jueves, 2 de enero de 2014

Superar los propios límites

¿Hay algo mejor que saber que antes que nosotros alguien lo consiguió: superó una enfermedad, o una triste situación, un objetivo? Al igual que ellos, nosotros también podemos lograr nuestros propósitos.


La creencia autolimitadora sostiene una sucesión de circunstancias que definen – a parte de la voluntad de la persona – su conducta.

Conforme a esas creencias, solemos ser víctimas de los factores citados, no somos libres de elegir.

Hay tres elementos determinantes:

El genético, “somos lo que definen nuestros genes”.

El ambiental, “nuestro comportamiento se explica según el contexto en que vivimos”.

El psicológico, “ nuestro carácter lo forman las experiencias en la infancia, el inconsciente o los hábitos”.

Estos tres elementos intervienen bastante en el carácter, pero no lo determinan.

Lo que nos define como personas es nuestra capacidad para manifestarlos. Es verdad que nuestros genes, circunstancias y hábitos tienen mucho que ver, lo mismo que es cierto que podemos escoger nuestro futuro y lo que queremos hacer.

El significado de desarrollarse como persona es crecer, prosperar y engrandecernos; eso solamente se consigue aumentando nuestras limitaciones.

No se trata más que de empezar un procedimiento de cambio para demostrarnos a nosotros mismos que nuestras capacidades personales pueden ir mucho más allá de nuestros límites.

No existen las fronteras, sólo hay caminos por los que debemos AVANZAR.

“Elige como deseas vivir, y sobre todo vive el presente. No tengas miedo por un futuro que no existe, que aún no ha llegado y que cuando llegue, ya no será futuro sino presente.
Deja ya de decir ¡No!, deja ya de lamentarte… Deja de recordar y aferrarte al pasado, no va ha cambiar por más que lo recuerdes. Mira desde donde estás ahora hacia delante”.

Vanessa Arjona

Cómo proteger a niños de los peligros de casa

El hogar es generalmente el lugar más seguro para los niños, pero a veces puede ser también uno de los más peligrosos.

Muchas familias tienen un plan para desastres o catástrofes, pero tal vez no tienen en cuenta los peligros que acechan a los niños en su propia casa, incluyendo envenenamientos o intoxicaciones, quemaduras y ahogos.

Cómo evitar envenenamientos
Los envenenamientos y las intoxicaciones son peligrosos pero prevenibles. Según datos de los CDC, dos niños mueren diariamente debido a accidentes de envenenamiento.

Los niños que se envenenan en el hogar tienden a intoxicarse con productos de higiene personal, cosméticos, líquidos de limpieza y medicamentos para el dolor. Por eso es importante controlar estos productos y almacenarlos con cuidado.

MedlinePlus.gov ofrece varios consejos que pueden ayudar a prevenir el envenenamiento accidental:
  • Almacenar químicos y productos de limpieza fuera del alcance de los niños
  • Cerrar los envases que contienen químicos especialmente cuando quedan sin supervisión por unos momentos
  • No transferir líquidos a otros recipientes sin etiquetarlos correctamente
  • Siempre leer las etiquetas de los productos potencialmente venenosos antes de usarlo.
Cómo evitar quemaduras

Las quemaduras son una de las causas principales de lesiones de niños en el hogar. De hecho, todos los días unos 435 niños de hasta 19 años de edad acuden a una sala de emergencia debido a quemaduras, mientras que en promedio dos de ellos pierden la vida debido a sus lesiones.

Sin embargo, las quemaduras se pueden evitar tomando ciertas medidas preventivas, incluyendo:
  • No dejar ollas calientes desatendidas en la cocina o estufa y no permitir que los niños jueguen alrededor de superficies donde se cocinan alimentos
  • Regular la temperatura del calentador de agua a 120° Fahrenheit o menos para evitar que los pequeños se quemen con el agua caliente de la ducha o la bañera
  • Crear un plan de escape en caso de un incendio para que los niños sepan lo que tienen que hacer
  • Asegurarse de que los detectores de humo en el hogar funcionen adecuadamente
Cómo evitar ahogos

Las piscinas no son el único lugar donde los niños se pueden ahogar en el hogar. Los niños también corren riesgo de ahogarse en las bañeras fijas o portátiles para bebés, y los recipientes de tamaño mediano que contienen agua, como los baldes.

