El rey tenía una bellísima hija,
la princesa.
Pero existía un grave problema.
Todo lo que la princesa tocaba se derretía.
No importaba lo que fuese;
metal,
madera,
plástico
todo lo que tocaba se derretía.
Debido a esto, todos los hombres le temían.
Nadie se atrevía a casarse con ella.
El Rey estaba desesperado.
¿Qué hacer para ayudar a su hija?
Consultó a todos los magos y hechiceros.
Alguien le dio un consejo,
“Si tu hija toca algo, cualquier
cosa, que no se derrita en sus manos,
ella estará curada.”
El Rey brincaba de alegría.
Al siguiente día,
estableció una competencia.
Cualquier hombre que le diera algo a su hija,
cualquier objeto que no se derritiera en sus manos, podría desposarla
y así heredar el trono del Rey.
Tres jóvenes príncipes tomaron el reto
El primero de los príncipes le llevó una aleación de los más duros metales.
Pero en el momento,
en el que la princesa lo tocó,
se derritió como hielo en fuego.
El príncipe se retiró triste y acongojado.
El segundo de los príncipes trajo un diamante enorme,
pensando que el diamante, por ser la substancia más dura
en el mundo no se derretiría.
Pero al entregarlo,
y una vez que la princesa lo tocó,
se derritió.
El también se fue decepcionado.
El tercer príncipe se aproximó.
Y le dijo a la princesa,
“Mete tu mano en mí bolsillo y siente que hay ahí adentro.”
La princesa hizo lo que le había pedido,
de pronto se puso roja.
Sintió algo duro.
Lo sostuvo en su mano.
Y no se derritió!!!
El Rey estaba inmensamente feliz.
Todo el reino se encontraba regocijado.
Y así el tercer príncipe desposó a la princesa
y vivieron felices para siempre.
Pregunta:
¿Qué fue lo que agarró la princesa en los pantalones del príncipe?
Eran unas M&M’s por supuesto.
“Se derriten en tu boca no en tu mano".
¿En qué estabas pensando?