miércoles, 20 de febrero de 2013

14 Pistas Para Detectar la Anorexia

  • Las cantidades de alimentos son cada vez más pequeñas.
  • Evita las comidas familiares, argumentando que tiene que estudiar, que le duele la cabeza o el estómago o que ya ha comido fuera.
  • Su humor empieza a cambiar. Se irrita con facilidad. Alterna cambios de ánimo que van de la depresión a la euforia.
  • La pérdida de peso empieza a ser aparente y no existe una causa concreta que lo justifique. Aumenta su actividad física, deporte y está siempre activa.
  • Desea preparar la comida y cocina para toda la familia.
  • Empieza a poseer un elevado conocimiento de los alimentos, su valor nutricional, sus calorías, etc.
  • Niega incesantemente que tenga un problema con la alimentación.
  • Se aisla cada vez más de la familia y amigos.
  • Duerme poco y su capacidad de concentración disminuye.
  • Nunca reconoce que está adelgazando, y asegura que está gorda/o.
  • Cada vez que come va al baño.
  • Juega con el plato y desmenuza los alimentos.
  • Empieza a restringir su alimentación, evitando cierto tipo de alimentos considerados calóricos.

El tratamiento de los trastornos de la alimentación debe ser multidisciplinario: aspectos nutricionales, psicoterapia, terapia familiar, farmacoterapia, son varias de las medidas que hay que adoptar frente a una anoréxica. Además, la detección precoz siempre juega a favor del paciente. La forma más popular de tratamiento es la terapia psicológica, a menudo psicoterapia de grupo o terapia cognitivo comportamental. Las anoréxicas y bulímicas suelen seguir los mismos tipos de tratamiento y es habitual verlas juntas en los grupos de terapia. Esto es así porque la anorexia y la bulimia tienen una gran relación, y es probable que las afectadas pasen de un desorden a otro. La terapia se centra en los hechos subyacentes que causan que la paciente desarrolle estos comportamientos, así como en los síntomas alimenticios actuales.

En combinación con la terapia, muchos psiquiatras prescriben antidepresivos o antipsicóticos. Se usan varios antidepresivos, pero el más prometedor para la bulimia es el Prozac. En un estudio realizado entre 382 pacientes con bulimia, las que tomaron entre 20 y 60 mg de Prozac redujeron sus síntomas del 45% al 67% respectivamente. Sin embargo, el Prozac es el único medicamento que ha sido probado para la bulimia, así que es posible que otros puedan ser más efectivos. A menudo, las compañías de seguros no pagarán otros medicamentos hasta que el paciente haya seguido el tratamiento con Prozac. También se usanantipsicóticos, pero en dosis más pequeñas de las usadas para tratar la esquizofrenia. Con un desorden alimenticio, el paciente percibe la realidad de forma diferente y tiene dificultad para percibir lo que es comer de forma normal.

Asimismo, se producen otros cambios físicos y emocionales que manifiestan el desarrollo de la enfermedad. Los bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan, por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales características de esta patología. Pueden llegar a gastar una gran cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No sienten ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de alimentos, sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse, y la comida es su único tema de conversación. Además, la falta de control sobre los alimentos les produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza.

En cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la debilidad, dolores de cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las glándulas salivales y parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de peso tan importante como la que se manifiesta en este trastorno alimentario.
PadresExpertos.com
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Reformas a la Ley General de Salud (México)

El pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general y por unanimidad, modificaciones a la Ley General de Salud en los siguientes aspectos:

a) Regular los llamados "productos milagro", a fin de que cuenten con una leyenda que aclare que no son medicamentos y no tienen propiedades terapéuticas ni curativas.

El dictamen avalado en la sesión de este día con 433 votos a favor, reforma el Artículo 216 de la referida ley, y establece que los alimentos o bebidas de este tipo que se pretendan expender o suministrar al público deberán incluir esa etiqueta aclaratoria.

Así, estos productos deberán tener la leyenda: "este producto no sirve para diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento, ni síntoma asociado con la misma. No es un medicamento y por no tener estudios clínicos se desconocen los posibles efectos de su uso en la salud humana".

Se precisa que el mensaje debe ser escrito con letra fácilmente legible y en colores contrastantes, para que las personas vean que los productos pueden ser auxiliares, "pero no hacen milagros" y ellos tomen la decisión que les convenga.

