Y todos los problemas son circunstanciales y las circunstancias son igual que las olas: Vienen y se van, la felicidad espiritual no consiste en borrar de la mente las preocupaciones, ni olvidarlas, la tranquilidad espiritual consiste en la búsqueda constante de soluciones para nuestros problemas.
No basta ni remotamente con cruzarte de brazos y hablar de ellos. Hay que enfrentarlos: O te vencen o las vences, y en esa lucha hay que trazar estrategias.
No siempre el camino más fácil es el más indicado.
La vida nos ha enseñado que no hay nada imposible para vencer.
¡Lucha con toda tu alma!
Desconozco a su autor
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