miércoles, 23 de abril de 2014

La actitud: un acto de voluntad (Parte 1)

En esta serie de artículos, compartiré con ustedes 5 claves para formar una buena actitud. Cada artículo contendrá una clave que espero pueda ayudarles a redefinir y, de ser necesario, mejorar o cambiar su actitud. ¡Disfrútenlos!

La perspectiva que tengamos ante la vida y todo lo que ella nos presenta es lo que podríamos definir como actitud. La actitud se convierte en la herramienta esencial necesaria para poder afrontar todas y cada una de las circunstancias que podamos atravesar. En el desarrollo equilibrado que nuestra personalidad debe ir atravesando, se hace necesaria la presencia balanceada del dolor que nos permita ir valorando aquello que causa gozo y placer.

Las buenas actitudes son un acto de la voluntad. Nosotros decidimos la actitud que mantendremos ante la vida. Nuestro desarrollo espiritual va estrechamente ligado a ese ejercicio de voluntad por controlar nuestras actitudes. Nuestra actitud nos dice lo que esperamos de la vida. Por ello se hace tan necesario cimentar nuestra esperanza de vida en un Dios que nos ofrece grandes beneficios al tomar la decisión de serle fiel. Nuestro entorno es un factor de influencia en las actitudes que reflejamos en nuestra vida, pero eso no le da la autoridad para ir por encima de la capacidad que tenemos de mantenernos firmes, a pesar de la adversidad de ese entorno. Las dificultades en nuestra vida son como una estrategia por capturar nuestra atención. Se nos ama tanto que se nos permite dolor a fin de provocar un bien en nuestra vida.

Esto es semejante a dar un regalo a un ser querido. Recuerdo cómo, al graduarme de la universidad, uno de mis mentores me hizo un regalo. Lo llevó envuelto en papel periódico, para ser más específico lo envolvió en una hoja del periódico de ese día. "Lo importante no es la envoltura, sino lo que viene adentro", me indicó. Tenía razón. La envoltura la tiré, ni siquiera recuerdo lo que decía esa hoja, el interior aún lo conservo y, por haber sido un libro, me sirve en ocasiones que necesito referirme al tema que trata.

La actitud se convierte en esas manos que reciben el obsequio de Dios a nuestras vidas por medio de lo que nos ocurre. Elegir cómo responder a una determinada situación es una actitud que libremente podemos adoptar. No estamos obligados a dejarnos guiar por nuestras pasiones.

En la próxima entrega comenzaremos con la primera clave para formar una buena actitud y comprender cómo ésta puede hacernos la vida más fácil y una que podemos disfrutar.


Juan Fernando Campos
Coaching
Coach Ejecutivo (Academia Internacional de Coaching)
Coach de Vida (Lifeforming Leadership Coaching)