Los volados que los merengueros jugaban fueron toda una tradición y, su -¿sencillo o doble?- era la invitación a jugar y ganar dos merengues por el precio de uno o a pagar dos veces el mismo merengue en caso de perder.
Cierto que la suerte no tenía tanto que ver, porque los merengueros tenían tal adiestramiento en los “volados” que, a veces, “se dejaban ganar”. Cierto también, que no todos los clientes aceptaban jugar -niños o adultos-, pero para quienes entraban en el juego, era, también, una forma inocente de divertirse, porque en una de “ésas”, le fallaba el cálculo al merenguero…y sí, a veces también sucedía, lo que desde luego era casi una afrenta para el merenguero.
Entrañable para muchos mexicanos resulta el pregón del merenguero, único e inconfundible por su ritmo y duración cadenciosa en la nota alargada.
Los merengues se preparan como cualquier otro merengue, con claras de huevo y azúcar, pero a los merengues mexicanos se les agrega un poco de pulque. Los gaznates, que son láminas delgadas de harina, se rellenan de la mezcla del merengue y de la misma forma se hornean. Aún es posible encontrarse con algún merenguero, charola al hombro y repleta de estas delicias para disfrute de chicos y grandes, aunque los “volados” quedaron para la historia.
De la ciudad de Monterrey, al norte de la República Mexicana, son las llamadas “glorias”, exquisitos dulces de leche, miel de maíz, vainilla y nuez.
Muy conocidos y apreciados son los dulces de tamarindo y azúcar, que también se preparan como golosina picante.
Los dulces de coco son también muy representativos de lo típico mexicano, se les conoce como cocadas y se preparan de varias formas, con leche o con miel de maíz, y se colorean con pinturas vegetales, de tal forma, que encontramos dulces en color rosado y amarillo, verde, azul o simplemente blancos.
Continuará...
Issa Martínez
Alenarte Revista
No hay comentarios:
Publicar un comentario