“Me tomó tan de sorpresa la pregunta que lo único que atiné fue a echarle el cuento de la cigüeña. No esperaba que mi niña, tan chiquitita, me pregunte de estas cosas. Ahora no sé cómo hablarle, si volver a retomar el tema y decirle la verdad sobre cómo nacen los bebés”, manifestó Rosario.
Roberto contó que casi se cae de espalda cuando su hijo, de seis años, le preguntó sin rodeos: “¿Papá que significa sexo?”
“Primero no sabía qué responderle. Comencé con un preámbulo. Le dije que los seres vivos nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Cuando le estaba hablando de que una mujer necesita de un hombre para tener un bebe, él me interrumpió interrogándome: ¿Papi los bebés crecen en la barriga porque las mamás comen mucho y luego va creciendo su panza y de ahí salen los niños?’. Lo abracé y comencé a explicarle que papá y mamá se amaban y que fruto de ese amor es que él creció en el vientre de la mami, y quedó satisfecho”, relató.
Hablar sin temor
Lo más conveniente es hablar con naturalidad, aconseja la psicóloga Claudia Tórrez, para que el niño tenga confianza, reciba una buena formación y siempre que tenga dudas recurra a sus padres y no a terceras personas que lo pueden orientar equivocadamente.
Dice que hablar de sexo con los chicos es muy importante porque se los ayuda a identificarse y a tener conocimiento sobre su futura vida sexual.
Lo ideal es hablar cuando ellos comienzan a preguntar, que es alrededor de los cuatro a cinco años, ya que a esa edad es cuando se dan cuenta de que son diferentes entre varones y mujeres. Para ello, agrega, es necesario que los progenitores estén preparados y hablen sin temor.
Hay que responder dependiendo de la edad
La psicóloga y terapeuta sexual Rossy Zabala explica que si bien el psicoanálisis tradicional plantea el esclarecimiento sexual al chico alrededor de los 10 años, en este contexto social y cultural es bueno realizarlo cuando se lo requiera, pues el desarrollo de la técnica, instrumentos como son los medios masivos de comunicación, no permiten al pequeño reprimir su pulsión de saber e investigar acerca de la sexualidad, por lo tanto el periodo de latencia (alrededor de los seis años, que coincide con el ingreso de la criatura a la etapa escolar) ha sido dejado de lado.
“Es bueno no mentirle al niño con viejo cuento, ya obsoleto de la cigüeña o que los niños vienen de París, pues el infante trae consigo inconscientemente el saber”, señala la terapeuta.
Sigue siendo un tabú
La psicóloga y máster en educación sexual Mónica Rivero afirma que el tema de la sexualidad sigue siendo un tabú para muchos padres. Una de las causas precisamente se debe a que a ellos mismos se les ocultó cierta información o no se les habló al respecto.
“Hoy estamos ante un mundo con bastante información, la cual nuestros hijos captan: la televisión, la Internet, amigos, etc. Sin embargo, la mayoría de esta información es negativa para la formación sexual de los chicos. Por ello, debemos tener en claro que la información que nosotros no le damos como papás, ellos la conseguirán de una u otra forma”, asegura la especialista.
No hay edad marcada para hablar de sexo
Mónica resalta que la educación sexual se la va construyendo día a día y que no se trata de hablar específicamente del tema. Tampoco hay una edad marcada para empezar a decirles, dado que la educación en este campo es un proceso que acompaña a su crecimiento, pero lamentablemente los padres se preocupan del peso, talla, alimentación y olvidan una parte fundamental, que es parte de los seres humanos, como es la sexualidad.
“Les estamos hablando de sexualidad indirectamente desde que les cambiamos el pañal y ellos se tocan y ¿cuál es nuestra reacción? La mayoría reacciona diciendo: eso no se hace, es sucio. También cuando caminamos desnudos en la casa y no queremos que nos vean, cuando les decimos que esas son cosas de grandes, etc. Son actitudes que influyen negativamente en ellos”, advierte Mónica.
