lunes, 30 de diciembre de 2013

Los espacios personales y compartidos en la pareja


Hace falta experiencia para poder hablar de La Pareja. Existen dos clases de experiencias: La experiencia de haber estado mucho tiempo con alguien y la experiencia de haber tenido diferentes parejas. Es raro que pasen ambas cosas.

Para que una pareja sea saludable es muy importante señalar los espacios personales y los compartidos. Muchas veces esto genera problemas en la pareja. Se dice que “la pareja debe ser a tres”, él, ella y la pareja.

Aquí no se comparte todo, pero sí tienen partes en común. Es una circunstancia muy flexible donde se fusionan bien.

Aunque parece sencillo, no lo es. Muchas veces nos sentimos amenazados porque nuestro compañero no comparte con nosotros tanto como quisiéramos. Pensamos de todo: que nos quiere menos, que no somos importantes para él, que prefiere hacer otras cosas en lugar se estar con nosotros… Queremos competir con sus espacios personales, lo que es un gran error.

Si nuestra pareja mantienen las actividades que le criticamos acabaremos sintiéndonos ignorados. Pero si por el contrario renuncia a sus espacios para hacernos sentir bien y así “demostrarnos” su amor, lo único que conseguiremos será que sienta rencor hacia nosotros porque le hemos obligado a dejar algo que le gustaba. Debemos entender que cada uno tenemos que hacer cosas que no compartamos con el otro y que eso es sano.

Hay un ideal cultural que va totalmente en contra de los espacios personales. Es la famosa idea de “la media naranja” o la de “almas gemelas”, “dos partes de una unidad que que se buscan por el mundo y vagan incompletas hasta encontrarse”. Estos conceptos plantean un modelo de pareja en que los componentes dejan de existir para formar una unidad. Él y ella ya no existen, “ahora somos uno”.

Por suerte esto es imposible de conseguir, aunque actúa como horizonte para algunas parejas, es un ideal al que se dirigen.

Tienen un mínimo espacio personal pese a que tienen buenas intenciones en esta postura. Creen que el amor se trata de eso, pero terminan sintiendo asfixia. Y en realidad no se trata de que la otra persona “asfixie” al otro, si no que hay poco espacio entre ellos. Su personalidad la ha absorbido la pareja.

Es verdad que hay momentos muy placenteros en una pareja, pero si la combinación se transforma en habitual, seguramente los dos acaben sintiéndose empobrecidos y encerrados.

En consecuencia a esto le hemos conseguido un nuevo tipo de pareja.

Este modelo es mucho mejor que el de la media naranja. No se invaden el uno al otro y los pocos espacios que comparten son agradables y muy valiosos. Aunque también se pierden cosas como los proyectos de futuro, que se hacen muy difíciles. También acompañarse en momentos duros, ya que estos momentos superan el espacio que le han concedido a la pareja.

Así llegamos a una serie de preguntas: ¿cuánto tiempo es el adecuado para la pareja y cuánto para cada uno? ¿Cómo de cerca es demasiado cerca y cuánto de lejos es demasiado lejos? En realidad no hay respuesta a estas preguntas, es trabajo de la pareja encontrar el punto adecuado. El punto en que se sienten cómodos y no sienten asfixia. Es probable que uno necesite más espacio que el otro, pero esto no tiene que ofender ni hacer sentir mal al otro. No se trata de repartir a partes iguales, sino de dar a cada uno lo que necesite.

Fijar los espacios es un trabajo que se debe ir haciendo poco a poco a medida que vayan surgiendo cosas en la pareja. Puede ser que a veces, para llegar a un acuerdo, tengan alguna discusión pero serán necesarias para así poder definir las necesidades de cada uno, los espacios comunes y personales. Es algo básico en la creación de la relación de pareja.

“No camines delante de mí porque no podría seguirte. No camines detrás de mí, porque podría perderte. No camines debajo de mí, porque podría pisarte. No camines encima de mí, porque podría sentir que me pesas. Camina a mi lado, porque somos iguales” Jorge Bucay

Vanessa Arjona

sábado, 28 de diciembre de 2013

La curación


Después de haber atravesado una mala experiencia lo más conveniente es comenzar un proceso de curación.

A continuación te ofrezco los pasos para comenzar dicho proceso, sacados del libro “Superar el dolor emocional” de John Preston:

  • No te hagas más daño. Lo primero es no empeorar las cosas. Hipócrates decretó que la primera regla de un médico es no agravar la enfermedad. Tenemos por naturaleza una capacidad de castigo emocional. Por ese motivo esa debería ser la primera regla “ No empeorar las cosas”. Es imprescindible distinguir entre el sufrimiento necesario y provechoso. El sufrimiento necesario es el que se crea de manera natural por una situación vital, por ejemplo la muerte de un ser querido, una situación grave, la traición de un amigo… Con lo que debemos evitar el Bloqueo psicológico, echar leña al fuego, mucho pesimismo entre otras muchas cosas que no ayudan para nada en la curación.
  • Descubre de qué manera se cura la gente. Valora tus sentimientos, enfréntate a tus emociones y busca una dosis para el dolor. Parece ser que en la mente humana existe como un mecanismo con el que comprobamos y administramos el dolor y su moralidad. Es parecido a una acción- reacción psicológica. La fase no es consciente sino automática. Tenemos que estar pendientes cuando el proceso se para. Evitemos la negación y el delirio. Recuerda que quien cura no es el tiempo, quien cura son los impactos de una exhibición repetida de la realidad.
  • Coopera con tu curación. “El tiempo cura todas las heridas”, hasta cierto punto esto es verdad. El tiempo aplaca algunos sentimientos, pero en realidad la auténtica curación se produce si tú la eliges. Se podrían dar algunos procesos, entre ellos: expresa tus emociones, habla de lo sucedido, sé responsable con tus emociones fuertes, admite la realidad, comparte tu dolor, comunícate positivamente contigo mismo. Decídete a empezar con tu propia curación!
  • Es un buen comienzo admitir que el dolor pasará igual que las heridas físicas. Si te propones hurgar en las heridas no conseguirás curarte y será mucho más doloroso el proceso de curación. Diles NO a tus pensamientos de odio, coraje y culpa. Sigue adelante y cierra de una vez todos aquellos capítulos que leíste mil veces. Perdonar o no es tu decisión. ¡Ya estás preparada! Recuerda que el perdón lo debes compartir contigo, en tu interior y no con el opresor. Toma decisiones que cambien tu vida. Impide problemas repetidos.
  • Sé asertiva. En los combates personales, los más habituales son: promesas rotas, trato injusto, olvido de las necesidades, tentativa de controlar/dominar al otro, falta de interés por comprometerse, discriminación sexual o racial, engaños y mentiras, culpas de todo. Ser asertiva es erradicar toda agresión, ya sea física o verbal porque con ello hieres a los demás y a ti misma, la no asertividad es la auto negación.
  • Controla tus emociones. Aprende a hacerlo. Recuerda que “posible” no es igual que “probable”, así que confía en ti misma. Domina los “debería” y utiliza los “podría”.
  • Ten una buena condición física y elimina el estrés.
  • Terapia de apoyo. Grupos de gente con gustos, hobbys, intereses personales y profesionales similares a los tuyos te ayudarán mucho.
Si llevas a cabo estos consejos, estás en la dirección correcta para tu curación. Ánimo y adelante!!


“No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”.(Gabriel García Márquez)

Vanessa Arjona

El arte de amar

Estar enamorado no es lo mismo que amar. El enamoramiento es una atracción motivada principalmente por la apariencia y la personalidad del otro y su ajuste con la propia. Predomina en el cuerpo y la mente. Es EROS (placer/pasión) en su máxima expresión. El amor se relaciona con el ser del otro, más allá de cómo se manifieste en sus atributos físicos o en su personalidad. Es algo que se relaciona con el ALMA. El amor conoce al otro en su esencia, el enamoramiento generalmente en la superficie.

El enamoramiento es excluyente porque en él predomina el EROS, generalmente nos enamoramos sólo de una persona. Cuando se pierde aunque difícil, es posible recuperarlo si se restablecen las condiciones que lo hicieron posible. El amor es más universal, nunca se agota y paradójicamente aumenta entre más lo otorgamos.

Nadie da lo que no tiene. Para amar a otro debemos ser capaces de amarnos a nosotros mismos. Igualmente percibir en forma realista, el alma, el ser del otro. Un ser humano con problemas de personalidad buscará en el otro el complemento a sus propias neurosis. Una persona sana se enamorará de una persona sana. Una enferma se enamorará de una persona enferma.

El enamoramiento es asunto del EGO, encontramos en la otra persona satisfacción a necesidades nuestras. Nos amamos a nosotros mismos en la piel del otro. Siempre se encuentra combinado por la fascinación por la personalidad y las circunstancias de vida del amado, basado en un conocimiento de él generalmente poco profundo. En las fases más intensas del enamoramiento también se cree amar el alma del otro, su esencia, lo que creemos la persona es. A mayor conocimiento del otro mayor realismo en la relación pudiendo aumentar o disminuir la sensación de enamoramiento.

Una relación de pareja perdura porque lo que unió al principio se fortalece. Se debilita o termina por lo contrario. Para que la relación permanezca se necesita según opinión de Walter Riso que comparto, una combinación adecuada de EROS, FILIA (amistad/camaradería) y ÁGAPE. Este último es el amor que no pide nada a cambio y que se manifiesta en respeto por los demás. Lo que diferencia a ÁGAPE de EROS y FILIA es el desinterés, por ello nunca causa sufrimiento a otros. La clave de ÁGAPE es poderse desprender del EGO, de las necesidades de la personalidad.

Se puede amar sin estar enamorado. Cuando se está enamorado se cree amar, pero es muy posible que sólo se esté percibiendo la apariencia de quien creemos amar. Se ve solo lo positivo, lo que integra no lo que desune. Estamos en una especie de hipnosis que impide ver en forma integral a quien se ama. Nos desenamoramos, en parte, por las mismas razones por las que nos enamoramos. Vemos las mismas cosas pero en el desenamoramiento las percibimos en negativo: la ternura se volvió melosería; la seguridad en sí mismo, dominio; el auto-control en falta de espontaneidad etc. También porque descubrimos facetas del alma del amado que no nos gustan.