Los padres o tutores pueden prevenir ahogos en el hogar supervisando a los niños en todo momento, y además:
  • No dejando a niños pequeños bajo el cuidado de otros niños
  • No dejando recipientes de agua al alcance de los pequeños
  • Aprendiendo a dar resucitación cardiopulmonar
Fuente: GobiernoUSA.gov

lunes, 30 de diciembre de 2013

Los espacios personales y compartidos en la pareja


Hace falta experiencia para poder hablar de La Pareja. Existen dos clases de experiencias: La experiencia de haber estado mucho tiempo con alguien y la experiencia de haber tenido diferentes parejas. Es raro que pasen ambas cosas.

Para que una pareja sea saludable es muy importante señalar los espacios personales y los compartidos. Muchas veces esto genera problemas en la pareja. Se dice que “la pareja debe ser a tres”, él, ella y la pareja.

Aquí no se comparte todo, pero sí tienen partes en común. Es una circunstancia muy flexible donde se fusionan bien.

Aunque parece sencillo, no lo es. Muchas veces nos sentimos amenazados porque nuestro compañero no comparte con nosotros tanto como quisiéramos. Pensamos de todo: que nos quiere menos, que no somos importantes para él, que prefiere hacer otras cosas en lugar se estar con nosotros… Queremos competir con sus espacios personales, lo que es un gran error.

Si nuestra pareja mantienen las actividades que le criticamos acabaremos sintiéndonos ignorados. Pero si por el contrario renuncia a sus espacios para hacernos sentir bien y así “demostrarnos” su amor, lo único que conseguiremos será que sienta rencor hacia nosotros porque le hemos obligado a dejar algo que le gustaba. Debemos entender que cada uno tenemos que hacer cosas que no compartamos con el otro y que eso es sano.

Hay un ideal cultural que va totalmente en contra de los espacios personales. Es la famosa idea de “la media naranja” o la de “almas gemelas”, “dos partes de una unidad que que se buscan por el mundo y vagan incompletas hasta encontrarse”. Estos conceptos plantean un modelo de pareja en que los componentes dejan de existir para formar una unidad. Él y ella ya no existen, “ahora somos uno”.

Por suerte esto es imposible de conseguir, aunque actúa como horizonte para algunas parejas, es un ideal al que se dirigen.

Tienen un mínimo espacio personal pese a que tienen buenas intenciones en esta postura. Creen que el amor se trata de eso, pero terminan sintiendo asfixia. Y en realidad no se trata de que la otra persona “asfixie” al otro, si no que hay poco espacio entre ellos. Su personalidad la ha absorbido la pareja.

Es verdad que hay momentos muy placenteros en una pareja, pero si la combinación se transforma en habitual, seguramente los dos acaben sintiéndose empobrecidos y encerrados.

En consecuencia a esto le hemos conseguido un nuevo tipo de pareja.

Este modelo es mucho mejor que el de la media naranja. No se invaden el uno al otro y los pocos espacios que comparten son agradables y muy valiosos. Aunque también se pierden cosas como los proyectos de futuro, que se hacen muy difíciles. También acompañarse en momentos duros, ya que estos momentos superan el espacio que le han concedido a la pareja.

Así llegamos a una serie de preguntas: ¿cuánto tiempo es el adecuado para la pareja y cuánto para cada uno? ¿Cómo de cerca es demasiado cerca y cuánto de lejos es demasiado lejos? En realidad no hay respuesta a estas preguntas, es trabajo de la pareja encontrar el punto adecuado. El punto en que se sienten cómodos y no sienten asfixia. Es probable que uno necesite más espacio que el otro, pero esto no tiene que ofender ni hacer sentir mal al otro. No se trata de repartir a partes iguales, sino de dar a cada uno lo que necesite.

Fijar los espacios es un trabajo que se debe ir haciendo poco a poco a medida que vayan surgiendo cosas en la pareja. Puede ser que a veces, para llegar a un acuerdo, tengan alguna discusión pero serán necesarias para así poder definir las necesidades de cada uno, los espacios comunes y personales. Es algo básico en la creación de la relación de pareja.

“No camines delante de mí porque no podría seguirte. No camines detrás de mí, porque podría perderte. No camines debajo de mí, porque podría pisarte. No camines encima de mí, porque podría sentir que me pesas. Camina a mi lado, porque somos iguales” Jorge Bucay

Vanessa Arjona