lunes, 22 de julio de 2013

Educar en valores. La tolerancia

Ser tolerante es lo mismo que ser respetuoso, indulgente y considerado con los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras. Ser tolerante es ser condescendiente y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que medien, es no impedir que haga lo que éste desee, es aceptar y admitir la diferencia o la diversidad.

Para que los niños establezcan buenas relaciones con sus semejantes, es necesario que aprenda a ser tolerante desde muy pequeño.

Aprender a ser tolerante

La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los niños con sus iguales y con su familia. Es importante que ellos escuchen las ideas y las opiniones de sus amiguitos, que acepten sus criterios aunque sean distintos a los suyos, y que consigan ponerse de acuerdo con sus compañeros durante un juego, en alguna actividad o en un aula. La tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración en un grupo o equipo.

El niño no nace tolerante. Su conducta natural es que todo sea para sí, y que todos estén de acuerdo con él, por lo que es indispensable que el proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia empiece desde bien temprano.

El niño puede aprender a ser tolerante

- Cuando sus padres también lo sean
- A través de cuentos e historias
- Por las actividades que desarrolla
- A través de los juegos
- En la convivencia con los demás niños
- Aprendiendo a respetar las diferencias
- Conociendo diferentes culturas
- A través de los viajes en familia
- Conociendo los beneficios de la conciliación, de la paz
- Compartiendo, sin pelear
- Aprendiendo a no burlarse de los demás

Fuente consultada:
- Cuentos y canciones para compartir valores. 
Ed.de la Infancia

domingo, 21 de julio de 2013

Si respetas a tu padre tu hijo te respetará a ti

El ejemplo de los padres es el mejor libro, manual, la "Biblia" para una buena educación de los hijos. Todas las actitudes y reacciones que manifestamos frente a lo bueno y a lo malo, todas las maneras con las que tratamos a los amigos, familiares y demás personas, serán de algún modo, imitadas y heredadas por nuestros hijos. Si amas y respetas a tu padre, tu hijo también lo hará contigo.
El respeto se aprende con el ejemplo y en la familia. Ser padres no es una tarea tan sencilla porque nadie es perfecto y los hijos no llegan al mundo con un manual de uso y manejo debajo del brazo. Pero creo que es de vital importancia que se valore y se ponga en práctica el respeto en el seno familiar. Sin darnos cuenta, los niños "absorben" todo nuestro comportamiento. ¡Cuántas veces nos vemos en ellos! 

Valores como el respeto, la paciencia, la tolerancia... son esenciales en las relaciones de padre e hijo. Hace algún tiempo, recibí un vídeo en mi correo que me hizo reflexionar mucho sobre eso. Con este vídeo que comparto contigo, te darás cuenta de lo importante que es cuidar, estar pendiente y agradecido por haber tenido personas, como tu padre, que se han sacrificado por tu bienestar. Te preguntarás: ¿Me dedico lo suficiente a mi padre?, ¿Le trato con el respeto que se merece?, ¿Me preocupo por él? Especialmente en este Día del padre, me gustaría compartir este vídeo contigo para que reflexiones sobre la paternidad, sobre los hijos, sobre las relaciones de familia, y se percibas que son realmente lo que llevamos para el resto de nuestras vidas. Demos el ejemplo a nuestros hijos para que mañana ellos puedan hacer lo mismo con sus hijos y con nosotros.

Fuente: Guía Infantil

sábado, 20 de julio de 2013

Tu vida

Todos los días nace un nuevo día, el pasado ya pasó y no podemos cambiarlo, sólo existe el presente, el futuro no ha llegado todavía. Te felicito por reconocer tus errores y hacerte consciente de ellos para no repetirlos; ya no te atormentes, pues la vida que llevaste te ha servido para aprender, madurar y convertirte en una mejor persona. Uno de los caminos hacia la realización personal, consiste en aprender de nuestros errores y aciertos. Te sugiero, que seas gentil contigo mismo, para evitar que te conviertas en un juez implacable que te condene por el resto de la vida a recordar y sufrir los errores del pasado. Perdónate a ti mismo, considerando que en ese tiempo no tenías la madurez, las herramientas, la experiencia o el conocimiento para comportarte de otra manera. No te dejes agobiar por la culpa, pide perdón si fuese necesario y pregunta qué puedes hacer para corregir tu error, o para suavizar las heridas de la otra persona, y haz cuanto sea necesario sin pérdida de tiempo.

Los errores y las malas experiencias nos ayudan a avanzar, pues nos enseñan a afrontar el presente con más sabiduría, compasión y entereza.

Ya no le des más vueltas en tu cabeza, haz borrón y cuenta nueva, toma sólo la parte positiva de todo lo que viviste y concéntrate en el presente, pues después de una época difícil suele llegar una de alegría, y tú te lo mereces.

Desconozco a su autor