El enamoramiento con o sin amor, puede subsistir si se dan las condiciones apropiadas, entre ellas la falta de seguridad y de rutina; es decir, si se mantiene la incertidumbre. Por ello la convivencia estrecha lo amenaza tanto. Entre más interdependencia en una relación mayor riesgo para la estabilidad de la misma pues aumentan las expectativas y el riesgo de que estas no sean satisfechas. El tiempo también representa un peligro para el enamoramiento porque aumenta las posibilidades de cambio y con este el hecho de que los ajustes iniciales de la relación no permanezcan. En los cambios se deberá mantener la complementariedad para que la relación subsista o en su defecto tener un fuerte vínculo con el alma del otro.

Una buena relación de pareja debe tener ambos componentes, amor y enamoramiento, pero debe predominar en ella el amor expresado.

La vida de pareja perfecta es EROS, FILIA Y ÁGAPE en cantidades adecuadas, que se adapten a las necesidades de cada uno. Hay parejas que son más eróticas, otras más fílicas o más agápicas, dependiendo de sus preferencias. Aun con amor si no hay enamoramiento es poco probable que pueda existir una excelente relación de pareja. Si no fuera así la mejor pareja sería el mejor amigo (a).

Amar no es solo un sentimiento, es también una decisión. El enamoramiento opera más en el mundo de las emociones. El amor es preocupación activa por la vida y el crecimiento del otro y ello implica conocerlo en profundidad, pues nos se ama lo que no se conoce.

Hay seres humanos que se enamoran solo una vez, otros que se enamoran muchas veces. Unos que no pueden vivir sin estar enamorados y posiblemente otros que no se enamoran nunca. La necesidad de enamorarnos lo mismo que el enamoramiento, admiten grados.

El estar enamorado intensamente, “locamente” pasa. Es un sentimiento volátil cuya intensidad según los que han analizado el tema oscila entre seis meses y cuatro años. Al corazón hay que ponerle “cabeza”. Dejarse llevar por la pasión amorosa, puede ser catastrófico. Hay que tomar distancia de este sentimiento y no apostarle todo a él; sí al amor y sus derivados FILIA y ÁGAPE, no al enamoramiento irracional.

Frecuentemente nos equivocamos al tomar decisiones basadas en el enamoramiento, no en el amor, aunque es común que confundamos ambas cosas. Para muchos lo primero no ha sido el amor, sino estar enamorado. Si estar enamorado se convierte en adicción se torna nocivo. Enamorado del amor... o más bien enamorado de estar enamorado. Sin embargo convocamos lo que necesitamos para crecer en consciencia. El EGO, la personalidad, se equivoca, el ALMA no.

El amor debe vivirse como una elección no como una adicción. Es el sentido de la frase: amar es una decisión, con todos sus dolores, quebrantos, momentos felices, tristes, siendo capaces de aceptar nuestra pareja con todas sus virtudes y cualidades. El que sabe que es “adicto” debe tomar precauciones. No apresurarse, caminar pausadamente: amigo, amigo íntimo, amante, compañera (o), y eventualmente esposa (o).

Los adictos a estar enamorados son esposos o esposas, notoriamente malos. El enamoramiento es una poesía, corta, vibrante... el amor conyugal una novela frecuentemente tediosa, de muchísimas páginas. Necesitan estar enamorados, muy enamorados, y la rutina y el exceso de seguridad del matrimonio debilitan y a veces matan el amor romántico pues este se alimenta, como lo hemos dicho, de incertidumbre.

Existen buenos matrimonios en el que ambos crecen, no solo se marchitan. Ser buen esposo(a) requiere APTITUDES. Si no las tenemos, busquemos otras opciones de vida en pareja.

Una relación de pareja que sea aceptable debe cumplir con los siguientes requisitos:

· Convergencia

En palabras de Alekos:” protagonista de la obra de Oriana Fallaci Un Hombre. El amor es amistad y complicidad. El amor es una compañera con la que se comparte la cama porque se comparte un sueño, una tarea.

Compañero (a) es el que transita el mismo sendero que uno buscando lo mismo que uno busca. Alguien que es amigo-cómplice y amante en quien se puede confiar, la otra parte, la que nos complementa en lo secundario y se integra con nosotros en lo esencial, siendo juntos más que dos sin dejar de ser uno.

· Compromiso

Implica cerrarse mentalmente a otras opciones, ponerle voluntad a la relación y luchar para que éste perdure.

No significa matrimonio, ni siquiera vivir bajo un mismo techo, si saber que se cuenta con la otra persona y que ésta no está buscando consciente o inconscientemente con quien reemplazarnos.

Una relación sin compromiso será una amistad erótica, o un amor amistoso, como los llama E.Morin, pero no una relación de pareja.

La exclusividad sexual puede ser negociable dentro del Principio de Transparencia del que se habla a continuación. La lealtad, la unión de centro a centro, no.

· Transparencia

No es admisible en la relación una separación entre el yo privado y el yo que se presenta ante el otro. Se debe amar a la otra persona como es, no su apariencia. Secretos de uno con el otro en aspectos esenciales que directa o indirectamente afectan la relación de pareja no son aceptables. No mentiras aunque ello no implique decir toda la verdad. Pregunta hecha, pregunta respondida con total honestidad aunque la respuesta sea “no deseo hablar de eso”. Qué es esencial y por lo tanto debe comunicarse, debe acordarse entre las partes. La Ceremonia de la Verdad previa a la iniciación de una relación de pareja es la liturgia de la transparencia.

Alberto Merlano

viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Qué pasó con la ilusión?

¡Qué bonito cuando empiezas una relación de pareja! Miles de ilusiones te rondan en la cabeza. Todo es bonito. Vives flotando. Te arreglas sólo para él. Siempre estás con la ilusión de verle. No ves el momento en que podáis estar juntos, cada vez queréis veros más. Todo son palabras bonitas, caricias, besos…Ilusiones. Vives con la ilusión de vivir juntos, de veros cada día, a cada minuto, de poder compartir todo en la vida con él.

…Llega el día tan deseado, ¡por fin os vais a vivir juntos! ¡Qué ilusión! Durante un tiempo (por poner ejemplos, pondremos dos semanas – que puede variar según la pareja – algunas algo más, otras algo menos, depende de la pareja), todo es más o menos como lo habíais imaginado: besos, caricias, sexo, dulzura, ilusiones…

Pero llega un día en que tenéis vuestra primera pelea desde que vivís juntos. Y notas que algo es distinto, que algo ha cambiado. Te preguntas cómo un ser tan cariñoso, dulce y romántico puede, en cuestión de segundos, cambiar tanto. ¿Cómo puede transformarse en “esa criatura” tan distinta a tu amado? ¿Dónde está, dónde se ha metido? Te sientes mal, pero lo que te duele no son sólo las palabras, lo que más te duele es de quién vienen. No te puedes creer que, de esa boca que tanto te gusta y que, hasta ahora sólo habían salido cosas bonitas, hayan salido tantas barbaridades. Porque cuando no vivíais juntos alguna vez pasó algo parecido (o peor), pero él se iba a su casa y tú a la tuya, al rato te llamaba y…. ¡PUF! Ya desapareció todo. Pensabas que eso cambiaría cuando vivierais juntos, porque “esas discusiones de antes eran solamente porque os deseabais tanto que la sola idea de veros lejos os atormentaba”…. :/

Creías que eso cambiaría al iros juntos a vivir. Lo pasas mal y te preguntas qué pasó, por qué no ha cambiado tras vivir juntos. Pero llega la reconciliación y, al igual que antes pensabas que era el fin del mundo, que todas tus ilusiones se habían desvanecido, ahora piensas justo lo contrario: te invade la alegría, el sol vuelve a salir y todo vuelve a ser bonito. No le das importancia a lo ocurrido anteriormente y piensas, incluso le justificas: “Todo el mundo tiene un mal día”. Te culpas tú misma porque “tú le has provocado, le has hecho perder el control… ¡Te has pasado! ¡Con lo bueno que es!”

Pasan días y todo va “a la perfección”, pero vuelve a ocurrir. Otra pelea, esta vez más fuerte que la anterior. Le pides, por favor, que pare porque te está haciendo daño. Pero no. La cosa sigue. Le buscas, quieres que termine ya y lo único que consigues es que se enfurezca más aún. Te gustaría saber qué ha sido lo que ha provocado la discusión para que se encolerice de tal manera. No encuentras la respuesta, lo que escuchas es que TÚ has dicho o hecho esto o lo otro. Entonces piensas que no merece la pena seguir. Piensas que tus ilusiones, ciertamente se han marchado. Te quieres armar de valor e irte de casa, piensas que es pronto para semejantes cosas y aún estás a tiempo… Algo te lo impide. Sabes que ya no le tendrás, que le echarás de menos. Piensas que sin él no podrás vivir y que todo cambiará.

Decides quedarte y darle otra oportunidad. Por fin os reconciliáis y se olvida todo. Otra vez sale el sol y cantan los pajaritos “¡Pero si es muy bueno, lo que pasa es que todo no le va a sentar bien! Es humano y tiene derecho a equivocarse. Es que para aguantarme a mí…”

Vuelven a pasar los días y, ¿a que no sabes? Sí, eso que estás pensando: ¡Otra pelea! ¿Y ahora, cuál es el motivo? Según tú, “la convivencia, que es muy dura… ¡Si él es muy bueno!” Otra vez la misma operación: te culpas tú.

Cada vez las peleas son más frecuentes, el motivo da igual, la cuestión es pelear.

Te paras a pensar y caes en la cuenta de que cada pelea termina porque TÚ pides perdón, eres la única que cede en la relación. Él nunca lo hace, al contrario, si puede seguir culpándote, no duda en hacerlo. Te preguntas cuántas oportunidades le has dado ya… son muchas. Te preguntas hasta cuándo la cosa seguirá así. Te preguntas si es es normal o es maltrato. Descartas esa idea rápidamente porque es imposible que tu amado sea un maltratador. “Él no es así”. A pesar de que has pasado por muchas humillaciones y ofensas de su parte, no quieres creer que él sea “eso”.

¿Cuántas veces has soñado con que se lance a tus brazos, que te calle a besos, y te “forre” de abrazos en medio de una pelea, cuando más enfadada estás? Desafortunadamente, nunca lo hace… Te sientes hundida, y sientes frustración. Sabes que no eres precisamente la mujer de sus sueños, sientes y crees que no eres la mujer que él quiere a su lado. No eres “su musa”. Te culpas de todo y por todo. Como consecuencia, empiezas a dejarte, a descuidarte y… engordas incluso. Ya no sientes que le gustas, ¿qué sentido tiene que te pongas guapa? ¿Para quién?

