sábado, 17 de mayo de 2014

Niños solitarios

¿Es el hecho de que a un niño le guste estar solo parte de su personalidad?

Alrededor de los 5 años empieza la etapa de socialización, en la cual se inicia la interacción con otros. Antes de esta etapa no es recomendable limitar al niño justificando su comportamiento con una "etiqueta"; aún está descubriéndose a sí mismo.


A partir de los 5 ó 6 años aproximadamente, si el niño prefiere jugar solo, pero los padres lo observan feliz de ir al colegio, seguro para desenvolverse en los ambientes y capaz de resolver problemas por sí mismo, probablemente se trata de algo natural en su personalidad. Pero si, por el contrario, usted observa que su hijo se queja para ir al colegio, se enferma con frecuencia, busca su aprobación constante, se le dificulta hablarle a personas desconocidas, lo encuentra irritable y demandante de atención, le cuesta llegar a acuerdos con hermanos, primos o amigos, etc., probablemente sea necesario consultar a un experto para encontrar la causa de este tipo de actitudes, ya que pueden dejar heridas muy graves que le acompañarán por el resto de la vida si no se atienden a tiempo.


¿Es normal? ¿Hasta qué punto?

Cuando usted observe que la vida de su hijo está siendo afectada por la dificultad para interactuar con otras personas, es necesario pedir ayuda. Si su hijo prefiere jugar, explorar, aprender solo, pero es capaz de llevarse bien con otros cuando se ve en la necesidad de hacerlo, no debe preocuparse; cuando se observa resistencia para hacerlo, es necesario investigar la causa.


¿Cómo puede afectarle el hecho de sentirse solitario? ¿Cómo ayudarlo?

El sentirse solitario puede hacer que se sienta rechazado, que no es lo suficientemente bueno como para que se fijen en él, que debe cumplir expectativas muy altas para ser aceptado. Si esto no es tratado a tiempo, las consecuencias en la adolescencia y edad adulta pueden ser muy lamentables; es necesario fortalecer la identidad y destrezas sociales.


Es de vital importancia asegurarse que su hijo sepa que tiene un canal abierto de comunicación con usted, de esta manera podrá expresar sus sentimientos, podrá manifestarle sus preocupaciones y a la vez usted tendrá la oportunidad de orientarlo, de transmitirle su apoyo incondicional, de compartirle experiencias en las que usted se sintió de la misma manera y cómo logró superar esa situación. Esto contribuye a establecer vínculos fuertes entre padres e hijos, en donde ambas partes comparten algo que es importante y, a la vez, ambas partes pueden aprender del otro.
  • Nunca etiquetarlo como "tímido" u otros similares, esto automáticamente lo obliga a comportarse de esta manera y limita la posibilidad de que pueda cambiar.
  • Observar el modelo de relaciones sociales que vive la familia; por ejemplo, si los padres son de pocas amistades, probablemente los hijos seguirán el mismo patrón, aunque no se puede generalizar. De la misma manera los padres pueden establecer nuevas pautas de actuación para servir de modelo para sus hijos en un rol más activo socialmente.
  • Favorecer oportunidades en las que pueda convivir con otros niños de edades similares en ambientes diferentes, colegio, vecindario, clases extracurriculares (pintura, idiomas, baile, música, etc.), deportes en equipo (béisbol, fútbol, natación, etc.)
  • Verbalizar y explicar los comportamientos que tienen los padres, de esta manera el niño podrá comprender mejor el actuar de los adultos y se sentirá más seguro al desenvolverse en distintos ambientes. Si en alguna ocasión no sabe cómo enfrentarse a un compañero, cuando recuerde que su padre tuvo que enfrentarse a otra persona y se sintió de la misma manera, también recordará cómo hizo su padre para hacerle frente.
María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar

martes, 13 de mayo de 2014

Relación entre hermanos

Cuando son pequeños, ¿todos los hermanos se llevan bien?

La dinámica familiar, es decir la manera de relacionarse, la forma de afrontar las situaciones y las prioridades de la familia, influye de manera determinante en el comportamiento de cada uno de los miembros, quienes imitan y reproducen todo lo que han observado especialmente de los padres y de los hermanos mayores.
El trato que los padres tengan y la atención especial que le den a cada uno será la pauta que pongan para que los demás imiten dicho modelo.

