martes, 12 de febrero de 2013

¿Qué es la contaminación ambiental?

Se denomina contaminación ambiental a la presencia en el ambiente de cualquier agente (físico, químico o biológico) o bien de una combinación de varios agentes en lugares, formas y concentraciones tales que sean o puedan ser nocivos para la salud, la seguridad o para el bienestar de la población, o bien, que puedan ser perjudiciales para la vida vegetal o animal, o impidan el uso normal de las propiedades y lugares de recreación y goce de los mismos. La contaminación ambiental es también la incorporación a los cuerpos receptores de sustancias sólidas, liquidas o gaseosas, o mezclas de ellas, siempre que alteren desfavorablemente las condiciones naturales del mismo, o que puedan afectar la salud, la higiene o el bienestar del público.

A medida que aumenta el poder del hombre sobre la naturaleza y aparecen nuevas necesidades como consecuencia de la vida en sociedad, el medio ambiente que lo rodea se deteriora cada vez más. El comportamiento social del hombre, que lo condujo a comunicarse por medio del lenguaje, que posteriormente formó la cultura humana, le permitió diferenciarse de los demás seres vivos. Pero mientras ellos se adaptan al medio ambiente para sobrevivir, el hombre adapta y modifica ese mismo medio según sus necesidades.

El progreso tecnológico, por una parte y el acelerado crecimiento demográfico, por la otra, producen la alteración del medio, llegando en algunos casos a atentar contra el equilibrio biológico de la Tierra. No es que exista una incompatibilidad absoluta entre el desarrollo tecnológico, el avance de la civilización y el mantenimiento del equilibrio ecológico, pero es importante que el hombre sepa armonizarlos. Para ello es necesario que proteja los recursos renovables y no renovables y que tome conciencia de que el saneamiento del ambiente es fundamental para la vida sobre el planeta.

La contaminación es uno de los problemas ambientales más importantes que afectan a nuestro mundo y surge cuando se produce un desequilibrio, como resultado de la adición de cualquier sustancia al medio ambiente, en cantidad tal, que cause efectos adversos en el hombre, en los animales, vegetales o materiales expuestos a dosis que sobrepasen los niveles aceptables en la naturaleza.

La contaminación puede surgir a partir de ciertas manifestaciones de la naturaleza (fuentes naturales) o bien debido a los diferentes procesos productivos del hombre (fuentes antropogénicas) que conforman las actividades de la vida diaria.

Las fuentes que generan contaminación de origen antropogénico más importantes son: industriales (frigoríficos, mataderos y curtiembres, actividad minera y petrolera), comerciales (envolturas y empaques), agrícolas (agroquímicos), domiciliarias (envases, pañales, restos de jardinería) y fuentes móviles (gases de combustión de vehículos). Como fuente de emisión se entiende el origen físico o geográfico donde se produce una liberación contaminante al ambiente, ya sea al aire, al agua o al suelo. Tradicionalmente el medio ambiente se ha dividido, para su estudio y su interpretación, en esos tres componentes que son: aire, agua y suelo; sin embargo, esta división es meramente teórica, ya que la mayoría de los contaminantes interactúan con más de uno de los elementos del ambiente.

Fuente: Contaminación Ambiente 


lunes, 11 de febrero de 2013

Cuerpos que se invaden

Es probable que, al decir que las violaciones ocurrían en cualquier parte del mundo, el presidente municipal de Acapulco, Luis Walton, pretendía evitar que su “plaza” fuera especialmente estigmatizada como violenta y peligrosa. Sin embargo, lo realmente grave es lo que subyace bajo tan espontánea declaración: que las violaciones son una amenaza persistente, universal e inevitable. En pocas palabras, que los violadores suelen salirse con la suya.

Discursos de esta índole y, en especial, la omisión y la indiferencia hacia las agresiones sexuales, dan por sentado que la violación es una acción social y ritual, en buena parte aceptada, aun cuando evidencia un ejercicio de dominación y crueldad por parte de los hombres contra las mujeres. La minimización de estos actos insulta y afecta tanto a las víctimas directas de este episodio en particular, como a todas las víctimas de violación e incluso a toda una sociedad.

Así en el discurso del entretenimiento (una de cada ocho películas producidas en Hollywood incluyen una escena de violación) como en el oficial y el de la calle, hay una tendencia a no reconocer la gravedad del trauma consecuencia de una violación, cuando es que las víctimas de este tipo de agresión tienden, entre otras cosas, a enfermarse, deprimirse y abusar del consumo de alcohol y estupefacientes en mayor proporción que otras personas.

Pareciera que, por más disculpas y justificaciones, la autoridad responde con cierta tolerancia a dicha atrocidad, como si hubiera que cruzarse de brazos ante una agresión autorizada. Como dice la autora Cathy Winkler, esta minimización de los hechos fuerza a las mujeres violadas a confrontarse con una muerte social: un sistema que protege al perpetrador y pone en duda la credibilidad de la víctima. Así, se perpetúa este tipo de crimen como una representación arcaica de la desigualdad entre géneros, en la cual la mujer es un cuerpo que se invade. Tal y como declaró un veterano de guerra de Vietnam: ''Si tienes un arma, ¿por qué pagar por una mujer? Vas al pueblo y tomas a la que quieras''.

Recuerdo que hace varios años hubo en esta ciudad dos violaciones en grupo que fueron noticia: una de ellas tuvo lugar en un restaurante, la otra en una academia de danza, ambas en las Lomas de Chapultepec. Alrededor de los sucesos, se gestó un atmósfera de hermetismo, curiosidad, morbo y desde luego miedo e indefensión. Había que salir poco. Sospechar de todo y todos. Guardar silencio. Esperar no verse jamás en una situación semejante, a la merced de un grupo armado que irrumpiera, amagara, sometiera a las víctimas y vejara de alguna forma a los testigos.

En su libro Rape (Violación), Joanna Bourke analiza las violaciones en grupo como un elemento esencial en el proceso de hermanar a los hombres entre sí. Así en el contexto militar como en el civil, los miembros perpetradores de estas fraternidades suelen competir entre ellos en aras de demostrar una fuerza y una virilidad superiores, émulos de un líder que marque la pauta, a la vez que sus actos requieren de una audiencia que constate territorialidad, impunidad y poder violar a una mujer sin que nadie haga nada al respecto. Como dioses.

Cuánto daña a una sociedad reducir la sexualidad masculina a un pene agresivo, invasivo y siempre listo para actuar. No queda más que hacer lo que esté a nuestro alcance para erosionar prácticas y desmitificar narrativas que promueven la sexualidad masculina como una de opresión y dolor, de poder y dominación. Es posible concebir el cuerpo del hombre para su placer, así como para el placer, el respeto y el consentimiento de la otra persona. Que también los hombres se involucren y pugnen, y no den por sentado ni compren predeterminaciones caducas que a todos afectan. Que la autoridad no minimice las bestialidades ni se convierta, a su vez, en una bestia que desoye estas alertas y permite que los violadores sigan saliéndose con la suya.

Rose Mary Espinosa
Fuente: http://blogs.eluniversal.com.mx


Haciendo Felices a Tus Hijos

Pregúntale a tus amigos cuáles son las tres metas más importantes como padres y te aseguro que la mayoría incluirá “Quiero que mis hijos sean felices”. Tiene sentido. ¿Quién no quiere que sus hijos sean felices? Pero hay un pequeño problema: los padres no pueden hacer a sus hijos felices.

No está en nuestro poder asegurar que todo funcionará para ellos. No lo puedes salvar de sus compañeros, profesores o equipo, sin hablar siquiera de sus hermanos.