Premisas básicas
Claudia recomienda cuatro puntos básicos para hablar con los niños sobre la sexualidad:
Hay que decir siempre la verdad, no inventarse ninguna historia.
Siempre hay que llamar a las cosas por su nombre. Se debe decir el nombre correcto de las partes del cuerpo, por ejemplo pene y vagina, con el fin de no provocarle más confusión sobre la sexualidad.
Hay que facilitarles el camino cuando ellos se deciden a hablar acerca del tema, dado que la mayoría de los chicos tiene reparo o vergüenza de formular una pregunta y los papás pueden adelantar como una forma de complicidad con ellos.
Siempre se tiene que relacionar el tema de la sexualidad con el amor, como algo que implica cariño, responsabilidad y generosidad.
Lo que no se debe hacer
Rossy dice que hay cosas que los padres nunca deben hacer cuando su hijo le pregunte acerca del tema de sexualidad:
Nunca mentirle
El niño ya tiene un pequeño saber en temas de sexualidad, pues su pulsión de ver y escuchar lo ha llevado a investigar sobre este tema y lo que hace es cerciorarse, a través de un adulto, para confirmar sus dudas e inquietudes.
No se escandalicen
Sus hijos tienen todo el derecho a preguntar sobre lo que ignoran o no entienden. Si ustedes se escandalizan de sus preguntas, ellos pueden creer que están haciendo algo que no corresponde a su edad, y que los niños no deben intentar indagar sobre este tema. En realidad, el susto que demuestran los padres atemoriza especialmente al infante.
No se burlen de sus comentarios
Dejar a su pequeño en ridículo delante de una visita, o reírse de sus observaciones o comentarios sobre el sexo, ocasiona en su autoestima una humillante herida que puede tener efectos perniciosos más adelante, no se atreverá a actuar con naturalidad, a ser él mismo, por temor a decepcionar a sus progenitores.
No muestren disgusto
Si cuando su hijo le pregunta o hace algún comentario en relación al sexo ustedes se enfadan o los retean por lo que ha dicho, él puede creer que está haciendo algo malo o que está prohibido para los niños, y que, por lo tanto, merece un castigo, nada más lejos de la realidad.
Su sano e inteligente deseo de saber puede verse mutilado, y esto puede afectar otras áreas de su aprendizaje. Por ello, los padres deben hablar con sus hijos con absoluta naturalidad.
No los ignoren
La confianza de un niño se la va ganando día a día, pero se la puede perder en un instante. Si su hijo no se siente respetado o intuye que nadie le hace caso y que sus padres prefieren ignorar sus preguntas, se creerá menospreciado y tenderá a rehuir el diálogo con los adultos. Probablemente, en la siguiente ocasión preferirá no preguntarles.
Cuando no preguntan
Rossy explica que cuando un infante no pregunta no significa que no quiere saber, sino más bien que teme saber.
“El miedo al conocimiento se instaura muy fácilmente en los niños porque en realidad éste siempre implica traspasar algún límite y entrar en lo desconocido, asociado a lo oscuro y lo misterioso. Puede ser que su temor se deba a que sus padres no estuvieron demasiado atentos a sus inquietudes o a que no las tomaron en serio o a que se sobrepasaron al ofrecerle una información que no había pedido”, expresa la psicóloga y terapeuta sexual.
Manifiesta que se debe tener en cuenta que el niño no es capaz de asimilar todas las explicaciones que les dan, simplemente retiene y comprende realmente aquello que es capaz de integrar de una forma afectiva. En cambio, el infante rechazará la información que no puede transcribir en su lenguaje emocional o la interpretará de forma diversa, según la etapa evolutiva por la que esté atravesando.
Algunas sugerencias
La recomendación de los psicólogos es que los padres deben estar preparados para abordar la sexualidad con sus hijos. No existe una diferenciación entre quien debe hablar con sus hijos, aunque es mejor si lo hacen ambos.
Mónica afirma que tanto el papá como la mamá son los responsables de hablarles, sin importar si es una niña o niño.
