jueves, 2 de mayo de 2013

Cómo hablar de emociones y de sentimientos con los niños

No solo debemos enseñar a los niños a razonar como también a entender sus sentimientos y emociones. No siempre nos resulta fácil hablar con nuestros hijos de emociones y de sentimientos, pero sería enormemente beneficioso para ellos disponer de la oportunidad y de las palabras necesarias para comunicarnos sus más íntimos pensamientos, sus sensaciones, sus disgustos, su arrepentimiento, su cariño,... en definitiva, abrirnos su interior.

Hablar de sentimientos con los hijos

La comunicación entre padres e hijos es fundamental para que exista armonía en el hogar y se establezcan entre nosotros unos lazos afectivos perdurables. Hablar con ellos sobre lo que han hecho, lo que han aprendido, o con quién han estado es una excelente manera de conocerlos..., pero un paso más es que nos cuenten cómo se han sentido, si han estado alegres, tristes o enfadados..., para mí esto es el inicio de una confianza indestructible.

Los lazos de unión son más poderosos cuanto mayor es la capacidad de hablar de aspectos íntimos e individuales. Mostrar nuestras debilidades, nuestros temores o nuestra alegría no nos hace vulnerables dentro de los vínculos familiares, si no que nos hacen más humanos y naturales.

Yo reconozco que, a veces, me cuesta hablar de cómo me siento, cuáles son mis sentimientos..., por ejemplo, en muchas ocasiones, miro a mis hijos y quiero besarles, quiero decirles que les quiero, pero no lo hago. Me callo y, sólo en excepcionales ocasiones, les estrujo y les dijo las palabras mágicas "te quiero". Unas veces por vergüenza y otras por prisas, el caso es que pasamos por la vida haciéndonos los duros, soportando nuestras tensiones y evitando dar rienda suelta a nuestras emociones.

Lo mejor sería que nuestros hijos, cuando quieran reír rían, cuando quieran llorar, lloren, cuando sientan una injusticia, pidan justicia, y cuando sientan arrepentimiento ante un error, pidan perdón. Para ello, nosotros volvemos a ser sus modelos, somos los más indicados para proporcionarles las herramientas necesarias. Muchos padres y madres sufren mucho ante la falta de expresión amorosa y sincera de sus hijos a los que tanto han dado.

Sus relaciones se convierten en una distante expresión cordial de convivencia, faltas de emotividad y gratitud. Lo mejor es empezar cuanto antes a expresar nuestros sentimientos, pero nunca es tarde para "mover pieza" y decirles a los hijos que les queremos (ellos seguramente lo saben, pero todos necesitamos escucharlo alguna vez). Hablar de nuestros sentimientos y enseñar a nuestros hijos hablar sobre ellos, sin duda, nos hará vivir más felices. ¿Acaso no nos alegra el día, un beso y un "te quiero" sincero de nuestro hijo?

Mirna Santos. 
Guía Infantil

martes, 30 de abril de 2013

¿Sabes hacer los deberes con tus hijos?

Después de las vacaciones, volver al colegio supone un esfuerzo para todos los niños. Empieza el segundo trimestre y hay que volver a estudiar. El tiempo de ocio se limita de lunes a viernes y se acabaron los juegos. En el mejor de los casos, hoy probablemente no haya deberes por ser el primer día de colegio, pero mañana sí, y los padres volveremos a hacer encaje de bolillos para sacar tiempo y ayudar a nuestros hijos con las tareas de la escuela. 

El acompañamiento de un adulto es importante en las primeros cursos de Primaria y sólo para algunos niños, pero no para todos. Al principio, los niños precisan del apoyo y del conocimiento de ciertas herramientas y trucos de organización que podemos enseñarles. Después, una vez que las hayan adquirido, no necesitarán de nuestra presencia, a menos que quieran consultarnos cómo solucionar alguna dificultad. 

La idea de acompañar a los niños en la realización de sus deberes tiene como objetivo ayudarles a convertirse en alumnos responsables e independientes. 


