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jueves, 17 de septiembre de 2015

El Arte de la Serenidad (II)

Es ocioso aquel que tiene sentido para su ocio.

No son ociosos aquellos cuyos placeres encierran buena parte de 
trabajo.

De todos, sólo son ociosos quienes tienen tiempo libre para la 
sabiduría, pues no sólo defienden bien su vida: cualquier tiempo lo 
añaden al suyo.

La vida de quienes preparan con un gran esfuerzo lo que poseerán con un esfuerzo mayor es desgraciadísima. Con gran trabajo consiguen las cosas que quieren, con ansiedad mantienen las que han conseguido, entretanto no hay ningún cálculo del tiempo, de ese que no va a tornar nunca más.

No esperes hasta que las circunstancias te dejen en libertad, 
sino sepárate tú mismo de ellas.

Es enemigo de la serenidad un compañero perturbado y que se 
lamenta de todo.

Hay que pensar cuánto más leve sea el dolor de no tener que el de 
perder, y comprenderemos que a la pobreza le corresponde un tormento 
menor en cuanto es menor la posibilidad de mermar.

Habituémonos a desprendernos de la pompa y a valorar la utilidad 
de las cosas, no sus adornos.

En todas partes es un vicio lo que es excesivo.

Da entrada a la razón en las dificultades: pueden ablandarse las 
circunstancias duras, dársele amplitud a las estrechas y las graves 
oprimir menos a quienes las soportan con elegancia.

No envidiemos a los que están situados por encima de nosotros: 
las cosas que parecían más excelsas se derrumbaron.

Quien tema a la muerte, no hará nunca nada por un hombre vivo, 
pero quien sepa que este hecho estaba pactado en el mismo momento en 
que fue concebido, vivirá según la ley de la naturaleza, y, a su vez, 
con la misma fortaleza de espíritu, se mantendrá firme para que 
ninguna cosa que le suceda sea inesperada.

Séneca


jueves, 11 de julio de 2013

Valores para ser feliz

SERENIDAD
Sé tranquilo en tu interior. Deja que esa paz y esa alegría interior
irradien a través de un semblante sereno.
Un semblante sereno es pacífico, sonriente, serio y no muestra
ninguna emoción violenta.
Es como la superficie de un lago en calma.

REGULARIDAD
Sé regular en tus hábitos diarios, en tus prácticas espirituales y
en tu trabajo.
Levántate siempre a la misma hora. Sé puntual en tus actividades.
Eso te liberará de preocupaciones y ansiedades.
Harás siempre lo correcto en su justo momento.

SINCERIDAD
Deja que tus palabras coincidan con tus pensamientos.
Deja que tus acciones coincidan con tus palabras.
Deja que haya armonía entre tus pensamientos, palabras y acciones.

SIMPLICIDAD
Sé natural. Habla con sencillez.
No retuerzas las palabras, no caigas en los tópicos.
Sé llano. Evita la diplomacia, el disimulo y la sinuosidad.

VERACIDAD
Sé veraz. Cumple tus promesas.
No exageres ni retuerzas los hechos.
Piensa dos veces antes de hablar.
Habla dulcemente. Sé preciso en lo que dices.

HUMILDAD
No alardees de tu nacimiento, posición, cualidades o logros
espirituales.
Recuerda la naturaleza de todas las cosas.
Elogia a otros. Ve a Dios en todos.
Trata incluso a la más pequeña de las criaturas como a tu igual.

SERENIDAD
La irritabilidad es precursora de violentas explosiones de cólera.
Vigila las alteraciones del equilibrio mental.
Observa las pequeñas olas de cólera que rizan el lago de tu mente.
No permitas que adquieran grandes proporciones.
Entonces alcanzarás un estado de no irritabilidad, de paz y amor.

ECUANIMIDAD
Ten calma. Soporta pacientemente el insulto, la injuria, el
sufrimiento, el fracaso y la falta de respeto.
No te engrías con la alabanza, el éxito y los honores.
En ambas situaciones mantén una actitud equilibrada.
Obra igual con los amigos y con los enemigos.
No dejes nunca que nada disturbe tu paz interior.

FIJEZA
Recuerda que una mente inconstante no tiene posibilidades de
alcanzar nada.
Despierta tu discriminación. Elige tu ideal.
Tenlo siempre presente.
No dejes que tu mente se aparte de él ni un solo momento.

Desconozco a su autor