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sábado, 6 de diciembre de 2014

La sobreprotección

El reclamo de independencia que encierra la frase "yo solo" pronunciada por el pequeño, deseoso de valerse por sí mismo, es a veces poco entendida por los mayores quienes con su actuación impiden a los niños satisfacer esa necesidad.

Existen padres y abuelos que consideran una obligación hacerles todo a los hijos y nietos. Los preservan de las más mínimas dificultades y los muchachos crecen carentes de iniciativas, acostumbrados a que otros resuelvan sus problemas.

No se trata de dejar solos a los hijos, pero la función de los padres es guiarlos, no actuar por ellos, permitir su desarrollo de acuerdo con las posibilidades, edad y madurez que posean.

Cuando se estimula su sentido de autodeterminación y se les ayuda a vencer los obstáculos que en la vida se le presentan, los adultos contribuyen a la adaptación del pequeño a las exigencias del medio social con el cual él entra en contacto desde que nace.

La independencia constituye un proceso que demanda mecanismos de defensa que el propio niño va perfeccionando con sus vivencias, así deja de ser esa "personita" indefensa y desamparada, dependiente por completo de los adultos.

Si los padres y mayores no estimulan ese proceso y se comportan de una manera sobreprotectora, esta actitud redundará de forma perjudicial en la formación infantil, en su personalidad, carácter y los incapacitará para desenvolverse en la vida.

Como resultado de ese proceder erróneo se manifiestan conductas críticas de aquellos menores que fueron educados en una urna de cristal y por lo general no se adaptan al círculo infantil o a la escuela.

Hay casos que incluso requieren la ayuda de un psicólogo porque no asimilan los contenidos docentes y manifiestan actitudes negativas a causa de esa indefensión que sienten separados de los padres, quienes les prodigan mimos excesivos.

Lo más frecuente es que el adolescente cuya niñez transcurrió bajo la falda materna sea inseguro, temeroso y afronte grandes obstáculos que impidan su afirmación social, por eso es imprescindible evitar esos dañinos métodos de crianza.

No debe olvidarse que éstos repercutirán en problemas de personalidad y en la falta de éxito del joven en la vida, porque si la desatención y el desamor son altamente perjudiciales, también resultan muy dañinas las actitudes posesivas y sobreprotectoras.

Fuente: Padres e Hijos


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Optar entre el derecho al ruido o el deber del silencio

La mayoría de los padres se atribuye y ejerce un derecho que, con apariencias de beneficio, termina siendo un verdadero perjuicio y obstáculo para el desarrollo de sus hijos. Es el derecho a intervenir y a hacer “ruido” con palabras y sugerencias que, aunque a veces suaves y generosas, terminan por aturdir la mente necesitada de silencio de quien busca la verdad sobre sí mismo. Este acto consciente es un acto silencioso y sereno; se opone al ruido de las palabras y de los comentarios y opiniones que provienen del exterior. Paradójicamente, en no pocas familias prevalece un ruido que dispersa y distrae esa búsqueda.

Para poder actuar con autonomía, la conciencia de quien está en uso de razón siempre recurrirá a un espacio de silencio para gobernar su conducta y tomar decisiones en cualquier campo de su vida personal. Promover y respetar ese espacio de reflexión y silencio es el deber que por naturaleza les cabe a todos los padres. Por eso dijimos en nuestra nota anterior que ese anhelo casi sagrado de acceder a una formación superior no debería ser profanado por los padres y educadores, dado que no poseen el derecho a intervenir y hacer “ruido” con palabras distractoras y sugerencias inoportunas. De allí que el arte de educar se debate entre el derecho abusivo de una intervención inoportuna o el deber de respetar el silencio interno y la intimidad de quien busca y está aprendiendo a pensar por sí mismo.

Es comprensible que quien ha recorrido parte del trayecto de la vida y tenga la experiencia de sus obstáculos trate de anticipar y “pavimentar” el camino a sus propios hijos. Mas es necesario comprender que, si bien el anhelo educador de todo padre busca siempre el beneficio de sus hijos, dicho anhelo hay que situarlo en la instancia del EDUCERE y no en la del EDUCARE. En el primer caso, la ejecución y titularidad del trayecto la lleva a cabo con alegría y dolor quien está en situación de querer aprender a conciencia; en el segundo, dicha titularidad se diluye por el malestar e incomodidad de un aprendizaje forzado mediante sugerencias inoportunas que, por provenir del exterior y avasallar al ámbito interno, terminan por generar perturbaciones con pensamientos y estereotipos ajenos a la propia conciencia.

Esto significa que la decisión para mejorar y el anhelo de superación surgen y se gestan en la conciencia. Fuera de la conciencia el cambio es aparente y no permite el perfeccionamiento individual, ya que podría obedecer a razones de manipulación, conveniencia o temor. De allí que el EDUCERE, a diferencia del EDUCARE, es un proceso que nace en la misma conciencia; es el proceso silencioso de la íntima convicción que se nutre en la conciencia individual de quien aprende. Esto constituye el fundamento pedagógico acerca de por qué el cultivo de una discreta distancia por parte de los padres les permitirá optar con objetividad y sin error entre el derecho a avasallar a sus hijos con gestos de entrometimiento o el deber de respetar su íntimo silencio.

En la medida que los padres y educadores realicen su praxis formativa imponiendo valores “ciegos”, detendrán el proceso formativo y de superación personal. Entendemos por valores “ciegos” a aquellos enunciados éticos y normativos que se mantienen en la periferia de la conciencia sin que la misma pueda acceder a la íntima convicción. Pues sin convicción, el valor de los enunciados y normas carecen del aval de la conciencia autónoma del joven y terminan por convertir a éste en un mero repetidor autómata de lo que se debería hacer y cómo se debería vivir.

Por todo ello, y acorde con los principios pedagógicos universales, saber declinar ese derecho a la intromisión y a la invasión conceptual en nombre de una supuesta verdad, para dar lugar al proceso silencioso de la conciencia de los jóvenes en proceso de formación, constituye un acto de alta generosidad y sabiduría. Mas ello ha de requerir el ejercicio de una serena ubicación y una equilibrada comprensión como garantía de salud, respeto, dignidad y bienestar en el seno de una familia que convierte el ejemplo vivo en el instrumento más elocuente de orientación y educación.

Dr. Augusto Barcaglioni
Fuente: Ensayos para el crecimiento positivo


martes, 12 de agosto de 2014

Creciendo y aprendiendo: ¿cuándo empieza mi hijo a aprender?

Todos los niños nacen listos para aprender,
pero no todos los niños llegan a la escuela listos para aprender...
1 de cada 20 niños entra en el jardín de infantes
sin las habilidades que necesita para aprender y tener éxito.

¿Desde cuándo empieza mi niño a aprender?
El aprendizaje no empieza cuando el niño empieza a asistir a la escuela; el aprendizaje comienza desde el momento de nacer y está presente en todas aquellas actividades cotidianas. Los niños aprenden mejor a través de sus experiencias diarias con las personas a quienes aman y en quienes confían, y, sobre todo, cuando tal aprendizaje se da de forma divertida y, por ende, significativa. Durante los primeros años de vida, se sientan las bases de los conocimientos y habilidades que les ayudarán a los niños a tener éxito no solo en la escuela, ¡sino en la vida!

¿A qué se refiere el término "alistándome para aprender en el cole"?
Se refiere a la capacidad del niño para cumplir las tareas que exige la escuela, así como a la capacidad del niño para beneficiarse de las actividades educativas a las que está expuesto. Los niños que comienzan la escuela y no están listos para aprender están en desventaja. El grado en que un niño está listo para aprender predice su futuro rendimiento en la escuela.

Pero, ojo: no se tratá de enseñarle a leer a un bebé que no está listo para hacerlo. Se trata de que los niños estén expuestos a oportunidades de aprendizaje significativas y oportunas, adecuadas a sus habilidades de desarrollo, así como a sus intereses individuales, promovidas, sobre todo, en ambientes naturales y con personas significativas para los niños.

