lunes, 28 de octubre de 2013

¿Regañar?, si pero con inteligencia

La educación de los niños exige que se marquen ciertos límites a sus deseos y en ocasiones, debemos utilizar los regaños como herramientas para tratar de establecer normas de conducta.

Los regaños no le gustan a nadie, pero en ocasiones son necesarios, pues educar sin tener jamás un conflicto con los niños es altamente perjudicial, lo que significa que estamos de alguna manera consintiéndolo e impidiendo su desarrollo normal como individuo. Los padres que no castigan a su hijo cuando la situación lo exige, no le hacen ningún favor, pues necesitan que le marquen los límites y tener la seguridad que cuando rompen una norma habrá alguien que pueda detenerlos, que casi siempre se trata de papá o mamá.

No pretendo orientar a los padres hacia una conducta alternativa represiva y de castigo para los hijos, pero ya que el regaño es una de las armas tradicionales para educarlos, debemos tener en cuenta los aspectos que nos permitirán convertir el regaño en una herramienta efectiva con la que los niños aprenderán a comportarse.

Es importante regañar al niño después de haber hecho una travesura, porque si esperamos a que colme nuestra paciencia, corremos el riesgo de exagerar en una reprimenda por cosas de menor importancia. Cuando al niño se le llama la atención de inmediato, al cometer la falta, evitamos ir acumulando sentimientos negativos. Si le dejamos ver nuestro disgusto inmediatamente, conseguiremos que entienda qué es lo que tanto molesta a sus padres, dejará de hacerlo y no habrá necesidad de volver a reprenderlo por esa misma travesura. Si se deja pasar mucho tiempo para luego expresarle claramente que no se le aprueba una actitud determinada, el niño no encontrará relación entre la actitud de la persona que lo regaña y el acto negativo del momento, y con toda seguridad, volverá a repetirlo en cuanto le sea posible.

Cumplir lo que se promete.

Amenazar al niño con que va a ser reprendido y no hacerlo, es una de las costumbres de los padres que más malcrían a los niños. Si hoy mete sus dedos en el enchufe y sólo recibe una amenaza de que va a ser castigado, con toda seguridad volverá a hacerlo. Por otra parte, si hoy es regañado por esta circunstancia y mañana repite esta misma conducta, también se le debe reprender, pues de otra manera, la situación le parecerá muy confusa.

Al enseñarle conductas tienen que estar de acuerdo los padres en el mismo punto, de manera que el niño entienda cuáles son las cosas que no debe hacer sin contradicciones. Por ejemplo, si el niño no hace caso cuando es mandado a su cuarto por un determinado castigo, uno de los padres debe llevarlo a su dormitorio.

Es importante también evitar hablarle y darle al niño avisos de forma rutinaria, repitiéndole a cada instante cosas como ?no te muevas tanto?, ?deja de correr por la casa?, etc., pues se acostumbrará a esto de tal manera que las palabras perderán su efecto y las oirá pero sin escucharlas.

Los niños son expertos en el arte de la actuación y en ocasiones, se valen de lo que sea para conseguir lo que quieren. Esto incluye principalmente llorar ?y si es posible hasta con lágrimas de cocodrilo. Cuando utilicen estos recursos es importante que los padres no cedan, porque lo único que lleva al niño es a entender que cada vez que necesite solucionar un problema o salirse con la suya, lo logrará llorando, o con pataletas y rabietas.

Una vez que logran lo que quieren conmoviendo a los padres, cada vez que se encaprichen con algo, llorarán hasta conseguir su objetivo, con el agravante de que sus rabietas aumentarán en la medida en que sea consentido y que los padres cedan en cuanto se pone a llorar. Por otra parte, los padres son los que le restan importancia a las normas y no habrá manera de impedir que continúen con actitudes incorrectas.

No hay que gritarle sino mantener una actitud firme con él y no ablandarse ante sus chantajes.

Una muy buena táctica es tomarlo por los hombros, mirarlo con carácter y fijamente para que sepa que la cosa es en serio y exigirle que se calme (los gritos desde lejos tienen menos efecto) y cuando se le pase la rabieta y entienda que no puede seguir haciendo cosas malas, puede devolverle ese juguete que tanto le gusta y explicarle el porqué se le reprendió. Ésta es la mejor estrategia para corregirlo adecuadamente.


Fuente:
Todo para los padres e hijos 

¿Cómo y cuando hablar de sexo con su hijo?

Hablar de sexo con alguien, y mucho más a su hijo, puede que le cueste!!!
Es posible que se sienta incómodo, avergonzado, o preocupado por darle a su hijo demasiada información, y demasiado pronto.

No permita que por éstas preocupaciones deje de darle a su hijo una buena educación sobre los hechos de la vida. Es muy importante que usted hable con su hijo sobre el sexo por muchas razones. Por ejemplo:

Su hijo escuchará las historias sobre sexo en el campo de juegos, en las películas, programas de televisión y en los medios de comunicación, esta información puede no ser exacta. Usted necesidad educarlos a ellos de forma que conozcan los hechos.

Ser consciente de sus cuerpos y el sexo desde una edad temprana significará que su hijo comprenda lo correcto de lo erróneo, y será capaz de identificar si un adulto se comporta de manera inadecuada o los toca.

Hablar abiertamente sobre el sexo le permita que su niño saber que pueden venir a usted si tienen alguna inquietud.

Debe debatir cuestiones tales como el embarazo y las infecciones de transmisión sexual a los niños más mayores, ellos sabrán tomar precauciones y cuidar de sí mismos.

El conocimiento de los hechos y cuestiones hará que su hijo tenga menos probabilidades de experimentar antes de que estén preparados. Darles la confianza a conocer su propia mente cuando se trata de sexo.

Hable con su hijo sobre el sexo y desde una edad temprana. Ésto hará que sea menos incómodo para usted y su hijo. La pubertad puede ser una época de temores para un niño, de manera que se debe explicar lo que le está sucediendo a su cuerpo y por qué.

En general, la educación sexual debe ser una progresión gradual desde una edad temprana. Pregunte si en la escuela de su hijo se les enseña y como usted puede participar.

No se limite a hablar de sexo en el sentido físico, asegúrese de hablar con su niño acerca de los aspectos emocionales de hacer el amor. Explique que el sexo es extraordinario, que ocurre entre las parejas que se aman unos a otros y están preparados para ello.

Hable con su hijo sobre la importancia de esperar hasta que encuentren la persona adecuada.

Aquí tiene algunos consejos para hablar con su hijo sobre el sexo:

-Asegúrese de que sabe lo que está hablando! Consiga toda la información antes de hacercelo saber al niño. Hay una gran cantidad de libros y de recursos disponibles.

-Es posible que tenga que escribir exactamente lo que quiere decirle a su hijo de antemano. Luego puede practicar, y evitar diciéndole demasiado, o demasiado pronto.

-Tratar de ser lo más natural y relajado como sea posible, si quiere que se sienta cómodo en el abordaje que usted va hacer, hágale preguntas.

-Podría ser una buena idea tomar un ejemplo, si sabe de alguien su hijo que está embarazada, o que ven una pareja besarse en un programa de televisión, luego puede usarlo como punto de partida.

-Elige una hora en la que normalmente pasan tiempo juntos, por ejemplo en el coche, después de las comidas, o cuando un programa de televisión ha terminado. Ésto hará que la conversación sea más natural.

-Sea lo más honesto que pueda.

-Utilice libros o folletos para verlos juntos.
Prepárese las preguntas difíciles. Los niños son curiosos! Si le piden a usted algo que no ha preparado y no sabe qué decir, puede decir algo como "No estoy seguro, vamos a hablar de eso más tarde". Si la pregunta es razonable, asegúrese de responder.

-Pregúntele a su niño por su opinión. Ésto hace que se sientan valorados, y que se involucre más en la conversación, en lugar de simplemente hablar de ello.

-Asegúrese de decirle a su hijo que si se está preocupado por alguna razón, o tiene alguna pregunta, pueden venir a usted. Ser accesibles y honesto en todo momento.

No deje que el sexo se convierta en un tema tabú, un niño puede crecer creyendo que el sexo es malo, cuando en realidad es parte de una relación sana entre dos personas que se aman.


Fuente: Todo para padres e hijos