martes, 12 de marzo de 2013

Ciberbullying: La Guía Práctica

Sabías que los niños que han afirmado haber sufrido ciberbullying, el 65% de esos padres han reconocido que ni siquiera lo sabían?, y en cambio cuando se investigaron a algunos jóvenes sí habían ejercido el ciberbullying sólo el 5% de los padres lo sabían?

A continuación desarrollaremos una Guía Práctica que te dirá qué es el ciberbullying, estadísticas, estilos de ciberbullying y cómo actuar frente a él.

¿Qué es el ciberbullying?

Es una agresión psicológica sostenida y repetida en el tiempo, por medio del uso inadecuado de las redes sociales, internet, de la telefonía celular, la mensajería instantánea para llevar a insultos y vejaciones entre iguales. De esta manera poder valerse del anónimato que les brinda la red y no ser descubiertos.

Las niñas son más propensas a sufrirlo, puesto que ellas prefieren hacer acoso o intimidaciones a sus compañeras a través de la red puesto que allí no deben usar la fuerza física.

Los lugares más comunes donde tiene lugar el ciberbullying son: salas de chat, redes sociales online, correo electrónico y mensajería instantánea. Las redes sociales como Facebook o MySpace se están convirtiendo en el principal foco de incidentes de ciberbullying.

Estadísticas del Ciberbullying

Sólo el 10% de quienes lo sufren, se lo dicen a sus padres.

Sólo el 18% de los casos llegan a la policía.

Sólo el 15% de los padres conocen los hábitos en las redes sociales de sus hijos, y cómo estos pueden llevar al ciberbullying.

Al 58% de los alumnos de entre 4º y 8º curso les han dicho cosas crueles o desagradables en Internet. Casi el 60% nunca les ha contado a sus padres el incidente. El 53% dice haber hecho también este tipo de comentarios hacia otros niños.

El 10% de los jóvenes se han sentido alguna vez amenazados o incómodos por alguna foto que les han tomado mediante un teléfono móvil.

Las formas concretas de ciberbullying que más están creciendo son:

El robo de identidad (nombre y contraseña) en una red social online, para después usarla para publicar rumores, cotilleos u otra información dañina.

Modificación de fotos para humillar a los otros.

Grabación de conversaciones telefónicas sin permiso para después publicarlas en Internet.

Crear encuestas crueles acerca de personas y difundirlas por la Red.

Uso de webs personales (blogs, etc.) para publicar información hiriente o comprometedora sobre otras personas

Qué Hacer y Cómo Combatirlo?

A continuación te damos consejos para combatir el bullying para que los compartas con tus hijos y les des herramientas para que puedan combatirlo.

No contestes a las provocaciones, ignóralas.

No des tus datos personales a nadie que conozcas en la red.

Si te molestan, te intimidan te chantajean o te hostigan, abandona la conexión y pide ayuda a tus padres o adultos en los que tengas confianza.

Dile a tus hijos que si son acosados, guarden las pruebas.

Nunca te sientas seguro al otro lado del internet, es cuando más riesgos Advierte a quien abusa de que está cometiendo un delito.

Si hay amenazas graves pide ayuda con urgencia.

Presta especial atención a la Netiqueta, estas son las reglas de comportamiento en Internet, como saludar, usar emoticonos para expresar estados de ánimo, no escribir en mayúsculas

Debemos luchar porque los colegios implementen una política de ciberbullying, ya que la mayoría no tienen regulaciones contra este acoso cibernético, finalmente como consejos para los padres es que no se horroricen cuando sus hijos les cuenten algo que les está sucediendo, también procurar un diálogo permanente con ellos y al mismo tiempo y muy importante prestarle mucha atención a todos los casos, nunca restarles importancia.

Como padres debemos enseñarles que todos los actos tienen consecuencias, a preocuparse por los demás, nuestros hijos deben saber que todos aquellos que ejercen ciberbullying también en algún momento lo sufrirán , enseñarles que deben ser respetuosos y tolerantes con los demás y al mismo tiempo denunciar y no tolerar situaciones de abuso hacia los demás. Actúa YA!

