viernes, 30 de octubre de 2015

Cuento: El cuento de Latif

Latif era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo.
Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos. Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugos que alguna persona caritativa le acercaba.

Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus dias, Latif era considerado por todos, el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada.

Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con Latif, que dormitaba a la sombra de una encina. Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría.

El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:
– “Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.”

Latif lo miró, casi despectivamente, y le dijo:
– “Puedes quedarte con tu moneda, para qué la querría yo? ¿Cuál es tu pregunta?

Y el rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus analistas no habían podido solucionar.

La repuesta de Latif fue justa y creativa.
El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado, meditando sobre lo sucedido.

Al día siguiente el rey volvió a aparecer en el mercado. Ya no paseaba entre los mercaderes, fue directo a donde Lafit descansaba, esta vez bajo un olivar. Otra vez el rey hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a Latif.

– “Latif te necesito,” le dijo. “Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltara nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras… por favor.”

Por compasión, por servicio o por sorpresa, el caso es que Latif, después de pensar unos minutos, aceptó la propuesta del rey.

Esa misma tarde llegó Latif al palacio, en donde inmediatamente le fue asignado un lujoso cuarto a escasos doscientos metros de la alcoba real.
En la habitación, una tina de esencias y con agua tibia lo esperaba.

Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales.
Todos los días, a la mañana y a la tarde, el monarca mandaba llamar a su nuevo asesor para consultarle sobre los problemas del reino, sobre su propia vida o sobre sus dudas espirituales.

Latif siempre contestaba con claridad y precisión.

El recién llegado se transformó en el interlocutor favorito del rey. A los tres meses de su estancia ya no había medida, decisión o fallo que el monarca no consultara con su preciado asesor.

Obviamente esto desencadenó los celos de todos los cortesanos que veían en el mendigo-consultor una amenaza para su propia influencia y un perjuicio para sus intereses materiales.

Un día todos los demás asesores pidieron audiencia con el rey. Muy circunspectos y con gravedad le dijeron.

– “Tu amigo Latif, como tú llamas, está conspirando para derrocarte.”

– “No puede ser” dijo el rey. “No lo creo.”

– “Puedes confirmarlo con tus propios ojos,” dijeron todos. “Cada tarde a eso de las cinco, Latif se escabulle del palacio hasta el ala Sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién. Le hemos preguntado a dónde iba alguna de esas tardes y ha contestado con evasivas. Esa actitud terminó de alertarnos sobre su conspiración.”

El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones.

Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera.
Desde allí vio cómo, en efecto, Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.

– “Lo visteis” gritaron los cortesanos, “lo visteis?”

Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.

– “¿Quién es?” dijo Latif desde adentro.

– “Soy yo, el rey,” dijo el soberano. “Ábreme la puerta.”

Latif abrió la puerta.

No había nadie allí, salvo Latif.

Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.

Sólo había en el piso un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro de la pieza una túnica raída colgando de un gancho en el techo.

– “¿Estás conspirando contra mi Latif?” pregunto el rey.

– “¿Cómo se te ocurre, majestad?” contesto Latif. “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”

– “Pero vienes aquí cada tarde en secreto. ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?”

Latif sonrió y se acercó a la túnica rotosa que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:

– “Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica, este plato y esta vara de madera” dijo Latif. “Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado… que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de QUIÉN SOY Y DE DÓNDE VINE”.

Jorge Bucay


jueves, 29 de octubre de 2015

Demasiado Lodo

Ya hay demasiado fango en el sendero, no le amontones más.
Es ingrata tarea el hacer resbalar a los demás.

Ya hay demasiado barro por la vida para que tú eches más.
Sé tú de los que aparten ese barro para no salpicar a los demás.

Ya hay demasiadas sombras por el mundo, ya no le pongas más.
Haz tu vida tan clara y luminosa que evites tropezar a los demás.

Hay tanta podredumbre dondequiera que no es justo que tú la aumentes más;
echa a andar tu pureza sin temores, y entonces vivirás …

Francisco Estrello


miércoles, 28 de octubre de 2015

La humildad

La humildad parte del conocimiento de que no existen personas más importantes que otras, de que en el Universo todos cumplen una función.

La lluvia sirve, el viento sirve, el agua sirve, los seres humanos servimos… Todo cumple una función, y no cabe discusiones sobre si unas funciones son mejores que otras, pues todas son igualmente útiles.

Humildad no es sentirse inferior a nadie, ni creer que existe alguien mejor que tú. Procede de un sentimiento de paz interior; por ello, la humildad es el principio básico de una vida equilibrada.

Frederic Solergibert


miércoles, 21 de octubre de 2015

¿Sabes cuánto vales en realidad?

Alfredo, con el rostro abatido de pesar se reúne con su amiga Marisa en un bar a tomar un café.
Deprimido descargó en ella sus angustias...que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación...todo parecía estar mal en su vida.

Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 50 dólares y le dijo:
- Alfredo, quieres este billete ?
Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
- Claro Marisa...son 50 dólares, quién no los querría ?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo pequeño. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo volvió a preguntarle:
- Y ahora igual lo quieres ?
- Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares, claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
- Lo sigues queriendo ?
- Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor...

- Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin decir palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:
- Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite !!
Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente MERECEMOS MAS y que PODEMOS CONSEGUIRLO si nos lo proponemos ? Claro que el mero propósito no alcanza...se requiere de la ACCIÓN para lograr los beneficios. Yo sé que se puede y que existen innumerables caminos para conseguirlo.

Desconozco a su autor


lunes, 19 de octubre de 2015

19 de octubre: Día Mundial Contra el Cáncer de Mama

Cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de lucha contra el Cáncer de Mama con el fin de informar y sensibilizar a la población a cerca de esta enfermedad que mata a miles de mujeres en el mundo.

-La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres. Aunque la mayoría de muertes por esta enfermedad se da en países con bajos ingresos, mujeres de países desarrollados y en desarrollo padecen de este mal. Esto se debe a la escasa información y a los impedimentos para acceder a los servicios de salud.

-Los principales factores de riesgo de contraer cáncer de mama incluyen una edad avanzada, la primera menstruación a temprana edad, edad avanzada en el momento del primer parto o nunca haber dado a luz, antecedentes familiares de cáncer de mama, el hecho de consumir hormonas tales como estrógeno y progesterona y consumir licor.

-En este día en especial, la OMS promueve la detección precoz a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama sigue siendo la piedra angular de la lucha contra este cáncer.

-Según la OMS, cada 30 segundos en algún lugar del mundo se diagnostica un cáncer de mama.


Algunas recomendaciones son:

La autoexploración permite detectar cualquier cosa rara en las mamas, por mínima que parezca (inflamaciones, piel de naranja, secreciones, etc.) debe ser tomada como una invitación inmediata para acudir a una revisión.
La autoexploración debe realizarse cada mes a partir de que las mamas comienzan a crecer. 
Se debe hacer una semana después del inicio de la menstruación o, si no la tienes, debes fijar un día que siempre recuerdes (o amárrate un hilito).

Se recomienda auto explorarse en un lugar tranquilo, sin prisas, a solas y en un lugar con temperatura agradable (considera que estarás desnuda de la cintura para arriba).

Si tienes más de 40 años, una opción para ir más a fondo es la mastografía.


viernes, 16 de octubre de 2015

La Humildad en nuestro corazón

La vida de una persona soberbia es muy mala, pero especialmente estar y vivir cerca de ellos no es bueno para la salud. Si tienes a una persona así cerca de ti, es mejor alejarla o ayudarla a que vea su error, pues no le hacen bien a nadie. Tanto lo uno como lo otro seguramente será muy difícil, alejarle porque pensará que le debes algo, y querrá seguir teniendo esa “suerte” en la vida. Hacerle ver su error será igualmente complicado, porque precisamente su falta de humildad le cegará. En cualquier caso, vivir con alguien así es nocivo para la salud.

Una persona agradecida es la que muchas veces lo ha perdido todo y aún sigue feliz de haber contado con el amor de las personas que le conocieron, pues aún en su mismísima situación sigue tan humilde como cuando era una persona con una situación envidiable.

La verdad es que no se necesita mucho para ser una buena persona. Ni aún siendo afortunados en la vida hace falta mucho para ser buenas personas. Sólo hace falta seguir siendo personas sencillas, con valores, que llora cuando alguien sufre, que sentimos cuando alguien se nos va, que cuando llega los éxitos no deja de ser humilde… Seguro que con ello tenemos un trozo de cielo ganado, o al menos, tendremos los ojos de Dios cerca de nosotros…

Aprendamos a vivir con lo que tenemos, y seamos buenos con quien tiene menos que nosotros.

Seamos humildes, y no nos permitamos alardear de lo que la vida nos ha dado.

Desconozco a su autor


lunes, 12 de octubre de 2015

Después

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.

Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser niños, después nos desesperamos porque son adolescentes, difíciles de tratar. Pensamos: seremos más felices cuando salgan de esa etapa.

Luego decidimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos retiremos.

La verdad es que. No hay mejor momento para ser feliz que ahora mismo.

Si no es ahora, ¿cuándo? La vida siempre estará llena de retos.

Es mejor admitirlo y decidir ser felices ahora de todas formas.

No hay un luego, ni un camino para la felicidad, la felicidad es el camino y es AHORA.

Atesora cada momento que vives, y atesóralo más porque lo compartiste con alguien especial; tan especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que El tiempo no espera por nadie.

Así que deja de esperar hasta que termines la Universidad, hasta que te enamores, hasta que encuentres trabajo, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que se vayan de casa, hasta que te divorcies, hasta que pierdas esos diez kilos, hasta el viernes por la noche o hasta el domingo por la mañana; hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que justamente Éste para ser feliz.
La felicidad es un trayecto, no un destino.

Trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubieran herido, y baila como si nadie te estuviera viendo.


Desconozco a su autor