¡Acompañemos a nuestros niños en su aprendizaje por medio de actividades y experiencias diarias que presentan oportunidades fabulosas para aprender! Para ello, es necesario desarrollar aptitudes en 4 áreas claves:
  1. El lenguaje y las destrezas lectoras: el desarrollo del lenguaje, tanto verbal como no verbal, es la base para el desarrollo posterior de las habilidades en lectoescritura.
  2. Capacidad de razonamiento: a través de las experiencias de la vida diaria el niño va comprendiendo cómo funciona el mundo y su relación con el mismo.
  3. Autocontrol: es la capacidad para comprender, manejar y expresar emociones de manera adecuada, lo cual nos permite cooperar con los demás, tolerar las frustraciones y resolver conflictos.
  4. Confianza en sí mismo: cuando aprendemos a sentirnos competentes y creemos en nosotros mismos, estamos más dispuestos a enfrentar situaciones nuevas que nos proveen la confianza en las relaciones con los otros.
Nota: En los próximos artículos seguiremos con nuestra serie de artículos sobre "Creciendo y Aprendiendo" (Readiness to learn) para distintas edades y para las distintas áreas, con más tips e información.

Referencias:
Offord Centre for Child Studies. School readiness project. Obtenido el 15 de marzo desde http://www.offordcentre.com/readiness/index.html
Parlakian, R. (2003). Antes del abecedario: promoción de la preparación para la escuela en bebés y niños pequeños. Washington DC: Zero to three.

Ruby Batz
Necesidades Especiales y Atención Temprana
PhD. Leadership in Special Education/Early Intervention
Presidente y Fundadora de Mis Primeros Años/My First Years

sábado, 15 de marzo de 2014

Cómo detectar si tu hijo sufre bullying

El bullying o acoso escolar es una forma de maltrato reiterada que se produce entre escolares. Se trata de un hecho muy grave que, en el caso de algunas de las víctimas, puede llevar hasta el suicidio. Por eso es importante detectarlo, aunque en muchos casos sea difícil.

Siempre que tengamos un indicio de que se está produciendo un caso de acoso escolar en la escuela de nuestros hijos, aunque estos no estén implicados, deberemos ponerlo inmediatamente en conocimiento de la escuela.

Las víctimas preferidas
Los estudios sobre el bullying dicen que hay unos rasgos que hacen que algunos chicos y chicas tengan más riesgo de sufrir acoso. En general todos los adolescentes que se salen un poco de la norma, lo tienen. Aquellos que son más inteligentes, más brillantes o que destacan más en alguna de las actividades académicas están entre ellos. También los chicos y las chicas a los que les cuesta más hacer amigos, los más tímidos o los más retraídos estarían entre las potenciales víctimas. Pero los padres no deben olvidar que esa es una norma general por lo que cualquier chico o chica puede llegar a sufrir bullying.

Cómo saber si mi hijo está siendo acosado en la escuela
Las víctimas del bullying suelen ocultarlo a sus padres y maestros. Por eso es importante estar atentos a lo que les ocurre a nuestros hijos. Además hay una serie de indicios que pueden ayudarnos a descubrir una situación de acosos escolar en la vida de nuestros hijos:
  • Cambios en el estado de ánimo. Si advertimos que nuestro hijo o hija está más triste de lo habitual sin que haya una causa aparente y que esa tristeza dura un tiempo, deberemos hablar con él para averiguar si se debe a una situación de acoso.
  • Se niega a ir a la escuela. Si de pronto un chico o chica se niega a ir a la escuela, inventa enfermedades para quedarse en casa o pone objeciones absurdas.
  • Cambia su comportamiento. Si comienza a mostrarse miedoso, nervioso, distraído o huidizo y no consigue explicarnos por qué le ocurre eso.
  • Tiene moratones o heridas frecuentes.
  • Le desaparece dinero u objetos personales y tampoco es capaz de explicar dónde están o da explicaciones absurdas.
No siempre es acoso
Si a nuestros hijos les pasan una o varias de estas cosas, no es seguro que la causa sea que esté siendo sometido a abuso escolar pero tendremos que hablar con él o ella e indagar qué está ocurriendo. Aunque no siempre es fácil hablar con los adolescentes debido a sus continuos cambios de humor y a su necesidad de autonomía, los padres que adviertan uno o varios de estos signos no deben abandonar el intento de conocer la razón. Y si es necesario hablar con sus maestros y con sus amigos hasta descubrir qué le está ocurriendo a su hijo.

Qué hacer si nuestro hijo es acosado
Los padres de chicos que están sufriendo bullying deben entender que su hijo está atravesando por una situación dificilísima en la que va a necesitar mucha ayuda. Hay algunas cosas que se pueden hacer, primero para terminar con esa situación y, además, para ayudar a los chicos y chicas a superarla:
  • Ponerlo inmediatamente en conocimiento de la escuela para que intervenga en la detención de la situación. Hablar con la dirección, con los maestros y con los consejeros para que establezcan un plan de actuación.
  • Mantenerse en contacto continuo con la escuela para seguir la evolución de ese plan de actuación. Y notificar cualquier cambio que se produzca en la actitud de nuestros hijos sea para bien o para mal.
  • Hablar con los chicos o chicas. Es muy importante que las chicas o chicos que están sufriendo maltrato sepan que cuentan con la confianza y el apoyo de su familia. Por ello es necesario dedicarles tiempo suficiente.
  • Reforzar su autoestima. Generalmente la autoestima de las víctimas de bullying resulta muy dañada así que será imprescindible que ayudemos a nuestros hijos a recuperar la suya. Incluso podremos hablar con su médico por si fuera necesaria la intervención de un terapeuta.
  • Proponerle actividades fuera de la escuela con las que pueda crear un nuevo círculo de amigos que refuercen su autoestima y le ayuden a salir de la situación.
  • En el caso de que la intervención de la escuela nos parezca inadecuada existen en casi todas las ciudades asociaciones encargadas de proteger a la infancia y en muchos casos, dedicadas especialmente a las víctimas del bullying y en ellas nos ayudarán a decidir qué pasos dar.
Victoria Toro

viernes, 7 de marzo de 2014

El rol de los padres en la crianza de sus hijos: ¿Actores o Espectadores?

Algunas claves que os ayudarán a ser unos excelentes padres actores:
  • Proteger no significa sobreproteger. Una de las cosas más importantes para los niños es sentirse en un ambiente seguro, donde son cuidados, protegidos y amados; esos tres factores permitirán al niño desarrollar su autoestima, su seguridad y su independencia. Lamentablemente son muchos los padres que confunden la protección con la sobreprotección, coartando así las posibilidades de estos niños de aprender a desarrollar mecanismos propios de defensa ante los eventos de la cotidianidad, incidiendo esto directamente sobre su autoestima y seguridad. Cuando los padres hacen las cosas por ellos (darle la comida, hacerles las tareas, bañarlos, vestirlos, no dejarlos ir al parque a correr, no dejar que se ensucien jugando, entre otros) el mensaje que les transmiten es que ellos no son capaces de hacer estas cosas por si mismos, cuando la realidad es que si pueden hacerlo y es importante que comiencen a hacerlo para que vayan ganando seguridad y autoestima.
  • Escuchar, hablar y respetar. Como adultos tendemos a ser extremistas con los pequeños, o minimizamos lo que ellos nos dicen o lo magnificamos, pero pocas veces les prestamos la atención necesaria para saber realmente que esta sucediendo con ellos, sacamos nuestras propias conclusiones y ellos quedan excluidos casi totalmente de ellas: si un amigo le pegó en el colegio las respuestas rápidas suelen ser “no importa seguro fue sin culpa” (y no se pregunta nada más allá porque estamos manejando o preparando una presentación importante para el trabajo) o “la próxima vez te defiendes y le pegas más duro” (sin indagar qué sucedió y como pudo resolver el conflicto). Cuando nuestros hijos nos cuentan algo es el momento perfecto para afianzar es vínculo emocional tan importante y hermoso entre padres e hijos, escuchemos que nos dice, sin adelantarnos a finalizar rápidamente la historia con consejos que quizás no son necesarios en ese momento, conversemos con él acerca de esa historia, abramos el espacio para una comunicación hermosa y real, dejando de lado nuestro apuro, nuestras preocupaciones o nuestras reacciones exageradas ante la historia. Es en casa donde enseñamos a nuestros hijos a escuchar al otro, a resolver adecuada y pacíficamente los conflictos, a hacer valer sus ideas así como a respetar las de los demás. En casa los enseñamos a escuchar, hablar y respetar al otro como así mismo.
  • Ser Padres NO amigos. Cuando hablamos de la importancia de tener una relación cercana con los hijos, de conversar con ellos, de estar pendiente de sus necesidades para orientarlos y acompañarlos a crecer, son muchos los padres que con una sonrisa orgullosa dicen “yo tengo una relación hermosisima con mi hijo/a, somos los mejores amigos/as”, y cuando les decimos que esa no es la relación adecuada son muchos más los que dicen “¿pero cómo que no? Si a mi me parece lo mejor que seamos amigos”. No es fácil de entender para un padre que quiere que sus hijos confíen plenamente en él y que le cuenten todo lo que sucede en sus vidas que su rol debe ser de padre y no el de amigo; porque un amigo esta a la par de ellos, tiene la misma “jerarquía”, no existe diferencia entre ellos, a los amigos se respeta y se quiere pero no se les reconoce como figuras de autoridad, cosa que se hace indispensable en las figuras paternas. Los padres son la autoridad en la familia, mamá y papá son quienes establecen los limites y las normas del hogar, son ellos quienes marcan la pauta de lo que es correcto o incorrecto, y los que hacen ver a los hijos que todos sus actos tienen una consecuencia (positiva o negativa).
  • La Disciplina, con Amor, como principio básico de respeto en la familia. La disciplina con amor no es más que el adecuado establecimiento de limites y normas en el hogar, las cuales deben ser claras, y tener una consecuencias acorde a la transgresión de alguna de ellas. Para que la disciplina con amor sea realmente efectiva es indispensable que ambos padres manejen el mismo discurso y que no se contradigan ni se desautoricen el uno al otro en frente de los niños, las diferencias que puedan tener la deberán solucionar en privado, lejos de las miradas y los oídos de los niños.
  • Padres Presentes NO ausentes. Calidad Vs Cantidad. Los niños de hoy se enfrentan a la dura realidad de tener padres ausentes por causa de los trabajos; sus padres suelen llegar tarde a casa, estar siempre cansados o apurados porque tienen que cocinar, lavar, arreglar la casa o terminar un trabajo urgente para el día siguiente, es así como los niños van creciendo sin jugar metras, muñecas, carritos, sin armar rompecabezas, leer o colorear con sus papá porque nunca hay tiempo. Es indispensable que para ser padres actores y no espectadores busquemos el tiempo para jugar con ellos, sin teléfonos móviles sonando, sin ordenadores encendidos, sin trabajo pendiente ni ropa en la lavadora o platos en la cocina, no es necesario que pasemos 2 horas jugando únicamente, podemos pasar poco tiempo pero con ellos totalmente, con la cabeza y el alma allí y no en el trabajo ni en los quehaceres pendientes. Es más importante la calidad que la cantidad.
María Alejandra Grigorescu
Psicóloga-Psicoterapeuta especialista en niños, adolescentes y familia
Integrante del Equipo de Avalon Zenter