Amiga, ese no es el camino. ¿Qué es lo que te une ya a esa relación? Esperas que todo cambie, pero sabes que no. Sabes que cambiará unos días, pero volverá, volverá a ocurrir.

No tiene sentido que sigas sufriendo. La ilusión desapareció por parte de los dos. Ya no queda nada, no tiene sentido seguir alimentando algo que está muerto. Sal de esa relación. Es difícil, lo sé, pero es lo mejor por el bien de los dos. Tal vez él también esté sufriendo. ¿Piensas ser toda tu vida una amargada? ¿Es justo que ambos sigáis con una relación que en la que ya no hay nada?

Quédate con todo lo bueno y con todo lo que aprendiste y piensa que algo mejor está por venir

No le des más vueltas… Todo en la vida sucede por algo. No te aferres a aquello que no podrás volver a tener. Deja que llegue a ti lo que mereces.

No es necesario GOLPEAR para HACER DAÑO:
Una PALABRA duele,
Un SILENCIO duele,
Una TRAICIÓN duele,
Un DESPRECIO duele,
La INDIFERENCIA duele…

Vanessa Arjona

¿Te sientes ignorado/a?


"Hay hombres y mujeres que no encuentran su lugar dentro de la
sociedad, se sienten ignorados, despreciados y sobre todo
inútiles, lo que es uno de los peores sentimientos que existen.
Entonces, ¿en qué emplearán sus energías? Puesto que no se les da
la posibilidad de construir algo, no tienen más remedio que
destruir. No es que su naturaleza sea particularmente mala, pero
cuando uno se siente ignorado injustamente, tiene la tentación de
atraer la atención cometiendo actos de violencia. Entonces,
evidentemente, llaman la atención, pero ¿qué se gana con ello
verdaderamente?

Ser sensible a la mirada y opinión de los demás no es
reprensible en sí. Sólo que, sabedlo, la estima que tenéis de
vosotros mismos, o el sentido de vuestro propio valor, nunca
deben depender de esa mirada, de esa opinión, sino de la
conciencia del trabajo que hacéis en el secreto de vuestro
corazón para el bien de todo el mundo. Así pues, aunque la
sociedad no parezca necesitaros, que esto no os apene: siempre
encontraréis un lugar para hacer algo útil, bueno y hermoso. Os
lo reconozcan o no, sentiréis que es ahí donde alcanzáis la
plenitud."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Aprender a perdonar: ¿Qué actitudes nos disponen a perdonar?

Después de aclarar, en grandes líneas, en qué consiste el perdón, vamos a considerar algunas actitudes que nos disponen a realizar este acto que nos libera a nosotros y también libera a los demás.

1. Amor
Perdonar es amar intensamente. El verbo latín per-donare lo expresa con mucha claridad: el prefijo per intensifica el verbo que acompaña, donare. Es dar abundantemente, entregarse hasta el extremo. El poeta Werner Bergengruen ha dicho que el amor se prueba en la fidelidad, y se completa en el perdón.

Sin embargo, cuando alguien nos ha ofendido gravemente, el amor apenas es posible. Es necesario, en un primer paso, separarnos de algún modo del agresor, aunque sea sólo interiormente. Mientras el cuchillo está en la herida, la herida nunca se cerrará. Hace falta retirar el cuchillo, adquirir distancia del otro; sólo entonces podemos ver su rostro. Un cierto desprendimiento es condición previa para poder perdonar de todo corazón, y dar al otro el amor que necesita.

Una persona sólo puede vivir y desarrollarse sanamente, cuando es aceptada tal como es, cuando alguien la quiere verdaderamente, y le dice: "Es bueno que existas". Hace falta no sólo "estar aquí", en la tierra, sino que hace falta la confirmación en el ser para sentirse a gusto en el mundo, para que sea posible adquirir una cierta estimación propia y ser capaz de relacionarse con otros en amistad. En este sentido se ha dicho que el amor continúa y perfecciona la obra de la creación.

Amar a una persona quiere decir hacerle consciente de su propio valor, de su propia belleza. Una persona amada es una persona aprobada, que puede responder al otro con toda verdad: "Te necesito para ser yo mismo."

Si no perdono al otro, de alguna manera le quito el espacio para vivir y desarrollarse sanamente. Éste se aleja, en consecuencia, cada vez más de su ideal y de su autorrealización. En otras palabras, le mato, en sentido espiritual. Se puede matar, realmente, a una persona con palabras injustas y duras, con pensamientos malos o, sencillamente, negando el perdón. El otro puede ponerse entonces triste, pasivo y amargo. Kierkegaard habla de la "desesperación de aquel que, desesperadamente, quiere ser él mismo", y no llega a serlo, porque los otros lo impiden.

Cuando, en cambio, concedemos el perdón, ayudamos al otro a volver a la propia identidad, a vivir con una nueva libertad y con una felicidad más honda.

Continuará...

Jutta Burggraf

lunes, 23 de diciembre de 2013

Perdónate por tus juicios…


El perdonarte por tus juicios, generalmente libera la carga negativa que tienes en contra de ti o de la situación que tratas. Para comenzar el proceso, puedes simplemente decir: “Me perdono por juzgar…” y agregas una referencia a la persona o asunto en cuestión. Cuando lo hagas, verás con frecuencia que casi como por milagro, algo se suelta o se va de adentro de ti y te sientes como si se hubiese levantado un peso.

Las declaraciones de perdón pueden ser muy generales: “Me perdono por juzgar a mi madre.” Sin embargo, si no experimentas la liberación del juicio, tal vez te ayude ser más específico: “Me perdono por juzgar a mi madre por no comprarme el par de zapatos que yo quería.”

- John-Roger con Paul Ka
ye

¿Cómo mantener una relación de pareja?


"Los hombres y mujeres que se aman sienten la necesidad de
encontrarse, de acercarse, de vivir juntos, y es natural. Pero si
falta una verdadera dimensión interior a su relación, se puede ya
vaticinar el final de su amor.

Analizaos: cuando os sentís habitados por la presencia sutil de
un ser querido, constatáis que no tenéis necesariamente necesidad
de su presencia física para sentiros con él. Si sentís
fuertemente la necesidad de una presencia física, es porque
estáis saliendo de vuestro mundo interior, y ahí corréis el
riesgo de encontraros con grandes sufrimientos. Porque, ¿quién
dice que las circunstancias no os privarán un día u otro de este
ser a quien amáis?… Cuando estáis habitados por una presencia
interior, las circunstancias externas tienen menos importancia
para vosotros. Éste es un criterio: si, pensando en aquellos que
amáis, sentís tanta alegría como cuando les veis, sois libres, y
esta alegría no os abandonará."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Aprender a perdonar: Actuar con libertad

El acto de perdonar es un asunto libre. Es la única reacción que no re-actúa simplemente, según el conocido principio "ojo por ojo, diente por diente". El odio provoca la violencia, y la violencia justifica el odio. Cuando perdono, pongo fin a este círculo vicioso; impido que la reacción en cadena siga su curso. Entonces libero al otro, que ya no está sujeto al proceso iniciado. Pero, en primer lugar, me libero a mí mismo. Estoy dispuesto a desatarme de los enfados y rencores. No estoy "re-accionando", de modo automático, sino que pongo un nuevo comienzo, también en mí.

Superar las ofensas, es una tarea sumamente importante, porque el odio y la venganza envenenan la vida. El filósofo Max Scheler afirma que una persona resentida se intoxica a sí misma. El otro le ha herido; de ahí no se mueve. Ahí se recluye, se instala y se encapsula. Queda atrapada en el pasado. Da pábulo a su rencor con repeticiones y más repeticiones del mismo acontecimiento. De este modo arruina su vida.

Los resentimientos hacen que las heridas se infecten en nuestro interior y ejerzan su influjo pesado y devastador, creando una especie de malestar y de insatisfacción generales. En consecuencia, uno no se siente a gusto en su propia piel. Pero, si no se encuentra a gusto consigo mismo, entonces no se encuentra a gusto en ningún lugar. Los recuerdos amargos pueden encender siempre de nuevo la cólera y la tristeza, pueden llevar a depresiones. Un refrán chino dice: "El que busca venganza debe cavar dos fosas."

En su libro Mi primera amiga blanca, una periodista norteamericana de color describe cómo la opresión que su pueblo había sufrido en Estados Unidos le llevó en su juventud a odiar a los blancos, "porque han linchado y mentido, nos han cogido prisioneros, envenenado y eliminado". La autora confiesa que, después de algún tiempo, llegó a reconocer que su odio, por muy comprensible que fuera, estaba destruyendo su identidad y su dignidad. Le cegaba, por ejemplo, ante los gestos de amistad que una chica blanca le mostraba en el colegio. Poco a poco descubrió que, en vez de esperar que los blancos pidieran perdón por sus injusticias, ella tenía que pedir perdón por su propio odio y por su incapacidad de mirar a un blanco como a una persona, en vez de hacerlo como a un miembro de una raza de opresores. Encontró el enemigo en su propio interior, formado por los prejuicios y rencores que le impedían ser feliz.

Las heridas no curadas pueden reducir enormemente nuestra libertad. Pueden dar origen a reacciones desproporcionadas y violentas, que nos sorprendan a nosotros mismos. Una persona herida, hiere a los demás. Y, como muchas veces oculta su corazón detrás de una coraza, puede parecer dura, inaccesible e intratable. En realidad, no es así. Sólo necesita defenderse. Parece dura, pero es insegura; está atormentada por malas experiencias.

Hace falta descubrir las llagas para poder limpiarlas y curarlas. Poner orden en el propio interior, puede ser un paso para hacer posible el perdón. Pero este paso es sumamente difícil y, en ocasiones, no conseguimos darlo. Podemos renunciar a la venganza, pero no al dolor. Aquí se ve claramente que el perdón, aunque está estrechamente unido a vivencias afectivas, no es un sentimiento. Es un acto de la voluntad que no se reduce a nuestro estado psíquico. Se puede perdonar llorando.

Cuando una persona ha realizado este acto eminentemente libre, el sufrimiento pierde ordinariamente su amargura, y puede ser que desaparezca con el tiempo. "Las heridas se cambian en perlas," dice Santa Hildegarda de Bingen.

