Cuantas veces no nos sentimos frustrados por que no logramos lo que nos proponemos. ¿Será que estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo? O ¿será que en verdad la vida se confabula en nuestra contra para que nada nos salga bien?En psicología, el término auto sabotaje significa hacer inconscientemente cosas que nos impiden lograr nuestras metas, y existen distintas actitudes que demuestran que ejercemos el auto sabotaje y sin darnos cuenta, por ejemplo:
- No acabar las cosas
- Dejar a medias lo que comenzamos
- Posponer todo hasta el último momento
- Retrasar todo y por eso, no lo terminamos correctamente
- Ser un "perfeccionista" y como queremos hacerlo todo perfecto, muchas veces, sencillamente no lo hacemos o no lo terminamos
- Poner excusas de cualquier tipo
- Buscamos montones de excusas externas para no terminar nada
Si nos pusiéramos a pensar e hiciéramos un análisis detallado y honesto de nuestros "fracasos", probablemente nos daríamos cuenta de que, muchas veces, no logramos lo que tanto deseamos, por algo que nosotros mismos hicimos o dejamos de hacer.
Un ejemplo muy común, es cuando alguien que quiere adelgazar, pero a la primera oportunidad se ve tentado por un pastelito, y destruye su dieta. Seguido de esto está la frase "solo un pedacito no me va a engordar, ¡comienzo la dieta el lunes!"
Las causas del auto sabotaje son muchas:
- Nos ponemos excusas para no esforzarnos.
- No sabemos priorizar lo realmente importante y nos dejamos llevar por lo urgente.
- Reaccionamos a los estímulos externos y nos falta autocontrol.
- Nadie nos motivaba a ser mejores cuando éramos niños, o por el contrario nos sentíamos presionados para lograr el éxito y hemos recibido el mensaje de que nunca era suficiente.
- No sabemos lo que realmente queremos.
- Tenemos una baja autoestima y no nos sentimos seguros de nuestras capacidades.
- Tenemos creencias limitadoras como "no merezco tener éxito", "si tengo éxito me van a envidiar", "no soy lo suficientemente...", "es mejor no esforzarme, porque si me esfuerzo y no lo consigo me voy a sentir incapaz", etc.
- Miedo al fracaso.
- Miedo al cambio y a salir de la zona de confort.
- Conflictos inconscientes. A veces conscientemente queremos algo, pero una parte de nosotros, a veces inconsciente, quiere conseguir otro objetivo que entra en contradicción con el primero. Por ejemplo, por un lado queremos adelgazar y por otro queremos darnos placer mediante la comida.
- Miedo a no cumplir las expectativas de los demás.
Para combatir el auto sabotaje, y manejar en forma consciente este mecanismo mental prueba hacer lo siguiente:Ayúdate con estas preguntas:
- ¿Qué es lo que conscientemente me digo que quiero ser, hacer o tener en la vida?
- ¿De qué forma es que estoy saboteándolo?
- ¿De qué manera ocurre este sabotaje en mi mente?
- ¿Qué me estoy diciendo a mí mismo cuando lo hago?
Una vez reunidos tus pensamientos, busca descubrir en ellas la necesidad oculta que hay detrás de tu mecanismo saboteador.
- ¿Qué gano?
- ¿En qué me beneficia el auto sabotaje?
- ¿Para qué lo hago?
Siempre hay un beneficio oculto tras una acción!!
Ejecuta una acción para cubrir esa necesidad. Proponte a ti mismo un trabajo de acción para cambiar tu estado actual de manera que logres una coherencia entre tus necesidades y tus acciones. Ten en cuenta tus pensamientos, tu cuerpo y tus emociones.
María Inés Elgueta
Educación Especial
Licenciada en Psicología
Especialización en Abordaje Integral a las Adicciones a Sustancias Lícitas e Ilícitas
Especialización en ABA (Applied Behavior Analysis)

Todos pasamos por momentos difíciles, una crisis económica, una ruptura amorosa, la pérdida de un ser querido, etc. Estas son situaciones que no podemos evitar, pero está en nosotros el tomar la decisión de quedarnos en el sufrimiento o darle la vuelta a la moneda y buscar la felicidad. Debemos buscar nuestro líder interno y autoafirmarnos que tenemos la capacidad de lograr todo lo que nos propongamos.