Tampoco lo puedes salvar de su propio cuerpo o mente. Tu hijo puede tener todo tipo de temas a tratar, desde desafíos de salud física hasta retos de salud mental, o desafíos de aprendizaje. No puedes determinar el “punto de ajuste” emocional de tu hijo – la disposición anímica que tu hijo experimentará a lo largo de su vida. Si tu hijo nació “brillante como el sol” genial. Pero también puede haber nacido con una tendencia a “nube oscura”. Él puede ser propenso a la irritabilidad, al mal humor y a otras formas de negatividad natural.

Sin importar cuan excelente sea tu desempeño como padre, tu hijo puede sufrir una gama de diferentes grados de depresión o ansiedad o alguna otra condición que le puede robar la alegría. Y a pesar de que puedas introducir a tu hijo en todo tipo de intervenciones que lo pueden sacar de su embrollo, él tiene libre albedrío. Incluso si él coopera, será a su propio ritmo. Él está en su propio viaje, al igual que lo estamos todos

E incluso si pudieras garantizarle una vida de felicidad, ¿Te gustaría hacerlo? Los desafíos de la vida le enseñan a nuestros hijos a lidiar con la frustración y la adversidad. Los desafíos desarrollan nuestro carácter y la profundidad personal.

La sabiduría llega a través de los constantes desafíos. Puede ser que no busquemos pro-activamente este tipo de situaciones difíciles, pero Dios nos pone frente a muchas situaciones en la vida que nos hacen indagar más profundamente en nosotros mismos, transformándonos en “sabios” verdaderamente. Desde la decepción menor hasta las dificultades personales más grandes, todos los seres humanos experimentamos el lado doloroso de la vida. Sin excepción. Pero este lado oscuro de la vida no es completamente oscuro; de hecho, está matizado con luz.

Las personas generalmente están agradecidas por los desafíos que los han incitado a materializar sus fuerzas internas. Ellos saben que no habrían alcanzado su potencial sin atravesar esas dificultades tan intensas.

¿Significa esto, de alguna manera, que queremos que nuestros hijos sufran? Absolutamente no. Nuestros instintos nos llaman a salvarlos del dolor. ¡No estoy sugiriendo que traumaticemos a nuestros pequeños para elevarlos a las más grandes alturas del desarrollo! Todo lo que digo es que cuando nuestros hijos sufren, como inevitablemente ocurre, debemos al menos reconocer algunos de los beneficios de esta llamada experiencia “negativa”.

Reconociendo el valor escondido dentro de estas crisis, podemos apreciar que una dieta de felicidad exclusiva, sin importar cuan llamativa sea, puede no ser la mejor cosa para nuestros hijos. Dentro de esa dieta, ellos no pueden llegar a materializar sus máximos potenciales.


Dios quiere que cada uno de nosotros haga su propio trabajo. Es la responsabilidad del niño hacer su trabajo también, encontrar la felicidad a través de sus propios esfuerzos. La verdadera felicidad viene de nuestro profundo desarrollo. Ninguna cantidad de juguetes o de fama satisface el alma. Sino que, sobrepasar los desafíos, hacerse más sabio, conectar con otros seres humanos, hacer contribuciones significativas, hacer actos de bondad y conectarnos con nuestra fuente – esas son las actividades que al final nos darán – a nosotros y a nuestros hijos – verdadera felicidad.Tú puedes proveerle a tu hijo un modelo a seguir de cómo enfrentar los desafíos de la vida. Puedes aprender técnicas para sacar a la luz lo mejor de tu hijo y trabajar en ponerlas en práctica. Puedes trabajar en tu propio desarrollo personal y en tu salud mental. Puedes trabajar en proveerle a tu hijo un hogar estable donde pueda crecer. Puedes darle a tu hijo oportunidades para desarrollar habilidades y aptitudes a través de distintos ambientes sociales, educacionales y espirituales. Puedes trabajar en tu matrimonio y enseñarle a tu hijo valores. Puedes introducir en tu hijo la sabiduría del judaísmo como una fuente de recursos para su viaje. Puedes rezar por el bienestar de tu hijo y enseñarle a rezar a él también.

Dra. Sara Jana Radcliffe