viernes, 19 de junio de 2015

Somos la fuente de nuestras emociones

Podemos generarlas o cambiarlas en el momento que queramos. ¿Por qué, pues, no lo hacemos? Para la mayoría de nosotros, sentirnos mal es “natural” pero necesitamos una razón para sentirnos bien. No te hace falta una excusa para sentirte bien. Puedes decidirlo ahora mismo, sentirte bien sencillamente porque estás vivo, porque así te apetece, ni más ni menos. ¡No tienes que esperar a nada ni a nadie!

¿Cuál es la mejor manera de enfrentarse a las emociones negativas? Hay muchas respuestas comunes e ineficaces. Podemos no hacerles caso, evidentemente esto no las hará desaparecer. Podemos suprimirlas, pero saldrán por otro lado. Podemos regodearnos en ellas y hundirnos en la autocompasión, pero esto no mejora la situación. Podemos tratar de competir diciendo: ¿Crees que las cosas van mal? ¡A mí me van peor!

Evidentemente, la actitud más inteligente consiste en transformarlas enfrentándonos eficazmente a los problemas, buscando soluciones, usando nuestras emociones y aprendiendo de ellas para mejorar nuestra vida y la vida de aquellos que tenemos el privilegio de tener cerca.

Anthony Robbins


jueves, 18 de junio de 2015

Yo no entiendo a la gente grande

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque tapan la luz del Sol. Quitan las flores de las plantas para dejarlas marchitar en un jarrón y enjaulan a los pajaritos. Porque han pintado todas las cosas de gris y han llenado el cielo de antenas y chimeneas.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque se creen importantes, por el sólo hecho de ser grandes. Porque no me dejan caminar descalzo, ni chapotear en la lluvia. Porque me compran juguetes y no quieren que los use porque se rompen.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque le han puesto nombres difíciles a las cosas sencillas. Porque se pegan entre ellos o siempre están discutiendo. Porque quieren empleos importantes y se pasan la vida sentados en sillas.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque no sienten el placer de perder el tiempo mirando alrededor y son incapaces de dar vueltas en un carrusel. Porque cuando me porto mal me amenazan con una inyección y cuando me enfermo, me dicen que una inyección me va a poner bien.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque quieren que coma con horarios y no cuando tengo hambre. Porque cuando pregunto algo no me contestan, porque soy muy chico y cuando pido un chupete, me dicen que soy un grandullón.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque siempre se hacen los lindos o serios. Porque dicen mentiras y ellos mismos no se las creen. Porque cada vez que mienten me doy cuenta y sufro mucho.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque me dicen miedoso y ellos me hablaron de coco y fantasmas. Porque me piden que sea bueno y me regalan cosas, que no necesito, porque a los niños de sus amigos les compraron. Porque han llenado la casa de cristales, porcelanas y cosas que se rompen y ahora resulta que no puedo tocar lo que veo.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque perdieron las ganas de reír, correr y saltar. Porque olvidaron las cosas que tanto les gustaba de chicos. Porque antes de divertirse le piden permiso al reloj.

Yo no entiendo a la gente grande …
Porque cuando hago algo malo, me dicen: ¡no te quiero más! … y tengo miedo de que me dejen de querer en serio

Desconozco a su autor


miércoles, 17 de junio de 2015

Los pequeños detalles

El alumno, según él, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Cuando el maestro le regresó las pinturas al alumno, el cuadro había cambiado notablemente.

El alumno quedó asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia le dijo al maestro:
¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?

Es que en esos pequeños detalles está el arte. Contestó el maestro.
Si lo vemos despacio, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles.

Desconozco a su autor