jueves, 6 de marzo de 2014

El rol de los padres en la crianza de sus hijos: ¿Actores o Espectadores?

Ser padres no es una tarea sencilla, el tener a cargo, no solo el cuidado físico, sino todo el desarrollo socio-emocional de un niño es un trabajo que muchas veces genera angustia y temor, por esa razón es frecuente escuchar a padres comentando a modo de broma “los niños deberían traer un manual”o, “a mí nadie me ha enseñado a ser padre, lo hago lo mejor que puedo”. Y es que ciertamente no existen ni manuales de “uso” ni materias en la universidad especialmente diseñadas para enseñar a los padres a ser padres, lo que se traduce en criar a los hijos desde la experiencia, los valores de cada familia, las orientaciones que nos brindan los allegados.

En este punto muchas serán las personas que se preguntaran ¿y cuál es el problema en criar a nuestros hijos desde la experiencia propia y la sabiduría ajena, si así nos criaron a todos nosotros y resultamos buenas personas?

La respuesta la encontramos en nuestra cotidianidad, donde nos debemos enfrentar a una sociedad convulsionada, que nos demanda tiempo, trabajo y esfuerzo en exceso para poder lograr aquello que nos hemos propuesto en nuestra vida: “tener una familia feliz a la que no le falte nada”.

Sin embargo, en esta busqueda de la felicidad, no nos damos cuenta de quecada vez son menos los momentos donde podemos sentarnos a reflexionar acerca de cómo estamos haciendo las cosas, de cómo estamos educando a nuestros hijos, y, sin quererlo, vamos simplemente sobre la marcha, dejando que el afuera marque el ritmo de esta crianza que, en estos tiempos, es tan dificil y complicada.

Bajo este panorama se impone un cambio en las estructuras familiares, y por ende en la manera de criar: los padres tienen poco tiempo y mucho trabajo, los niños estan saturados de actividades académicas, deportivas y culturales, así que el tiempo en familia se reduce a las tareas pendientes, a las comidas que logran hacer juntos, y a alguna que otra reunión familiar obligada; las horas de juego, los ratos de esparcimiento, los momentos para enseñar y aprender en casa son un lujo en estos días, y no porque los padres no quieran hacerlo sino porque el tiempo, y muchas veces la paciencia, escasea; es así como nos encontramos con unos niños sustancialmente distintos a los de antes, nos encontramos con unos niños retadores, oposicionistas, altaneros, a los que pareciera “no importarles que le quiten los juguetes” “ni que los manden a su cuarto castigados”, es decir, nos encontramos con unos niños que responden de otra manera, o mejor dicho, que no responden a las formas tradicionales de disciplina.

Es el momento de reflexiónar como padres, de detenernos y aprender a leer realmente qué nos dicen nuestros hijos con sus acciones: ¿por qué hace pataletas o contesta mal?, ¿por qué no obedece en la escuela?, o ¿por qué en la escuela sí y en la casa no? ¿por qué no duerme solo? ¿por qué debo decirle las cosas 300 veces antes de que las haga? es que pareciera que le gustara que le gritara! son preguntas que suelen quedar sin respuesta, hasta que entendamos que cada una de esas conductas que nos preocupan, que nos desesperan, que nos irrita, son mensajes para nosotros los adultos, son una advertencia de que algo estamos haciendo mal, de que algo no estamos viendo, pero ellos si lo estan sintiendo, lo estan viviendo y muchas veces padeciendo.

Para poder aprender a leer estos mensajes es importante que comencemos mirandonos en nuestro rol de padres, y la primera pregunta es ¿Soy ESPECTADOR o Soy ACTOR en la crianza de mi hijo?, a la cual todos se apresurarán a contestar ACTOR por supuesto, pero ser actor en la crianza de los hijos no es simplemente cuidar de ellos, brindarles amor y comprensión, esinvolucrarse en todo lo relacionado a su desarrollo socio-­emocional, brindandole las estructuras necesarias para poder crecer seguros, independientes, capaces de resolver sus conflictos adecuadamente, felices, con capacidad de autocritica, de reconocer sus errores y de apoyarse en el otro cuando así lo requieran; ser un padre actor requiere de un compromiso extra porque muchas veces tendremos que hacer un gran esfuerzo por buscar tiempo en donde creemos que no existe para poder compartir pequeños momentos importantes para ellos, deberemos asumir posiciones que nos harán sentir con el corazón arrugado y muchas otras tendremos que abrir los ojos ante realidades que pueden ser duras de admitir, pero que son indispensables de ver para poder salir adelante y garantizarle a nuestro hijo un futuro. Ser un padre actor no es dificil, es simplemente asumir el reto y comenzar a descubrir cuales son las necesidades de cada niño para dar una respuesta real y adecuada.

Continuará....

María Alejandra Grigorescu
Psicóloga-Psicoterapeuta especialista en niños, adolescentes y familia
Integrante del Equipo de Avalon Zenter

lunes, 24 de febrero de 2014

El valor de los padres aún cuando estén divorciados

Las figuras materna y paterna se constituyen en los pilares del desarrollo físico-psíquico-social del niño, ya que la estimulación que brindan los padres a sus hijos en lo emocional y social acompañado de lo corporal en un ambiente de calma y seguridad posibilitan un crecimiento saludable.

Por lo tanto es fundamental la presencia y permanencia, en la vida de todo niño, de ambas figuras; cabe aquí una breve aclaración como verán hablamos de funciones, figuras, roles paternos porque en el caso de ausencia física real de uno de los padres no quiere decir que el niño no tendrá el modelo de esa figura paterna; sino que otro significativo para él podrá asumir con sus características ese rol.

Presencia y permanencia se refieren a que cada progenitor tiene que ejercer continuamente su rol, y pese a que estén separados o divorciados el vínculo paterno-filial no se interrumpe, las responsabilidades no cambian y con ellas continúan las alegrías que dan los hijos.