Gracias
PadresExpertos.com

domingo, 10 de marzo de 2013

El edificio del matrimonio

Quiero comparar el matrimonio a un gran edificio que se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. El día del casamiento se pone el primer ladrillo. Y el día de la muerte, el último.

Del esposo y de la esposa, junto con los hijos, depende:

· La solidez de ese edificio.
· La belleza de ese edificio.
· La luminosidad de ese edificio.
· La limpieza de ese edificio.
· La altura de ese edificio.

1. Solidez del edificio

¿De qué depende la solidez del edificio matrimonial?

De los cimientos y columnas. La solidez de una casa no depende de los cuadros que colgamos en la pared, ni de la antena parabólica, ni de la hermosa chimenea que hermosea y calienta el rincón de nuestra casa. Para que un matrimonio sea sólido, resistente a todos los vientos, huracanes y sismos, es necesario que tenga unos cimientos bien sólidos, graníticos, macizos.

¿Cuáles son esos cimientos y columnas sólidos y macizos en el matrimonio?

La piedad, esa virtud hermosa que reúne a toda la familia en torno a Dios todos los domingos, que junta todos los días a padres e hijos junto a un cuadro o una imagen de la Virgen a quien rezan un poco. La piedad es la que mueve a esa familia a bendecir los alimentos antes de las comidas.

La fe es otro cimiento y columna sólida en el matrimonio. La fe que les permite ver todas las cosas que les ocurren a la luz de Dios, es más, ven la mano de Dios en todo. La fe les hace superar las crisis y posibles vaivenes de la vida.

El amor es una columna sin la cual el edificio del matrimonio se derrumba. El amor como entrega, sacrificio, donación, capacidad de comprensión y bondad.

La fidelidad no puede faltar como cimiento que sostiene toda la casa matrimonial. La fidelidad a la palabra dada. La fidelidad al otro cónyuge. Fidelidad a los deberes del propio estado. Fidelidad en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad.

Y sacrificio, como cimiento macizo del edificio matrimonial. ¿Qué es el sacrificio? Es ese saber sufrir, soportar, aguantar todos los contratiempos de la vida. Ese poner buena cara a lo que nos cuesta o nos desagrada. La vida matrimonial y cualquier vida humana está llena de sacrificio, porque el sacrificio es ingrediente del devenir humano. Es el sacrificio el que nos hace madurar y va quitando de nosotros esas actitudes egoístas y caprichosas.

Si estos son los buenos y sólidos cimientos, ¿cuáles serían los cimientos débiles, de paja, de barro? Los gustos, los caprichos, el egoísmo, la indiferencia religiosa.

2. Belleza del edificio

La belleza de una casa depende del buen gusto en las dimensiones, proporciones, simetría.

Y la belleza de un matrimonio, ¿de qué depende? Del amor. El amor es el que embellece al matrimonio, le da sus perfiles hermosos, permite la serenidad en cada rincón de casa, hace sonreír a padres e hijos.

¿Qué es el amor? Es difícil definir el amor, pues el amor no es para explicar. El amor es para vivir, para dar, para recibir. El amor es esa fuerza interior que me hace salir de mí mismo para darme a los demás, para entregarme a mi amado, sin buscar compensaciones, sin obligarle ni forzarle a que me ame. El amor es saber callar los defectos del otro, salir al encuentro del otro cuando lo necesita, es ofrecerme al otro, perdonar al otro, comprender al otro, ofrecerle limpiamente mi cariño. El amor exige una buena cuota de desprendimiento personal, de sacrificio y de renuncias por la persona a quien amo.

