miércoles, 8 de mayo de 2013

Tercer paso de los Alcohólicos Anónimos

El tercer paso de los alcohólicos enfrenta a la persona con una puerta que aun se encuentra cerrada bajo llave y la decisión de abrirla está en sus manos.

Ellos tienen la llave que es continuar trabajando en la fe que aceptaron tener en el segundo paso.

El programa de los doce pasos requiere una actitud positiva la cual elimine esa oposición a creer en la no existencia de un Poder superior.

El tercer paso trabaja en llevar a cabo esa acción de creer sin dudar.

Este paso a muchos les parece difícil y a algunos imposible.

Sin embargo una vez se toma la decisión de abrir esa puerta, sabemos que dependerá de nosotros volverla a cerrar.

La diferencia ahora está en que tenemos la llave para abrirla de nuevo.

El tercer paso, difícil pero no imposible

Para muchos alcohólicos este paso es muy difícil de tomar pues ellos saben que al abrir esa puerta de la fe están poniendo su vida en manos de un Ser Superior y está renunciando a su voluntad para hacer lo que ellos quiere.

Sienten que están perdiendo su independencia pero al mismo tiempo piensan que no hay otra salida para dejar de beber.

Su instinto de independencia les dice a gritos que no pierdan su voluntad pues se van a convertir en un cero a la izquierda.

Su ego se siente herido y tratan de muchas maneras de resistirse a entregar su voluntad a algo que es intangible como lo es el Ser Superior.

Examinemos por un momento esta idea de la dependencia de un factor externo a nuestra voluntad.

Tercer paso, las dudas asaltan al alcoholico

Los alcohólicos dudan en este paso pues sienten que nunca más van a gobernar su vida como lo han hecho hasta ese día.

Sin embargo una voz interna les dice que al poner su independencia en las manos de Dios su inteligencia y su lógica van a estar respaldadas por una fuerza extraordinaria que apoyará la de ellos propia para dejar de beber.

El alcohólico se enfrenta a la realidad y se da cuenta que su vida hasta ese momento ha sido horripilante, se miran al espejo y se asustan con su imagen.

Se ven rodeados de gente llena de ira o de temor hacia ellos.

Es ahí en el momento que la teoría de la autosuficiencia no tiene valor.

Sienten que esa autosuficiencia los llevará a la ruina total. Ahí es donde admiten su derrota y toma la decisión de poner sus vidas y su voluntad en manos de un Poder Superior.

Es ahí cuando se dan cuenta que la palabra dependencia que ellos tanto han rechazado es lo peor que existe para ellos.

Ellos dependen del alcohol y esa dependencia emocional es tan grabe y tan negativa que les causa mucho daño y no les trae ningún beneficio a sus vidas ni a las de sus familias.
La dependencia al alcohol se convierte en algo insoportable

Se dan cuenta que la dependencia al alcohol es insoportablemente dolorosa y dañina y que el depender de un Poder Superior no les producirá resultados negativos, todo los contrario los ayudará a no tomar más licor.

A partir del tercer paso, el alcohólico tiene que hacer ciertas decisiones para poder trabajar los otros pasos. Ahora debe cultivar su voluntad de seguir adelante.

Debe esforzarse y sujetarse a la voluntad del Poder Superior.

Una vez que el alcohólico llega a ciertas conclusiones de someterse a la voluntad de Dios y sujetarse, se le hará más fácil practicar el tercer paso.

En los momentos de desesperación emocional deben pedirle al Ser Superior tranquilidad y en la quietud de sus habitaciones pueden repetir la oración de la serenidad:

“Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia. Hágase tu voluntad y no la mía”.



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