Esta situación, de separación o divorcio, afecta a los progenitores en tanto hombre y mujer; pero esto no concluye en ellos sino que se extiende a toda la familia por esto es muy importante que los padres puedan explicar a los hijos cual es el estado de la relación de pareja, explicación que debe adecuarse a la edad de los hijos tanto en el contenido como en la forma en que se les transmite, evitando reproches y quejas mutuas delante de los hijos o dar detalles propios de la pareja acerca de la causa de la separación; es conveniente que los hijos reciban un mensaje claro, sincero y único de ambos padres.

Esto permite preservar la imagen de padre y madre sin que los hijos tomen partido por alguno de los dos en la situación, y a su vez disminuye su ansiedad por lo que sucede entre ellos; entonces esta manera de sostener y contener a los hijos facilitará la situación cuando uno de los padres decida mudarse posibilitando una mejor elaboración de ese cambio familiar.

El progenitor que continúa viviendo con el/los niños tiene que tener en claro que el otro progenitor sigue estando, siendo padre y en consecuencia tiene que ser considerado en todo aquello que concierne a los hijos.

Los niños tienen que sentir la seguridad que cuentan con ambos progenitores, que no pierden al que se muda, dicha seguridad la brindan ambos padres con presencia y permanencia.

Y el padre que cambia de vivienda no tiene que olvidar que solamente cambia de lugar físico, pero no su rol y sus funciones psico-afectivas.

REM
Lic. María de los Ángeles Freire
Fuente: Delbebe

viernes, 3 de enero de 2014

La sobreprotección

El reclamo de independencia que encierra la frase "yo solo" pronunciada por el pequeño, deseoso de valerse por sí mismo, es a veces poco entendida por los mayores quienes con su actuación impiden a los niños satisfacer esa necesidad.

Existen padres y abuelos que consideran una obligación hacerles todo a los hijos y nietos. Los preservan de las más mínimas dificultades y los muchachos crecen carentes de iniciativas, acostumbrados a que otros resuelvan sus problemas.

No se trata de dejar solos a los hijos, pero la función de los padres es guiarlos, no actuar por ellos, permitir su desarrollo de acuerdo con las posibilidades, edad y madurez que posean.

Cuando se estimula su sentido de autodeterminación y se les ayuda a vencer los obstáculos que en la vida se le presentan, los adultos contribuyen a la adaptación del pequeño a las exigencias del medio social con el cual él entra en contacto desde que nace.

La independencia constituye un proceso que demanda mecanismos de defensa que el propio niño va perfeccionando con sus vivencias, así deja de ser esa "personita" indefensa y desamparada, dependiente por completo de los adultos.

Si los padres y mayores no estimulan ese proceso y se comportan de una manera sobreprotectora, esta actitud redundará de forma perjudicial en la formación infantil, en su personalidad, carácter y los incapacitará para desenvolverse en la vida.

Como resultado de ese proceder erróneo se manifiestan conductas críticas de aquellos menores que fueron educados en una urna de cristal y por lo general no se adaptan al círculo infantil o a la escuela.

Hay casos que incluso requieren la ayuda de un psicólogo porque no asimilan los contenidos docentes y manifiestan actitudes negativas a causa de esa indefensión que sienten separados de los padres, quienes les prodigan mimos excesivos.

Lo más frecuente es que el adolescente cuya niñez transcurrió bajo la falda materna sea inseguro, temeroso y afronte grandes obstáculos que impidan su afirmación social, por eso es imprescindible evitar esos dañinos métodos de crianza.

No debe olvidarse que éstos repercutirán en problemas de personalidad y en la falta de éxito del joven en la vida, porque si la desatención y el desamor son altamente perjudiciales, también resultan muy dañinas las actitudes posesivas y sobreprotectoras.

Fuente: Todo para padres e hijos 

jueves, 2 de enero de 2014

Cómo proteger a niños de los peligros de casa

El hogar es generalmente el lugar más seguro para los niños, pero a veces puede ser también uno de los más peligrosos.

Muchas familias tienen un plan para desastres o catástrofes, pero tal vez no tienen en cuenta los peligros que acechan a los niños en su propia casa, incluyendo envenenamientos o intoxicaciones, quemaduras y ahogos.

Cómo evitar envenenamientos
Los envenenamientos y las intoxicaciones son peligrosos pero prevenibles. Según datos de los CDC, dos niños mueren diariamente debido a accidentes de envenenamiento.

Los niños que se envenenan en el hogar tienden a intoxicarse con productos de higiene personal, cosméticos, líquidos de limpieza y medicamentos para el dolor. Por eso es importante controlar estos productos y almacenarlos con cuidado.

MedlinePlus.gov ofrece varios consejos que pueden ayudar a prevenir el envenenamiento accidental:
  • Almacenar químicos y productos de limpieza fuera del alcance de los niños
  • Cerrar los envases que contienen químicos especialmente cuando quedan sin supervisión por unos momentos
  • No transferir líquidos a otros recipientes sin etiquetarlos correctamente
  • Siempre leer las etiquetas de los productos potencialmente venenosos antes de usarlo.
Cómo evitar quemaduras

Las quemaduras son una de las causas principales de lesiones de niños en el hogar. De hecho, todos los días unos 435 niños de hasta 19 años de edad acuden a una sala de emergencia debido a quemaduras, mientras que en promedio dos de ellos pierden la vida debido a sus lesiones.

Sin embargo, las quemaduras se pueden evitar tomando ciertas medidas preventivas, incluyendo:
  • No dejar ollas calientes desatendidas en la cocina o estufa y no permitir que los niños jueguen alrededor de superficies donde se cocinan alimentos
  • Regular la temperatura del calentador de agua a 120° Fahrenheit o menos para evitar que los pequeños se quemen con el agua caliente de la ducha o la bañera
  • Crear un plan de escape en caso de un incendio para que los niños sepan lo que tienen que hacer
  • Asegurarse de que los detectores de humo en el hogar funcionen adecuadamente
Cómo evitar ahogos

Las piscinas no son el único lugar donde los niños se pueden ahogar en el hogar. Los niños también corren riesgo de ahogarse en las bañeras fijas o portátiles para bebés, y los recipientes de tamaño mediano que contienen agua, como los baldes.

Los padres o tutores pueden prevenir ahogos en el hogar supervisando a los niños en todo momento, y además:
  • No dejando a niños pequeños bajo el cuidado de otros niños
  • No dejando recipientes de agua al alcance de los pequeños
  • Aprendiendo a dar resucitación cardiopulmonar
Fuente: GobiernoUSA.gov

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Violencia Intrafamiliar

Entendemos que la violencia doméstica es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de abuso físico. También puede incluir abuso psicológico repetido, ataque sexual, aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o coerción económica.

Hay autores que señalan que la violencia Intrafamiliar se da básicamente por tres factores; uno de ellos es la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y además en algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas. 

El niño y la niña golpeados

Todos sabemos que siempre es triste y doloroso arrastrar la vida cuando no se recibió amor, sobre todo de los padres durante la niñez. Todo el que ha estudiado siquiera un poco al ser humano, le va a decir que los cinco primeros años de la vida dejan una marca imborrable para toda la vida, para bien o para mal. Por eso, el privar a un niño de amor es como privar de fertilizante a un árbol que empieza a crecer, pero el golpearlo es como echarle veneno, lo va a terminar de matar psicológicamente y emocionalmente, o mejor va a crecer herido de muerte. Pero hay golpes y golpes, algunos golpes sacan sangre o dejan morados, incluso un mal golpe puede producir la muerte, pero hay otros mas sutiles que no se ven, pero que se graban a fuego lento no sólo en mente sino en la identidad de ese niño o de esa niña. Se graban en su "yo", y los frutos de estos golpes emocionales se van a ver después en sus relaciones con personas significativas y en su relación con el mundo.

Me gustaría hablar un poco más detalladamente de esos golpes, que solamente los ven o los oyen quienes los dan, aunque no piensen en las consecuencias futuras y terribles que van a traer en sus hijos.

Está claro, que cuando se repiten los golpes físicos, pero sobre todo los psicológicos o emocionales, se va agotando el amor. Nosotros los adultos sabemos como duele el silencio, tal vez más que las palabras ofensivas. Ese silencio es el peor de los castigos, ahora imagínese a un niño que no ha hecho nada y no se le habla, y no se le abraza y acaricia, cómo se va conformando su identidad...pensemos en eso.

¿Han pensado en el daño que hacen a sus hijos, posiblemente muchas veces sin darse cuenta, cuando en lugar de relacionarse con sus hijos pequeños están preocupados del trabajo, con la limpieza, etc., en forma obsesiva y perfeccionista la casa? Son golpes lentos que van formando defectuosamente la escultura de su hijo.

