lunes, 15 de abril de 2013

Los piropos más lindos

¿A qué mujer no le gusta recibir piropos? Por supuesto no hablo de los piropos vulgares y groseros que suelen soltar algunos hombres. Hablo de piropos lindos, que nos hacen sentir la mujer más hermosa del mundo.

¿Qué tal los halagos sinceros hacia la forma en que haces tu trabajo? También nos gusta recibir ese reconocimiento.

¿Y cuándo el piropo viene de alguien a quien amas?

Ultimamente he recibido algunos piropos hermosos, que han hecho que mi corazón salte de felicidad.
  • Eres lo que más quiero
  • Tú eres lo que me hace sentir feliz
  • Cuando estoy triste y me abrazas me siento mejor
  • Me gusta estar contigo
  • Eres lo mejor de mi vida
¿Te parecen simples? ¿No muy rebuscados? Sí, son piropos sencillos. ¿Sabes por qué me gustan tanto? Porque me los dijo mi hija de tres añitos.

¿Qué piropo lindo te han dicho tus hijos?

Roxy González 

sábado, 13 de abril de 2013

¿Es normal? por Rose Mary Espinosa

¿Es normal tener fantasías sexuales con tu mejor amiga? ¿Es normal que mi novio nunca haya eyaculado dentro de mí? Me excita más ver pornografía que hacer el amor con mi novia, ¿es normal?

La mar de dudas, extrañamientos y sentimientos de vergüenza a partir de deseos, preferencias y prácticas relacionadas con la sexualidad.

De niña, un vecino me tocaba todo el tiempo, ahora creo que soy lesbiana y quisiera ser normal. Desde que nació mi bebé, no tolero que mi esposo se me acerque, ¿es normal? ¿Es normal que cuando estoy ovulando sea más impulsiva y hasta irracional a la hora de tener relaciones?

¿Debo preocuparme si mi novia disfruta y quiere más? ¿Es normal que una mujer te pida que la insultes y maltrates? ¿Es normal que, cuando una mujer es virgen, también nos duela a nosotros? ¿Es normal que un hombre en sus veinte no siempre quiera tener relaciones sexuales? ¿Es normal ser bisexual o es solo una etapa de negación?

No me gusta que mi pareja me cuente lo que ha hecho con otras mujeres, ¿es normal? Sólo tengo intimidad con mi novio cuando estoy borracha, ¿es normal? Desde hace un par de meses, voy a antros gay sin que mi esposo lo sepa, ¿es normal?

¿Es normal que una pareja se distancie a tal grado que, para uno de ellos, tener relaciones signifique una violación? ¿Es normal que un gay sienta repulsión hacia una amiga lesbiana desde que dijo que le gustaban los hombres gay? Mi pareja y yo lo hacemos a diario, ¿es esto normal? ¿Es normal que un chico de 15 años toque a su primo de cinco?

Me atraen hombres que tienen la edad de mi padre, ¿es normal? Mi esposo quiere que lo estimule analmente con el dedo y otras cosas, ¿es normal? Mi esposa me confesó que de niña sufrió abuso sexual por parte de un tío y ahora desconfío que ella, a su vez, abuse de nuestros hijos pequeños, ¿es normal?

La llamada normalidad puede ser vista y visitada a través del tiempo, la religión, la ciencia, la estadística, la moral, la ley, o lo que se considera natural, un concepto tipo camisa-de-once-varas, tan polémico como el de lo “normal”.

Desde luego, persiste la vinculación de lo natural con asunciones teológicas, es decir, la naturaleza en consecuencia con la razón y la voluntad de Dios. El pecado original, empero, nos revela el potencial transgresor en los seres humanos, capaces de actuar contra Dios y contra la razón.

En términos generales y a pesar de las elaboraciones sobre el comportamiento humano durante la Edad Media y el Renacimiento, el concepto de lo natural no revistió cambios significativos. ¿Por qué ciertos actos corporales se consideran contra natura? Quizá fue a partir del siglo XIX cuando la relación entre naturaleza y norma tomó otro matiz, especialmente cuando, a partir de estudios y modelos psicoanalíticos, se demostró que la represión sexual conducía a neurosis, ésta sí generadora de comportamientos anormales.

Desde luego que definir lo patológico en términos de excesos y carencias tampoco resultó determinante, amén de que en ese entonces las conclusiones no partían de estadísticas, es decir, no había evidencia cuantitativa suficiente para su validación.