Evitemos sentir compasión por nosotros mismos, no debemos caer en un papel de víctima, sino debemos ser realistas y enfrentar el sufrimiento. Como todo en esta vida, la curación necesita un proceso, no viene de la noche a la mañana. Para ello les comparto unas herramientas sencillas de aplicar:
La aceptación: no nos sirve de nada negar la situación que nos está afectando, debemos aceptarla y reconocer que no podemos cambiar nuestra realidad. Este es el primer paso hacia la curación.
Duelo: aunque parezca irónico, es necesario pasar por una etapa de duelo. Cuando pasamos por una ruptura amorosa, la pérdida de un trabajo, un momento difícil en general, es necesario que nos tomemos un tiempo para asimilarlo bien. Démonos un espacio, un respiro, un momento para pensar.
Mantener pensamientos positivos: el preguntarnos ¿por qué a mí? ¿Qué hice para merecer esto? es completamente inútil, sería de mayor utilidad el poder ver el lado positivo del asunto, un ciclo se cerró, pero uno nuevo se abrirá. Escucha consejos de personas cercanas que estén interesados en apoyarte.
Nuevos proyectos: aprovecha tu tiempo, haz una lista de cosas que te interesan o cosas que tengas pendientes y busca involucrarte en nuevos proyectos que den un nuevo sentido a tu vida. Conoce gente nueva, lee, renueva tu esencia.
Estas son algunas herramientas sencillas que podemos poner en práctica en situaciones difíciles, pero recuerda que todo debe empezar con el deseo y la voluntad de querer superar lo que nos perturba. Es recomendable monitorear si tu malestar persiste por un tiempo prolongado, tal vez sería conveniente buscar la ayuda de un profesional.
María Inés Elgueta
Educación Especial
Licenciada en Psicología
Especialización en Abordaje Integral a las Adicciones a Sustancias Lícitas e Ilícitas
Especialización en ABA (Applied Behavior Analysis)
Ruptura rápida: La mujer se va en cuanto aparecen las primeras manifestaciones de violencia.
Tiene el grado de estudios necesario para encontrar un trabajo.
Tiene amigos con los que contar.
No tiene pasado familiar de violencia.
Tiene alternativas, conoce recursos y tiene acceso a ellos.
Tiene una buena autoestima.
Ruptura a disgustos: Se separa tras varios años de soportar violencia, después de haber intentado salvar la relación. Reduce su culpabilidad puesto que ha hecho todo lo que ella pensaba que podía salvar su pareja.
Ha puesto medios para poner fin a la violencia.
Ha buscado ayuda: psiquiátrica, alcohólicos anónimos, etc…
Ha intentado salvar su matrimonio.
Su decisión ha sido pensada y meditada.
Evalúa que el precio del abuso es demasiado alto para ella y los niños, y decide irse.
Ruptura evolutiva: Abandona la relación y vuelve sucesivas veces, hasta adquirir el convencimiento de que es preferible afrontarlos problemas derivados de la separación que soportar la tortura de semejante relación.
La violencia se añade a la dificultad de irse.
Tiene baja autoestima
No conoce los recursos.
Tiene dificultades económicas.
Tiene pocas posibilidades de trabajar fuera de casa.
Tiene la responsabilidad de los hijos teme la soledad.
Se siente aislada.
Así pues la experiencia de la ruptura debe haber permitido algunas adquisiciones o aportado respuestas importantes a la mujer maltratada. Por su parte, el agresor, se siente reforzado por el regreso de su víctima (hace lo que quiere, de todos modos ella vuelve siempre). Se siente con autoridad para reiniciar, en algún momento, comportamientos violentos puesto que sabe que la víctima le pertenece.
Fuente: