viernes, 12 de abril de 2013

El primer teléfono celular de un adolescente

Muchos adolescentes anhelan tener su propio teléfono celular para comunicarse con sus amigos.

Pero si bien un teléfono celular puede brindar cierta tranquilidad a padres de familia y tutores, también implica ciertos riesgos para el adolescente que valen la pena explorar.

Aquí hay  algunos consejos para aquellos padres de familia o encargados que han decidido darle a su adolescente su primer teléfono celular.


Riesgos para adolescentes

Los adolescentes con teléfonos celulares podrían estar expuestos a varios riesgos, incluyendo:


  • Recibir llamadas o mensajes de personas desconocidas
  • Ser el blanco de la intimidación escolar a través de mensajes de texto o llamadas
  • Intimidar a otros enviando mensajes acosadores o rumores maliciosos
  • Usar el teléfono y manejar al mismo tiempo

Mensajes sexuales

Algunos padres de familia también podrían preocuparse de que sus adolescentes utilicen el teléfono para intercambiar mensajes de texto sexuales o vídeos o fotos indiscretas, una práctica conocida popularmente como sexting.

De hecho, sexting puede tener implicaciones legales. Jóvenes que intercambian imágenes posando desnudos o parcialmente desnudos pueden ser acusados de producir, poseer o distribuir pornografía infantil.


Consejos para padres

Los padres y tutores tienen la capacidad de limitar ciertas funciones que consideren inapropiadas para la edad o nivel de madurez del adolescente, incluyendo:

  • Apagar la función de navegar en Internet
  • Limitar la capacidad de mandar y recibir archivos como fotos y vídeo
  • Remover la capacidad de mandar mensajes de texto
Las compañías de telefonía pueden ofrecer más detalles al respeto.

Reglas del hogar

Para evitar malentendidos sobre el uso apropiado del celular, se recomienda que los padres o tutores establezcan ciertas reglas. Algunas de ellas podrían incluir:

  • Siempre contestar el teléfono cuando hablen los papás o tutores, o regresar la llamada lo más pronto posible
  • No utilizar el teléfono para difundir información verbal o escrita o imágenes que podría herir o intimidar a otros
  • No utilizar el celular para compartir información personal, ni fotos o videos privados
  • No intercambiar mensajes de texto con personas desconocidas
  • No contestar llamadas o mensajes de desconocidos
Es importante que los padres hablen con sus hijos adolescentes para determinar con claridad las consecuencias de no seguir las reglas de uso.

Fuente: USA GOV


Bullying Femenino: Mujer Contra Mujer


¡¡Existen mujeres de las que prefiero no estar cerca!! Las bullies. A veces pensamos que esta etapa de la agresora va a terminar durante la época escolar, pero no es así  nos equivocamos y bastante .Son mujeres malvadas que comenzaron desde pequeñas. No eligen sanarse. Fueron y serán. Lo escribimos de manera rotunda porque es rotundo.

Pero hemos observado que el bullying femenino se recrudece después de los 40/50. Como si el vivir a la otra como una amenaza imaginaria alcanzara extremos telúricos. Las bullies se desatan. Como si existiera en ellas un algo dolorosísimo que registra los cambios de edad, sobre todo, como pérdida. Ninguna tiene más logros por denigrar a la otra. Pero es la manera más rápida de descargar rabias, negar carencias. Tapar —con un mínimo de esfuerzo— ese vacío que traemos dentro.

La bully vuela propagando incomodidad e intentando manipular a las demás, la agresión adolescente en general involucra a tres personas: agresora, víctima y cómplice-testigo.

La agresión femenina adulta suele mantener los lugares. La Agresora que es quien ataca. La amiga o seguidora que es quien generalmente la refuerza . Y las testigos o bystanders que se quedan estupefactas y paralizadas ante las agresiones , generalmente de manera dolorosa y hasta con lágrimas, por miedo a plantarse en lo que es suyo, por prudencia o samaritanismo desplazado: “Es que ella sufre, la comprendo”. La empatía no obliga a soportar de más. Soportar los ataques de una bully podría ser una forma de gozo bien oscuro. Reencontrar un lenguaje descalificador. Que quizá conocimos en la infancia. Y que en algún lado nos tranquiliza tanto como nos daña. Hasta un día. El bullying femenino tiene sus armas: la maledicencia, la intriga, el halago envenenado. El ejercicio de formas raras de espionaje y de control.