Es importante establecer con ellos desde el principio, un horario y un lugar para desarrollar la tarea. La distribución del tiempo, la capacidad de concentración y las técnicas de estudio son valores, que debemos ir inculcándoles sobre el terreno. Dependiendo del volumen de trabajo de cada una de las asignaturas y de la capacidad individual para cada una de ellas, así distribuiremos el tiempo para no alargarnos demasiado con una asignatura en detrimento de otra. Esto último está en consonancia con el nivel de concentración que alcance el niño, ya que cuantos menos elementos de distracción tenga a su alrededor (televisión, música, teléfono) más útil será para él la tarea de los deberes y antes podrá terminarlos para dedicarse a otra cosa. 

Y por último, para sacarle el mayor partido al aprendizaje lo mejor es poner en marcha algunas técnicas sencillas de estudio. De nada sirve, perder el tiempo aprendiendo los contenidos de memoria, si el niño no ha entendido nada. Los esquemas y los resúmenes son importantes para asimilar y aprender. Como padres responsables debemos brindar ayuda, no respuestas, herramientas de trabajo, sí, pero no trabajos terminados para acabar antes e irnos todos a dormir. Nuestra dedicación y esfuerzo inicial servirá para que el asunto de los deberes no se enquiste y se dilate en el tiempo convirtiéndose en un incómodo problema familiar. 

Es posible que los padres sobreprotectores, que prefieren hacer los deberes de sus hijos, en el fondo, lo que estén consiguiendo es negar a sus hijos la oportunidad de administrarse, organizarse y ser responsables. En cambio si logramos participar en sus obligaciones, pero sin inmiscuirnos demasiado, lograremos que nuestros hijos adquieran el hábito de estudiar, que es lo que se pretende con los deberes.

Marisol Nuevo.

domingo, 28 de abril de 2013

El destino de los juguetes usados de los niños

De esta imagen, fotografiada en la calle de mi casa, se puede sacar tantas conclusiones... ¿Qué hacen un elefante, un oso y una rana sentados a los pies de unos contenedores de basura? ¿Quién los han puestos allí? ¿A quiénes pertenecían estas criaturas tan tiernas? Algún niño o niña que, en un determinado momento durmió con ellos, les contaba sus secretitos o compartía con ellos sus fantasías... Los años pasan, los niños crecen, superan etapas... y los juguetes acaban siendo sustituidos y abandonados.

Reciclar juguetes o donarlos, mejor que abandonarlos
Aunque la imagen despierte algo de ternura, también da una pena tremenda. Es duro ver que las historias de algunas películas como es el caso de 'Toy Story', también se repiten en la vida real. Te parecerá raro entender eso de que se busca niños para juguetes, cuando normalmente se busca juguetes para niños, ¿verdad? Pero en el llamado 'primer mundo', los juguetes se amontonan en los armarios, estanterías, y en algunas ocasiones como esta, en la calle, abandonados al lado de unos contenedores de basura.

Me imagino lo que "pensarán" este oso, el elefante y la rana. ¿Cuál será su destino? Por lo que se ve, quién los ha puesto allí, no quería echarlos a la basura. Puede que no haya tenido otra opción que dejarlos allí porque a lo mejor intentó donarlos a alguna institución y se lo negaron alegando que no podían acumularlos para encaminarlos a los niños menos favorecidos económicamente. Algunas veces llevé juguetes de mi hija, usados y en un buen estado a una de estas instituciones y me dijeron que no podían retenerlos porque no era época de recogida de juguetes. Sinceramente, me cuesta creer que eso ocurra en el mundo en que vivimos.

Por otro lado, quiero creer que quién han puesto estos peluches allí tuvo el cuidado de no mezclarlos con la basura. A lo mejor lo hizo porque no ha encontrado un contenedor especial para juguetes, ¿verdad? Pensando en ello, creo que no estaría mal que hubiera un contenedor especial, únicamente para juguetes, y que algún servicio público se encargara de reciclarlos y encaminarlos a los niños que no tienen la oportunidad de tener un juguete. No estaría nada mal eso.

¿Qué destino podríamos dar a los juguetes con los que ya no juegan nuestros hijos? Si te surge alguna recomendación me gustaría saberlo. A lo mejor a otras madres y padres también. Algo mejor que dejarlos a la intemperie. Algo que pudiese "salvarlos" del abandono. Creo que podríamos hacer mucho a respecto, ¿no? Bueno, ya me dirás.

Vilma Medina. 
Directora de Guía Infantil