“Para hablar con un niño de temas relacionados con el sexo, es mejor hacerlo a solas, sin otros hermanos o familiares que puedan coartar su naturalidad, en un clima de intimidad, pero no en secreto. Los chicos se sienten más cómodos preguntando si encuentran en sus padres y educadores una actitud abierta y franca. Solo así se atreverá a plantear sus dudas”, aconseja Rossy.
Agrega que a sus preguntas e inquietudes no se les debe contestar con prisa o en situaciones en las que se dispone de poco tiempo; es más conveniente hacerlo tranquilamente en días festivos o cuando están de vacaciones. A veces, antes de responderles, se les puede consultar qué opinan al respecto, de este modo se tendrá una idea aproximada del grado de conocimiento que tienen los niños.
“Estas conversaciones no hay que forzarlas, los niños preguntan cuando sienten la necesidad de hacerlo, no porque los adultos se lo impongan”, remarca Claudia.
Para hablar con ellos
Mónica detalla que alrededor de los 4 o 5 años les viene la curiosidad por saber de dónde llegan los bebés. Hay que hablarles con la verdad que incluye las distintas maneras: normal o cesárea. No es necesario entrar en detalles. No hay que ir más allá porque no entenderán.
A medida que pasan los años, prosigue la experta, sus curiosidades serán otras. Si en la primera etapa no les contestaron o ven cierta incomodidad, ellos darán por sentado que de estos temas no se debe preguntar, sentirán que hay algo oculto y aumentará su curiosidad.
“Los niños captan más nuestras actitudes que lo que decimos. Por ello, al hablar de sexualidad es indispensable hacer un trabajo introspectivo, es decir analizar nuestros miedos y sentimientos que nos producen estos temas, de lo contrario tendremos las mismas actitudes y prejuicios que tuvieron con nosotros”, concluye Mónica.
Respondiendo sus preguntas
Los psicólogos brindan algunas pautas para responder a preguntas que hacen los niños sobre sexo, que también se pueden aplicar a otras consultas complicadas que ellos hacen a los papás:
- Si les tomaron por sorpresa y no saben qué decir, o si les incomoda la idea de hablar al respecto mientras están en un autobús lleno, puede decir: “Excelente pregunta. Hablemos sobre esto cuando lleguemos a casa”. Así tendrán tiempo para organizar sus pensamientos.
- Muestren una actitud relajada y confiada al responder.
- Comiencen preguntándole al niño lo que sabe, lo que ha oído, y por qué le interesa. Quizás se confundió con la idea de que los bebés vienen del vientre de la mamá porque no puede figurar cómo puede la comida estar en el mismo lugar que el bebé. Ustedes pueden decir: “Hay un lugar especial en el cuerpo de las mujeres que se llama útero, y los bebés están cómodos allí mientras van creciendo”. Si al niño le satisface esa explicación, pueden ver si tiene otras preguntas.
- Utilicen un lenguaje claro y sencillo, adecuado para su edad.
- Usen las palabras apropiadas y no algunas que se escuchan hasta tontas. Aunque les de vergüenza, no hay que evitar palabras tales como senos, pene o vagina. Si los niños aprenden los nombres apropiados para las otras partes del cuerpo, también deben aprender los nombres correctos para las relacionadas con la reproducción y el placer sexual.
- Hablen simplemente. Por ejemplo, pueden decirle algo como: “Vos empezaste a crecer en mi útero cuando una semilla mía y el esperma de papá se juntaron”. Pueden sembrar semillas y ver crecer flores y verduras. Si el hijo curioso quiere saber más de lo que están preparados a discutir, pidan ayuda a amigos o recurran a libros. Si no saben cómo explicarles adecuadamente, existen una serie de libros extraordinarios, especialmente diseñados para los niños que les pueden orientar.
- Se vale decir no sé, voy a pensar, voy a averiguar o vamos a preguntarle a tu papá, porque yo soy niña (o viceversa) si esto no es el caso, investiguen y retómenlo después, pero nunca lo dejen pasar.
- Transmítanle a su hijo que la sexualidad es bella y natural.
Fuente: El amor lo mas dulce
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