viernes, 23 de mayo de 2014

No le masturbes el ego por Rose Mary Espinosa

Meme de Gene Wilder
Agradezco que entre mis mil y un vicios no se encuentre el de la lambisconería. O, para decirlo en palabras de Séneca: ''Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones''.

Por más que me digan que no siempre es un defecto, que abre puertas y acorta brechas, me parece baja y deleznable: ''la bajeza más vergonzosa'', dijo Balzac. Fingir una admiración que no se profesa, escucharse mentir tan en voz alta, entre caravanas y lisonjas, ¿habrá mayor atentado contra uno mismo?

Quizá por eso no me he dedicado a la política ni a la diplomacia (el arte de los pretextos, la llamó Maurice Joly). . . Quizá por eso no he sido ni la nuera ni la pariente política ni la amiga-amante ejemplar. Cuando digo que admiro, es porque realmente admiro; cuando digo que quiero, es porque verdaderamente quiero; cuando digo que amo, es porque amo. . .

Ni el más coincidente y fastuoso enamoramiento me lleva a enunciar algo que no me sea verdadero. Si alguien me dice: ''Nunca había sentido esto con nadie'', ''Eres la mujer más (favor de llenar el espacio) con la que he estado'' o demás boberas, y resulta que yo no puedo decir lo mismo, simplemente me quedo callada. Tal vez sonría, pero nada más: silencio absoluto, los grillos. . . Ahora, si la persona en cuestión lo dice para quedar bien o para obtener algo y no es honesto, es su problema. ¿Mentir por complacer? No es para mí, gracias.

Sin embargo, hay personas que prefieren los halagos, la adulación y las mentiras por encima de la verdad. Por ahí dicen que, si quieres pasar un buen rato con un hombre, le hagas una buena chaqueta, pero si quieres pasar con él toda una vida, le masturbes el ego. Y sí. Tal parece, las personas están ávidas de lisonjas.

Lisonjas, aun cuando estemos conscientes de que son engaños. No en vano a los aduladores también se les llama ladrones: que aprovechan la oscuridad, nuestros descuidos y nuestra inseguridad en beneficio propio. Ya en el Siglo de Oro Francisco de Quevedo dijo: ''Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada''.

Por momentos, la adulación es una aparente zona de confort. . . ¿De qué nos evade? De la autocrítica, de vernos en nuestra propia estatura y nuestros alcances. Nos evade de la realidad y, por ende, de confrontar los problemas verdaderos y crecer. Igualmente limita nuestra libertad, la restringe: la lambisconería hace las veces de espejismos e ilusiones. Y aquí el círculo vicioso: la negación nos deja a expensas de los aduladores, de aquellos que nos hacen creer en un mundo que no existe.

Una vez un amigo me recomendó para un puesto de trabajo y se le ocurrió organizar una comida con el ejecutivo en cuestión. Durante la cita, me dedicó tal cantidad de halagos de lo más cursis y huecos que tuve que pedirle que, por favor, callara. En vez de ayudarme, me pareció que me perjudicaba y menoscababa mi credibilidad. Si alguien va a reconocer a otra persona, es preferible que lo haga de forma mesurada e imparcial.

De ahora en adelante, riámonos del adulador. Echémosle una trompetilla. Prefiramos la realidad a la ilusión, la libertad, con todo y sus golpes, a una edad de la inocencia, infantil y estática como la que nos ofrece el lambiscón. No nos confundamos. La adulación es anestesia, falsedad y basura. En palabras de Aristóteles: ''Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores''.

¿Así o más claro?

Rose Mary Espinosa
Fuente: Blogs El Universal

domingo, 18 de mayo de 2014

¿Cómo formar el hábito de lectura?

¿Se ha preguntado por qué su hijo no lee, por qué no le gusta leer o por qué no es bueno leyendo? Los buenos lectores han desarrollado un hábito y han abierto un mundo de posibilidades.

Todo hábito requiere constancia, la repetición diaria del mismo acto para que después de algún tiempo, podamos realizarlo en "automático", sin necesidad de detenernos a pensar en ello. Algo así como el hábito de lavarnos los dientes, al principio debíamos cuidar cómo lavarnos los dientes, de arriba hacia abajo, etc... pero ahora simplemente lo hacemos sin darnos cuenta, es un hábito. Esto mismo puede lograrse en la disciplina que usted decida, lo único que se necesita es constancia... que en realidad es lo más difícil.

A través de la lectura podemos aprender, viajar, soñar, reír y mucho más, pero sólo si hemos aprendido a disfrutarla.

El gusto por la lectura se desarrolla desde los primeros años de vida y tiene un papel muy importante el modelo que brindan los padres. La lectura se puede ver como una fuente de aprendizaje, recreación, un mundo mágico que descubrir o, por el contrario, como algo aburrido, monótono, cansado y anticuado, todo depende de cómo la presenten, cómo la vivan los padres y maestros.

Para favorecer el hábito de lectura y hacerla divertida con los niños, se puede buscar un ambiente relajado, la terraza, el jardín, el parque, etc. Es necesario apartar un tiempo en el horario para hacerlo, de lo contrario, se encontrará un sinfín de actividades más por hacer antes de leer. De ser posible, aléjese de cualquier posible interrupción (hermanos menores jugando, televisión, teléfono, etc.)

