lunes, 18 de marzo de 2013

Bacalar: La Laguna de los Siete Colores

El título de esta ruta es el sobrenombre perfecto de la laguna de Bacalar, porque sus plácidas aguas cubren toda la gama posible entre el azul turquesa y el azul de Prusia. Es, de hecho, el mismo milagro de tonalidades del mar Caribe, pero tierra adentro, rodeado aún de selva.

No es exagerado decir que entre los grandes cuerpos de agua de México es uno de los más hermosos o, tal vez, el más hermoso de todos. Sobré su costa occidental se sitúan el pueblo de Bacalar, algunas comunidades más pequeñas y grupos de cabañas.

En las cercanías hay también zonas arqueológicas y parques ecoturísticos. En conjunto, pues, el viajero encuentra aquí una formidable combinación de panorámicas extraordinarias, cultura, diversión y una excelente red de servicios.

BACALAR - FUERTE DE SAN FELIPE - CENOTE AZUL.
Esta ruta corresponde casi en su totalidad al tramo de 60 kilómetros de la carretera federal 307 (Chetumal- Cancún) que corre paralelo a la laguna de Bacalar y que inicia a escasos 22 kilómetros de Chetumal. Este tramo no ofrece ninguna dificultad: es ancho, con grandes rectas y base de concreto hidráulico. Sólo la zona arqueológica de Chacchoben está fuera de esta vía. A ella se llega por la carretera federal 293 (asfaltada y de dos carriles), que parte de la 307 al norte de la laguna, muy cerca de Pedro A. Santos. Hay señalamientos claros tanto para esta zona como para los demás puntos de la ruta.

BACALAR

Situado 38 kilómetros al noroeste de Chetumal, este pueblo reúne distintas cualidades que lo vuelven único y por las que ahora aspira a ser designado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo federal. Tiene una historia mucho mayor de lo que aparenta. Fue fundado en el año 435 d.C. como el pueblo maya de Siyancaan Bakhalal. Tras la feroz guerra de conquista en la Península de Yucatán, don Gaspar Pacheco lo refundó como la Villa de Salamanca de Bacalar en 1544.

A lo largo del virreinato, vivió siempre bajo la amenaza de los piratas ingleses, quienes llegaron a arrasarlo en 1652. Más tarde, fue uno de los principales escenarios de la Guerra de Castas: en 1848 cayó en manos de los mayas rebeldes; al año siguiente lo recuperó el gobierno criollo de Yucatán. En 1858 los mayas cruzoob lo volvieron a conquistar, y esta vez dieron muerte a todos sus habitantes. Los rebeldes lo mantuvieron en su poder hasta 1901, cuando las fuerzas del gobierno federal lo ocuparon definitivamente.

Aunque a lo largo del siglo XX creció en tamaño y población, Bacalar sigue teniendo una muy agradable atmósfera pueblerina, que es el complemento perfecto a la caleidoscópica presencia de la gran laguna adyacente. Su parte más antigua tiene un trazo reticular y se extiende entre la carretera federal 307 y la laguna. En esta área se localizan el Fuerte de San Felipe y una ancha plaza a sus espaldas. Una cuadra más hacia el poniente está la Iglesia de San Joaquín, edificada a mediados del siglo XVI, si bien conserva poco de su riqueza original. La imagen de su santo patrono es considerada muy milagrosa (según la tradición local, esta imagen decidió quedarse en Bacalar), y sus festejos en agosto son muy llamativos. La mayoría de los pequeños hoteles y restaurantes del poblado se encuentran sobre la ribera de la laguna, al sur del centro y a lo largo de unos cuatro kilómetros, hasta el Cenote Azul. La avenida Costera Bacalar es la vialidad que une todos estos puntos. Los hoteles y restaurantes son en Bacalar la principal vía de acceso a la laguna. Uno puede echarse a nadar desde sus pequeños muelles o bien alquilar ahí lanchas, motos acuáticas o kayacs.

FUERTE DE SAN FELIPE.

El arbolito que está sembrado frente a las puertas del museo es de Palo de tinte o Palo de Campeche, una especie originaria de la península de Yucatán que da un oscuro pigmento indeleble muy apropiado para teñir textiles. Dicho árbol, que antes de la aparición de los pigmentos sintéticos era muy cotizado, fue el objeto de la codicia de los ingleses y la razón principal por la que durante siglos mantuvieron con esmero su base pirata de Belice.Punto de visita obligada en Bacalar es esta famosa fortaleza construida por orden del capitán general de Yucatán Antonio de Figueroa y Silva en 1733. Es una formidable estructura militar de espesos muros, baluartes en sus cuatro esquinas y un foso de 4 metros de profundidad, que en su tiempo debió haber tenido agudas estacas. Se calcula que unos sesenta soldados, además de oficiales, pudieron haber formado su guarnición.
Durante la Guerra de Castas el edificio cambió de manos varias veces y quedó totalmente inservible, hasta que en 1938 el ejército federal se encargó de restaurarlo. Hoy alberga un pequeño pero excelente Museo de la Piratería que muestra embarcaciones a escala, dispositivos interactivos, mapas y piezas históricas, a través de un espléndido despliegue museográfico. Está a cargo del Instituto Quintanarroense de la Cultura y abre de martes a domingo de 9:00 a 20:00 horas.

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