Silencio y ausencia, cuando se reprocha al hijo los pequeños errores pero cierras tu corazón y tu boca cuando hace algo bien. Por, ejemplo, cuando el niño empezó el kinder e hizo un dibujo, que pudo ser cuatro rayas cruzadas, pero que para él era una obra de arte, en lugar de abrazarlo o alabarlo, guardaste silencio. Con ello se produce en el hijo que aprenda a ver sólo los errores, pero no lo bueno que hay en sus personas.

Todos estos golpes emocionales y psicológicos, hacen tanto daño en la niñez porque el niño o la niña no sabe defenderse; su mente apenas empieza a desarrollar lentamente ciertos mecanismos de defensa para poder filtrar y analizar lo que ve y oye. Su mente es como una esponja: recibe todo. No tiene capacidad para decir esto es verdad o no es verdad, lo que dicen es justo o injusto. Por eso los mensajes-golpes son como olas gigantescas que llegan sin control a lo más profundo de ese ser indefenso. Pero que distinta es la niñez y el futuro de sus hijos cuando ellos palpan el amor entre su padre y su madre, cuando ellos desde pequeños ven que su madre recibe con un beso, un abrazo al padre que llega del trabajo, o cuando el padre viene con un ramo de flores para su esposa o le da un beso a su esposa. Son detalles que se van grabando en el alma de los niños, que van modelando su personalidad, que van llenando de amor ese tanque-corazón. Créame, esa será la mejor herencia que podrá dejar a sus hijos.

Continuará....

Por Paola Silva F. 
Psicóloga- Santiago de Chile


jueves, 3 de octubre de 2013

El Cuaderno Rojo

El cartero extendió el telegrama.
José Roberto, le agradeció, y mientras lo abría, una profunda arruga surco su frente. Una expresión de sorpresa más que de dolor. Palabras breves y precisas: – Tu padre falleció. Entierro 18 horas. Mamá.
José Roberto continúo parado, mirando al vacío. Ninguna lágrima, ningún dolor.
¡Nada! Era como si hubiera muerto un extraño. ¿Por que no sentía nada por la muerte del viejo?

Como un torbellino de pensamientos confusos, avisó a la esposa, tomó el micro y se fue, venciendo los silenciosos kilómetros de ruta mientras la cabeza giraba a mil. En su interior, no quería ir al funeral y, si estaba en camino era sólo para que la madre no estuviera más triste.

Ella sabía que padre e hijo no se llevaban bien.

La cuestión había llegado al final el día que, después de una lluvia de acusaciones, José Roberto había hecho las valijas y partido; prometiendo nunca más poner los pies en aquella casa.
Un empleo razonable, casamiento, llamadas a la madre para Navidad, Año Nuevo o Pascua… Se había desligado de la familia no pensaba en el padre y la última cosa en la vida que deseaba era ser parecido a él.

En el velorio: Pocas personas.

La madre pálida, helada, llorona.
Cuando vio al hijo, las lágrimas corrieron silenciosas, fue un abrazo de desesperado silencio. Después, vio el cuerpo sereno envuelto por una manta de rosas rojas, como las que al padre le gustaba cultivar. José Roberto no vertió una sola lágrima, el corazón no podía. Era como estar delante de un desconocido un extraño, un…

Se quedó en casa con la madre hasta la noche, la beso y le prometió que volvería trayendo los nietos y la esposa para conocerla. Ahora, podría volver a casa, porque aquel que no lo amaba, no estaba mas para darle consejos ácidos ni para criticarlo.
En el momento de la despedida la madre le colocó algo pequeño y rectangular en la mano.
-Hace mucho tiempo podrías haberlo recibido – dijo.- Pero, infelizmente sólo después que él se fue lo encontré entre las cosas más importantes…
Fue un gesto mecánico, minutos después de comenzar el viaje, metió la mano en el bolsillo y sintió el regalo.

La luz mortecina del micro, le mostró un pequeño cuaderno de tapa roja. Lo abrió curioso. Páginas amarillentas. En la primera, arriba, reconoció la caligrafía firme del padre:
- “Nació hoy José Roberto. ¡Casi cuatro kilos! Es mi primer hijo, ¡un muchachote! Estoy orgulloso de ser el padre de aquel que será mi ¡continuación en la Tierra!”.

A medida que hojeaba, devorando cada anotación, sentía un dolor en la boca del estómago, mezcla de dolor e perplejidad, pues las imágenes del pasado resurgieron firmes y atrevidas ¡como si terminaran de pasar!.
- “Hoy, mi hijo fue a la escuela. ¡Es un hombrecito! Cuando lo vi de uniforme, me emocioné Y le desee un futuro lleno de sabiduría. La vida de el será diferente de la mía, que no pude estudiar por haber sido obligado a ayudar a mi padre.

- Para mi hijo deseo lo mejor. “No permitiré que la vida lo castigue”.
Otra página. -”Roberto me pidió una bicicleta, mi salario no da, pero él la merece porque es estudioso y dedicado. -

- Pedí un préstamo que espero pagar con horas extras”. José Roberto se mordió los labios.
Recordaba su intolerancia, De las peleas para tener la soñada bicicleta. Si todos los amigos ricos tenían una, ¿por que no podía tener la suya?.
- “Es duro para un padre castigar a un hijo y se que el me podrá odiar por eso; pero, debo educarlo para su propio bien.” “Fue así como aprendí a ser un hombre honrado y esa es la única forma que sé acerca de educarlo”.

José Roberto cerró los ojos y vio la escena cuando por causa de una borrachera, hubiera ido a la cárcel, aquella noche; si el padre no hubiera aparecido para impedirle ir al baile con los amigos… Recordaba también el auto retorcido y manchado de sangre que había chocado contra un árbol… Por otro lado parecía oír sirenas, el llanto de toda la ciudad mientras cuatro cajones seguían lúgubremente para el cementerio.

Las páginas se sucedían con cortas, y largas anotaciones, llenas de respuestas que revelaban, en silencio y tristeza, que el padre lo había amado.

El “viejo” escribía de madrugada… reflexionó. Momento de soledad, en un grito de silencio, porque era de esa manera como era él, nadie le había enseñado a llorar y a dividir sus dolores, el mundo esperaba que fuera duro para que no lo juzgaran ni débil ni cobarde. Y, ahora José Roberto estaba teniendo la prueba que, debajo de aquella fachada de fortaleza había un corazón tan tierno y lleno de amor.
La última página.
Aquella del día en que había partido: -”Dios, ¿que hice mal para mi hijo me odie tanto?
¿Por qué soy considerado culpable? “Si no hice mas que intentar transformarlo en un hombre de bien”.

“Mi Dios, no permitas que esta injusticia me atormente para siempre. Que un día él pueda comprenderme y perdonar por no haber sabido ser el padre que el merecía tener.”

Después no había más anotaciones y las hojas en blanco daban la idea de que el padre había muerto en ese momento, José Roberto cerró deprisa el cuaderno, el pecho le dolía… 
El corazón parecía haber crecido tanto, que luchaba para escapar por la boca.
No vio el micro entrar en la Terminal, se levantó desesperado y salió casi corriendo porque necesitaba aire puro para respirar.

La aurora rompía el cielo y un día comenzaba.

”¡Honre a su padre para que los días de su vejez sean tranquilos!” – alguna vez había oído esa frase y jamás había reflexionado la profundidad que ella contenía. En su egocéntrica ceguera de adolescente, jamás había parado para pensar en verdades mas profundas. Para él los padres eran descartables y sin valor, como los papeles que son tirados a la basura.

Aquellos días de poca reflexión todo era placer, salud, belleza, música, color, alegría, despreocupación, vanidad. ¿No era él un semidiós?
Ahora, el tiempo lo había envejecido, fatigado y también vuelto padre, aquel falso héroe… De repente. En el juego de la vida, el era el padre y sus actuales contestaciones, no satisfacían a sus hijos. ¿Cómo no había pensado en eso antes? Seguramente por no tener tiempo, pues estaba muy ocupado con los problemas, la lucha por la supervivencia, la sed de pasar fines de semana lejos de la ciudad, con ganas de profundizar en el silencio sin necesitar dialogar con sus hijos.

Jamás tuvo la idea de comprar un cuaderno de tapa roja para anotar una frase sobre sus herederos, jamás le había pasado por la cabeza escribir que sentía orgullo de aquellos que continúan su nombre.