El término Relational Agression, lo utilizamos para describir cómo las mujeres podemos usar la amistad o la cercanía para herir, un modo de violencia verbal en los que el daño es infligido con palabras. Como las profesionales del halago envenenado. Una de las formas más eficaces de la agresión femenina: “Qué adorable tu hija. “Qué trabajo tan interesante el tuyo, “Qué buen esposo tienes “, Se ve que tú sí sabes con quién moverte”. Éste nos encanta: “Con lo inteligente que eres, le has de gustar a todos”.

Desde que la “bipolaridad” existe como diagnóstico, una cantidad considerable de mujeres las padecen .Tendríamos que imaginar la bipolaridad como epidemia femenina. ¿Por qué necesitaríamos descalificar a otra, para sentir que nuestro lugar es nuestro?

La agresión es un mecanismo de defensa ante la amenaza que la otra representa” La bullie daña. Porque no soporta el límite de lo que no es o no tiene. Aunque sea y tenga mucho de bello. No le basta. Quiere lo suyo y lo de la otra. ¿Y su víctima cómo se deja? Cuando una persona es clara respecto a lo que espera y toleraría de otros, la tratan de manera más respetuosa.

Sentirse desempoderada mantiene a víctima y bully atrapadas en una trampa. La bully puede sentir que si es menos agresiva no podrá mantener su posición, ¿De imaginario dominio? ¿De completud y superioridad? Para la víctima, sentir que no tiene más opción que la de ser pasiva puede encerrarla en un lugar que invita a más agresiones.

Este tipo de violencia de mujeres como una forma de ejercer “el poder” sobre otras, —principalmente entre adolescentes de secundaria y preparatoria— se caracteriza por la práctica de medidas de “segregación” orientadas a doblar psicológicamente a sus víctimas.
Las niñas que están atravesando por un proceso de hostigamiento o acoso escolar pasan con facilidad de la tristeza y el llanto fácil, y a la depresión se pasa directamente. Las niñas, adolescentes y mujeres son expertas en llevar a cabo el bullying emocional.
Te recomendamos que si estas siendo víctima de acoso y eres una mujer, debes justificarlas con pruebas tales como grabaciones, no te de vergüenza ni temor incluso si se continúas trabajando en la empresa.
Evita las confrontaciones con tu acosadora. Por lo general, en el mobbing se actúa en equipo, así que identifícalos y arma tu propio equipo de seguridad con tus compañeros.
Deja constancia clara de lo que está sucediéndote por escrito o grabado, ya sea encubierta o abiertamente.
Lleva una bitácora de lo que sucede diariamente, cómo venía vestida tu agresora, qué te dijo, en dónde te lo dijo y por qué, y anota quienes atestiguaron el hecho. Con esto, por más hábil que sea tu agresora para defenderse, podrás probar lo que te hizo.

Si el acoso persiste y la situación se va deteriorando, lo mejor es que dejes el trabajo antes de poner en riesgo tu salud e integridad.

La situación es grave si tenemos en cuenta que las mujeres poseen una tendencia cínica a hacer sentir mal a las otras mujeres cuando les tienen envidia, rabia, celos: las mujeres pueden llegar a ser doblemente más crueles que los hombres puesto que usan su capacidad y su inteligencia y su sensibilidad para hacer que su objetivo sea devastado con sus acciones. Es por esto que le llamamos emocional a este tipo de acoso o bullying puesto que se basa en producir en la víctima emociones como la depresión, las fobias , los trastornos alimentarios, las dependencias y codependencias, los miedos, y los dolores psicosomáticos , tristeza, pérdida de autoestima, abulia entre otras emociones .

Emociones que son muy hábiles en hacer sentir a sus presas las mujeres desde niñas a sus víctimas, debido a que como desde pequeñas son conocedoras del arte de manipular o doblegar la mente a través de la disgregación de otras, puesto que usar la fuerza para ellas es poco común como en los niños de su edad, es así como de esta forma la niña que se convertirá en mujer si no es ayudada por su familia y su colegio básicamente cuando crezca y sea mayor podrá tener la tendencia de seguir cometiendo estos actos intimidatorios.
Fuente: PadresExpertos

jueves, 11 de abril de 2013

¿Qué hacer cuando un hijo roba?