Continuará...
Jutta Burggraf


sábado, 21 de diciembre de 2013

Tácticas del manipulador

1. Negación
Esto es cuando el agresor rechaza confesar que ellos han hecho algo dañino o hiriente cuando claramente lo hicieron. Es una manera de mentir (a ellos, así como a otros) sobre sus intenciones agresivas. Esta táctica del "¿Quien?... ¿Yo?" es una forma de "jugar al inocente", e invita a la víctima a sentirse injustificada al encarar al agresor sobre su comportamiento inadecuado. Esta es también la forma en que el agresor se da el permiso de tener la razón en hacer lo que ellos quieren hacer. Esta negación no es de la misma clase de la negación de una persona que acaba de perder a un ser amado y que no puede aceptar completamente el dolor y la realidad de la pérdida. Aquel tipo de negación es principalmente una "defensa" contra una ansiedad y daño insoportable. Entonces, la negación anterior no es principalmente una "defensa", sino que una maniobra que usa el agresor para conseguir que otros se echen para atrás, descolgarse o sentirse tal vez hasta culpable por insinuar que él hace algo incorrecto. [...]

2. Falta de atención Selectiva
Esta táctica es similar y a veces confundida con la negación. Ocurre cuando el agresor "juega al tonto", o actúa como olvidadizo. Al usar esta táctica el agresor activamente no hace caso de las advertencias, súplicas o deseos de otros, y en general, rechaza prestar atención a todo lo que podría distraerlo de perseguir sus propios objetivos. A menudo, el agresor sabe muy bien lo que usted quiere de él cuándo comienza a exponer este comportamiento de "¡no quiero oírlo!". Usando esta táctica, el agresor activamente se resiste a las tareas de prestar atención...

3. Racionalización
Una racionalización es la excusa que un agresor trata de ofrecer para involucrarse en un comportamiento inadecuado o dañino. Ésta puede ser una táctica eficaz, sobre todo cuando la explicación o justificación del agresor tiene el suficiente sentido como para que cualquier persona razonablemente consciente la compre totalmente. Es una táctica poderosa porque no sólo sirve para quitar cualquier resistencia interna que el agresor podría tener sobre hacer lo que él quiere hacer (calmando cualquier náusea de la conciencia) sino que también le saca a otros de encima. Si el agresor puede convencerle que lo que hace es justificado, entonces él queda más libre para perseguir sus objetivos sin interferencias. [...]

4. Desviación
Un objetivo móvil es difícil de golpear. Cuando tratamos de sujetar a un manipulador o tratamos de tener una discusión enfocada en una sola cuestión o comportamiento que no nos gusta, él es el experto en saber como cambiar el tema, esquivar la cuestión o de algún modo nos lanzan una curva. Los manipuladores usan distracción y técnicas de desviación para mantener el foco lejos de su comportamiento, alejarnos de la pista, y quedar libre para sus propios fines egoístas y ocultos. [...]

5. Mentira
Es a menudo difícil saber cuándo una persona miente mientras lo hace. Por suerte, hay momentos en que la verdad sale a flote porque las circunstancias no confirman la historia de alguien. Pero también hay momentos cuando usted no sabe que ha sido engañado hasta que es demasiado tarde. Un modo de minimizar las posibilidades de que alguien lo pisotee es recordar que puesto que las personalidades agresivas de todos los tipos generalmente no se detendrán ante nada para conseguir lo que ellos quieren, usted puede esperar que ellos mientan y hagan trampas.

Otra cosa a recordar es que los manipuladores -siendo personalidades encubiertas agresivas- son propensos a mentir de modos sutiles y encubiertos. Los tribunales están bien conscientes de las muchas formas en que la gente miente, aún cuando ellos requieren en los juramentos de tribunal que los testigos digan "la verdad, sólo la verdad, y nada más que la verdad". Los manipuladores a menudo mienten reteniendo una cantidad significativa de la verdad o deformándola. Son expertos en ser vagos cuando usted les hace preguntas directas. Es un modo hábil de mentir por omisión. Tenga esto en mente cuando trate con un sospechoso de ser lobo vestido de oveja. [...]

6. Intimidación Encubierta
Los Agresores con frecuencia amenazan a sus víctimas con mantenerlos ansiosos, aprensivos y en una posición baja. Los agresivos encubiertos intimidan a sus víctimas haciendo veladas (sutil, indirectas e implícitas) amenazas. Causar culpa y vergüenza son dos de las armas favoritas de los agresivos encubiertos. Ambas son tácticas especiales de intimidación.
7. Crear culpa
Una cosa que las personalidades agresivas saben bien es que otros tipos de personas tienen conciencias muy diferentes a las de ellos. Los manipuladores son a menudo expertos en utilizar la mayor conciencia de sus víctimas para mantenerlos en la duda de sí mismos, ansiosos y sumisos. A más conciencia tiene la víctima potencial, la culpa es más eficaz como arma.

Las personalidades agresivas de todos los tipos usan la creación de culpa como táctica manipuladora en forma tan frecuente y con tanta eficacia, que demuestra cuan esencialmente diferentes de carácter son al compararlos con otras personalidades (sobre todo neurótica). Todo lo que un manipulador tiene que hacer es sugerir a la persona consciente que ellos no se preocupan bastante, son demasiado egoístas, etc. Y aquella persona inmediatamente comenzará a sentirse mal. Por el contrario, una persona consciente podría intentar que un manipulador (o cualquier otra personalidad agresiva) se sienta mal por su comportamiento hiriente, reconocer su responsabilidad, o admitir la maldad, sin lograr absolutamente nada.

8. Avergonzar
Esta es la técnica de usar sarcasmo sutil y observaciones ofensivas como un medio de miedo creciente y duda de sí mismo en otros. Los agresivos encubiertos usan esta táctica para hacer que otros se sientan inadecuados o indignos, y por lo tanto, sean deferente con ellos. Esto es un modo eficaz de crear un sentido continuo de insuficiencia personal en la parte más débil, permitiendo así a un agresor mantener una posición de dominio. [...]

9. Desempeñar el Papel de Víctima
Esta táctica implica retratarse como una víctima inocente de circunstancias o comportamiento de alguien más a fin de ganar la compasión, evocar la compasión y así conseguir algo del otro. Una cosa con la que cuentan las personalidades agresivas encubiertas es el hecho que las personalidades menos hostiles y crueles por lo general no pueden soportar el ver a alguien sufrir. Por lo tanto, la táctica es simple. Convenza a su víctima que usted sufre de algún modo, y ellos tratarán de aliviar su angustia. [...]

10. Vilipendiando a la Víctima
Esta táctica es con frecuencia usada junto con la táctica de desempeñar el papel de víctima. El agresor usa esta táctica para hacerlo parecer que él sólo responde (es decir se defiende contra) la agresión de parte de la víctima. Esto permite al agresor poner mejor a la víctima a la defensiva. [...]

11. Desempeñar el Papel de Criado
Los agresivos encubiertos usan esta táctica para encubrir sus agendas egoístas bajo el aspecto de servicio a una causa más noble. Esto es una táctica común, pero difícil de reconocer. Pretendiendo trabajar mucho en el nombre de alguien más, los agresivos encubiertos ocultan su propia ambición, deseo de poder, y búsqueda de una posición de dominio sobre otros. [...]

Un escándalo reciente que envuelve a un tele-evangelista causó que su iglesia lo censurara por un año. Pero él dijo a sus fieles que no podía detener su ministerio porque él debía ser fiel a la voluntad del Señor (Dios supuestamente se dirigió a él y le dijo que no se marchase). Este ministro era claramente desafiante de las autoridades establecidas de su iglesia. Aún así, se presentó como una persona humildemente sumisa a las autoridades "más altas". Un sello característico de las personalidades encubiertas agresivas es que profesa en voz alta el servilismo, al tiempo que luchan por el dominio.

12. Seducción
Las personalidades encubiertas agresivas son expertas en encantar, alabar, adular o de apoyar abiertamente a otros a fin de conseguir bajar su defensa y rendir su confianza y lealtad. Los agresivos encubiertos son también en particular conscientes de que la gente que es hasta cierto punto emocionalmente necesitada y dependiente (y esto incluye a la mayor parte de personas que no tienen desórdenes de personalidad) quiere la aprobación, tranquilidad, y más que nada, un sentido de ser valorado y necesitado. Aparentar ser atento a estas necesidades, puede ser el boleto de un manipulador para obtener un poder increíble sobre otros. [...]

13. Proyectando la culpa (culpando a otros)
Las personalidades Agresivas siempre buscan un modo de cambiar la culpa por su comportamiento agresivo. los agresivos encubiertos no son sólo expertos encontrando cabezas de turco, son expertos en hacerlo en forma sutil, difícil de detectar.

14. Minimización
Esta táctica es una clase única de negación conectado con la racionalización. Usando esta maniobra, el agresor intenta afirmar que su comportamiento abusivo no es realmente tan dañino o irresponsable como alguien podría reclamar. Esto es la tentativa del agresor de hacer convertir una montaña en un hoyo de topo.

Fuente: Adaptación extracto "In Sheeps Clothing" (En Piel de Oveja), del psicólogo George Simon. VIA conmigo8

Autor: Jaume Guinot 

viernes, 20 de diciembre de 2013

Características de las personas manipuladoras

Personalidad agresiva encubierta

Hay dos tipos básicos de agresión: la agresión directa y la agresión encubierta. Cuando usted está determinado para obtener algo y es abierto, directo y obvio en su manera de enfrentamientos, su comportamiento es etiquetado como abiertamente agresivo. Cuando usted debe "ganar", dominar o controlar, pero en forma sutil, secreta o bastante engañosa para esconder sus intenciones verdaderas, su comportamiento es más apropiadamente etiquetado como encubiertamente agresivo. Ahora, evitar cualquier demostración abierta de la agresión y simultáneamente intimidando a otros para que le den lo que usted quiere, es una maniobra poderosamente manipuladora. Por eso la agresión encubierta es el vehículo para la manipulación interpersonal usado más a menudo.

El proceso de Victimización
Durante mucho tiempo, me pregunté por qué las víctimas de manipulación les cuesta tanto ver lo que sucede en interacciones manipuladoras. Al principio, estuve tentado de criticarlos. Pero he aprendido que son engañados por algunas muy buenas razones:

1. La agresión de un manipulador no es obvia. Nuestra intuición puede decirnos que ellos luchan por algo, luchan para vencernos, ganar poder, o hacer las cosas a su manera, y nos encontramos inconscientemente a la defensiva. Pero porque no podemos señalar pruebas objetivas y claras de que nos atacan, no podemos validar fácilmente nuestros sentimientos.