Justamente él, que se consideraba el más completo padre de la Tierra. La vergüenza casi lo tiro con una lección de humildad. Quiso gritar, procurando agarrar al viejo para sacudirlo y abrazarlo, encontró solo el vacío.

Había una raquítica rosa roja en el jardín de su casa, el sol terminaba de nacer.
Entonces, José Roberto acaricio los pétalos y recordó la mano del padre podando, y cuidando con amor. ¿Por qué nunca percibió todo esto antes? Una lágrima brotó como el rocío, e irguiendo los ojos para el cielo dorado, de repente, sonrió y se desahogó en una confesión:

“Si Dios me mandara a elegir, ¡Juro que no querría haber tenido otro padre que no fueras vos, viejo! -Gracias por tanto amor, y perdóname por haber sido tan ciego
“HABLA, DISFRUTA, ABRAZA, BESA, SIENTE, Y AMA A TODAS LAS 
PERSONAS QUE PUEDAS VER Y TOCAR” ¡¡¡APROVECHA!!!

Desconozco a su autor


jueves, 26 de septiembre de 2013

Un mensaje para los que tienen hijos

Ningún hijo, nos pide que lo traigamos al mundo, ser padres encierra obligaciones; no descargues sobre ellos ..lo que no te atreves a enfrentar en otros.

......Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar; te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.

Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso, te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato. Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del carro llevabas la mirada perdida.

Te despediste de mí tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal. Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puesto unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos ... ¡que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte!

Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido. Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque tú no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y fui a mi estudio.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude . ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido ... ?

Luego escuché unos golpecitos en la puerta ... "Adelante" - dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación. Me volví con seriedad hacia ti. "¿Te vas a dormir? ¿Vienes a despedirte?" No contestaste. Caminaste lentamente, con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suave en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" - me dijiste. Me quedé helado en mi silla. ¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente? Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta ... a exigirte como si fueses igual a mí y ciertamente no eras igual.

Tú tenías una calidad humana de la que yo carecía; eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor ... ¿Por qué me costaba a mí tanto trabajo?, ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?, ¿Qué es lo que me estaba aburriendo?. Yo también fui niño ... ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?. Después de un rato entré a tu habitación y encendí la luz con sigilo.

Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entre abierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé... Me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.

Es tan difícil aprender a controlarse y comprender la pureza que tienen nuestros hijos. Somos los adultos quienes los hacemos temerosos, rencorosos, violentos.. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación. Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día, cuando leas esta carta,sabrás que a veces nuestros padres no son perfectos. Pero sobre todo, ojalá que siempre te des cuenta que, pese a todos nuestros errores, te amamos más que a Nuestra propia vida......

Tu papá...

miércoles, 31 de julio de 2013

¿Estás en el colectivo de los padres “helicóptero”?

El fenómeno de los híper-padres o padres “helicóptero” está en expansión. Tanto nos hemos preocupado por apoyar a nuestros hijos, que podemos estar saboteando su crecimiento.

Los papás helicópteros permanecen inmóviles en el aire alrededor de sus hijos, evitando que pase cualquier influencia externa y previendo todo peligro; los sobreprotegen y se sienten orgullosos de su nivel de compromiso.

Por instinto maternal y paternal, los padres nos programamos a anticipar todas las necesidades y deseos de nuestros hijos. Padecemos el síndrome del “antes de”: “Antes de que se caiga; antes de que se lastime; antes de que repruebe”, etc.

Sin embargo, a veces exageramos. Con el afán de proteger a los hijos de todo, les privamos de la valiosa experiencia de equivocarse. Ser buen padre no es evitar todo posible fracaso o sufrimiento para nuestros niños, sino apoyarlos para que enfrenten retos y los conquisten.

En tu vida de papá o mamá, para dejar crecer a tu hijo, practica el auto control de la siguiente manera.

CONOCE LAS LIMITACIONES

Tuyas, de tu hijo y del ambiente.

En primer lugar, no puedes controlar todo. Tienes que darte cuenta que habrá ocasiones en que tú no estarás presente para proteger a tu hijo, y por lo tanto es necesario enseñarle a cuidarse a sí mismo.

Luego, tienes que conocer a tu hijo y saber de qué pie cojea. Respeta sus talentos y sus debilidades. Por ejemplo, si a tu hijo le cuesta trabajo orientarse no lo vas a dejar solo en un lugar desconocido porque se puede perder.

También debes conocer los ambientes en donde se desenvuelve tu hijo.

Aunque tú no puedes ir a la escuela con él, debes estar familiarizado con los maestros y las reglas para saber que es un lugar seguro, aunque no perfecto. Puedes esperar que haya supervisión, al mismo tiempo que sepas que tendrá que defenderse de vez en cuando.

Controla las siguientes obsesiones.

LA LIMPIEZA

Ningún niño se muere por ensuciarse. Al contrario. En edad preescolar, por ejemplo, los niños conocen el mundo por medio de sus sentidos, y el poder tocar y manipular diferentes texturas (pintura, gelatina, aceite, espuma de rasurar) les ayuda a aprender, si los padres se lo permiten.

Como papá o mamá también es importante liberarte de tus altos estándares de limpieza para permitir a los hijos ayudar con los quehaceres de la casa. Aunque no quede igual la recámara que cuando tú la hagas, deja que tu hijo limpie su propio espacio, para que aprenda a ser responsable.

La ropa perfecta. Si tú tienes un gusto exquisito para combinar colores y estilos en tu propia ropa, tendrás que frenarte las ganas de vestir a tu hijo como si fuera tu maniquí.

Desde edad temprana, es muy importante permitir que él tome algunas decisiones propias y escoger sus prendas (entre dos o tres opciones controladas por ti, si quieres) es una forma de practicar la autonomía y desarrollar sus propios gustos.

LA PROEZA FÍSICA

No puedes someter a tu hijo a un estándar de proeza física que está hecha para adultos. Puede participar en muchos deportes sin ser campeón olímpico. Ni siquiera debe importar si gana o pierde.

Los niños desarrollan su cuerpo y sus habilidades físicas por medio de la práctica, por ensayo y error. No puedes meterte a sus juegos o competencias exigiendo el éxito, sin permitir que se diviertan y aprendan.

LA PERFECCIÓN ACADÉMICA

Para que tu hijo aprenda a ser buen estudiante, hace falta la paciencia. Es importante gozar el proceso de descubrir conocimientos nuevos. Es valioso probar, equivocarse y volver a tratar.

Por lo tanto, los papás tienen prohibido arrancar hojas del cuaderno de la tarea o (¡Dios me libre!) volver a hacer lo que el niño hizo mal.

LA COMPETENCIA

Tal vez los papás estemos acostumbrados a competir en el mundo de los negocios, donde nuestra supervivencia puede depender de la capacidad que tenemos para ganar a los demás.

Sin embargo, nuestros hijos están en una etapa de desarrollo en la que la cooperación y la colaboración son su reto.

Sobre todo en casa, tu hijo debe sentirse cómodo con la seguridad que es aceptado incondicionalmente. No tiene que ganar ninguna carrera ni competencia para tener tu apoyo, cariño y ayuda inmediata.

RELÁJATE

Si tu hijo llora, no te alarmes. Es normal que a veces lloren los niños. Si se cae, se equivoca, pierde o hace el ridículo, ¿qué puede pasar? Es un niño que tiene el derecho de esperar paciencia y aceptación de parte de los adultos más importantes en su vida.

Entonces, con tu actitud tranquila enséñale a levantarse, a volver a tratar y a esforzarse aun más para alcanzar sus sueños. Hay tiempo.

También hay tiempo para ti. No eres perfecto, y puedes aprender a ser mejor papá o mamá, siempre y cuando hayas establecido la regla de la tolerancia en casa. Aprender a aceptar a los demás con sus cualidades, defectos y propias etapas de desarrollo es una lección valiosa.

DISFRUTA

Acepta a tu hijo como es, en este momento de su desarrollo y goza tu tiempo con él. Permite que cometa sus propios errores, que sufra sus propios desengaños y que descubra y escoja sus propios gustos y amigos.

Deja un poco de distancia entre tú y tu hijo para que los dos puedan respirar a gusto. Si tú confías en él y no te metes a corregir todo lo que hace, tendrá la confianza de acercarse a ti por voluntadasu propia.

