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domingo, 18 de mayo de 2014

¿Cómo formar el hábito de lectura?

¿Se ha preguntado por qué su hijo no lee, por qué no le gusta leer o por qué no es bueno leyendo? Los buenos lectores han desarrollado un hábito y han abierto un mundo de posibilidades.

Todo hábito requiere constancia, la repetición diaria del mismo acto para que después de algún tiempo, podamos realizarlo en "automático", sin necesidad de detenernos a pensar en ello. Algo así como el hábito de lavarnos los dientes, al principio debíamos cuidar cómo lavarnos los dientes, de arriba hacia abajo, etc... pero ahora simplemente lo hacemos sin darnos cuenta, es un hábito. Esto mismo puede lograrse en la disciplina que usted decida, lo único que se necesita es constancia... que en realidad es lo más difícil.

A través de la lectura podemos aprender, viajar, soñar, reír y mucho más, pero sólo si hemos aprendido a disfrutarla.

El gusto por la lectura se desarrolla desde los primeros años de vida y tiene un papel muy importante el modelo que brindan los padres. La lectura se puede ver como una fuente de aprendizaje, recreación, un mundo mágico que descubrir o, por el contrario, como algo aburrido, monótono, cansado y anticuado, todo depende de cómo la presenten, cómo la vivan los padres y maestros.

Para favorecer el hábito de lectura y hacerla divertida con los niños, se puede buscar un ambiente relajado, la terraza, el jardín, el parque, etc. Es necesario apartar un tiempo en el horario para hacerlo, de lo contrario, se encontrará un sinfín de actividades más por hacer antes de leer. De ser posible, aléjese de cualquier posible interrupción (hermanos menores jugando, televisión, teléfono, etc.)

Los padres pueden hacer una lectura interactiva e incluso dramatizarla después de haberla leído, hacer una obra de títeres, hacer un resumen, tarjetas de vocabulario nuevo, inventar una canción con el tema de la lectura, entre muchas otras ideas; así se podrá experimentar la riqueza que tiene la lectura en la vida diaria.

Si su hijo no lo ve leyendo, aunque usted le facilite libros atractivos, adecuados a su edad, lo motive y demás... difícílmente su hijo va a leer. Cuando él percibe que es algo a lo cual vale la pena dedicarle un tiempo, entonces intentará apartarse un tiempo para leer. Dedíquele un tiempo a la lectura de algún libro, pueden ser incluso 10 minutos cada día y luego comente lo leído, saque lecciones, interésese por la lectura del otro, etc.

La lectura es una herramienta útil para la vida y, así como puede ser de mucho beneficio, también es necesario desarrollar en los niños el criterio para analizar lo que se lee y no aceptar todo lo que se reciba. Para esto es útil tener el tiempo de lectura en familia en donde podrán leer, pero también compartir sus impresiones.

Puede trazarse metas de cuántos libros quiere leer a la semana, al mes o al año. Conforme va terminando los libros, pueden colocarlos en una biblioteca familiar y esto ayudará a motivar a cada uno. Empiece con libros pequeños y poco a poco vaya aumentando el número de páginas, cada vez que termine uno tómese 2 ó 3 minutos para pensar en lo que éste dejó en su vida (puede hacerlo incluso con las historias infantiles).

Dispóngase a empezar o terminar aquellos libros que tal vez están un poco empolvados y descubra el mundo que existe entre cada una de esas hojas.

María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar

lunes, 3 de marzo de 2014

7 hábitos para ser una mamá feliz. Para disfrutar de la maternidad, cuídate y cultiva tus relaciones


1. Acepta que no eres perfecta

Si estás cansada, puedes saltarte párrafos o incluso páginas enteras cuando leas un cuento a tu hijo antes de dormir. ¡Nadie te vigila!

Tampoco pasa nada porque una noche tu hijo no se bañe o por servir un plato pre-cocinado en lugar de hacer una comida casera.

