sábado, 4 de julio de 2015

Se necesita silencio (I)

En este mensaje al corazón le decimos, ¡Necesitamos Silencio! Sí necesitamos silencio en nuestras vidas para poder vivir a plenitud. Necesitamos silencio en nuestros corazones para contemplar las maravillas que nos rodean: la naturaleza con sus diferente tonalidades de verdes, los colores de las amapolas, de los lirios, de las rosas, las formas caprichosas de las rocas, la majestuosidad de las montañas, la humildad de las pequeñas colinas, la paz de los valles. La belleza de un atardecer, o de una noche de luna, o de un día soleado de campo se pierde porque nos falta silencio y soledad para contemplarlos.

Se necesita silencio para meditar en esos gestos de amor que tiene mucha gente para con nosotros. Para saborear la ternura de una madre que ama a sus hijos. Para contemplar la comprensión de nuestro amigo que no nos falló en los momentos de crisis. Para contemplar esos actos misericordiosos y llenos de perdón que ha tenido la gente que nos ama.

Necesitamos silencio para ver la belleza escondida en el rostro sucio y travieso de un niño, en el candor e inocencia de un nene durmiendo, en la grandeza escondida de un pequeño que irá creciendo y se irá haciendo un hombre lentamente, y que ya tiene esa grandeza en potencia, en germen.

Se necesita silencio para poder contemplar la grandeza de tantas vidas heroicas, que han brindado lo suyo para hacer de este mundo un mundo mejor y que han estado muy cercanos a nosotros brindando su pan, su consejo, su amor, su perdón, su comprensión.

Se necesita silencio para contemplar la paciencia que han tenido algunos con nosotros, para contemplar también el porqué oculto, pero dramático, que incluyen y mueven a algunos a realizar actos buenos y a otros a realizar actos ofensivos y dañinos. Se necesita silencio para ver en estos últimos, sus traumas, sus frustraciones, sus fracasos, las tinieblas que poco a poco envuelve sus vidas y que los lleva a eso. Se necesita silencio para perdonarlos y comprender su pobre situación.

Desconozco a su autor

jueves, 2 de julio de 2015

Decisiones en la oscuridad

Cierta vez durante el verano un grupo de excursionistas viajó a la playa, llegando ya cuando había oscurecido debido a muchos retrasos.

Debían caminar 2 km por la playa hasta el campamento, pero no llevaban linternas, aún así decidieron caminar el trecho en medio de la oscuridad.

Llevaban ya cierto trecho recorrido cuando encontraron la saliente de un río, pero no podían apreciar que tanto debían atravesar ni qué tan hondo era.

No sabían que hacer, y aún teniendo una radio no se comunicaron, y se aventuraron a cruzar a ciegas. Pero el río era muy profundo y con una corriente muy fuerte, así que perdieron sus bolsos y todo lo que llevaban y apenas llegaron al otro lado.

Continuaron finalmente hasta llegar al campamento.

Al día siguiente volvieron a ver si había quedado algo de sus cosas, y vieron que apenas unos metros arriba de donde cruzaron había unos troncos que hacían de puente.

Muchas veces, nos sucede esto mismo, y tomamos decisiones en medio de problemas, dificultades, problemas o angustias, y lo peor es que no pedimos guía ni ayuda.

Por este motivo, nos suceden cosas de las cuales luego nos arrepentimos.

La mayoría de las veces suele haber un “puente” que nos lo facilita, sin embargo, por todo lo que nos rodea solemos no verlo.

Si estás pasando por una situación difícil no tomes decisiones a la ligera, espera hasta tener la luz que te guíe para poder ver lo correcto.

Desconozco a su autor


miércoles, 1 de julio de 2015

La libertad

Libertad, es una palabra maravillosa que, me animaría a decir sin temor a equivocarme, la es para cada ser que habita este planeta.

Todos asociamos a la libertad con algo, por ejemplo; “si tuviera dinero sería libre…” o, “si mi trabajo fuera viajar, me sentiría libre…”, en fin, las variantes pueden ser infinitas y en definitiva es sinónimo de felicidad.

¿Pero es en verdad así? ¿Alguna vez nos pusimos a pensar qué significa realmente para nosotros? Probablemente, cuando éramos chicos y estábamos entrando en la adolescencia, ser libres era crecer más rápido y ser grandes para “hacer lo que yo quiera”. Y cuando crecimos y nos convertimos en adultos, se nos empezó a complicar; los deberes, obligaciones, responsabilidades y mandatos varios, tanto familiares como sociales, nos hicieron ver la Libertad como algo que sólo existía en los libros o una sensación de la cual gozábamos por corto tiempo.

En mayor o menor medida, todos hemos tenido a lo largo de nuestra historia, uno o varios, momentos de crisis, donde el dolor, la angustia o quizás la rabia nos han hecho sentir atrapados, sin salida.

Es probable también, que en esos momentos desesperantes, nos haya sorprendido algún pequeño “flash” donde sentimos que la salida estaba dentro nuestro.

Pero vayamos a las cosas de todos los días, a las limitaciones cotidianas. Cada, “no puedo…”, “no sé si me animo…”, “no tengo dinero, o suerte, o pareja, etc.”, “no sé si me irá bien…”; son pequeñas cárceles que nos construimos. Cada vez que decimos una de estas frases nos creamos un cerco que nos impide ir más allá e incluso no nos deja ver el mundo de infinitas posibilidades que nos rodea.

El miedo automáticamente nos encierra, nos limita, nos hace caminar en círculos. Es el que nos paraliza y ya es tiempo de que empecemos a desarmarlo pues que se achique o se agrande, depende exclusivamente de nosotros.

Desbaratarlo, es un trabajo de cada día, enfrentando de a una las situaciones en las que el miedo se hace presente. A lo mejor, no lo logramos la primera vez, pero si insistimos tenemos el éxito asegurado

No nos olvidemos que muchas veces es más grave el miedo al miedo que a lo que realmente vamos a enfrentar o resolver.
Probemos cambiar nuestra actitud en lo de todos los días, y en cada pequeño triunfo, vamos a experimentar la libertad, y esa misma sensación nos va a dar fuerzas para hacer cambios cada vez más importantes. Las llaves de la cárcel están en nuestro poder y sólo nosotros podemos decidir cuando usarlas.

Abrirnos al Amor y aprender el respeto, nos ayudará a encontrar el camino hacia la más extraordinaria experiencia: La Libertad

Desconozco a su autor