Sentirse culpable de todo cuanto está a tu alrededor en absoluto es nada sano para ti. Descarta por completo esta tendencia y empieza a vivir de una manera mucho más agradable.
Los seres humanos nos caracterizamos por muchas cosas pero, asumir responsabilidades es una de las más comunes. Y esto casi siempre va acompañado de un sentimiento de culpa que mucha gente no quiere experimentar. A veces ser culpable es motivo de probables desgracias: pagar una multa, pérdida de imagen… Por otro lado tenemos a personas que son propensas a culparse por todo lo que sucede. Y, por raro que parezca, hay quien va pidiendo ser culpable. Cuando ocurre algo malo piensan: “¿no tendré yo la culpa de esto?”
¿Por qué hay quien tiene esta predisposición? Aunque parezcan casos aislados, se da mucho y sobre todo en mujeres. Es un asunto sociocultural.
Desde tiempos remotos y, sin duda, abusando de su poder seguro que el hombre acusaba de todo a la mujer. El machismo sigue vivo en nuestra sociedad. Aún es frecuente escuchar a mujeres responsabilizarse de actos de sus hijos y marido. A veces esta postura tiene otros objetivos como proteger o evitar una pelea
Según estudios, hay tres tipos:
- Perseguidor: la persona es autoritaria y mandona, se quiere imponer siempre y manipular. Es propensa a criticar e insultar y descalificar.
- Protector: Siempre ayuda, la necesiten o no. Necesita que la necesiten; protege y ayuda, aún si no se lo piden.
- Víctima: Todo lo malo le sucede a ella, siempre se está quejando, hace las cosas mal con el fin de que la culpen y se responsabiliza de las culpas de los demás.
Cuando alguien se comporta de alguna de estas maneras (algo muy común en la vida diaria), los psicólogos lo llaman “juego psicológico”, siempre termina siendo negativo.
Las personas que se sienten culpables de todo lo que pasa a su alrededor es porque en su niñez (entre los dos y diez años), inconscientemente fue “alimentándose” con la idea que ese era su papel en la vida. Esto se grabó en su cerebro y ya siempre se comportará así. El motivo de esa decisión, seguramente fue que de esta manera conseguía que los demás le quisieran (necesitamos alimentarnos psicológicamente).
Cada cual escoge la manera de conseguir los apoyos necesarios. Aquellas personas que se culpan por todo escogieron el papel de víctima, a veces se le suma el papel desalvadora, en otras palabras se “sustentan” de dos formas contrapuestas de comportarse. Ser víctima y salvadora son actitudes negativas para llegar a ser plenamente felices, ya que algunas veces fuerzan las situaciones para poder sentirse así. Lo único que consiguen estas personas es un gran desgaste físico y psicológico, terminan descuidándose: descuidan su imagen, su cuidado, alimentación… y se dedican exclusivamente a cuidar de los demás, pero no logran ser felices por mucho esfuerzo que hagan.
Consejos:
Si quieres dejar de sentir culpa por todo, tienes que darte cuenta de que esa actitud no te está dejando ser feliz. Para salir de ese juego psicológico puedes hacer lo siguiente:
- Para que los demás te quieran no tiene que ser por tu sufrimiento.
- Cada día, escribe en un papel diez veces: “sólo seré responsable de mis actos”
- Hazte estas notas: “los demás me quieren por lo que soy, no por lo que valgo”, “tengo derecho a vivir MI vida y dedicarme sólo a MÍ”, y ponlos en sitios visibles.
Si aún así no lo consigues, ve a un profesional de psicología. Estoy completamente segura de que en muy poco tiempo serás capaz de superarlo y conseguirás por fin ser feliz.
“Agosto lleva la culpa y septiembre la pulpa”
“El que este libre de culpa que tire la primera piedra“
Vanessa Arjona
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