2. Las tácticas usadas por los manipuladores pueden hacerlo parecer que están dolidos, se preocupan, defendiéndose..., casi todo menos que están peleando. Esta táctica es difícil de reconocer simplemente como estrategia inteligente. Ellos siempre hacen lo suficiente para que la persona dude de su comprensión natural e intuitiva de que está siendo víctima de abuso o toma de ventajas.

Además, la táctica no sólo dificulta que consciente y objetivamente vea que un manipulador lucha, sino que simultáneamente le mantienen a la defensiva. Estos rasgos son armas psicológicas muy eficaces a las cuales cualquiera puede ser vulnerable. Es difícil pensar con claridad cuando alguien le tiene huyendo emocionalmente.

3. Todos nosotros tenemos debilidades e inseguridades que un manipulador inteligente podría explotar. A veces, somos conscientes de estas debilidades y de cómo alguien podría usarlos para aprovecharse de nosotros. Por ejemplo, oímos que padres dicen cosas como: "sí, sé que tengo un botón de culpa bien grande." - Pero cuando su niño manipulador empuja afanosamente aquel botón, ellos pueden olvidar fácilmente lo que realmente sucede. Además, a veces somos inconscientes de nuestras vulnerabilidades más grandes. Los manipuladores a menudo nos conocen mejor que nosotros mismos. Ellos saben qué botones presionar, cuando y con qué fuerza. Nuestra carencia del conocimiento de sí mismos nos pone en una situación de desventaja para ser explotados.

4. Lo que nuestra intuición nos dice cómo es un manipulador, desafía todo que nos han enseñado creer sobre la naturaleza humana. Hemos sido inundados de una psicología que nos tiene viendo a todos, al menos hasta algún grado, como miedosos, inseguros o "colgados". De este modo, mientras nuestro instinto nos dice que tratamos con un manipulador despiadado, nuestra cabeza nos dice que ellos realmente deben ser personas asustadas o heridas "por dentro". Lo que es más, la mayor parte de nosotros generalmente odia pensar en sí misma como gente insensible y cruel. Vacilamos en hacer juicios duros o aparentemente negativos sobre otros. Queremos darles el beneficio de la duda y asumir que ellos realmente no abrigan las intenciones malévolas que sospechamos. Tenemos más tendencia a dudar y culparnos por atrevernos a creer lo que nuestro instinto nos dice sobre el carácter de nuestro manipulador. [...]

Mientras, desde cierta perspectiva podríamos decir que alguien con este comportamiento defiende su ego de cualquier sentido de vergüenza o culpa, es importante darse cuenta que al tiempo que el agresor expone estos comportamientos, él no está principalmente defendiendo (es decir intenta impedir que ocurra algún acontecimiento internamente doloroso), sino que pelea para mantener una posición, ganar poder y quitar cualquier obstáculo (tanto interno como externo) en el camino de obtener lo que él quiere.

Ver al agresor a la defensiva en cualquier sentido es una trampa para victimizar.

El reconocimiento de que ellos están principalmente a la ofensiva, prepara mentalmente a una persona para la acción decisiva que deben tomar a fin de evitar ser atropellados.

Por lo tanto, creemos que es lo mejor comprender muchos de los comportamientos mentales (no importa cuán "automáticos" o "inconscientes" pueden parecer) que a menudo observamos como mecanismos de defensa, como tácticas de poder ofensivas, porque las personalidades agresivas los emplean principalmente para manipular, controlar y conseguir el dominio sobre otros.

Más que tratar de prevenir que suceda algo emocionalmente doloroso o terrible, cualquiera que use estas tácticas está tratando principalmente de asegurar que algo que ellos quieren que pase, suceda. [...]

Continuará..

Fuente: Adaptación extracto "In Sheeps Clothing" (En Piel de Oveja), del psicólogo George Simon. VIA conmigo8

Autor: Jaume Guinot

La Culpa


Quien no ha sentido culpa en la vida, pues es parte de nuestro proceso de aprendizaje vive con nosotros los 365 días del año, ninguno estamos excepto de haberla sentido alguna vez porque inconscientemente o consciente hemos actuado de mala manera de palabras y hecho con una persona, las hemos herido y ha sufrido por nuestras acciones.

Nuestras acciones pueden ser de palabras cuando atacamos a una persona sin piedad, y la llevamos al aislamiento total, cuando pre_ juzgamos a una persona sin conocerla y nos llevamos por terceros, cuando no somos honestos, responsables con nuestras decisiones y creamos situaciones dolorosas sin importar el daño que causamos, yo aun pienso que no hay personas que actúen con alevosía y ventaja sobre otro ser , no me cabe en la cabeza porque fuimos creado con mucho amor, o me lo niego a pesar de mis 25 años en la terapias sobre la conducta del hombre, porque es negar que el Padre existe, pero la culpa es un sentimiento que origina el arrepentimiento en muchas personas que quieren modifican su conducta negativa, donde el egoísmo fue la bandera para proceder en x situación .

Cuando reconocemos la culpa estamos en el camino de reparar lo que hemos dañado es decir nuestra conciencia esta diciéndonos que hicimos mal y la conciencia no se calla esta allí titilando constantemente para que tomemos una decisión y resolver lo que tenemos que resolver , la culpa reconoce el egoísmo, la deshonestidad, maldad, la culpa ha llevado a reyes a declinar en sus reinado s, la culpa es un sentimiento como el amor, como el cariño porque de ella parte la rectificación . La culpa es un estado mental , cuando asimilamos la culpa, cuando la persona toma su responsabilidad y pide disculpa y corrige tiene un gran valor, y se eleva ante de los ojos del agraviado, cuando te sometes a corregir es un recomenzar de una nueva vida,.

La culpa es parte de una conducta y todos la hemos sentido lo que pasa es que unos la reconocen y aceptan sus errores y otros no, y los que no la reconocen es por su nivel de evolución y simple tienen que crecer, aprender . Utiliza la culpa para ordenar lo malo que has creado, pedir disculpa es mas loable y eso te hace ser un mejor ser humano …………..ELANGELUS. MONICA ZERPA.

jueves, 19 de diciembre de 2013

El desamor

Es casi obligado hablar del desamor cuando hablamos de cosas de dos, y cuando hablamos del amor también. Porque el desamor ocurre, y sobre todo en el tipo de amor que se da en la Pareja. Cuando hay amor, puede ocurrir el desamor.

El desamor por un amigo, ocurre de una manera totalmente diferente.

Vamos a hablar del desamor en la Pareja, algo de lo quizás todos sabemos un poquito. Vamos referirnos no sólo a lo que puedan ser nuestras experiencias personales, sino también a los síntomas más particulares que hemos recopilado a lo largo de la que es también nuestra experiencia profesional en consulta. Cuando vemos que el desamor es la causa de los problemas que existen en las Cosas de Dos.

Cuando acaban las emociones positivas ante el encuentro con el otro, cuando la rutina y la vida en común apagan la comunicación y el interés por el otro, cuando uno tiene una sensación incluso de extrañeza ante la presencia del otro, es cuando comienza el desamor. ¿Qué hago yo aquí con esta persona? Es una pregunta que dispara la primera señal de que ya no se la ama. Y además uno no encuentra respuesta a esta pregunta.

Lo definimos como el comienzo en la falta de interés por el otro, y suele culminar en un absoluto desinterés que produce esta sensación de extrañeza de la que antes hablábamos.

El desamor está también íntimamente unido a la falta de deseo sexual por el otro. Este es también uno de los síntomas principales del desamor

La falta de interés puede producirse por múltiples razones, que pueden ser simplemente consecuencia de estrés o preocupaciones sobre uno mismo, pero cuando no nos dice NADA la presencia del otro, sino que más bien nos "sobra", cuando no tenemos ganas de comunicar nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras preocupaciones o simplemente qué tal nos ha ido el día, y ésto ocurre cada vez con mayor frecuencia, entonces sí que nos podemos preguntar si seguimos amando a nuestra Pareja.

Si estamos en un momento emocionalmente estable, podemos tener la reacción de comenzar a hablar del tema, que sería lo más sano que podríamos hacer, porque a lo mejor no es el desamor, sino la rutina y el aburrimiento por falta de estímulos que unen lo que nos provoca esta desgana a la hora de compartir.

En la propia comunicación sobre nuestro estado de desinterés hacia el otro, puede suceder que nos demos cuenta que la cuestión tiene arreglo o no. Podría tener arreglo si sentimos la necesidad de arreglarlo en ese preciso momento en el que se tiene el diálogo sobre el tema, pero si notamos que sobreviene un sentimiento de lástima por el otro o que nos nace un sentimiento de no hacer daño, entonces, es que nos hemos encontrado con el desamor. Seguimos queriendo a esa persona, pero no amándola.

En un primer momento se pueden tener sentimientos de una falsa compasión por el otro y tratamos de compensar este sentimiento, que es real, con actitudes ficticias producto de un sentimiento de culpa, es la fase "masoquista" del desamor, en que el duelo por la pérdida de la pasión y del deseo se compensan echándose las culpas a uno mismo. Porque el desamor se vive como un sentimiento de duelo por la pérdida del amor por el otro. Los intentos de compensación producto de los sentimientos de culpa asociados no lleva más que a un rechazo finalmente por el otro, cuando se da uno cuenta de que es inútil tratar de compensar, que el sentimiento es real y que estamos ante una farsa.

Es difícil asumir que el desamor ha llegado a nuestras vidas, ya que el hombre es animal de costumbres y por tanto hay quien se resigna ante este sentimiento no creando otras expectativas que continuar en una relación cortés, pero claro está, no es probable que el otro acceda a ello. Sería un intento de prolongar algo que podría convertirse en una agonía. Y la agonía en el amor es muy desagradable y puede llevarnos al aborrecimiento por el otro, lo cual ya lindaría con la peligrosidad y los límites que jamás se deben rebasar, de los cuales hablaremos en otro capítulo. Cuando el desamor llega a nuestra vida como pareja, es mejor separarse y convertir la relación en un amor amistoso, quizás sea la mejor solución.

El desamor no suele ocurrirle a los dos miembros a la vez. Ojalá fuera así, pero es algo inusual, desgraciadamente, porque se evitarían de ese modo muchos sufrimientos, es por eso que ante el desamor los dos sufren, es un momento de duelo de pérdida para los dos. Si se sabe asumir esta fase sin dramatismos neuróticos, pueden evitarse muchos sufrimientos extras producto de la resistencia a que puedan producirse cambios, entre los que por supuesto está la separación.