A veces un niño es exitoso en el colegio, actúa correctamente y hasta ayuda con los deberes del hogar. Aun así, un buen día lo sorprendemos robando. ¿Cómo puede ser posible tal cosa? Antes de que enloquezcas, espera a conocer por qué se produce este tipo de conducta en los niños y qué podemos hacer para resolver la situación.

¿Por qué roban los niños y los adolescentes?

Los niños de cualquier edad —desde los preescolares hasta los adolescentes— pueden sentirse tentados a robar por diversos motivos:

En ocasiones los niños pequeños toman cosas que les gustan sin entender que cuestan dinero y que está mal hacerse de algo por lo cual no hemos pagado.

Los niños mayores, por su parte, saben que no se debe tomar algo sin pagar, pero algunos podrían robar porque no tienen el suficiente auto-control para evitar tomar lo que no les pertenece.

Los adolescentes saben, por supuesto, que no se debe robar; sin embargo, muchas veces acaban haciéndolo por simple desafío o porque los amigos lo hicieron. Es posible que, como se les ha dado mayor control sobre su vida, algunos hurten como una expresión de rebeldía.

Otras razones son también coadyuvantes:

  • Los niños pueden estar enojados o querer llamar la atención. Ello refleja un estrés en casa o en la escuela.
  • Algunos adolescentes roban porque han empezado a consumir drogas y no tienen cómo pagarlas.
  • También están los niños que quieren cosas que no pueden comprarse, por ejemplo, accesorios de marcas populares entre los menores.
No importa cuál es la razón por la que un menor esté robando, es responsabilidad de los padres encontrar la causa original que se oculta tras el problema superficial, y darle solución. He aquí algunos consejos para manejar tan delicados casos:Función de los padres

Cuando un niño es sorprendido robando, los padres deben tener en cuenta si es la primera vez que sucede o si ya es un patrón de comportamiento.

Es necesario que los padres ayuden a los niños pequeños a entender que robar es incorrecto, que cuando uno toma un objeto de otra persona o sin pagar por ello, le está haciendo daño a alguien.

Si un preescolar toma un caramelo, por ejemplo, los padres pueden ayudar a que el niño lo devuelva. Si el pequeño ya lo ha comido, se le puede llevar a la tienda a pedir disculpas y pagarlo.

Lo mismo sucede con los niños que ya van al colegio. Es importante devolver lo ajeno que se ha tomado. Los de primer y segundo grado ya deberían saber que robar está mal, pero es posible que necesiten comprender mejor las consecuencias de sus actos.

Cuando un adolescente roba, se recomienda que los padres lleven a cabo las consecuencias. Por ejemplo, si el menor ha robado en un establecimiento, hay que llevarlo allí y hacer que hable con el departamento de seguridad para que explique y pida disculpas. La humillación de enfrentar lo que ha hecho puede ser una lección duradera.

No se aconseja nunca apelar al castigo físico. Podría hacer que el niño se enojara y decidiera participar en eventos peores (drogas, pandillas, etc.).

Los menores deben aprender que el hurto no es solo tomar cosas de una tienda: se trata de tomar dinero de los dueños del negocio. Además, que esos actos son ilegales y que las consecuencias no son simplemente regaños, sino que pueden ser retenidos en centros de detención juvenil o incluso ir a prisión.

Si el niño roba dinero de sus padres, se le debe dar la opción de devolver la plata haciendo tareas extras en el hogar. Nunca pongas dinero como cebo para atrapar a tu hijo robando, eso podría dañar la confianza entre ambos.

En general, mantente monitoreando a tu hijo si se ha dado ya algún caso de robo y ayudándolos a comprender la razón de que existan las normas de respeto a las cosas ajenas. En casos muy severos, recomendamos acudir al especialista.

Si manejamos el problema a tiempo, siempre habrá una solución para ayudar a nuestros hijos a crecer felices respetando la propiedad del otro.
Fuente: Entre Padres