¿Por qué el amor embellece el edificio matrimonial? Porque va quitando aristas que sobran, puliendo superficies rugosas, limpiando azulejos sucios, empapelando con buen gusto paredes descarapeladas o en mal estado. El amor se fija en el detalle bello del ramo de flores para la esposa, en ese dejar la ropa olorosa al esposo. El amor es el perfume del hogar. El amor es afecto, es decir, ternura, acercamiento cariñoso al estado anímico del otro. El amor es amistad, es decir, quiere el bien del otro y une las personas. El amor no se empolva. El amor verdadero embellece el hogar. El amor hace crecer sanos física y psicológicamente a los hijos. El amor rejuvenece al matrimonio.

La falta de amor afea el matrimonio, desteje el paño familiar, raya las escaleras que hermosean la casa, quiebra las lámparas colgantes, ensucia las alfombras de los recibidores y exhala un mal olor en toda la casa. La falta de amor provoca las discusiones, hace subir el tono, hiere los sentimientos de las personas a quien más deberíamos amar. La falta de amor distancia los corazones, las almas y los cuerpos. La falta de amor descuida los detalles y le hace a uno ser grosero. La falta de amor envejece al matrimonio.

El amor es fuego que calienta esa casa. La primera que lo enciende es la madre, que es el corazón de la familia y es la primera en levantarse. Ese fuego que el marido, el papá, debe mantener a lo largo del día, desde su trabajo, llamando por teléfono a su mujer, trayendo a casa siempre y todos los días, algo de leña para alimentar ese fuego del amor en el hogar. ¡Que no traiga el cubo de agua de sus disgustos, para echarlo encima y apagar ese fuego! Ese fuego del que se alimentan los hijos, les hace crecer sanos, física, psicológica y espiritualmente. Este fuego hay que colocarlo en el centro del hogar y desde ahí se irradiará a todos los rincones. Ese fuego se alimenta cada día con la piedad, el rezo en familia, la devoción mariana.

Que no pase un día sin alimentar y acrecentar ese fuego con la oración en familia. A veces cuesta encender ese fuego en los hogares, sobre todo, si se dejan todas las puertas y ventanas abiertas a todos los aires, o se cuela el hielo del invierno y de la indiferencia. ¡Familias, enciendan el fuego del amor durante su vida, poniendo cada uno la leña del sacrificio que han ido consiguiendo a base de esfuerzo y trabajo! ¡Defiendan ese fuego, aunque tengan que quemarse las manos y el corazón! Sin el fuego del corazón, se destruye el hogar, la familia, los matrimonios, todo.

3. Luminosidad del edificio

¿De qué depende la luminosidad de una casa? De los ventanales. Una casa sin ventanas al exterior se convierte en una casa lúgubre, oscura y propensa a la humedad.

Lo mismo en el matrimonio. La luminosidad en el matrimonio depende de los grandes ventanales. ¿Para qué los grandes ventanales? Los grandes ventanales permiten airearse todos los rincones de la casa, para que no se acumulen los malos olores. Los grandes ventanales permiten la entrada de luz al hogar...y entrando la luz mueren las bacterias, la humedad, los hongos. Entrando la luz, se puede percibir mejor el polvo y las cosas sucias, y así poder limpiarlas, barrer bien todo. Los grandes ventanales permiten descansar la vista y alargarla hacia los anchos horizontes, ver las necesidades del mundo y de los hombres. ¡Familias, construyan en sus hogares grandes ventanales!

No para que dejen meter los malos aires que hoy soplan por ahí: el aire del egoísmo que quiere limitar los nacimientos por medios ilícitos, artificiales, porque –según dicen- “familia pequeña, vive mejor”; ¡esto es egoísmo!; el aire del hedonismo, que busca el placer por el placer mismo; el aire del consumismo, que prefiere una heladera o un nuevo apartamento, a un nuevo hijo; los aires de la emancipación y liberación de la mujer, a quien se le obliga trabajar fuera de casa todo el día “porque así se realiza mejor, profesionalmente”, pero nunca está en casa para educar a sus hijos, para convivir con sus hijos; los aires de matrimonios a prueba, mientras tanto, a ver si funciona; los aires divorcistas, separatistas, para hacerse un nuevo amigo sentimental.