Es preferible ante la mínima señal de falta de interés y de alegría por ver al otro, o ante cualquier situación en la que uno "no se encuentra en su sitio" cuando está con el otro hablarlo, decirlo, comunicarlo. En un primer momento quizás una serie de puntualizaciones pueden hacer reaccionar al otro (al que no ha sentido todavía esa horrible sensación de extrañeza) para que comience a seducir a su Pareja, ya que el desamor también se manifiesta ante una falta de "ser seducido por el otro".

Quizás tardemos un tiempo antes de ser conscientes del desamor, por eso invitamos a las Parejas a hacerse un "chequeo de amor" con frecuencia, con todas las características que un amor de Pareja conlleva, y sobre todo las relacionadas con el deseo sexual por el otro, el deseo por el contenido de sus mensajes cuando se comunican, el interés por su bienestar, la tendencia al cuidado del otro y el respeto por sus gustos y costumbres.

Cuando alguno de estas premisas fallan, es entonces cuando hay que sentarse a dialogar y a puntualizar si todavía se puede una forma de "sanar" la relación y volver a abrir las puertas al amor.

Cuando fallan las ganas de compartir, de experimentar, de hacer cosas juntos, de construir, de acercarse en la unión, de "hacer piña" juntos, de hacer el amor, de hablar sobre las cosas de dos, de hacer proyectos juntos, de divertirse y reír, de emprender y ayudar al otro, de cuidarle y protegerle, es cuando llega el desamor.

Son momentos tristes de mucho dolor, siempre se sufre y siempre se han de elaborar sentimientos de pérdida de duelo interior, que puede perfectamente elaborarse si no atravesamos los límites que dicta nuestro corazón.

Pensando con el corazón a veces es cuando mejor acertamos a la hora de evaluar nuestros sentimientos en vez de calibrando lo que es mejor o peor. Peor será siempre llevarle la contraria a nuestros sentimientos tratando de compensarlos con razonamientos. Esto no funciona en el amor, ni tampoco en el desamor, cuando lo que tratamos de hacer es lo mejor para los dos.

Tomarse un tiempo de separación para reflexionar, y para ver si se echa de menos al otro en las cuestiones relacionadas con el amor: deseo de compartir, deseo de su compañía, deseo de sus caricias y de su cuerpo, deseo de cuidarle y protegerle, y deseo de saber qué piensa y siente y qué hace o deja de hacer, es lo que aconsejamos ante la sospecha de la llegada de tales sentimientos de extrañeza por la presencia del otro.

Antes de tomar resoluciones drásticas, es mejor reflexionar para darnos tiempo antes de resolver mediante una separación. Pero ante el verdadero desamor es siempre aconsejable una separación con el fin de evitar el deterioro, la agonía y los sufrimientos que podemos evitar.

El amor es como un banco con tres patas. Una de estas es el deseo sexual. Otra es la comunicación y el contacto íntimo. Y la otra: la confianza (y la seguridad que ésta sustenta). Cuando alguna de sus patas se rompe, el banco se cae: se vive el desamor en la pareja. Si el estrés cotidiano o la pesada monotonía afecta, a la pasión sexual, o a la comunicación íntima, o, si s pierde la confianza y seguridad por la pareja, estaremos frente a está pérdida de interés y de disfrute con la pareja.

Si bien tenemos la firme convicción de que el desamor es tan pasajero como lo es el propio sentimiento pleno de amor, cuando su bases están muy deterioradas, tenemos evitar que la caída del banco nos rompa un pie. El desamor puede ser un motivo de separación para evitar daños mayores.

En otro apartado hablaremos de cómo llevar mejor una separación cuando el desamor protagoniza nuestros sentimientos hacia el otro. Mirar hacia otro lado sabiéndose dueño de la vida de uno y de los sentimientos, con control sobre ellos, sería lo óptimo. La cuestión es no perder la autovaloración personal nunca, porque el desamor es algo normal y hay que simplemente aceptarlo como algo que ocurrió, y aunque parece fácil decirlo, todos sabemos lo difícil que es elaborarlo con sabiduría. La experiencia, el conocimiento y el paso del tiempo, curan las heridas incluso las más profundas que puedan surgir. Y más profundas serán cuanto más tiempo nos tomemos para actuar rápidamente ante la más mínima señal. Las claves son la rapidez para reaccionar y la sensación de estar controlando y aprendiendo sobre lo que nos dicta nuestro corazón.

Isabel Alama

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Seis consejos para ser una súper mamá, parte 1

La clave para conquistar a tus hijos está en combinar equilibradamente tu paciencia con tus ganas de reír, pero sin perder la autoridad. Busca momentos para estar con tus hijos.

Paciencia, ganas de reír y jugar, pero sin perder la autoridad. Esa es la combinación perfecta de cualidades que debes alcanzar para convertirte en una mamá muy divertida.

“Mi hijo de 14 años siempre les dice a sus amigos que soy \\'una mamá cool\\'. Sin embargo, a veces me pregunto si realmente lo soy”, comenta Mónica, de 40 años.

La maternidad, para muchas mujeres, es una de las etapas más importantes de la vida. Aunque hay momentos en los que el ser mamá puede convertirse en algo estresante, principalmente para las primerizas, pues suelen pensar —tal vez por inseguridad— que no son buenas madres. Sin embargo, no existe una receta perfecta que te diga cómo desempeñarte como madre.

Por eso, antes de emitir algún criterio sobre tu desenvolvimiento como mamá o hacer un juicio de valor, mejor pregúntales a los directos interesados, es decir a tus hijos.

El conocer qué es lo que ellos opinan de ti te ayudará a saber cuán buena mamá eres. Ahora, el ser una buena madre no siempre quiere decir que seas buena onda. Y si eso es lo que quieres ser, Mía te regala unos consejos que te harán mucho más divertida la tarea.

1 INVOLÚCRATE

EN SUS JUEGOS
Una mamá buena onda se involucra en las cosas de sus hijos, desde que son pequeños. Para ellos, es importante tener cerca a su mamá, pero qué mejor si ella se saca tiempo para jugar con ellos. “No es agradable una mamá que está todo el tiempo ocupada”, dice la sicóloga Susana Sáinz. Es importante brindarle tiempo, no basta que lo veas jugar fútbol desde la tribuna o veas cómo juega con sus amigos o amigas. Es mejor que tú busques un tiempo para divertirte con tus hijos.

Fuente:
Todo para padres e hijos

¿Qué son los vicios?

Hay diferentes maneras de definir qué es el vicio.

En primer lugar, la palabra vicio, proviene del latín “vitium”,que lo define como una "excesiva afición a algo, especialmente si es perjudicial", como una "mala costumbre, el hábito de obrar mal" y como una "cosa a la que es fácil aficionarse", por supuesto, el significado social que se le ha dado a la palabra vicio se ha ido ampliando para incluir muchas otras acepciones; como la mala condi­ción del alma de las personas para inclinarse a abusar de determinadas cosas; es el acto de ejecutar una acción, frecuentemente o en demasía, es la afición por determinadas costumbres, que incitan a excederse en el goce de los deleites, es el gusto o la manía, que provoca excesivo apego hacia las cosas que perjudican a la salud, es la libertad ilimitada, para adoptar las tendenciosas o malas costumbres, es la tendencia que incita a procurar cualquier perjuicio en contra de nuestros semejantes, es el acto de consumar alguna acción con perversidad; es el estado inconsciente que convierte al hombre en un ente despreciable; es también la degeneración producida por el uso excesivo del alcohol, de los juegos de azar y de las drogas enervantes. Cuando hablamos de vicios generalmente pensamos en el tabaco, las drogas, el alcohol. PERO hay otros vicios como mencione antes espirituales, aficiones negativas, pero que decimos de aquellas personas que acumulan cosas, se ahogan en artículos, enseres, ropas y no le dan salida por un apego enfermizo porque acumulando van llenando en sus vidas vacios actuales, o traumas de pequeños que se va convirtiendo en Vicios que en muchas en ocasiones pueden poner en riesgos hasta nuestra vida, los vicios son sinónimos de enfermedad que debemos atacar rápidamente para que no se conviertan en demonios para nosotros mismos, el apego casi siempre nos llevan a ser acumuladores, y esa patología es nocivo para nosotros podemos perder a hasta nuestros familiares, amigos y parejas, tenemos que dar espacios para cosas nuevas, aceptar que las cosas pueden reemplazarse por otras que sean necesaria para nuestro vivir. No debemos cometer el error de vivir en pasado acumulando rencor, odios y crear el vicio de la venganza, ni comprar convulsivamente y hasta la gula es un vicio, así que desde hoy desecha todo vicio y no te conviertas en acumulador profesional.

ELANGELUS. MONICA ZERPA

martes, 17 de diciembre de 2013

¿Cómo y cuándo hablar con su hijo sobre el sexo?

Hablar de sexo con alguien, y mucho más a su hijo, puede que le cueste..

Es posible que se sienta incómodo, avergonzado, o preocupado por darle a su hijo demasiada información, y demasiado pronto.

No permita que por éstas preocupaciones deje de darle a su hijo una buena educación sobre los hechos de la vida. Es muy importante que usted hable con su hijo sobre el sexo por muchas razones. Por ejemplo:

Su hijo escuchará las historias sobre sexo en el campo de juegos, en las películas, programas de televisión y en los medios de comunicación, esta información puede no ser exacta. Usted necesidad educarlos a ellos de forma que conozcan los hechos.

Ser consciente de sus cuerpos y el sexo desde una edad temprana significará que su hijo comprenda lo correcto de lo erróneo, y será capaz de identificar si un adulto se comporta de manera inadecuada o los toca.

Hablar abiertamente sobre el sexo le permita que su niño saber que pueden venir a usted si tienen alguna inquietud.

Debe debatir cuestiones tales como el embarazo y las infecciones de transmisión sexual a los niños más mayores, ellos sabrán tomar precauciones y cuidar de sí mismos.

El conocimiento de los hechos y cuestiones hará que su hijo tenga menos probabilidades de experimentar antes de que estén preparados. Darles la confianza a conocer su propia mente cuando se trata de sexo.

Hable con su hijo sobre el sexo y desde una edad temprana. Ésto hará que sea menos incómodo para usted y su hijo. La pubertad puede ser una época de temores para un niño, de manera que se debe explicar lo que le está sucediendo a su cuerpo y por qué.