Regala autonomía a tu hijo

Fuente: El amor lo mas dulce 

martes, 30 de julio de 2013

Oración para los padres

Señor:
Ayúdame a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que tengan que decir, a contestar con cariño todas sus preguntas.
Haceme tan amable con ellos, como quisiera que lo fueran conmigo.
No me permitas interrumpirlos, hablándoles de mal modo, si no enseñándoles con amor.
Dame valor de confesar mis faltas para con mis hijos, no permitas que me burle de sus errores, ni que los humille o avergüence delante de sus amigos o hermanos como castigo.
No permitas que induzca a mis hijos ha hacer cosas indebidas por seguir mi mal ejemplo.
Te pido que me guíes todas las horas del día, para que pueda demostrarles, por todo lo que diga y haga, que la honestidad es fuente de felicidad.
Reducí, te lo ruego, el egoísmo que hay dentro de mí. Hacé que cese mis críticas de las faltas ajenas, que cuando la ira trate de dominarme, me ayudes, oh Señor, a contener mi lengua.
Hacé que tenga siempre a flor de labios una palabra de estímulo.
Ayúdame a tratar a mis hijos, conforme a sus edades, y no me permitas que de los menores exija el criterio y normas de vida propia de los adultos.
No permitas que les robe las oportunidades de actuar por sí mismos con responsabilidad, de pensar, escoger y tomar sus decisiones de acuerdo a su edad.
Prohibirme Señor que los agreda física o verbalmente, con el pretexto de corregirlos, por el contrario que siempre tenga para ellos: tiempo, abrazos, amor y besos, que son cuatro pasos que como ángeles de la guarda debo yo regalarles.
Permitirme el poder satisfacer sus deseos justos, pero dame valor siempre de negarles un privilegio que sé que les causará daño.
Haceme tan justo, tan considerado y amigo de mis hijos, que me sigan por amor y no por temor. Este deseo es enorme, Señor.
Ayúdame, en fin, a ser un líder para ellos y no un jefe. Te lo pido de todo corazón. Concédeme esto, por favor.
¡Señor, quiero ser como usted, para que valga la pena que mis hijos sean como yo! 
Amén.

Desconozco a su autor

martes, 18 de junio de 2013

¿Bebés difíciles? o ¿progenitores difíciles?

Desde el punto de vista del bebé existen, sin ninguna duda, progenitores “difíciles”.
  • Dichos progenitores pueden, quizás, incluirse en dos tipos:
    • descuidados o
    • intrusivos.
En el último peldaño del tipo descuidado hemos de situar las madres depresivas con su gran dificultad para responder a sus bebés; dichas madres muestran una gran apatía y retraimiento, no contactan visualmente con el bebé y tampoco lo cogen en brazos si no es para limpiarlo o darle de comer.
    • La respuesta del bebé en esta situación es comunicarse también de manera depresiva en el intercambio con otras personas.
    • Además, sus sentimientos son menos positivos (y el cerebro izquierdo está menos activo).
    • A la edad de 1-2 años muestran más dificultades que los otros niños en la ejecución de tareas cognitivas y, también, un apego de tipo inseguro.
    • Con el aumento de la edad, los problemas emocionales muestran una tendencia a  persistir.
Si nos centramos en el último peldaño del tipo intrusivo, podemos situar en él a otro tipo de madre que puede ser también depresiva, aunque  quizás de manera encubierta. Se trata de un tipo de madre más expresiva a la que, en cierto grado, le molestan las demandas del bebé y siente hostilidad hacia él, además, puede mostrarle dicha hostilidad cuando lo maneja de manera brusca o sin calidez. Sin embargo, lo más frecuente es que se trate de una persona muy activa y que se relaciona con el bebé de manera poco sensible, obstaculizando, a menudo, las iniciativas del bebé y sin saber captar sus mensajes. Las madres que maltratan a los bebés tienden a situarse en este último peldaño del espectro;
  • Sus niños también son propensos a tener dificultades en su desarrollo, con un tipo de apego inseguro y una manera de relacionarse evitativa o desorganizada.
( Fragmento extraido de: Gerhardt, S.; (2004). El amor maternal: La influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé. Barcelona: Editorial Albesa, S. L.)
Fuente: Padres en apuros

viernes, 7 de junio de 2013

¿En qué notamos que nuestr@ hij@ tiene una baja autoestima?

  • Expresan sus pensamientos de forma negativa y en términos de nunca, todo, siempre, nadie, etc.: “Nunca hago nada bien”, “siempre saco malas notas”, “nadie quiere ser mi amigo”.
  • Piensan y se dicen cosas como: “No sirvo para nada”, “soy un desastre”.
  • Se dejan influir por los demás.
  • Piensan que para que les quieran deben ser los mejores y los primeros en todo, lo que aumenta su nivel de autoexigencia.
  • Piensan que los errores son una tragedia y no se lo permiten.
  • Confían poco en sí mismos, se sienten inseguros.
  • Tienen un gran sentido del ridículo.
  • Temen estar en contacto con otros niños por lo que puedan pensar de ellos.
  • Tienen miedo a equivocarse.
  • Están tristes. No encuentran nada que les motive y se ilusionan con pocas cosas.
  • Si no consiguen ser los mejores se frustran de manera desproporcionada.
  • Por muy bien que hagan las cosas no están contentos con los resultados.
  • No valoran sus capacidades.
  • Tienen una actitud de rechazo a lo que proponen los demás.
  • Aunque pueda parecer que estos niños están muy seguros, detrás de la agresividad suele haber frustración. No saben cómo controlarse ante los ataques de ira.
  • Buscan constantemente llamar la atención para conseguir la aprobación de los demás. Interrumpen para que les presten atención.
  • Son inhibidos y poco sociables.
  • Muestran una actitud agresiva.
  • Se quejan y critican constantemente.
  • Aunque tienen capacidades suficientes no arriesgan, no hacen nada nuevo por si les sale mal.
  • Les cuesta solucionar los diferentes problemas con los que se encuentran, ya que son desafíos nuevos y se bloquean ante ellos.

sábado, 1 de junio de 2013

Los beneficios del deporte temprano

Todos los niños aprenden a caminar, correr y saltar, pero si se favorece la actividad física en edades tempranas, caminarán con más gracia, correrán más rápido y saltarán más alto. Y eso les encanta. Conocen su cuerpo y saben hasta dónde pueden llegar. Y con un poco más de ayuda, materiales adecuados y algo de entrenamiento, las posibilidades que tienen para jugar, hacer ejercicio y divertirse son muchísimas... y los beneficios para su salud, innumerables.

El deporte es mucho más que la simple actividad física y, si se enseña de una forma apropiada y acorde a los intereses de nuestro hijo, puede convertirse en un hábito muy favorable para él. Los padres debemos ser conscientes de que los niños que no practiquen deporte durante la infancia probablemente tampoco lo harán durante la vida adulta.

El ejercicio físico de los párvulos suele llevarse a cabo con miras al desarrollo de la psicomotricidad, la coordinación y el compañerismo. Desde los 3 a los 6 años, nuestros hijos están en la edad del juego y de la gimnasia de imitación, pero su cuerpo todavía no está preparado para soportar ningún ejercicio de potenciación muscular. La actividad física de este periodo estará dominada por el juego y debe:
  • Poner énfasis en adquirir soltura, agilidad, equilibrio, fuerza…
  • Evitar la competitividad y potenciar el compañerismo y la lealtad hacia todos los miembros del grupo.
  • Inculcar desde el principio que lo importante es practicar un deporte, no ser un campeón.
  • Divertir.
Los beneficios del deporte en la salud de nuestro hijo pueden ser múltiples:

Beneficios físicos del deporte

  • Aumenta la resistencia cardiovascular: previene la aparición de enfermedades cardiovasculares.
  • Mejora la resistencia y la fuerza muscular: previene las lesiones musculares.
  • Aumenta la flexibilidad: nuestro hijo será más ágil, más rápido y tendrá menor riesgo de torceduras.
  • Potencia el conocimiento del propio cuerpo.
  • Ayuda a desarrollar mejor y más rápidamente las capacidades de coordinación.
  • Aporta el control de un alto nivel de movimientos básicos que permitirán en el futuro realizar de forma óptima el trabajo técnico deportivo.
Beneficios psíquicos del deporte