Los diputados de la Comisión de Salud que elaboraron el dictamen consideraron que la propuesta es viable, ya que la población debe estar informada antes de consumir este tipo de productos, toda vez que no son medicamentos avalados por estudios clínicos.

"El derecho a la protección de la salud, es un derecho social y universal, independiente de la situación de vulnerabilidad de sus destinatarios", puntualizan los legisladores en el dictamen.

Los denominados "productos frontera" o "milagro", explican, son aquellos que se destacan por promocionarse con propiedades medicinales, pero que realmente no encajan en la definición de un medicamento y tampoco de un alimento, de ahí la denominación de frontera.

Se advierte que de ser utilizados de manera irracional y sin control, confiando en la veracidad de su publicidad, se pueden presentar riesgos farmacológicos, de contaminación biológica, de alteración de condiciones físicas alteradas, entre otros.

Es por ello que evitar los problemas que pueden ser causados por uso irresponsable de los productos milagro es una responsabilidad compartida entre los diversos órdenes de gobierno, el individuo y la sociedad, se apunta en el documento.

Se precisa que una vez que entre en vigor el decreto, las empresas e instituciones relacionadas con la fabricación de los productos tendrán 180 días para realizar los ajustes necesarios a sus procesos a efecto de cumplir con lo dispuesto.

Mientras tanto podrán continuar en circulación los productos hasta agotar los inventarios de los mismos, se precisó en el dictamen que fue remitido al Senado de la República para sus efectos constitucionales.

b) Se deberá incluir en las recetas médicas la denominación genérica de los medicamentos, a fin de garantizar la libre competencia; y para el uso de asientos infantiles en automóviles para menores de cinco años, para prevenir accidentes.

En su sesión de este martes, el pleno camaral avaló con 439 votos a favor el dictamen de la Comisión de Salud, por el cual los pacientes podrán elegir, con base en su poder adquisitivo, entre las denominaciones distintivas que reciba el medicamento que contenga la misma sustancia activa recetada.

De acuerdo con lo avalado, los médicos deberán respetar esta disposición cuando se trate de medicamentos incluidos en el catálogo de genéricos intercambiables y, si lo desea, podrá indicar en las recetas la marca de su preferencia.

Se argumentó que las medicinas genéricas han cumplido las pruebas determinadas por el Consejo de Salubridad General y la Secretaría de Salud y han comprobado que sus parámetros, como perfil de disolución o biodisponibilidad, son equivalentes a los del medicamento innovador o producto de referencia.

El dictamen modifica el artículo 225 y adiciona el 225 bis a la Ley General de Salud y es enviado al Senado de la República para su análisis y, en su caso, aprobación.

Por otra parte, el pleno de la Cámara de Diputados también aprobó el dictamen que reforma el Artículo 163 de la Ley General de Salud, para el uso de asientos infantiles en automóviles para menores de cero a cinco años de edad, a fin de prevenir accidentes y reducir las muertes infantiles por ese motivo.

Al presentar el dictamen se indicó que de acuerdo con estadísticas elaboradas por la Unidad de Análisis Estadístico del secretario técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Stconapra), los autoasientos infantiles previenen entre 50 y 90 por ciento de todas las lesiones infantiles graves y mortales.

En las consideraciones se informó que tan sólo en 2010 se reportó que en México murieron mil 341 niños por accidentes viales y/o por accidentes por vehículo motor.

Por ello, en el dictamen que será enviado al Senado se destacó la urgencia de poner en práctica la utilización de autoasientos infantiles en los vehículos por motor de todo el país, pues proveen protección a los menores en accidentes frontales y posteriores, así como en volcaduras.

Fuentes: 
http://www.informador.com.mx
http://www.cronica.com.mx


martes, 19 de febrero de 2013

Mi 14 de febrero o más vale aquí corrió...

Levante la mano el o la que iba por un 14 de febrero sin pena ni gloria y salió trasquilado. Levante la mano el que, sin esperar nada a cambio, se rayó. El que se llevó la sorpresa de su vida. Les cuento mi caso: no sé por qué diablos volví al lugar en que me enamoré de alguien… sin ese alguien. Quizá fue por la insistencia de mi date de anoche o porque, desde muy temprano, padecí los excesos del culto ajeno a San Valentín: los globos, las rosas, los chocolates, el infaltable sedán tapizado de amorosos y devotos post-its... Y, un tanto rendida, me dije: Ok, ¡celebremos el día…!