En general, la educación sexual debe ser una progresión gradual desde una edad temprana. Pregunte si en la escuela de su hijo se les enseña y como usted puede participar.

No se limite a hablar de sexo en el sentido físico, asegúrese de hablar con su niño acerca de los aspectos emocionales de hacer el amor. Explique que el sexo es extraordinario, que ocurre entre las parejas que se aman unos a otros y están preparados para ello.

Hable con su hijo sobre la importancia de esperar hasta que encuentren la persona adecuada.

Aquí tiene algunos consejos para hablar con su hijo sobre el sexo:

-Asegúrese de que sabe lo que está hablando! Consiga toda la información antes de hacercelo saber al niño. Hay una gran cantidad de libros y de recursos disponibles.

-Es posible que tenga que escribir exactamente lo que quiere decirle a su hijo de antemano. Luego puede practicar, y evitar diciéndole demasiado, o demasiado pronto.

-Tratar de ser lo más natural y relajado como sea posible, si quiere que se sienta cómodo en el abordaje que usted va hacer, hágale preguntas.

-Podría ser una buena idea tomar un ejemplo, si sabe de alguien su hijo que está embarazada, o que ven una pareja besarse en un programa de televisión, luego puede usarlo como punto de partida.

-Elige una hora en la que normalmente pasan tiempo juntos, por ejemplo en el coche, después de las comidas, o cuando un programa de televisión ha terminado. Ésto hará que la conversación sea más natural.

-Sea lo más honesto que pueda.

-Utilice libros o folletos para verlos juntos.
Prepárese las preguntas difíciles. Los niños son curiosos! Si le piden a usted algo que no ha preparado y no sabe qué decir, puede decir algo como "No estoy seguro, vamos a hablar de eso más tarde". Si la pregunta es razonable, asegúrese de responder.

-Pregúntele a su niño por su opinión. Ésto hace que se sientan valorados, y que se involucre más en la conversación, en lugar de simplemente hablar de ello.

-Asegúrese de decirle a su hijo que si se está preocupado por alguna razón, o tiene alguna pregunta, pueden venir a usted. Ser accesibles y honesto en todo momento.

No deje que el sexo se convierta en un tema tabú, un niño puede crecer creyendo que el sexo es malo, cuando en realidad es parte de una relación sana entre dos personas que se aman.

Fuente: Todo para padres e hijos

domingo, 15 de diciembre de 2013

Que el miedo y el temor no te paralicen

Cada vez que intentamos cambios nos surgen miedos y temores y nuestros pensamientos se llenan de frases que comienzan con “y si…”

¿y si sale mal?

¿y si no es para mí?

¿y si me equivoco?

¿y si se burlan de mí?

¿y si fracaso?…

Es lógico que todo cambio genere temor pero, cuando nos detenemos más de la cuenta en estos “Y si” negativos, solo nos paralizamos.

Si te pones a pensar muchas veces has tenido pensamientos pesimistas pero ¿cuantos de ellos se han hecho realidad?. Quizás muy pocos o ninguno!!

Muchos de las pensamientos que te afligían en algún momento jamás se hicieron realidad, solo fueron creados en tu mente.

Obviamente no resulta sencillo acallar este torbellino de dudas pero tampoco es imposible y para ello lo primero que debemos hacer es:

* Reconocerlos, Identificar cuales son tus temores para luego

* cambiarles el sentido.

Por ejemplo detectas que tienes mucho temor a iniciar un proyecto porque piensas que puedes fracasar. En tu cabeza no dejan de atormentarte pensamientos de derrota o de frustración, inclusive hasta recuerdes hechos del pasado en los que no te ha ido bien: “si una vez fracasé entonces ahora no va a ser la excepción “.

La idea aquí es que busques darle otro sentido a tus miedos, no aceptarlos como algo que inexorablemente va a suceder. Que haya acontecido en el pasado no significa que vuelva a repetirse.

Debes darte cuenta que fracasas si no intentas algo, si no te mueves, pero que si lo intentas quizás podrías triunfar. Seguramente ahora estás mejor preparada que antes, no en todo te ha ido mal y a lo largo de los años adquiriste otra experiencia o herramientas que ahora te serán de utilidad.

Después de todo, la única certeza que tenemos es que no sabemos como saldrán las cosas hasta que no hagamos algo al respecto. Hasta que no nos animemos.

Si sientes en tu interior que debes realizar algo, entonces hazlo. No permitas que el temor te robe los sueños, ve más allá y anímate.

Para finalizar te dejo una frase que la puedes utilizar cuando la necesites:

“No fracasa quien nada intenta pero quien nada intenta jamás triunfa”.

Si deseas recibir más información ingresa en forma gratuita 
en 
www.imagenyautoestima.com.ar.
Andrea Martínez.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Alegre de estar triste

No sé por qué la tristeza está tan mal vista…

Siempre queremos salir de ella, o los demás se empeñan en sacarnos.

La detestamos, la despreciamos, y no parece un buen sitio en el que pasar una temporada larga.

Es una gran desconocida.

No estamos acostumbrados a propiciar ese estado, en el cual podemos contactar con la calma en la que se produce la reflexión serena y el contacto más íntimo con el interior.

Curiosamente, la tristeza nos predispone para ello propiciando un estado de mayor sensibilidad y de alejamiento del ruido y la vorágine de la vida. La tristeza nos recoge en nosotros mismos, y nos contacta con un estado inhabitual que puede ser de una riqueza inconmensurable. Nos saca del mundo, de lo cotidiano, de la urgencia y la vida sin consciencia. Nos propone parar, pararnos, adentrarnos en la parte de nosotros que no está de acuerdo con lo que está pasando, y se siente “triste”.

Conviene distinguir entre dos tipos básicos de tristeza.

Una es la que no aporta nada positivo y sólo nos sumerge en un estado afligido, apesadumbrado, funesto, deplorable, y doloroso, que nos puede conducir casi irremediablemente a una depresión. Conviene controlar que la tristeza no se convierta en un estado habitual continuo. Si sucede así, hay que poner inmediato remedio porque puede ser que esté dejando de ser tristeza para convertirse en algo grave.

La otra cara es más amable: es esa en la que sólo corresponde a una melancolía inocente, amigable, donde uno se siente pequeño –pero no le parece mal del todo-, separado del resto del mundo –y eso le hace tomar más consciencia de sí mismo-, coquetea con las lágrimas, algunos pensamientos desanimados insisten en permanecer, y uno sabe que siente o quiere algo pero no sabe identificarlo.

En esta sociedad está mal vista, porque se prima más la alegría, el bienestar –aunque sólo sea aparente-, y vivir en un rol de fingido triunfador.

La tristeza es de los débiles o los desgraciados, se dice; los triunfadores pertenecen al arquetipo masculino, el fuerte, el agresivo, y la tristeza se integra en el arquetipo femenino, que no es el adecuado para sobrevivir.

La tristeza deja que se asome una parte nuestra que es un poco vulnerable, y nos convierte en débiles y desprotegidos, aparentemente. (Por eso tratamos de evitarla, por eso ocultamos los sentimientos de tristeza y casi llegamos a anular esa emoción).

Pero esa es la representación exterior. En la parte positiva, lo que hace es reconectarnos casi directamente con un estado que tiene una sensibilidad especial que aporta un modo de sentir que tiene unas características propias. Nos hace darnos cuenta de cosas y sensaciones que de otro modo pasarían inadvertidas.

La tristeza es la otra cara de la felicidad, y es una de las emociones básicas y útiles para el ser humano. Con la tristeza, inconscientemente, estamos pidiendo ayuda.

Si la tristeza proviene de una pérdida, que es lo habitual, nos lleva a darnos cuenta del valor de las cosas que podemos perder, de los seres queridos. Nos propone plantearnos el significado de la pérdida; nos lleva sin darnos cuenta a hacer un balance de nuestra vida –lo que pasa es que no es muy adecuado sacar conclusiones en ese estado porque desde la tristeza todo adquiere un tono muy gris y desangelado-; tendemos a hacer un balance de nuestras metas, nuestros errores, nuestra situación… nos invita y nos ayuda a conocernos.

Ante las pérdidas, funciona como un mecanismo que nos plantea y facilita nuestra propia reconstrucción. Necesitamos parar, tener poca actividad, y reflexionar, por eso se nos quitan las ganas de hacer cosas, nos sentimos cansados y abatidos, no tenemos fuerzas ni apetito, adoptamos posturas de recogimiento y autoprotección, y las ganas de llorar insisten una y otra vez hasta que lo logran.

Es habitual que en esos momentos sintamos soledad, añoranzas, ira, culpabilidad, reproches…

La recomendación es no huir de la ella, sino permitirle que aflore y nos muestre lo que nos quiere enseñar, y nos hable de esa parte de nosotros mismos con la contactamos poco.

POSIBLES SOLUCIONES:

Aceptar la realidad de la pérdida.

Permitirse sentir el dolor y la tristeza, hasta que se extinga.

Buscar a las personas queridas que nos puedan escuchar y comprender.

Aceptar que se manifiesten al mismo tiempo la rabia o la culpa, pero no juzgarse y castigarse por ello.

Readaptarnos a la nueva situación. Seguir adelante a pesar del motivo que nos produjo la tristeza.

Darnos el tiempo necesario para salir de un modo natural.

Y si se alarga y no se le ve salida, la ayuda de un psicólogo o psiquiatra. Sin pudor. Hay que dar prioridad a estar bien.

Francisco de Sales, es el creador de la web www.buscandome.es, para personas interesadas en la psicología, la espiritualidad, la vida mejorable, el Autoconocimiento y el Crecimiento Personal

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Qué puedo hacer cuando estoy triste?

Hay momentos en nuestra vida que todo sale al revés y otros en los que no sabemos bien por qué pero nos sentimos tristes o angustiadas. A todas nos pasa!!!

Pareciera que un pensamiento trae otro y así terminamos encontrando miles de razones para sentirnos aún peor con lo cual se incremente mucho más nuestra tristeza.

Para esos momentos hay algunas cosas muy sencillas y prácticas que puedes hacer para cambiar el ánimo:

Repasa mentalmente o por escrito todo lo que hay en tu vida:

Muchas cosas damos por sentadas y no nos detenemos a darnos cuenta cuánto valor tienen en nuestra vida. Mira a tu alrededor y comienza a registrar todo lo bueno que te rodea, todo lo que hace que tu vida sea más sencilla y todas las personas que están contigo.