¡Grandes ventanales para que entre el aire renovado del Espíritu que sopla donde quiere y trae aromas del cielo! ¡Grandes ventanales para que la brisa suave de la oración matutina y vespertina consuele a toda la familia! ¡Grandes ventanales para poder ver la Iglesia de nuestra zona y acordarnos de ir a misa en familia y rezar antes de las comidas, o ante una imagen de la Virgencita! ¡Grandes ventanales para ver lo mucho que sufren nuestros hermanos, los hombres, y poderles echar una mano!

¡Grandes ventanales como los de la casa de la Sagrada Familia, que era todo ventanal donde tanto María, como José y el Niño miraban a todos los hombres y se compadecían o los ayudaban!

¡Que no haya recovecos en nuestros hogares, puertas secretas y oscuras, teléfonos escondidos desde donde llamar a piratas que quieren destruir nuestro hogar, nuestra familia, nuestros hijos!

Luminosidad en el matrimonio, y no mentira, falsedad, apariencia, infidelidad.

4. Limpieza del edificio

¿De qué depende la limpieza del matrimonio? De los mil detalles de cada día. De quitar cada día lo que ensucie, ese polvo que cae casi sin percibirlo. De no dejar acumulada ropa sucia, ni arrinconada la basura. ¡Fuera!

Limpieza en el dormitorio. Nada debe haber ahí que manche la intimidad del matrimonio. Limpieza de palabras, de gestos, de miradas. ¡Qué conversaciones tan limpias deberían hablarse ahí! La oración común en el dormitorio va limpiando a la pareja cada noche y la va fortaleciendo en sus vínculos.

Limpieza en la mesa del comedor. Es la mesa la que va a unirnos varias veces al día a los miembros de la familia, para compartir el pan, las alegrías, las lágrimas, los proyectos. En la mesa se da el banquete familiar. Por eso, ahí debe haber limpieza suma. Allí en la mesa, nos miramos mutuamente, sonreímos, charlamos, disfrutamos de ese gozo de sabernos amados, queridos. En la mesa tenemos la oportunidad de practicar y crecer en muchas virtudes: apertura, respeto, servicialidad, moderación, generosidad.

Sobre la mesa se pone el pan, las flores y el cariño. El pan que se parte, se reparte, se comparte. Las flores que adornan y embellecen la mesa familiar. Ahí se ofrece el cariño, que es esa corriente cordial que electrifica a todos los miembros y les permite el darse mutuamente, el abrirse, el comprenderse, el perdonarse. En la mesa hay que evitar el discutir, el pelearse, el encerrarnos en nosotros mismos...., pues todo esto ensuciaría el amor del matrimonio e impediría una buena digestión, creando un clima de crispación y rivalidad.

En la mesa hay que evitar el querer comer a solas, en un rincón, o después de todos...como islas...; así simplemente se corta con esa corriente afectiva y familiar, y se convierte uno en su misma casa en un huésped extraño que entra y sale. Ha convertido su casa en un hotel, o posada, donde se va a comer, a dormir, a tomar una ducha o a cambiarse de traje, cuando se quiere.

Limpieza en la sala de estar. No permitir hablar mal de nadie, cuando vienen huéspedes o amigos. La sala de estar debe estar limpia de envidias, maledicencias, calumnias. La sala de estar debe tener siempre el florero lleno de flores olorosas: el buen humor, la benedicencia, el respeto, la jovialidad, la alegría. En la sala de estar no debe acumularse el humo de cigarrillos de la frivolidad y de la chabacanería. La sala de estar debe tener vista al patio o al jardín, para que allí se vea lo que se hace sin intenciones torcidas.

Limpieza en el patio, porque ahí deben jugar los niños. Que haya árboles y columpios y jardín. Pero todo limpio. La limpieza ayuda a los hijos a oxigenarse, airearse y a crecer sanos.

5. Altura del edificio

La altura del edificio matrimonial depende de la generosidad en el amor fecundo, abierto a la vida. Dios dijo a la primera pareja de la historia, Adán y Eva: “Creced y multiplicaos”.

