Formar una pareja sólida y duradera es un hermoso desafío que requiere de una inversión emocional a diario. Hay algunos aspectos fundamentales para cimentar esta relación que tanto deseas. No existen soluciones mágicas puesto que cada pareja es un mundo, pero sí ciertos consejos generales que pueden ayudarte. ¡¡Merece la pena el esfuerzo!!
1. Cada pareja tiene su modo
Una vez que sientes que la persona que amas es aquella con la que deseas compartir el resto de tu vida, llega el momento de dar un paso más allá. Una vida en común, un mundo de a dos en el que habrá que conjugar tu historia y la del otro para comenzar un "nosotros".
Es un momento importante pero debe ser natural. Puedes sentarte con tu pareja y hablar seriamente de cuáles son las perspectivas para vuestra relación . ¿Un noviazgo largo cada uno en su casa? ¿Una convivencia sin papeles de por medio? ¿Una boda para compartir con familiares y amigos?
No es necesario tomar decisiones apresuradas ni bajo presión. No importa lo que digan los otros, es lo que la pareja siente lo que es fundamental. Si sientes que el momento que vives te hace feliz, ese es el paso correcto.
2. Decidir juntos cuándo ser padres
Hay una emoción especial cuando una pareja se plantea si tener hijos, o cuándo tenerlos. Primero es un interrogante personal, que nace de uno mismo. Te das cuenta de que miras niños por la calle, empiezas a percibir cosas a las que antes no dabas importancia. Madres con sus pequeños, padres con caritos de bebé, familias con niños... la pregunta:"¿Y cómo sería...?" es natural e inevitable. Todos tenemos un reloj biológico y emocional que nos lleva a considerar la paternidad como una posibilidad. Después llega el momento de compartir la inquietud con el otro y ver si los momentos de ambos están en sintonía. Tener un bebé es un asunto de pareja; el más serio de todos, ya que la pareja podrá disolverse eventualmente, pero un hijo mantendrá a ambos integrantes de la relación vinculados para siempre.
3. Discutir sin pelear
Estar en pareja no significa ser hermanos siameses. No todo lo que el otro piensa, siente y dice es una verdad absoluta. Venimos de diferentes hogares y crianzas, no todo puede ser compartido del mismo modo, es más, las visiones diferentes del mundo enriquecen la pareja. Afianza tus opiniones y exprésate con libertad y respeto. No te puede gustar absolutamente todo de tu pareja, del mismo modo que hay en ti cosas de las que el otro no es fanático. Lo importante al cambiar pareceres, al discutir, es hacerlo de una manera que mantenga el respeto por el otro. Se puede discutir sin pelear, de esa manera la relación crece sin dejar profundas cicatrices que más tarde puedan abrirse.
4. Reconciliarse sin rencores
Reconciliarse. Hacer las paces. Volver a acercarte a tu pareja con la intención de renovar la intimidad entre los dos. Se trata de volver a confiar plenamente y de restablecer los códigos privados entre los dos. Esta distancia impuesta por una rencilla es lo más doloroso de una discusión. Volver a ser uno es una necesidad y un deseo. Es buena idea asegurarse de que la reconciliación es total y no quedan conos de sombra y reporoches que más tarde en la relación vuelvan diez veces aumentados. Además hay una verdad en aquello de que el sexo de reconciliación es excelente, está lleno de ganas de fusionarse de nuevo con el otro, de una intensidad superior a la regular debido al deseo de demostrar y recibir afecto de nuevo.
5. Mantener la pasión caliente
Tu pareja no es solo tu mejor amigo, o la persona que amas profundamente. Han pasado muchas cosas en el tiempo juntos, es difícil imaginar una vida sin esa persona que te acompaña en todos los momentos de tu vida; pero además de eso, tú y tu pareja necesitan excitarse mutuamente, buscarse y disfrutar de una sexualidad plena. Los años de convivencia no deben terminar ni aplacar esas ganas del otro , para eso, lo primero es sentirte sexy y bien contigo mismo y entonces seducir a tu pareja de todas las formas que se te ocurra.
Veronique de Miguel
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