Por ejemplo: tengo amigos que me escuchan cuando lo necesito; mi familia apoya mis decisiones; mi hogar me protege y me da seguridad; mi empleo me permite vivir dignamente; mis muebles me sirven para estar más cómoda; etc. Descubrirás cuantas cosas tienes y ni siquiera las registrabas!!!

Agradece:

Si descubre que posees mucho (desde lo emocional hasta lo material) entonces agradece que pertenezcan a tu vida y que estén allí para tu beneficio.

A veces creemos que no podemos sentirnos bien porque nos falta tal o cual cosa pero esto solo agrava nuestra insatisfacción. Lo más inteligente y productivo es que nos centremos en lo que ya poseemos para lograr llenarlos de gratitud y crear el estado emocional necesario para que muchas cosas buenas sigan llegando a nuestra vida.

Realiza actividades placenteras:

No me voy a cansar de decirte lo importante que es hacer algo por ti y para ti que te de placer. Cualquier cosa que hagas que te genere sentimientos positivos serán un imán que atraigan mas cosas buenas.

Puedes realizar actividades simples como escuchar música, cantar o bailar o realizar algún hobby. No esperes la oportunidad o el momento justo para llevarlos a cabo, empieza por lo que tengas más a mano.

Si estás acostumbrada a pensar tu vida en términos de lo que te falta, de lo que no sale bien o de todo lo negativo que te rodea quizá te parezca que hacer algo de lo descrito no cambiará tu situación, que por más que cantes o bailes nada vas a solucionar. Pero te invito a que realices algo de lo que te propongo y verás como, al conseguir un estado de ánimo más positivo, te vuelves más creativa y esto sí podrá ayudarte con lo que ahora estés atravesando.

Si deseas más información ingresa en www.imagenyautoestima.com.ar

Andrea Martínez

Acaparador

El acaparador es una persona absorbente , que quiere ser el núcleo de tu vida y que tu gires en torno de él, el acaparador por esencia es egoísta, celoso, envidioso, es él y solo el, pocas veces o casi nunca piensa en la otra persona, usa artimañas y su afición es alejar todo aquello que él piensa que es su adversario y de una manera puede representar un peligro para seguir en su acaparamiento y su manipulación casi siempre son las victimas de situaciones que ellos mismo crean y diseñar con su toque personal.

Siempre vemos acaparamiento en las relaciones amorosas, el hombre tiende a ser acaparador de su pareja, trata de alejarla de su familia, sus amigos e invade con pretexto su espacio, hay mujeres que también acaparar al novio, esposo e hijos por mal concepto de pertenencia , cuando somos almas individuales y con conciencia propia; se debe respetar el espacio de cada quien porque la vida es compartir , la vida no es atadura porque se pierde la esencia y casi siempre el cansancio vence al amor y al cariño.

Quien ama da libertad y si es tuyo se quedara a tu lado sin manipulación, ni engaño, aquel que ahorca, que usa la violencia para tener alguien a su lado es un pobre ser que ha perdido su amor por sí mismo; el acaparador es el nivel más alto de egoísmo, de falta de lealtad, es aquel que vive a través de otro sin importar si está de acuerdo, si es feliz.

Ellos son dueños de la verdad absoluta y no apoyan el crecimiento del otro. Cuídate de un “ acaparador” si cedes a la primera te dejaras llevar en una aborigen de negación de tu propio ser y morirás como persona.

MONICA ZERPA. ELANGELUS

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sexualidad y autoestima

La sexualidad, es uno de los temas candentes en las parejas, puede generar muchas satisfacciones y ser un gran motivo de placer o puede ser una gran fuente de frustraciones, conflictos e insatisfacciones.

No existe una regla de oro, que diga cuantas veces, como y cuando se deben tener relaciones.


Eso depende de cada pareja en particular y de sus miembros.

Cuando ambos quieren y están dispuestos resulta muy satisfactorio, pero cuando uno de los dos quiere más que el otro terminan por presentarse algunas dificultades que si no se manejan con tacto y diplomacia afectan en gran medida nuestra relación de pareja.

De igual manera dificultades al interior de la pareja, afectan nuestra sexualidad, por que al fin y al cabo la sexualidad hace parte de todo el sistema comunicativo de la pareja. La sexualidad y la relación van en ese sentido de la mano.


La autoestima es un factor que juega en doble dimensión.

Tener una autoestima adecuada, y un adecuado concepto de mi mismo, ayuda en gran medida a que la sexualidad sea sana y saludable.

Me siento capaz de complacer y de ser complacido, de amar y ser amado, de entregarme plena y satisfactoriamente a mi pareja.

Cuando las relaciones son satisfactorias favorece al clima de la relación en general, pero cuando se percibe la sexualidad como deficiente, nula o escasa, o hay dificultades en ella, termina por menoscabarse la autoestima de uno o de ambos miembros de la pareja.

Es posible que quien tenga dificultades llegue a sentirse "culpable" por no poder satisfacer al otro, y así mismo, el compañero puede sentirse "culpable", por que no logra que el otro pueda entregarse completamente a la sexualidad. En algunas ocasiones puede presentarse el hecho que uno de los dos culpe al otro, o ambos se culpen entre sí, por lo cual las relaciones sexuales se viven con enojo y frustración la situación.

Si resumimos, una buena autoestima ayuda y favorece al clima sexual y una sexualidad 
deficiente puede llegar a perjudicar la autoestima.

Analicemos esto con detalle
Hay algunos factores a nivel de la sexualidad que influyen para que nuestra autoestima y el concepto que tenemos de nosotros mismos sean positivos.

En la infancia adquirimos conceptos acerca de nuestro propio cuerpo, y del sexo, así como la forma “adecuada” de relacionarnos con él.

Cuando la educación a nivel sexual ha sido demasiado rígida, se tiende a vivirla sexualidad como un tabú., como incómoda y vergonzosa.

Durante la adolescencia experimentamos cambios corporales y sentimientos hacia nuestro propio cuerpo, si nos sentimos o no cómodos con él, si la imagen que percibimos se acopla o no a lo que deseamos, o a lo que los medios sociales y la sociedad esperan de él. Lo que influye directamente en la imagen que tenemos de nosotros mismos, nuestro autoconcepto y por ende en nuestra autoestima.

Es en esta etapa donde comienzan las primeras experiencias sexuales que están marcadas, valga la redundancia por la inexperiencia, lo que en muchas ocasiones hace que sean insatisfactorias a nivel personal o de pareja y pueden dejarnos marcas imborrables en nuestra vida y para nuestro desempeño sexual, y ocasionarnos por consiguiente afectar nuestra autoestima, lo cual no siempre es fácil de superar.

A nivel del hombre, se presentan las primeras relaciones que se caracterizan en general por una falta de control de la eyaculación o una eyaculación precoz, que poco a poco y con la experiencia se va mejorando.

Miedo y angustia ante las primeras relaciones, ante la pérdida de la virginidad, y pese a que los deseos son grandes, muchas veces estas angustias los invaden al punto que no pueden controlar la erección o no pueden tenerla, lo que genera muchos conflictos a nivel personal.

Muchos adolescentes están centrados en sí mismos y en la propia satisfacción, y se olvidan de que una relación sexual son dos, y que es importante que la mujer también quede satisfecha

En la mujer, las primeras relaciones también están marcadas por la angustia y el miedo, de perder la virginidad, a quedar embarazada, a que la experiencia sea traumática o dolorosa, que no sea el hombre al que se quiere entregar aquella primera vez, con la que sueña, como la entrega dorada a su príncipe azul.

Muchas veces la inexperiencia tanto propia como la de su compañero, la llevan a tener sentimientos negativos, que sumados al dolor de la primera penetración, y a la falta de atención de su pareja contribuyen a que la sexualidad posterior sea asociada con estos estímulos negativos, que le impiden la entrega total o disfrutar desde el placer la relación sexual.

En la edad adulta, influyen también las experiencias que tenemos sobre nuestro desempeño sexual.

La experiencia nos ayuda poco a poco a que nuestras relaciones sean mejores, pero en el caso en que se presenten relaciones deficientes, o poco satisfactorias, terminarán también por dañar nuestra imagen a nivel de la sexualidad, a vivirla no con placer y agrado, sino a asociarla a un cúmulo de situaciones negativas que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.

Cuando se han vivido experiencias traumáticas como intentos de violación, o abuso sexual, y no se han elaborado estas situaciones, la sexualidad puede ser vivida como poco placentera, culpabilizante, y puede asociarse inconscientemente con estos momentos de abuso y maltrato y que por ende, menoscaban la autoestima, la seguridad y la confianza en si mismo.

El miedo a no cumplir con las expectativas o con lo que espera el otro, de nuestro desempeño sexual puede influir en gran medida en nuestras relaciones sexuales


Mitos relacionados con la sexualidad

- a nivel corporal, debemos tener el cuerpo que los medios sociales nos venden y que se considera adecuado para la sociedad.

Cuerpos atléticos, esbeltos, bien formados, que determinan Si estoy o no satisfecha con mi apariencia, y con la forma Como me veo.

Si nosotros no nos sentimos cómodos y satisfechos con nuestro cuerpo, ¿Cómo podremos, entonces sentirnos bien , cuando estemos con nuestra pareja?

- para el hombre, el tamaño del pene es un gran mito, esta asociado a la virilidad masculina, y a la capacidad de dar o no, el suficiente placer a la mujer.

Pero no es el tamaño del pene, lo que hace que la relación Sea más placentera o no, sino como se lleve a cabo la relación.

El primer tercio de la vagina, es el más sensible en la mujer, Por ello, no se necesita un tamaño grande del pene para lograr satisfacer a la mujer.

De igual manera el punto más sensible de la mujer por el cual puede conseguir más fácilmente orgasmos, e incluso varios en una sola relación, es el clítoris y este se encuentra afuera de la vagina.

Además que la satisfacción sexual, está dada no solo por la penetración sino por la capacidad de realizar juegos eróticos, y calentamiento previo, que enriquecen la vida sexual de la pareja.

- la satisfacción sexual no está en manos de uno solo de los miembros de la pareja, no es el uno solo el responsable de satisfacer al otro, ambos deben comprometerse, entregarse, y estar dispuestos a dar y recibir placer.

A ser capaz de explorar, de enriquecer y fomentar el placer y la entrega sexual.

Diana Ohana