lunes, 24 de febrero de 2014

El valor de los padres aún cuando estén divorciados

Las figuras materna y paterna se constituyen en los pilares del desarrollo físico-psíquico-social del niño, ya que la estimulación que brindan los padres a sus hijos en lo emocional y social acompañado de lo corporal en un ambiente de calma y seguridad posibilitan un crecimiento saludable.

Por lo tanto es fundamental la presencia y permanencia, en la vida de todo niño, de ambas figuras; cabe aquí una breve aclaración como verán hablamos de funciones, figuras, roles paternos porque en el caso de ausencia física real de uno de los padres no quiere decir que el niño no tendrá el modelo de esa figura paterna; sino que otro significativo para él podrá asumir con sus características ese rol.

Presencia y permanencia se refieren a que cada progenitor tiene que ejercer continuamente su rol, y pese a que estén separados o divorciados el vínculo paterno-filial no se interrumpe, las responsabilidades no cambian y con ellas continúan las alegrías que dan los hijos.

Esta situación, de separación o divorcio, afecta a los progenitores en tanto hombre y mujer; pero esto no concluye en ellos sino que se extiende a toda la familia por esto es muy importante que los padres puedan explicar a los hijos cual es el estado de la relación de pareja, explicación que debe adecuarse a la edad de los hijos tanto en el contenido como en la forma en que se les transmite, evitando reproches y quejas mutuas delante de los hijos o dar detalles propios de la pareja acerca de la causa de la separación; es conveniente que los hijos reciban un mensaje claro, sincero y único de ambos padres.

Esto permite preservar la imagen de padre y madre sin que los hijos tomen partido por alguno de los dos en la situación, y a su vez disminuye su ansiedad por lo que sucede entre ellos; entonces esta manera de sostener y contener a los hijos facilitará la situación cuando uno de los padres decida mudarse posibilitando una mejor elaboración de ese cambio familiar.

El progenitor que continúa viviendo con el/los niños tiene que tener en claro que el otro progenitor sigue estando, siendo padre y en consecuencia tiene que ser considerado en todo aquello que concierne a los hijos.

Los niños tienen que sentir la seguridad que cuentan con ambos progenitores, que no pierden al que se muda, dicha seguridad la brindan ambos padres con presencia y permanencia.

Y el padre que cambia de vivienda no tiene que olvidar que solamente cambia de lugar físico, pero no su rol y sus funciones psico-afectivas.

REM
Lic. María de los Ángeles Freire
Fuente: Delbebe

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