jueves, 30 de mayo de 2013

Mami, ¿cómo se hacen los bebés?

La pregunta nos coge desprevenidos. ¿Qué de dónde vienen los bebés? Pues... ¿qué le explicamos? ¿La historia de la cigüeña? ¿Le damos largas con la excusa de que es demasiado pequeño? A algunos padres les resulta muy embarazoso que sus hijos les hagan preguntas relacionadas con el sexo, pero es inevitable. Debemos concienciarnos de que hablar sobre el tema sin prejuicios es la mejor solución.
La mayoría de los padres nos ponemos nerviosos cuando nuestro hijo se acerca y nos dice: "Papá, ¿cómo se hacen los niños?". La situación es embarazosa, no sabes cómo contestar, y en la mayoría de las ocasiones tiendes a evitar el interrogante ("Cuando seas más mayor lo entenderás, ahora eres demasiado pequeño") o a contar cosas como "Papá le ha puesto una semillita a mamá". Este tipo de contestación no ayuda al niño. Lo mejor es dejar a un lado los prejuicios y prepararnos para cuando nuestro hijo plantee este tipo de dudas. Porque, tarde o temprano, lo hará.
No esperes a que él dé el primer paso, anticípate. Puedes utilizar situaciones cotidianas, como un programa de televisión o la llegada de un bebé a casa, para sacar el tema. Si muestras seguridad ante él, le darás confianza y contribuirás a que vea el sexo como un tema más de los que se tratan en casa.
Cuanto antes comencemos a hablarle de sexo, más fácil nos resultará y más tranquilos nos sentiremos. No existe una edad específica para abordar el tema, cualquier edad es buena. Lo que sí podemos hacer, desde los primeros meses de vida de nuestro hijo, es transmitirle una idea positiva y sin prejuicios del sexo. No hace falta esperar a que el niño tenga una comprensión amplia del lenguaje. Hay cosas que podemos explicar con nuestras propias actitudes.
Primeros meses de vida:
  • Los primeros meses de vida el niño se dedica a la exploración de su propio cuerpo a través del tacto o del gusto. El bebé experimenta una sensación muy agradable cuando su madre le da el pecho, y algo parecido ocurre cuando acaricia sus genitales. No le riñas si te das cuenta de que se está tocando porque es algo totalmente natural, necesita conocer su propio cuerpo. La sexualidad debe ser vista desde una perspectiva positiva, y cuanto antes tome conciencia de ello, mucho mejor.
Entre los dos y los tres años:
  • El niño está en plena exploración de su cuerpo, por lo que podemos enseñarle a nombrar cada una de sus partes, usando siempre los términos correctos. Es decir, hablaremos de pene en vez de "pito", porque sino, cuando le queramos explicar el nombre adecuado, le costará entender el cambio.
  • Necesita identificarse como niño o niña, hombre o mujer, de ahí que se fije en las figuras paterna y materna. Aprovechando esta curiosidad, y siempre que no suponga un inconveniente para ti, deja que te vea en la ducha para darle la oportunidad de observar las semejanzas o las diferencias entre ambos.
Niños de tres a cuatro años:
  • Su curiosidad por el cuerpo humano sigue creciendo. Ya no se conforma con saber cómo se llama cada una de las partes de su cuerpo, quiere saber más. Por ejemplo, por qué él tiene pene y su hermana no.
  • Es la edad de las preguntas "embarazosas", aquéllas que a los padres nos puede resultar más difícil contestar. Éstas son algunas de las posibles preguntas que te puede hacer y las respuestas que sería aconsejable dar (siempre partiendo de la verdad):
- "Papá, ¿por qué mamá tiene pechos grandes y tú no?"
- Porque mamá es una mujer, y las mujeres tienen los pechos más grandes para poder dar leche a sus bebés.
- "¿De dónde vienen los bebés?
- Crecen en la barriga de mamá hasta que se hacen grandes y avisan que quieren salir.
Niños entre cinco y seis años:
  • Quiere saber más todavía. Ahora querrá saber cómo ha llegado el bebé a la barriga de mamá. No te extrañe la pregunta:
    "¿Y cómo se ha metido ahí el hermanito?"
    Respuesta adecuada: Con la ayuda de papá.
    "¿Y cómo?".
    Pues juntándose mucho con mamá y poniendo su pene dentro de mi vagina, porque los papás se quieren mucho.
  • Las respuestas a estas preguntas ayudan a que el niño trate con naturalidad el tema. De esta manera, no temerá formular otras preguntas cuando se le planteen dudas.
Niños entre seis y ocho años:
  • Éstas son, al menos así lo creemos, las edades en que el diálogo con nuestros hijos puede resultar más difícil, ya que a estas edades no se muestran demasiado interesados por la sexualidad. Es típico ver en el patio del colegio a niños con niños y a niñas con niñas, sin mezclarse entre ellos. Curiosamente, y aunque nos pueda parecer contradictorio, comienzas a escuchar cosas como: "Mamá tengo novio, se llama Joel", y a la semana siguiente te puede decir: "Mamá, Javier dice que ya no quiere ser mi novio".
  • Éstas son las edades del pudor, a tu hijo le da vergüenza de que lo veas desnudo, siempre que va al cuarto de baño cierra la puerta…
  • A esta edad el niño ya conoce aspectos más íntimos de la sexualidad, sabe en qué consiste y de dónde vienen los niños. Quizá sea el momento de hablarle de otros temas relacionados con el sexo.
  • Puedes hablarle de los cambios que experimentará su cuerpo en un futuro próximo. Con estos conocimientos, vivirán estos cambios del crecimiento como algo natural, y eliminará los posibles miedos que puedan aparecer ante situaciones desconocidas. Por ejemplo, a las niñas se les podría empezar a hablar de la menstruación.
  • Se pueden abordar temas como: enfermedad del VIH, por qué los padres no se pueden quedar embarazados, cómo un bebé crece en el cuerpo de la mujer…
Debe quedar claro que el diálogo de la sexualidad no acaba aquí. Los niños más mayores también necesitan cierta información. Y, sobre todo, que se les aclaren muchas dudas.
Hablar de sexo con nuestros hijos no tiene por qué resultar una experiencia traumática. La clave está en ir haciéndolo poco a poco, a medida que va creciendo. De esta manera, el beneficio obtenido por ambas parte será mayor.


Ciara Molina García
Licenciada en Psicología


No hay comentarios:

Publicar un comentario