No sé si realmente se puede entender la muerte de un ser querido. Tampoco sé si se acepta. Sólo sé que uno se resigna a la falta de la presencia física de esa persona. Se resigna a que nos falte su voz, su saludo para nuestro cumpleaños, su llegada alegre a nuestro hogar, el compartir unos mates en el jardín, mientras nuestros niños juegan y hacen de las suyas. En mi caso, yo perdí a mis padres en el transcurso de apenas tres años. Mi madre se fue despidiendo lentamente, porque fue víctima de cáncer.
De cualquier manera, no creo en eso de que uno puede estar más o menos preparado para despedirse para siempre de un ser querido. Nunca estamos preparados, nos aferramos con todas nuestras fuerzas a la posibilidad de que permanezca a nuestro lado, de burlar a la Parca y ganarle la partida. En el caso de mi padre, fue repentino. Era un sábado, yo estaba ocupada ordenando la casa, porque al día siguiente él venía a visitarnos. Mi marido me llamó y me dio la noticia de que mi padre se había ido. Tuve una crisis de llanto. No estaba preparada para la muerte de mi gallego, no lo podía entender; hacía instantes había hablado con´él por teléfono y ahora me decían que no lo volvería a ver. El dolor permanece, pero lo guardo para mis momentos de soledad, esos momentos donde uno necesita evocarlos, para seguir sintiéndolos. Mi marido se ocupó de contener a mis hijas, yo no tenía fuerzas para explicar lo inexplicable.
Ahora, que el tiempo pasó, porque ese fue mi gran enojo, mis padres no estaban más y el mundo seguía girando como si nada hubiera pasado, hablo con mis hijas de ellos, tratando de alimentar los recuerdos en sus memorias, manteniendo vivo el amor que tuvieron por sus nietas y que ellas les tuvieron. Hoy EntrePadres quiere ayudarte a entender cómo comprenden la muerte los niños según la edad.
La muerte entendida por los niños en edad preescolar
A esta edad, los niños no entienden que la muerte es para siempre; y tampoco entienden del todo bien qué está sucediendo. Incluso, pueden llegar a sentirse responsables de lo que está sucediendo. De alguna manera, perder a alguien que estaba muy ligado a ellos, es como perder una parte de ellos mismos. Puede ser que reaccionen comportándose mal o distanciándose de ti.
La muerte entendida por los niños en edad escolar
A esta edad ya entienden que la muerte es permanente, entienden que cuando alguien muere, no regresará; pero necesitarán escucharlo una y otra vez. También se preocupan por si pudiera llegarle a pasar lo mismo a otro de sus seres queridos.
La muerte muerte entendida por los niños más grandes
Ahora que ya entienden que la muerte es permanente, también pueden entender las causas que las provocan, y pueden mostrar o hablar más de los sentimientos que la pérdida de ese ser querido produjo en ellos. Pueden estar interesados en hablar sobre qué pasa después de la muerte y hacer preguntas de tipo espiritual. También serán más capaces de entender lo que te pasa a ti con respecto a esa pérdida.
La muerte entendida por los adolescentes
Los adolescentes experimentan las emociones en mayor medida, pueden llorar durante horas o permanecer encerrados en su cuarto sin querer hablar con nadie, o simplemente preferir la compañía de sus amigos.
¿Qué podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos a sobrellevar una pérdida?
Trata de proveer un ambiente seguro donde tu niño pueda manifestar sus emociones. No olvides que necesita saber lo que realmente está sucediendo; dile la verdad, la honestidad los ayudará a lidiar con la pérdida y a poder transitar el duelo; y permítele hacerte todas las preguntas que necesite. Si tu pequeño se muestra reticente a hablar, intenta abrir el camino del diálogo; mantén las rutinas cotidianas lo más que te sea posible. Y sobretodo, si la pérdida te afecta a ti también, encuentra contención para ti, así estarás más serena para contener a tu hijo.
Por mi parte, aunque el dolor parece anestesiarse por momentos, debo admitir que persiste; pero me aferro a lo mejor que me han dejado mis padres, a esas huellas imperceptibles que se dejan en el alma, y los honro, los honro cada día, y eso es lo que les transmito a mis hijas.
Fuente: Entre Padres