miércoles, 13 de marzo de 2013

Padres demasiado permisivos, hijos descontrolados


Cuando uno piensa en padres demasiado permisivos, la imagen que nos viene a la mente es la de padres que dicen a todo que sí, que no cuestionan el comportamiento de sus hijos, aún cuando se pasan de la raya, y en el caso más extremo, que directamente no imponen reglas de conducta y buenos modales.

Sin embargo, aquellos padres que proporcionan una red de seguridad permanente a sus hijos, que incluso les impiden vivir sus propias experiencias, haciéndose cargo de las consecuencias, logran el mismo efecto que los padres demasiado permisivos.

Por eso, hoy te contamos algunas señales a las que debes prestarle atención para saber si tú y tu pareja se están convirtiendo en padres permisivos.

Atención a los límites y a las rutinas

La falta de rutina en la vida de nuestros hijos puede traer como consecuencia que nuestros niños se transformen en niños malcriados, consentidos y perezosos, sin conciencia de sus responsabilidades. Los límites deben existir para que nuestros hijos puedan sociabilizar y las rutinas los ayudan a organizar sus horarios y sus responsabilidades.

A veces puede resultar más fácil ceder ante las demandas de nuestros hijos, en lugar de tener que entrar en una discusión y un debate. Pero esto es una solución, escoge tus batallas, puedes dejar pasar aquellas cosas que no tienen importancia, pero para ciertas cosas, deberás enfrentar la situación de establecer el límite con tu hijo.

Padres sí, amigos no
Lo que diferencia un padre de un amigo es el ejercicio de la autoridad, que no debe confundirse con autoritarismo. Cuando un padre ejerce autoridad, le está diciendo a su hijo que sabe qué es lo mejor para él y al mismo tiempo le permite vivir sus propias experiencias; cuando un padre ejerce autoridad, es que antes creó un vínculo con su hijo que hace que éste se sienta contenido y en confianza.

Como padres debemos ser conscientes que así como les damos libertades a nuestros hijos, también estamos allí para establecer límites y hacerlos responsables de las consecuencias de sus malas acciones o mal comportamiento.

Si has aceptado regalarle a tu hijo adolescente el último celular, también podrás quitárselo si sus calificaciones en el colegio bajan estrepitosamente, por ejemplo.

Los límites y las rutinas se construyen diariamente, así como un vínculo saludable con nuestros hijos, basados en el amor y el respeto mutuo.

Fuente: Entre Padres 

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