inframundo, o Xibalbá. En este tenebroso lugar se libraba una despiadada lucha del sol, después de su recorrido diurno por la bóveda celeste, con los seres y deidades infernales, a las que vencía reiniciando así su travesía por el nivel superior del universo. Los dioses eran numerosos y complejos, adquiriendo forma humana o de animal.


Legado de los Mayas

Es un lugar maravilloso enclavado dentro de la misma naturaleza de la península yucateca. Su estado de conservación varía en función del monumento que se visite. Los que se encuentran en estado optimo son La Pirámide de Kukulcan y el Juego de Pelota, mientras que el Templo de los Guerreros y el Observatorio se encuentran inaccesibles al publico en general para cuidarlos de su irreversible deterioro. Es imprescindible subir el Castillo, porque la magnifica vista que ofrece de verdad justifica el esfuerzo de aguantar los 91 escalones. Es recomendable encarecidamente, aunque en Agosto de 1999 se hablaba de que si iba a prohibir el acceso a la Pirámide para resguardarlo del desgaste ocasionado por el turismo.