  • Ayuda a ganar seguridad en sí mismo, ya que el hecho de ir superando retos anteriores, hace que nuestro hijo se sienta capaz de afrontar otros de mayor dificultad.
  • Contribuye a aumentar la autoestima, ya que nuestro hijo "se gusta a sí mismo" al ver que es capaz de hacer bien, diferentes tipos de movimientos y ejercicios.
  • Favorece la autonomía, ya que nuestro hijo se da cuenta de que es capaz de dominar su cuerpo en el entorno (espacio, colchonetas, obstáculos, saltos, etc.). Ello le hace consciente de que tiene gran capacidad para actuar de forma independiente.
  • Su mejora hace que se sienta valorado por los demás: sus compañeros le llaman para participar en sus juegos, sus profesores le felicitan y sus padres también.
  • Le ayuda a sentirse valiente en diferentes situaciones, tanto físicas como sociales, y eso le da seguridad.
  • Se siente más independiente, capaz de decidir por él mismo cuándo y cómo debe actuar o dejar de hacerlo.
La práctica de hábitos saludables es una de las mejores aportaciones que podemos ofrecer los padres a nuestros hijos. Ya hemos visto que la actividad física aporta muchos beneficios y mejora la salud de la persona. Los efectos negativos del sedentarismo sobre la salud están claros. Un niño que se mueve, que corre, que le gusta nadar en solitario y jugar al fútbol con sus compañeros, es un niño "más sano" que otro que tiende siempre a quedarse sentado, enganchado a la tele o jugando al vídeojuego. Los padres debemos aportar hábitos saludables, propiciar el movimiento y el juego, inventar actividades, dar alternativas a actividades sedentarias, y ayudarles, sobre todo, valorando lo bien que lo hacen y lo contentos que estamos. Seguramente estaremos haciendo una inversión a largo plazo en felicidad y salud. Ellos seguro que nos lo agradecerán.

Escola Esportiva Brafa

domingo, 12 de mayo de 2013

¿Los premios y los castigos son educativos?

"Si apruebas el examen te compro un regalo", "No, hoy no ves la tele, estás castigado". ¿Te suenan? A veces ya no sabes qué hacer para que tu hijo se comporte de una determinada manera. Es entonces cuando recurres al premio o al castigo, aunque no siempre son eficaces ni actúan de manera inmediata. En todo caso, se trata de recursos que debemos emplear con prudencia para que den resultados.


Tanto los premios como los castigos no tienen una prensa demasiado buena en algunos sectores de población. Ofrecer premios a los hijos es como reconocer un fracaso, es como si, al fallar como educadores, tuviéramos que recurrir al "sucedáneo" de los premios que, más que educar, adiestran.

Los castigos, por el contrario, no suelen dar tanta sensación de fracaso. Incluso socialmente son aceptados como padres responsables aquellos que castigan a sus hijos. De algún modo, se reconoce que el castigo sí es instrumento educativo, para terminar admitiendo que tampoco sirve de mucho porque el hijo tiene unas inclinaciones tales que no hay nada que hacer. Y se le va dejando de castigar y se acepta como irremediable "su manera de ser".

Los premios y castigos son instrumentos eficaces en situaciones en las que el proceso educativo sufre desviaciones, paradas o retrasos. Son situaciones críticas y patológicas en las que el tratamiento habitual que se suministra en el proceso educativo, que son buenas dosis de ejemplos, persuasión y reflexión no surten efecto y es necesario restablecer un cierto equilibrio. Un remedio será pues seguir una medicación adecuada basada en premios y castigos, además, claro está, de actuar en algunos otros frentes.

Premios y castigos, aunque afectan sólo a la conducta externa y, por tanto, pueden no influir en la personalidad íntima, generan un ambiente que facilita la comunicación entre las personas de la familia o mejora las capacidades de la persona. Ambos aspectos son elementos facilitadores de la educación. ¿No es cierto que será más fácil la educación de los hijos si, con ayuda de algún premio y algún castigo, conseguimos que mantengan el orden en sus cosas y usen ciertos modales? ¿No será lo mismo si conseguimos que estudien y mejoren su capacidad de razonamiento?

Retomando el símil de premios y castigos como medicinas, evidentemente su uso no puede ser indiscriminado ni generalizarse. Al igual que cualquier medicamento, es preciso adecuar su administración a la necesidad concreta del paciente y tener en cuenta sus contraindicaciones y efectos secundarios.

En resumen, los premios y castigos son recomendables y adecuados si se usan como medios temporales de obtención de logros y siempre de forma apropiada. Lea, por favor, las instrucciones de uso.

PREMIOS.

Instrucciones de uso.


Tipos de premios:

  • Premios previstos. Son las recompensas pactadas que se ofrecen si se presenta la conducta que se espera. El deseo de conseguirlas ayuda a regular la conducta.
  • Premios imprevistos. Se conceden sin previo aviso como reconocimiento a una conducta deseable. Puede producir efecto en la persona que lo recibe y en las que lo observan. Ambos relacionan las conductas deseables con la recompensa.
  • Premios por entregas. Son los que mantienen el interés más vivo, al concederse puntos o vales acumulables cuando se producen pequeños logros. Al alcanzar una cierta cantidad, se logra el premio.
  • Premios liberadores. Permiten liberarse de alguna tarea desagradable.
Composición de los premios:
  • De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas de los padres, como abrazos, felicitaciones, lugares preferentes en la mesa o en el coche...
  • De base material. Consisten en posesiones materiales, como diversos objetos o dinero.
  • Relacionados con la autonomía. Ofrecen más libertad o autonomía para gestionar el dinero, el tiempo, el espacio…

  • Orientaciones de uso:
  • Definir bien lo que se espera y el premio que se puede conseguir.Luego cumplir lo pactado.
  • Proporcionar premios acordes con el esfuerzo realizado y con las posibilidades razonables de la familia.
  • Plantear la obtención del premio a corto plazo para los más pequeños.
  • Proponer premios alcanzables. Sólo son útiles si se confía en alcanzarlos.
Efectos secundarios:
  • Evitar su uso prolongado y variado porque crea adicción y no se actuará si no es a cambio de premios.
  • Modifica la conducta pero no necesariamente las actitudes y motivaciones, por lo que hay que combinarlos con otras acciones educativas.
CASTIGOS.

Instrucciones de uso.

Tipos de castigos:
  • Castigos previstos. Son las consecuencias desagradables que aguardan como respuesta a una conducta inaceptable determinada.
  • Castigos imprevistos. Son consecuencias desagradables que se otorgan sin previo aviso ante conductas indeseables. Tratan de evitar que se repita la conducta.
  • Castigos con oportunidades. Se ofrece un castigo si se da una conducta, pero se concede la oportunidad de rectificar en dos ocasiones antes de recibirlo.
Composición de los castigos:
  • De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas negativas por parte de los padres como reprimendas, amonestaciones, alejamiento físico, silencio, caso omiso...
  • De base material. Suponen pérdida de ingresos, multas, no poder usar algo (TV, equipo de música, bicicleta...) o quedarse sin alguna posesión.
  • Relacionados con la autonomía. Restringen o privan de la libertad de salir, reducen el tiempo de ocio, exigen quedarse inmóvil, prohiben algunas relaciones...
Orientaciones de uso:
  • Elegir los castigos con prudencia. Los castigos han de cumplirse, por lo que un castigo absurdo o que no se cumple produce el efecto contrario.
  • Ser proporcionado a la conducta.
  • Ser severo, es decir, ha de ser verdaderamente desagradable ya que si sólo supone una ligera molestia, se puede acabar aceptando la molestia como un mal menor.
  • Buscar castigos relacionados con la conducta indeseable. Así, por ejemplo, si se es descuidado y se estropean las cosas, se han de arreglar; si la conducta es molesta, se tiene que aislar...
  • Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar.

  • AVISO IMPORTANTE: NUNCA LOS CASTIGOS PUEDEN ATENTAR CONTRA LOS DERECHOS Y LA DIGNIDAD DE LOS NIÑOS
Efectos secundarios:
  • Pueden aumentar la conducta indeseable. En algunas ocasiones, los hijos buscan llamar la atención de los padres y, al no conseguirlo con una conducta deseable, les basta con que les prestemos atención mediante castigos por las indeseables. En este caso está directamente contraindicado su uso.
  • Si el castigo se ve desproporcionado, injusto o absurdo, puede generar sentimientos de aversión, venganza y resentimiento. Como consecuencia, es probable que no se evite la conducta indeseable. También estará contraindicado su uso en estas circunstancias.
Dejo para el lector la elección del tratamiento más adecuado a las diferentes situaciones que se le presentarán. Y, de todas formas, en caso de duda, consulte a un especialista (profesor o psicólogo), es la persona más adecuada para facilitarle toda la información complementaria.


José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional), 
Profesor de Educación Primaria y de Psicología 
y Pedagogía en Secundaria