Por el contrario, en las décadas de los 40 y los 50, Alfred Kinsey se propuso investigar la sexualidad con un acercamiento fuera de la norma, con base en mediciones, y que arrojó mayor descripción y mayor transparencia a propósito de lo normal y lo natural, y puso el reflector sobre la diversidad.

Hay quien habla del siglo XX como el nacimiento (o el desvelamiento) de una sexualidad descarriada y sin guía. Si bien, los valores son varios y variantes: hay más formas de sexualidad naturales que las previamente concebidas.

Lo natural, en su definición más estrecha, ¿significa saludable? Según John Money, la retórica de los años 60 a los 80, revela el peso que los estereotipos de género tienen en la prevalencia de estos conceptos. A raíz de sus estudios sobre perversiones, inventó la normofilia, como una clasificación que se suma a la lista de parafilias, y que define como la excitación a partir de estímulos normales o convencionales, y, por tanto, resultado más de un proceso de culturalización que de la naturaleza humana.

Llama la atención que hoy día, en muchos casos, la normalidad también se asocie con expectativas ajenas o paradigmas vigentes y, por ejemplo, suela ser entendida como la media en dimensiones y proporciones corporales, tiempos y frecuencias, o resultado de comparar el desempeño, el deseo y las preferencias sexuales con los referentes predominantes.

Lo normal como común, como frecuente, conlleva el riesgo de apuntar a un ideal social, a marcar resistencias al cambio y condenar lo diferente, a no aceptar o no querer ver la línea entre conductas permisivas y condiciones que promueven y perpetúan desconocimiento, sentimientos de culpa, marginación y abusos, es decir, lo que soportamos porque todos lo hacen, porque se ha hecho siempre, a pesar de cómo y cuánto afectan a unos y otros.

Una especie de mito contra realidad, de ideal versus real. ¿Ondear la bandera de la normalidad es más bien una advertencia de intolerancia y exclusión? ¿Es posible que el legado de conocimientos a lo largo de los siglos dé paso a un conocimiento verdadero y una crítica efectiva?



viernes, 12 de abril de 2013

El primer teléfono celular de un adolescente

Muchos adolescentes anhelan tener su propio teléfono celular para comunicarse con sus amigos.

Pero si bien un teléfono celular puede brindar cierta tranquilidad a padres de familia y tutores, también implica ciertos riesgos para el adolescente que valen la pena explorar.

Aquí hay  algunos consejos para aquellos padres de familia o encargados que han decidido darle a su adolescente su primer teléfono celular.


Riesgos para adolescentes

Los adolescentes con teléfonos celulares podrían estar expuestos a varios riesgos, incluyendo:


  • Recibir llamadas o mensajes de personas desconocidas
  • Ser el blanco de la intimidación escolar a través de mensajes de texto o llamadas
  • Intimidar a otros enviando mensajes acosadores o rumores maliciosos
  • Usar el teléfono y manejar al mismo tiempo

Mensajes sexuales

Algunos padres de familia también podrían preocuparse de que sus adolescentes utilicen el teléfono para intercambiar mensajes de texto sexuales o vídeos o fotos indiscretas, una práctica conocida popularmente como sexting.

De hecho, sexting puede tener implicaciones legales. Jóvenes que intercambian imágenes posando desnudos o parcialmente desnudos pueden ser acusados de producir, poseer o distribuir pornografía infantil.


Consejos para padres

Los padres y tutores tienen la capacidad de limitar ciertas funciones que consideren inapropiadas para la edad o nivel de madurez del adolescente, incluyendo:

  • Apagar la función de navegar en Internet
  • Limitar la capacidad de mandar y recibir archivos como fotos y vídeo
  • Remover la capacidad de mandar mensajes de texto
Las compañías de telefonía pueden ofrecer más detalles al respeto.

Reglas del hogar

Para evitar malentendidos sobre el uso apropiado del celular, se recomienda que los padres o tutores establezcan ciertas reglas. Algunas de ellas podrían incluir:

  • Siempre contestar el teléfono cuando hablen los papás o tutores, o regresar la llamada lo más pronto posible
  • No utilizar el teléfono para difundir información verbal o escrita o imágenes que podría herir o intimidar a otros
  • No utilizar el celular para compartir información personal, ni fotos o videos privados
  • No intercambiar mensajes de texto con personas desconocidas
  • No contestar llamadas o mensajes de desconocidos
Es importante que los padres hablen con sus hijos adolescentes para determinar con claridad las consecuencias de no seguir las reglas de uso.

Fuente: USA GOV