Eres humana y tus hijos te quieren porque eres su mamá, no porque seas perfecta. Lo mejor para ellos es que seas una mamá feliz.

2. Siéntate o túmbate en el piso a jugar

Los bebés y niños de corta edad disfrutan teniéndote a su altura. Procura pasar tiempo cada día sentada o tumbada en el piso con tus pequeños, ya sea leyendo libros, jugando o relajándote con ellos.

Procura dedicarles toda tu atención en esos momentos, y así cuando tengas que hacer otras cosas no te sentirás culpable.

3. Renuncia a tener la casa impoluta

Es prácticamente imposible tener todo reluciente y perfectamente organizado cuando tienes niños pequeños. Es preferible dedicar tu tiempo libre a tus hijos que a limpiar, aunque con algunos trucos de limpieza la labor doméstica te resultará más fácil.

4. No tengas prisa en que tus hijos crezcan

Sobre todo con el primer bebé es frecuente desear que crezca deprisa. Quieres que tu bebé gatee pronto, sueñas con el momento en que diga sus primeras palabras y con el día en que sea capaz de comer alimentos sólidos. Luego deseas que camine ya, que monte en bicicleta, que nade y así hasta que es adolescente y de pronto te encuentras con que tiene novia y añoras sus primeros años de vida.

Disfruta cada etapa de su crecimiento porque es única e irrepetible.

5. No olvides a tus amigas

No te limites a relacionarte con tus amigas que también son mamás. Procura mantener el contacto también con las que no tienen hijos. Así podrás hablar de cosas diferentes y no perder tu identidad. Usa las redes sociales en Internet y el teléfono, pero no te limites al contacto virtual. De vez en cuando pide a tu pareja, a tu suegra o a una canguro que cuide de tus hijos para poder salir con tus amigas.

6. Cuida tu relación de pareja

No permitas que tus quehaceres y el cansancio hagan que te distancies de tu pareja. Procura ser cariñosa, tener buena comunicación y pasar tiempo juntos. Además de reforzar vuestra relación, los niños cuyos padres se muestran cariñosos, comunicativos y cómplices se sienten más seguros.

7. Encuentra tiempo para ti

No te sientas mal por desear dormir la siesta, ponerte una mascarilla o leer un libro. Permítete hacerlo y comprobarás que después tienes más energía para dedicarte a tus hijos. Si te esfuerzas en encontrar tiempo para ti, serás una mamá más relajada y feliz.


Lorraine Ladish

martes, 29 de octubre de 2013

¿Como se forman los hábitos?

La formación de hábitos y de actitudes de éxito es parte de cualquier programa de liderazgo personal. Nadie nace con ellos. Los adquiere. No le suceden. Son ocasionados. Desde el momento mismo del nacimiento el hombre se encuentra involucrado en un proceso de adquirir hábitos. Estos hábitos no se limitan a lo que el hombre hace. Comprenden también las actitudes.

Formar hábitos es una manera constructiva de enfrentarse a los retos de la vida. A través de estos retos se van descubriendo medios para alcanzar un fin deseado o para resolver un problema satisfactoriamente. Y una vez encontrado ese medio, el hombre va tratando de convertir sus actitudes y acciones en un procedimiento uniforme.

Los hábitos incluyen tanto actitudes como acciones. Una actitud es una inclinación permanente a reaccionar de cierta manera cada vez que respondemos a una situación determinada. Son, pues, hábitos de pensamiento y respuestas emocionales a un estimulo determinado. Es muy importante que adquiramos actitudes positivas, si queremos desarrollar el liderazgo personal. Así ayudará mucho al liderazgo la confianza, el respeto, el entusiasmo, la decisión y la seguridad. 

Así mismo la formación de estos hábitos debe erradicar de la vida posiciones como la de "no puedo", "es imposible", "con este equipo no hay nada que hacer", "no contamos con los medios", ello hemos intentado y no hemos podido", etc.

Fuente: EPYA