No es que me considere grinch del 14 de febrero. De hecho, ha habido años en que, sin cuestionarme, he cedido ante el numerito novelesco. Sin embargo, éste me agarró sola, ciertamente atrapada en el pasado y, mal aconsejada por mí misma, se me ocurrió creer que, si volvía con otra persona al lugar mágico, muy probablemente el hechizo se rompería.

Ay de mí. Sucedió todo lo contrario.

A pesar de ser noche de San Valentín, había muy poca gente. La atmósfera estaba intacta. Parecía un pueblo fantasma, quizá un museo. Cada detalle del restaurante-bar (el patio, la fuente, la fogata) me remitió a aquella ocasión. Elegí la misma mesa y el mismo asiento. Quise repetir la noche, la conversación, los acercamientos, la sutileza, las caricias a su antebrazo, arrimar cada vez más nuestras sillas, pero, pequeño detalle, éste era otra persona. Y, en vez de seducción, hubo provocación. En vez de caricias sutiles, besos desesperados. En vez de cadáver exquisito, una plática insulsa.

La clásica dinámica arcaica en la que, aunque se trate de una cena romántica, el hombre en cuestión se da el lujo de mencionar a todas las mujeres que le vienen a la mente, pero, apenas una se permite evocar un affair o hacer alusión a un hombre más joven, se gana apelativos como: asaltacunas, ninfómana, con la “p” en la frente, etcétera.No te la creas, estoy bromeando, dijo mi date de anoche más de una vez.

Como podrán imaginarse, mi malograda cita de San Valentín concluyó antes de lo previsto. No quedaron ganas de dar un siguiente paso ni por compromiso ni por necesidad: si en un principio hubo algo de atracción, ésta terminó por esfumarse. No sé si me privé de algo grande, del romance o la experiencia íntima de mi vida, pero, honestamente, me dio mucha flojera jugar el juego de la simulación y decir A para obtener B sin revelar C, pero sugiriendo D. El juego de esconderse y replegarse, play it cool, dicen en inglés. Quizá otras veces lo he jugado, ¡y con maestría!, pero anoche me pareció que ni era el momento ni valía la pena, así que opté por mayor fluidez y mayor autenticidad, canté un poco quién era y qué esperaba, en pocas palabras, apliqué el clásico ''más vale aquí corrió que aquí murió''.

Renuncié a mi condición de player y a una dinámica en la cual, por más que pareciera un cortejo entre adultos, amenazaba con terminar siendo una subordinación por parte de alguno o de ambos: es decir, sin desearlo verdaderamente. Y, ojo, no es que me dé golpes de pecho, pero también se vale echarse para atrás y cambiar de opinión, aun cuando parezca que la velada incluye el paquete completo.

Me parece que hay que ir redefiniendo y desmenuzando toda esa nueva ola de ''amores adultos''. De pronto me da la impresión de que ahí cabe cualquier cosa y lleva implícita la consigna de ''sexo a cualquier precio'', incluso al precio de un mal sexo. ¿Tan grave está la situación? Paso, me dije. Para tener un encuentro íntimo, mínimo que el deseo, el vigor y la osadía sean recíprocos, que lo anteceda un aire lúdico y de complicidad, que la seducción sea mutua: una exploración a la vez ingenua y transgresora.

Derrotada en la más reciente batalla de San Valentín, llegué al lugar donde vivo. El vigilante me dijo que había algo para mí: era una caja con un juego de lencería negra, un boleto de avión a Las Vegas y un par de entradas a Zumanity, de Cirque du Soleil. La tarjeta, sin firmar, decía: “Sensual e impredecible… como tú”.

La velada que acababa de pasar me había hecho sentir justamente lo opuesto. Háganmela buena, pensé. ¿Será obra del malogrado y desairado pretendiente que tal vez traía un as bajo la manga? ¿Acaso está de regreso el amor al que quise reemplazar? ¿Será el sereno, una broma, un freak? ¿A quién devolver el regalo? No sé si me quede la lencería. Mi problema con Las Vegas es la visa.


Rose Mary Espinosa
Fuente: http://blogs.eluniversal.com.mx