Así como Dios es generoso con nosotros, así también los matrimonios deben ser generosos en transmitir la vida. ¡Qué hermoso es ver esas familias numerosas, donde los hijos alegran cada rincón de la casa! ¡Cómo se ejercitan en el cariño, en la donación, en la preocupación de unos por otros...cuando son muchos hermanos! Comparten todo, juegan juntos; las cosas pasan de hermano a hermano y de hermana a hermana; ¡qué lindo! También a veces se pelean, pero después se reconcilian. Si sólo hay un hijo en casa, ¿con quién juega, con quién comparte sus cosas, a quién sonríe, con quién se pelea, con quién hace las paces? No tiene hermanos. El niño que no tiene hermanitos es más propenso a la tristeza, al egoísmo, al aislamiento. Se le acorta el crecimiento afectivo y psicológico.

Familias, sean generosas. ¡Amen, sean portadoras de amor, defiendan el amor, protejan el amor, den amor!

Por Antonio Rivero
arivero@legionaries.org

sábado, 9 de marzo de 2013

¡Socorro!... Mi hijo no quiere estudiar

Todos los que somos padres de hijos en edad escolar hemos atravesado, o estamos atravesando, esta complicada situación en la que nuestros hijos, pequeños tesoros, se niegan a "sentarse a estudiar", como decían nuestras abuelas. Se resisten tal cual soldados en trincheras a estudiar las tablas de multiplicación de memoria; ni le mencionemos las capitales y los países del mundo, y mucho menos aprenderse las fechas y los lugares de las batallas por la independencia que tan gloriosamente han librado en su historia todos los países.

Pero no hay que desesperarse. Casi todo en esta tierra tiene solución, y aquí te brindamos algunos consejos para que los niños estudien, sin que te odie por ello.


Televisión: uso, pero no abuso
Primero, limita el uso de esa maldita cajita boba, llamada televisión. ¿Cómo? Simple, no compartas la cena mirando televisión y selecciona los programas y los horarios que tu hijo puede ver sus programas favoritos. Tampoco permitas que haga sus deberes mirando su programa de televisión preferido; su atención sólo puede centrarse en una sola cosa.


Estimular la lectura
Incentívale el gusto por la lectura, eligiendo libros que puedan compartir su lectura en familia. Siempre insistiré que la lectura de libros es un puente maravilloso al conocimiento, hacia la imaginación y hacia la buena expresión y la ortografía.

Rutinas, siempre rutinas
Establece una hora, siempre la misma de lunes a viernes, para que tu hijo se dedique a sus deberes, así como existe la rutina de la comida y del aseo personal. Esto dependerá de las necesidades de cada niño
.

El lugar de estudio es importante
Siempre que tu hijo necesite un lugar para estudiar, búscale un lugar silencioso y cómodo y que disponga de todos los materiales necesarios, en donde no sea interrumpido por los juegos de sus otros hermanos si los tuviera.
Conversar con tu hijoA los niños siempre es conveniente explicar por qué tomamos determinadas decisiones con respecto a ellos. Esto aleja la sensación de castigo y los hace valorar las ventajas que obtendrá si comparte contigo este plan.

Muchos dicen que los niños aprenden más de los actos de los padres que de sus palabras, pensamiento que yo comparto. Por eso, mientras nuestro pequeño está concentrado en sus tareas, trata de hacer algo tranquilo también, como leer, escribir, revisar sus cuadernos de clase, etc.

Y por último, aunque no menos importante, dale a nuestro pequeño una recompensa por el esfuerzo realizado, que no siempre tiene que ser el juguete más caro; comparte con él algún momento especial o alguna actividad en la que él se sienta particularmente interesado.

Creo que con estos tips, no sólo lograrás que tu hijo establezca una metodología que lo pueda ayudar en sus tareas escolares, sino que también lograrás compartir momentos agradables con él. Porque después de todo, ellos representan todo nuestro pequeño gran mundo.

Fuente: Entre padres