Cuando en las familias de hijos únicos nace un hermano, en ocasiones el mayor puede sentirse "desplazado" por el menor, lo cual puede provocar rivalidad y celos. Es muy importante que los padres tengan el cuidado de darle igual o incluso más atención al mayor de lo que lo atendían antes que naciera el hermano. Además pueden motivarlo para que se involucre en el cuidado del nuevo integrante de la familia.
En otros casos, cuando hay dos hijos y nace un tercero, probablemente el mayor asumirá con madurez el nacimiento del bebé y tomará una actitud responsable para cuidar y apoyar a los padres. Mientras tanto el segundo hijo se sentirá desplazado y no sabrá qué rol asumir en la familia. Por lo tanto, es muy valioso involucrarlo de manera positiva en el cuidado del bebé y darle tiempo y atención especial.

¿Qué es lo que usualmente ocurre para que empiecen a llevarse mal? ¿A qué edad?

Cuando los niños perciben que su individualidad y su espacio están en peligro, tratan de reclamar por sus derechos. Por ejemplo, entre los 2 y 3 años, se da la etapa del egocentrismo, lo cual significa que todo lo que tienen a su alrededor lo quieren para sí mismos. Es necesario ayudarles a identificar que pueden experimentar con ello, pero no es de ellos y deben respetar las pertenencias de otros.
En las familias donde hay niños menores y hermanos adolescentes, generalmente los mayores reclaman su privacidad y les molesta que cualquier otra persona traspase la línea de su intimidad. En los casos que aún no son adolescentes, pero los mayores son cuidadosos con sus juguetes y pertenencias y los menores no lo respetan, también puede surgir cierta dificultad en la relación.
Para evitar estas situaciones, sería conveniente que existan objetos (juguetes, libros, muebles, etc.) que tengan un único dueño y él sea el responsable, que esté claramente identificado el lugar para guardarlo, etc. Sin embargo, también habrá un espacio y otros objetos comunes, en los que todo lo que esté allí será de todos y cada uno deberá aprender a compartir, cuidar, ceder y pedir.

¿Qué podemos hacer como padres para que la relación entre ellos sea la mejor?

El tiempo que les dedique a sus hijos es el mejor regalo que les puede dar. La atención y satisfacción de sus necesidades particulares ayudarán a la formación de una personalidad equilibrada y segura.
Es necesario que los padres se esfuercen por observar y atender individualmente a cada uno de sus hijos; puede establecer en su agenda de la semana un tiempo inamovible para realizar determinadas actividades con su hijo, puede empezar con 15 minutos a solas (sin interrupciones de celular, hermanos, etc.) En ese tiempo su hijo sabrá que tiene toda su atención y podrán decidir juntos si van a jugar el juego que tanto les gusta o que tanto le cuesta, si van a platicar, si leerán, si saldrán al parque, le enseñará a montar bicicleta, cocinarán o realizarán la actividad que su hijo necesite en esa etapa de crecimiento.
Por otro lado, también es valioso que los padres se involucren en el juego de sus hijos en conjunto, para modelar alternativas en la solución de conflictos, para ejemplificar valores como la perseverancia, dedicación, alegría, sinceridad, etc. De esta forma, sus hijos también disfrutarán y aprenderán en su compañía.
También puede reajustar sus quehaceres y trabajo para que sus hijos le acompañen; por ejemplo, cuando haga mandados, puede llevar cada vez a un hijo diferente, puede preparar la cena para todos de manera alegre cada día con un hijo; de esta forma está compartiendo actividades cotidianas, pero las está haciendo con el objetivo de compartir tiempo de calidad.

¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos como padres?

Confundir la idea de "darle a todos lo mismo". Muchos padres aseguran que tratan a sus hijos por igual comprándoles las mismas cosas o promoviendo oportunidades iguales. Esto no siempre es necesariamente positivo, ya que cada hijo tiene necesidades diferentes y específicas que se deben atender. Por ejemplo, los padres deciden meter a los dos hermanos a clases de pintura, sólo uno de ellos tiene la habilidad para lo artístico, cuando el otro tiene agilidad para el básquetbol. Al darle a los dos "lo mismo", no necesariamente se está aprovechando el potencial que tiene cada uno en lo individual.
Conforme los hijos van creciendo en edad, los padres deben favorecer la independencia, por lo que según la capacidad será lo que podrán exigir de ellos, siempre respetando las características que lo hacen único.

¿Es natural que los varones se lleven mejor entre ellos que con las hermanas?