Los padres pueden hacer una lectura interactiva e incluso dramatizarla después de haberla leído, hacer una obra de títeres, hacer un resumen, tarjetas de vocabulario nuevo, inventar una canción con el tema de la lectura, entre muchas otras ideas; así se podrá experimentar la riqueza que tiene la lectura en la vida diaria.

Si su hijo no lo ve leyendo, aunque usted le facilite libros atractivos, adecuados a su edad, lo motive y demás... difícílmente su hijo va a leer. Cuando él percibe que es algo a lo cual vale la pena dedicarle un tiempo, entonces intentará apartarse un tiempo para leer. Dedíquele un tiempo a la lectura de algún libro, pueden ser incluso 10 minutos cada día y luego comente lo leído, saque lecciones, interésese por la lectura del otro, etc.

La lectura es una herramienta útil para la vida y, así como puede ser de mucho beneficio, también es necesario desarrollar en los niños el criterio para analizar lo que se lee y no aceptar todo lo que se reciba. Para esto es útil tener el tiempo de lectura en familia en donde podrán leer, pero también compartir sus impresiones.

Puede trazarse metas de cuántos libros quiere leer a la semana, al mes o al año. Conforme va terminando los libros, pueden colocarlos en una biblioteca familiar y esto ayudará a motivar a cada uno. Empiece con libros pequeños y poco a poco vaya aumentando el número de páginas, cada vez que termine uno tómese 2 ó 3 minutos para pensar en lo que éste dejó en su vida (puede hacerlo incluso con las historias infantiles).

Dispóngase a empezar o terminar aquellos libros que tal vez están un poco empolvados y descubra el mundo que existe entre cada una de esas hojas.

María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar

sábado, 17 de mayo de 2014

Niños solitarios

¿Es el hecho de que a un niño le guste estar solo parte de su personalidad?

Alrededor de los 5 años empieza la etapa de socialización, en la cual se inicia la interacción con otros. Antes de esta etapa no es recomendable limitar al niño justificando su comportamiento con una "etiqueta"; aún está descubriéndose a sí mismo.


A partir de los 5 ó 6 años aproximadamente, si el niño prefiere jugar solo, pero los padres lo observan feliz de ir al colegio, seguro para desenvolverse en los ambientes y capaz de resolver problemas por sí mismo, probablemente se trata de algo natural en su personalidad. Pero si, por el contrario, usted observa que su hijo se queja para ir al colegio, se enferma con frecuencia, busca su aprobación constante, se le dificulta hablarle a personas desconocidas, lo encuentra irritable y demandante de atención, le cuesta llegar a acuerdos con hermanos, primos o amigos, etc., probablemente sea necesario consultar a un experto para encontrar la causa de este tipo de actitudes, ya que pueden dejar heridas muy graves que le acompañarán por el resto de la vida si no se atienden a tiempo.


¿Es normal? ¿Hasta qué punto?

Cuando usted observe que la vida de su hijo está siendo afectada por la dificultad para interactuar con otras personas, es necesario pedir ayuda. Si su hijo prefiere jugar, explorar, aprender solo, pero es capaz de llevarse bien con otros cuando se ve en la necesidad de hacerlo, no debe preocuparse; cuando se observa resistencia para hacerlo, es necesario investigar la causa.


¿Cómo puede afectarle el hecho de sentirse solitario? ¿Cómo ayudarlo?

El sentirse solitario puede hacer que se sienta rechazado, que no es lo suficientemente bueno como para que se fijen en él, que debe cumplir expectativas muy altas para ser aceptado. Si esto no es tratado a tiempo, las consecuencias en la adolescencia y edad adulta pueden ser muy lamentables; es necesario fortalecer la identidad y destrezas sociales.


Es de vital importancia asegurarse que su hijo sepa que tiene un canal abierto de comunicación con usted, de esta manera podrá expresar sus sentimientos, podrá manifestarle sus preocupaciones y a la vez usted tendrá la oportunidad de orientarlo, de transmitirle su apoyo incondicional, de compartirle experiencias en las que usted se sintió de la misma manera y cómo logró superar esa situación. Esto contribuye a establecer vínculos fuertes entre padres e hijos, en donde ambas partes comparten algo que es importante y, a la vez, ambas partes pueden aprender del otro.
  • Nunca etiquetarlo como "tímido" u otros similares, esto automáticamente lo obliga a comportarse de esta manera y limita la posibilidad de que pueda cambiar.
  • Observar el modelo de relaciones sociales que vive la familia; por ejemplo, si los padres son de pocas amistades, probablemente los hijos seguirán el mismo patrón, aunque no se puede generalizar. De la misma manera los padres pueden establecer nuevas pautas de actuación para servir de modelo para sus hijos en un rol más activo socialmente.
  • Favorecer oportunidades en las que pueda convivir con otros niños de edades similares en ambientes diferentes, colegio, vecindario, clases extracurriculares (pintura, idiomas, baile, música, etc.), deportes en equipo (béisbol, fútbol, natación, etc.)
  • Verbalizar y explicar los comportamientos que tienen los padres, de esta manera el niño podrá comprender mejor el actuar de los adultos y se sentirá más seguro al desenvolverse en distintos ambientes. Si en alguna ocasión no sabe cómo enfrentarse a un compañero, cuando recuerde que su padre tuvo que enfrentarse a otra persona y se sintió de la misma manera, también recordará cómo hizo su padre para hacerle frente.
María Isabel Fernández
Psicología Niños
Licda. Psicología Clínica
Magister en Asesoramiento Educativo Familiar