Esto depende mucho del patrón que los padres hayan establecido con los hijos. Si ellos promovieron el juego participativo y solidario entre todos y no marcaron diferencia entre los juegos de "niños" y los juegos de "niñas", ambos podrán jugar sin problema alguno.
La personalidad e intereses que cada uno manifieste sí podrán ser diferentes y, según sea la preferencia de los hermanos, podrán ser más compatibles unos con otros.

María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar

lunes, 12 de mayo de 2014

Responsabilidad (Parte 5)

Contribuir con la formación de responsabilidad en los niños ha sido un tema en el que hemos profundizado en las últimas semanas. Ahora hablaremos de la mejor etapa del crecimiento para aprender la responsabilidad. Cada día tenemos la oportunidad de asumir con responsabilidad los compromisos adquiridos, pero en la infancia existe una edad en la que, particularmente, se despierta el interés por ser "responsable". Esto ocurre entre los 6 y los 12 años. Es en esta etapa es cuando se puede fortalecer o debilitar el comportamiento responsable, según los estímulos que reciba, el ambiente en que se desenvuelva y la motivación que tengan los niños de sus padres y de sí mismos.

En el transcurso de los años mencionados, es más frecuente observar, en los niños de esta edad, una mayor disposición para ayudar, afán de superación, deseo de quedar bien y la búsqueda de la justicia. Son estas las actitudes que los niños pueden tener de su propia iniciativa, y los adultos tienen un papel muy importante para animar y motivarlos a que continúen con ese comportamiento.

En otros artículos se ha mencionado la importancia de los encargos, ya que son una manera en la que se fortalece la responsabilidad. Especialmente en esta etapa, se recomienda que existan Encargos Personales y Encargos de Servicio. Con los primeros, se buscará el cuidado de las pertenencias: ropa, juguetes, tareas, útiles, escritorio, cuarto, etc. Y los segundos contribuirán con el sentido de vivir en comunidad, de la generosidad para poner al servicio de los demás su tiempo y talentos, de velar por el bienestar de quienes están más cerca, por ejemplo: regar las plantas, darle de comer a la mascota, repartir la ropa limpia, sacar la basura, anotar en un memo las actividades importantes de la semana, etc.


Para implementar estos encargos, puede plantearlos de una manera atractiva según las edades e intereses de sus hijos. Puede planificar una "Reunión de Familia" en la que todos tendrán algo que aportar. Puede elaborar una agenda de los puntos a tratar, esto le dará mayor "seriedad" para sus hijos y les ayudará a definir el rumbo.

  • Es recomendable explicar cómo debe ser la intervención de cada uno (por ejemplo, levantar la mano y esperar su turno mientras el otro está hablando; si se habla de un problema, proponer una solución, etc.)
  • Cuando ya estén todos reunidos y motivados, pueden hacer en conjunto una lista de las necesidades que tienen como familia y luego puede dejar en libertad a los hijos para que elijan en qué tarea desean colaborar.
  • El listado que trabajen ese día estará en un lugar visible, al que todos tengan acceso y será muy útil que describa la manera en la que espera se cumpla cada encargo.
  • La duración del encargo debe definirse estableciendo un tiempo mínimo de una semana por encargo, hasta un tiempo máximo de un trimestre del año (esto varía según el tipo de encargo y la edad de los niños).
  • Planificar "Reuniones de Familia" con cierta periodicidad, cada quince días o cada mes, en donde cada uno evaluará su propio desempeño, podrán reconocer públicamente las fortalezas que observaron en los demás al cumplir con sus tareas y re distribuir los encargos para el siguiente periodo de tiempo.
  • Es necesario que el niño sepa a quién, cómo y cuándo debe rendirle cuentas del desempeño que ha tenido en su tarea.
Así como es una responsabilidad para el niño cumplir con su tarea, es responsabilidad del padre supervisar su cumplimiento, darle un acompañamiento y retroalimentación. De esta manera usted le estará apoyando con un modelo positivo. Esto no significa ser "un capataz", recordándole cada momento lo que debe hacer. Por el contrario, le recomiendo que deje el espacio suficientemente libre para que él pueda cumplir con su compromiso por su propia iniciativa.

Tan importante como que el niño cumpla el encargo, es que el padre este pendiente de ello. Tal vez al principio demande mucho de los padres, pero el objetivo es que su hijo pueda realizarlo de manera independiente. ¡Ánimo! Cada día usted podrá soltarlos un poco más.

Esta idea que le acabo de mencionar puede ser funcional para muchas familias, pero lo invito a que busque alternativas emocionantes y creativas que le ayuden a formar en responsabilidad a sus hijos en la edad más importante, la edad que tienen HOY.

María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar